No me enamorare III

FECHA: 10/29/2015
Regina se quedo quieta y yo igual. Su sonrisa aun no dejaba su cara y sabia que no debía moverme si no quería que ella dejase de sonreír. Lo único que hice fue respirar, porque Regina tan cerca me robaba el aliento. Podría escribir un poema completo acerca de sus labios o sus ojos. Podría escribir un libro con todas las cualidades de Regina, ella se reía en si misma era fuente de una fuerte inspiración. Tanto me había emocionado que quería quitarla de encima de mi e ir a escribir sobre ella.
-       ¿Sabes que no puedo gustarte, verdad? –me preguntó de la nada… me quede fría.
Aun así conteste
-       ¿Por qué no? –le pregunte
-       Porque no va a funcionar. Tú y yo…realmente no encajamos
-       ¿Y te crees esa estupidez de que cada quien tiene un tipo de persona con la que encajar? –me levante, apoyándome sobre mis codos para tratar de verla más de cerca-. Cuando se quiere estar con alguien, se busca la manera de superar las diferencias, de aceptarlas y ponerlas a un lado… ¿qué si no encajamos? ¿no te has dado cuenta de que en pocos malditos días me has llegado a gustar? ¡Es lo mas loco del mundo!
-       Muy loco
-       Es decir ¿cómo es posible? Eres mala conmigo
-       Lo soy.
-       Me golpeas.
-       A veces eres débil… lo hago, si.
-       Y me gustas
-       Tú también…
-       ¿Qué?
Me detuve un momento a mirarla, con el ceño fruncido. Ella parecía preocupada, frunciendo el ceño también pero no enojada… solo me miraba como si supiera que esto era algo malo que no debía ser. Tenia muy claro para mi misma que así era, pero no podía evitarlo… no es como que uno le dice al cerebro “ni pienses en esa chica, no la veas, no es para ti”. El instinto quiere lo que quiere y a veces lo tiene… otras veces no. Con Regina parecía ser un rotundo no a todo lo que propusiera… sin embargo, ella había dicho lo que creo que había dicho
-       También me gustas –murmuró-. Súper loco ¿no lo crees?
Ambas nos reímos incómodamente
-       Súper… súper loco –suspiré- … no lo entiendo
-       Pensé que solo era algo que te ibas a inventar para ti misma- me dijo, cruzándose de brazos
Ella aun estaba sobre mi y yo cada vez mas ansiosa. Es decir… chica, si vas a estar ahí todo el dia no te sorprendas luego.
-       Lo era… no es mi culpa que se haya convertido en algo mas –resoplé-. Pensé que me tenias no se asco
-       Yo nunca dije eso, Sam
Regina paso los dedos detrás de mis orejas. Estaba actuando tan extraño… pero sabia que ella volvería en cualquier momento. Me sorprendió bastante cuando un minuto luego de manosear mi oreja se inclino y me beso. No pude reaccionar tan rápido… simplemente me quede ahí; con los ojos bien abiertos, los labios inmóviles y el corazón galopeando dentro de mi como si estuviese tratando de salir por mi boca… luego de un segundo correspondí, de la manera mas torpe e incomoda posible. Inmediatamente luego ella se levanto, se acomodo las mangas de su suéter, me miro por un minuto… asintió y salió de mi habitación.
¿Qué significaba? Ni la mas mínima idea.
Después de un rato llegaron todos a casa y Abu como siempre gritando para que bajáramos a cenar. Para cuando baje las escaleras ella estaba en la mesa, riendo con Abu. Con que es así como te ves cuando me has besado y luego huido… como si nada pasara malditamente nada.
Ni si quiera me dirigió la mirada, simplemente comió de la caja de comida china con mirada clavada en ella. Por un momento olvide que odiaba el arroz chino y me comí un tazón entero. Regina había dejado defectuosas a mis papilas gustativas, solo me recordaba a ella. Y es que no fue cualquier besito, fue un beso completo… ponerme a pensar en ello estándome en la mesa no era lo mejor. Regina seguía ignorándome, no importo cuando la mirarse. Me di por vencida cuando papá me envió a sacar la basura. Me quedé afuera por un minuto. Pensé que Abu venia a buscarme cuando la puerta se abrió pero cuando escuche ese caminar firme hacia mi supe que no era Abu. No se que estaba haciendo allí, tal vez venia a patearme para terminar de herirme.
-       Lo siento- susurró Regina a mis espaldas
Estaba haciendo frio y yo traía una chamarra
-       ¿Por qué exactamente? –interrogué sin darme la vuelta
-       Por haberme ido –Regina puso la mano sobre mi hombro-. No fue la mejor reacción
-       Definitivamente no lo fue –me reí- ¿Por qué lo hiciste para empezar?
-       No lo sé, porque quise hacerlo –me gire a verla-. Era verdad lo de que me gustas, si lo haces… no se porque, no eres del tipo de personas que me gustan, pero el punto es que me gustas y aunque es malditamente raro, no me molesta
-       A mi tampoco me molesta que me gustes y no espero realmente un romance de película pero me habría gustado algunas palabras luego del beso
Regina sonrió y se acerco con las manos metidas en los bolsillos.
-       ¿Qué querías que dijera?
Hice una mueca con mi boca y me encogí de hombros
-       No lo se, al  menos un “Oh Dios, Sam, eres maravillosa” o por el estilo.
Ella se acerco más y saco sus manos, poniéndolas sobre mis hombros.
-       Eres maravillosa… aunque sea realmente raro admitirlo, Sam –me dijo-. Yo no lo soy tanto y pienso que… deberíamos olvidar lo que paso.
-       Si es lo que quieres
-       No te enojes conmigo
-       No estoy enojada, solo decepcionada, Regina
Ella bajo sus manos y suspiro. Se inclino y me beso la mejilla antes de susurrar un “buenas noches” que era en vano puesto que yo realmente no dormiría. Así que saque mi celular y llame a Ro, le dije que viniera por mi para una salida de media noche. En diez minutos estaba Ro estacionado frente a mi casa. Sin decir nada corrí y me metí al auto. Le avisaría a mi padre luego por un mensaje, no creo que realmente le importe. Después de haber pasado a una tienda a comprar cualquier tipo de dulces, Ro tomo dos paquetes grandes de doritos y me los lanzo. Me miro y sonrió de lado.
-       Tienes algo –me dijo-. Habla Sam, no seas una nena asustada con esa cara larga. Cuéntame que sucedió
-       Bese a Regina- solté
-       Si claro –me tiro un paquete de chetos también-. Ya quisieras, Sam
-       Lo juro Ro, es en serio. De verdad me beso
-       No eres de su tipo o bueno ella no es de tu tipo
-       Sabes que no tengo un tipo
-       Claro, cuando se tiene un record de citas como el tuyo, tener un tipo de chica es un lujo –murmuró lo suficientemente fuerte para que lo escuchara
Le di un empujón
-       ¿Estas insinuando que soy fea?
-       Yo no he dicho eso, carajo, Sam, siempre lo manipulas todo
-       ¿Ahora soy manipuladora? –no voy a mentir… fue un golpe bajo- ¡Tu nunca me dices lo que piensas!
-       ¡Te lo acabo de decir! –alzo la voz
estábamos conscientes de que llamábamos la atención, pero no era algo nuevo. Los consumidores nocturnos de la tienda siempre presencian peleas matrimoniales entre Ro y yo. Desde que vamos a comprar y porque lo compramos.
-       Si, es que lo has dejado todo claro; soy fea, manipuladora ¡Y ahora también sorda! –conteste
-       ¡Yo no he dicho eso, carajo!
En fin, Ro siguió convenciéndome que lo que yo había entendido no era lo real. Eran las dos de la mañana cuando Ro me dejo en casa y me dije a mi misma que no iría a la uni, necesitaba guardar fuerzas porque se acercaba el cumpleaños de Ro y obviamente haría una gran fiesta. Subí las escaleras y camine por el pasillo oscuro. Cuando abrí la puerta de mi habitación, tratando de no hacer ruido, el sonido de la puerta de la habitación de Regina me hace saltar. Mi corazón comenzó a latir como loco.
-       ¿Qué demonios te pasa? ¡Casi me matas de un susto! –le susurro a Regina que esta parada frente a mi con los brazos cruzados.
-       ¿Dónde estabas? –cierro un poco la puerta-. No te vi entrar de nuevo
-       Con Ro ¿vale?
-       ¿A esta hora?
-       Nuestra amistad es de altas horas de la noche, Regina –le digo-. ¿No te lo había dicho?, Mañana o mejor dicho al rato no iré a la uni, escucha, será la fiesta de Ro, ¿gustas ir?
-       Es una cita, ¿Sam? –pregunto alzando una ceja
-       No es una cita pero podría funcionar como algo así ¿no crees?
Regina sonrió cínicamente
-       Como quieras, Sam
Fue lo ultimo que me dijo antes de volver a la habitación. Viniendo de Regina, eso era definitivamente un tal vez no asegurado, sin ilusiones.
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