Mi adorable novia Virginia (X) – En casa de mis padres

FECHA: 8/09/2013

Mi novia Virginia iba a venir a casa de mis padres y a conocer a la mayor parte de mi familia. Aunque ya la había presentado a mis padres, ella nunca había estado en su casa. Hoy venían mis tíos y mis primos a comer y sería un buen día para anunciar nuestra boda. La verdad es que yo estaba muy nervioso por qué les iba a parecer mi novia. Cuando la pasé a recoger y la vi aparecer, mis nervios desaparecieron por completo. Estaba radiante, espléndida! Llevaba un vestidito verde claro, muy sencillo, que le hacía todavía más guapa y esbelta. Cómo no iba a gustar a mi familia?
- Virginia, estás guapísima! – exclamé cuando subió al coche sin poder dejar de mirar sus muslos, que mostró completamente a causa del vestido extremadamente corto.
- Oh, gracias amorcito! Te gusta este vestido?
- Me gustas tú, Virginia! Eres un cielo! Y el vestido es muy bonito, sí!
- Bueno, es que quiero gustar a tu familia y he pensado que este vestido es lindo.
- Es muy, muy bonito, sí. Aunque quizá un poco corto, no? – mirándole los muslos y, por un momento, las braguitas, blancas, que aparecieron por debajo del vestido.
- Estamos en verano, Juan! Y con este calor! – contestó bajándose la falda. Vaya, se había dado cuenta que le miraba las braguitas! Ahora tomaría precauciones y no se la podría mirar más! Pero el estirar el vestido para abajó, provocó que el escote se hiciera mayor.
- Oye, Virginia, no crees que este vestido es demasiado escotado?
- Pero, es que… no decías que el vestido es bonito? Juan!
- No, sí me gusta mucho, pero, no sé, mi familia…
- Va, Juan, seguro que les va a gustar, no te preocupes! Venga, dame un besito! Y deja de mirarme el pecho, por favor, pillín! – dijo pícaramente acercándome su mejilla izquierda.
Al llegar a casa de mis padres, mi madre nos vino a recibir, muy amable y afectuosa: – Virginia, Juan! Por fin llegasteis, mira que sois los últimos. Ya tenemos a toda la familia en casa. Hija, estás guapísima! Que vestido más elegante! Ven, dame dos besos! Mira, te presento: este es José, bueno, Pepito, mi hermano. Ella es Susana, mi cuñada, como una hermana para mí. Y estos son Valentín y Diego, mis sobrinos. Y aquí tienes a Marisa, mi hermana, y a Jorge, su esposo. Ah, y David y Graci, su hijo y su mujer, mis sobrinos. Y este es mi padre, Javier, que no oye muy bien, pobre. Bueno, y a mi marido ya lo conoces, eh?
Mi novia fue saludando y besando amablemente a todos los miembros de mi familia. Nos dispusimos a tomar un aperitivo que mis padres habían dispuesto en una mesa en el jardín. Todos querían estar cerca de mi Virginia, por la novedad, claro, y por su simpatía. Pillé desprevenido a mi primo Diego, mirándole el escote: – Oye, Diego, a ver si te vas a quedar ciego!
- Oh, ah, no, no, Juanito, miraba el vestido de tu novia, que es muy bonito!
- Ya, ya. Va, come patatitas y cortezas, pero no a Virginia con los ojos!
- No, no, de verdad que no le miraba nada! – contestó Diego, sonrojado. Él es muy joven y no es raro que quedara prendado de la belleza de mi novia.
- Oye, Virginia, tus zapatos son muy bonitos. Aunque tan altos! Yo no sabría llevar un tacón así!
- Gracias, Graci! Todo es acostumbrarse. Ya ves que no soy demasiado alta y así, con estos zapatos, quedo como más esbelta.
- Sí, quedas muy bien, prima, se te ve muy bien! – dijo David, admirando el culo de mi novia, muy realzado a causa de los zapatos altos.
- Pero unos talones tan altos, deben saberse llevar. Tú, Virginia, andas muy elegante con ellos. – explica la tía Marisa.
- Gracias, Marisa, ya digo, es la costumbre!
Después del pica-pica, entramos en el comedor a tomar el almuerzo. No sé cómo, pero en un momento vi que, como buitres, mis primos Valentín y Diego se sentaban al lado de mi novia. Vaya! A mí me tocó al lado del abuelo y de mi padre! Vi como Virginia charlaba animadamente toda la comida. Por lo menos veía que la chica se lo pasaba bien con mi familia. No paraba de sonreír a derecha y a izquierda y todos la trataban muy afectuosamente. Que descanso ver que les gustaba!
A David, que se sentaba delante de Virginia, se le cayó el tenedor y al recogerlo, no pudo más que ver las braguitas de mi novia bajo la mesa. Con eso que, al levantarse, se dio un buen golpe. Todo el mundo se rió de él! – Ay, pues me he hecho daño, eh? No os riais, ya está bien! – pero pensaba que había valido la pena! La cuestión es que durante la comida se le cayó otra vez el tenedor y la cucharita para el helado: – Vaya despiste llevo encima, jejejeje, soy patoso! – dijo pensando que quizá se notaría demasiado si volvía a dejar caer algo distraídamente; juraría que al recoger la cuchara vio que mi novia había abierto la piernas para mostrarle mejor sus braguitas: se habría dado cuenta que él la miraba por debajo de la mesa? No, sería una casualidad, claro.
- A ver, David, para ya de tirar los cubiertos, anda! – le dijo simpáticamente su mujer y todos nos reímos de él.
Virginia se sorprendió cuando Valentín le puso la mano en el muslo, por debajo de la mesa. Miró fijamente a mi primo y dejó de sonreír, pero él no apartó la mano. Ella pensó que era un descarado pero que mejor no decir nada para no armar un follón. Decidió disimular y apartarle la mano, pero él no cedía. Bueno, pensó que ya aclararía luego las cosa con él, que era un maleducado. Enseguida se sorprendió al notar una segunda mano, esta vez sobre el otro muslo. Era el jovencito Diego. Al ver lo que hacía su hermano, se atrevió también él. Ella le miró enfadada, pero él no dejó su muslo. Ella se sentía violenta, aunque no sabía qué hacer. Yo, mientras, hablaba de fútbol con mi abuelo y con mi padre. Diego se animó al ver que mi novia no decía nada y subió un poquito la mano bajo el vestido. Al ser tan corto, enseguida se encontró con las braguitas de Virginia. Tan atrevido es que puso un par de dedos bajo ellas, pero entonces sí que mi novia apartó de un manotazo la mano de mi primo. Pero Valentín tomó ejemplo de su hermano menor e hizo lo mismo: levantó decidido el vestido de Virginia y bajó unos centímetros sus braguitas. Aprovechando que la chica se giró enfadada hacia su hermano mayor, Diego volvió a levantarle un poco el vestido y bajar también la parte derecha de las braguitas. A David le cayó la cucharita para el café bajo la mesa y, claro, lo que vio le dejó de piedra: sus primos tocaban descaradamente a mi novia por debajo de la mesa y ella no decía nada, se dejaba hacer! Pero no decían todos que es tan puritana y que todavía es virgen! Pues quién lo iba a decir! Vaya con su futura primita!
- Oye, David, te vas a quedar ahí debajo toda la tarde? Jajajaja! – reía su mujer Graci.
- Es que… es que… no encontraba la cucharilla, mujer! – dijo él mirando a Valentín y al jovencito Diego, que le guiñaron un ojo.
Virginia se levantó de golpe y preguntó dónde estaba el baño. Valentín se ofreció a acompañarla, ante el sonrojo de ella, pero Graci dijo que ya iba con ella, que también debía ir al lavabo. Todos admiraron la silueta de mi novia al alejarse elegantemente de la mesa, acompañada de mi prima.
- Vaya, con esos dos gamberros descarados! Si se lo digo a Juan, le voy a dar un buen disgusto! Mejor guardar el secreto, pero esos a mí no me van a ver más! Huy, pero si tengo las braguitas algo húmedas! Serán cabrones!?
- Ven al jardín, Virginia! Mira, vamos un ratito ahí fuera, que se está muy bien. Y si alguien se anima, puede tomar un baño en la piscina.
- Yo sí me bañaré, tía, que tengo un calor! – dijo contento Diego, con picardía, mirando a Virginia fijamente!
- Yo también estoy sofocado, tía! – gritó Valentín, también mirando con descaro los muslos de mi novia.
- Pues yo no tardaré nada en bañarme, que no aguanto tanto calor – dijo David guiñando un ojo a mi novia y observándole el pecho.
- Y tú, Virginia, no tienes calor? Se te ven las mejillas muy coloraditas! – dijo mi madre amablemente.
- Bueno, sí, algo de calor tengo, sí. Pero… no traje bañador.
- Por eso no te preocupes, primita. Aquí te puedes bañar desnuda, que todos somos de la familia! – contestó Valentín riéndose.
- Valentín, no digas tonterías! – contesté yo, algo enfadado. – aquí nunca nadie nos bañamos desnudos!
- Virginia, si quieres, yo te puedo dejar un bañador – dijo afablemente mi prima Graci. – Como a menudo venimos aquí a la piscina, siempre dejo aquí biquinis y bañadores. Podrás escoger. Aunque no sé si serán de tu talla…
- Gracias, Graci, eres muy amable! – dijo mirando enfadada a Valentín – No sé, pues quizá sí que me bañe, que estoy muy acalorada!
- Claro que sí, hija, aprovecha que tenemos piscina!
Graci acompañó a Virginia a una habitación y le mostró cuatro bañadores y tres biquinis: – Prueba los que te gusten más, a ver si alguno te va bien, Virginia. Yo me voy al jardín, ya saldrás cuando estés, te dejo tranquila.
- Oh, son muy bonitos, Graci!
Mi novia fue observando cada prenda. La verdad era que todos eran muy majos. Pero temía que no fueran de su talla. Aunque ella y Graci eran más o menos igual de altas, mi novia tenía más pecho y difícilmente le cabría en la parte de arriba. – Bueno, probaré, a ver si hay suerte!
Cuando se disponía a quitarse el vestidito, vio que había una ventana en la habitación y se dio cuenta que daba al jardín. Los primos Diego y Valentín, así como David, miraban fijamente hacia la ventana. Ella corrió enseguida a bajar la persiana para estar más tranquila. Se dispuso a probarse un bañador azul claro, muy bonito. Se quitó el vestido, luego el sostén y finalmente las braguitas. Aunque el bañador le entró bien, casi mostraba todo el pecho. La verdad es que quedaba muy sexy, pero evidentemente no era lo más apropiado para la piscina de sus futuros suegros. Y sobre todo con los descarados de sus futuros primos. Se lo quitó y se dio cuenta que había mojado un poquito la parte de abajo: – Vaya, qué va a pensar Graci!? Bueno, en fin.
Se probó un biquini amarillo muy bonito. Las braguitas le quedaban estupendas. Pero se disgustó al ver que no había manera que el pecho le cupiera en la parte de arriba. Es más, mostraba algo de aureola y, casi, el pezón: – Vaya, y mira que es bonito! Si estuviera sólo con Juan y ya estuviéramos casados, este sería perfecto. Pero, imagínate con los primos aquí en la piscina! Cómo se iban a poner! Huy, vaya, estoy mojando estas braguitas también! Me las quito enseguida! No puedo devolverle así los bañadores a Graci! Quizá si lamo un poco las braguitas y luego dejo que se seque la saliva… a ver… hum… está rico, la verdad…
Oyó que uno de los primos decía: – Voy a cambiarme, que me voy a bañar, tíos!
- Muy bien, muy bien. Y vosotros, no?
- Bueno, quizá luego…
- Hola, prima! Oh, pero qué estás haciendo? Lames las braguitas de Graci? Es que te quedaste con hambre? – dijo sorprendido Valentín entrando de golpe en la habitación donde sabía que estaba mi novia.
- Eh? Fuera de aquí! Que me estoy cambiando!
- Oye, la parte de arriba del biquini te queda muy bien! No busques más! Y la de abajo… pues no sé porque no la llevas puesta!
- Te digo que te marches ya o voy a gritar! – amenazó mi novia, cubriéndose el sexo con la mano que tenía libre y el pecho con la que llevaba las braguitas.
- No, no, no te enfades! Oye que vamos a ser primos! Ya me voy! Pero déjame verte un momento, va!
- Fuera o grito ahora mismo!
- Adiós, te espero en la piscina!
- Adiós, vete, así! Vaya, que descarado es este Valentín! Y yo, caliente como una mona! He dejado la mano empapada! – y Virginia empezó a lamer los dedos húmedos con su flujo. – Está rico!
Se quitó el minúsculo biquini y se probó uno colorado. Aunque en este caso el pecho le quedaba bastante cubierto, la parte de abajo era tipo tanga. No podía salir así ante los tíos y los primos. No, si, al final tendría que abandonar la idea de bañarse. O hacerlo desnuda. No, eso sí que era imposible! Se dio cuenta que tenía que lamer también el tanga colorado porque estaba empapado. Por suerte, vio que su flujo le gustaba. Luego se probó un bañador negro, tipo nadadora, pero no había manera de caber dentro. Después de lamerlo bien, intentó ponerse un bañador estampado muy vivo y otro color blanco con unos volantes. Pero no había manera! Su pecho perfecto era demasiado grande para esos bañadores! Ya sólo quedaba un biquini para probar. Lo dejó para el final porque ya se había dado cuenta que el sostén era minúsculo, para un pecho casi de niña. La verdad era que el biquini era muy bonito. La braguita verde, tipo culotte, le quedaba de muerte! A ver, si con un poco de suerte… Se puso el sostén. Se miró en el espejo. Estaba radiante, perfecta! Pero, ay! Una buena parte del pezón sobresalía por arriba y los pechos aparecían por debajo y por los lados: – Como me vieran así los primos! – Sólo de pensarlo, se calentaba. Al darse cuenta se quitó enseguida la braguita y empezó a lamerla al verla tan empapada. Oyó alguien tras la puerta! Gritó: – Valentín! Qué te dije?
- Siento decepcionarte, prima! No soy Valentín! – dijo sonriendo astutamente David.
- David, qué haces aquí? Me estoy cambiando, sal por favor.
- Virginia, este sostén te queda de muerte! Mucho mejor que a mi mujer!
- David, pero… vete por favor!
- Espera, solo un momento! Veo que estás lamiendo las braguitas… Ven, te ayudo! Dame!
- No, no, vete ya! Que estoy desnuda!
- Bueno, eso no es malo cuando se tiene un cuerpo tan perfecto! – dijo David relamiéndose y mirando a mi novia, que apenas se cubría como podía.
- O te vas ahora mismo o voy a gritar! Verás cómo se pondrá tu mujer! Y mi novio!
- Deja a mi mujer en paz. Y tu novio está durmiendo en la tumbona, tranquila!
- Grito ahora mismo! Ya!
- Por mí, grita! Pero no soy tonto! Vi cómo te dejabas manosear bajo la mesa en la comida!
- Pero… cómo? No, no es cierto! Pero qué dices!?
- Sí, no te hagas la ingenua! Vi como mis dos primos te tocaban! Y cuando tú te diste cuenta de que yo miraba, abriste más las piernas, para que te viera mejor!
- Eso es mentira! Pero qué te has creído?! Fuera!
- Mira, o te callas ya o soy yo que despierto a Juan y les cuento a todos lo que hiciste en la comida! Y no lo podrás negar, porque Valentín y Dieguito dirán que es cierto!
- No, por favor, eso no, qué iban a pensar? Pobre Juan!
- Vale, tranquila, mira, pórtate bien conmigo y ya está. No grites, vale? Y, por favor, aparta la mano de tus pechos, que para eso llevas la parte de arriba del biquini. Muy bien, así. Te queda muy bien! Sabes? Tienes unas aureolas muy bonitas. Y unas tetas… uau!
- Gracias, David! Vale, ya está, y ahora vete!
- Vale, enseguida! Sólo una cosa y ya está. Dame las braguitas, déjame probar si saben bien. A ver… oh, hum… están riquísimas… este no es el flujo de mi mujer… oye, tienes muy buen sabor! A ver, aparta la mano de tu coño!
- Pero que dices? No, ya está, fuera!
- Va, solo quiero verte un momento y me voy, de verdad!
- Si es así…
- Hija, pero si estás completamente rasurada! Qué bonito!
- Gracias, eres amable. Ya está!
- A ver, acércame tu mano! Hum, está húmeda! Qué bien huele! Déjame probar… oh, que rico!
Al sentir la lengua de David en su mano, mi novia se calentó todavía más. Al notarse tan húmeda, se tapó la vulva con la otra mano. Al darse cuenta David, le tomó también esa mano y se la lamió y besó con fervor. Pero ella seguía calentándose y rezumando jugo.
- Prima, veo que eres una chica muy caliente! Así no vamos a solucionarlo. Huy, pero si estás dejando gotitas en el suelo!
- Claro, porque me tienes las dos manos cogidas y no me puedo cubrir! Va, déjame!
- Te dejo, prima, te dejo. Gracias!
- No, si… gracias a ti!
Al quedarse sola tuvo un sentimiento de tristeza y de abandono. Que amable que había estado David con ella. Bueno, tenía que salir ya! Se volvería a vestir y diría que al final no se iba a bañar, que no había ningún bañador que le sentara bien. Pero antes… estaba tan caliente! Olió sus manos y notó a David en ellas. Las lamió y saboreó su flujo mezclado con la saliva de su futuro primo. Estaban muy buenas! Se tocó suavemente el clítoris y se metió los cinco dedos en la vagina. Empezó a masturbarse. Se miró al espejo y vio que estaba a cien. Pero también que aparecía una figura tras ella!
- Mira, primita, que traigo refuerzos!
Era David! Y tras él, Valentín, que dijo: – Caray, Virginia, este biquini te queda todavía mejor que el amarillo! – y le miraba fijamente el pecho.
- Oh, pero, qué hacéis aquí? Fuera, fuera! O me pongo a gritar!
- Prima, prima, tranquila! No te conviene gritar! A ver, así, desnuda, con nosotros aquí contigo! Y tan húmeda como estás! Y además les contaríamos lo que hiciste durante la comida!
- Yo? Pero si no hice nada malo!
- Bueno, Virginia, la verdad es que dejaste que te tocáramos mi hermano y yo por debajo de la mesa! Y un buen rato!
- Sí, yo lo vi! Y además, te abriste de piernas cuando te diste cuenta de que yo te miraba por debajo de la mesa!
- Eso no es verdad! No!
- Mira, Virginia! Tranquila! Hemos venido a ayudarte! Yo solo no podía! Ahora, con Valentín, verá cómo te secamos y no debes preocuparte. Mira, Valentín, cógele las dos manos! Sécalas con la lengua! Verás que saben muy bien!
- Hum, sí, están muy ricas!
Y yo, Virginia, te ayudaré también. Mira, Valentín, como está chorreando!
- Prima, es verdad! Estás vertiendo gotitas en el suelo!
- Es que, es verdad, qué vergüenza! – exclamó sonrojada mi novia.
- Venga, no te preocupes! Yo te ayudo! Mira! Abre un poquito las piernas! Ves? – dijo David lamiendo la vulva a mi novia. – Estás muy buena! A ver, deja que te abra un poquito el chochito, hum, está muy húmedo y caliente! Deja que te meta la lengua y te lo seque! Hum, así, buena chica!
- Va, va, por favor, ya está! Dejadme tranquila! Va!
- Sus manos ya están más secas, David!
- Vale, muy bien, Valentín! Pues mira, ayúdame con su coño, que yo solo no doy abasto!
- No, no, pero… qué? Va… ay!
Ambos hombres en cuclillas lamían la vulva de mi novia, le introducían las dos lenguas… hasta que ella explotó en un sonoro orgasmo! David se levantó enseguida para taparle la boca y que no gritara de placer y no se enteraran en el jardín.
- Huy, ha sido extraordinario, David! – dijo Valentín todavía admirando la vulva de Virginia!
- Sí, Valentín! Tendremos una prima extraordinaria en la familia! Te gustó, Virginia?
- La verdad es que sí, mucho! Estaba muy caliente. Os lo agradezco. Y ahora, os vais y ya salgo enseguida.
- Si quieres, todavía te podemos ayudar más, prima! – dijo pícaramente David, señalando un bulto en su pantalón
- Sí, yo también te puedo ayudar, primita! – exclamó Valentín mostrando un paquete abultado en su bañador.
Ella contestó: – No, no, por favor, ya basta! Os vais ya!
- Bueno, ya nos dijo Juan que queréis casaros siendo ambos vírgenes!
- Ah, eso os dijo? Bueno, sí, esa es la verdad, es nuestra ilusión.
- Y la respetamos, primita! De acuerdo, pues nos vamos. Aunque mira como me dejas! – dijo David y se abrió la bragueta sacándose su pene totalmente erecto.
- Oh! – no pudo evitar exclamar mi novia al ver una verga enorme.
- Vale, como quieras, Virginia! Nos vamos!
- Esperad, esperad, David!
- No, no, eres virgen y quieres seguir siéndolo, Virginia. Le debemos un respeto a Juan.
- Sí, le quiero mucho. Pero, es que… – y no dejaba de mirar el pene de David – bueno, puedo seguir siendo virgen… pero… ven, ven, David, por favor, no te vayas!
Virginia agarra la verga de mi primo y empieza a masturbarla. Enseguida la coge también con la otra mano. Se sorprende al ver que todavía crece más y se hace también más gruesa.
- Pero, esto es increíble! Menudo pollón! Lo quiero, hum, que bueno! Te lo puedo comer?
- Por favor, sí, estaba deseando que me la chuparas! Tómala, tómala toda si puedes, prima!
Y Virginia se la tragó toda de un golpe hasta casi ahogarse. La besó, la mordisqueó, se la chupó!
Mientras, Valentín se había sacado su pene y se masturbaba ante la chica. Ella, al verlo, le dijo que se le acercara. Le tomó la verga con las dos manos y se la aproximó al pecho. Se la metió en el escote y le hizo una buena cubana, entre sus pechos perfectos. Valentín se sentía en el cielo. En esas que Virginia nota que algo le toca la vulva. Ve que es el joven Diego. Con el pene en la mano, está intentando penetrar a la chica. Su hermano Valentín, al verlo, le dice: – No, Diego! Qué haces aquí? Verás cómo se enteren los papas!
- Es que al ver que tardabais tanto, me dijeron que viniera a ver qué pasaba! Y, al veros así, mira como estoy! – y muestra a todos su pene inhiesto.
- Bueno, Virginia, qué te parece? Se puede quedar el chico?
Ella, admirando también el buen tamaño de la verga del joven, dice, con el enorme pene de David en la boca: – Sí, sí que se quede! Mira, ven, chaval!
Él se acerca a Virginia y esta le toma el pene con una mano y empieza a masturbarlo. Enseguida el joven eyacula en la cara de la chica. Al verlo su hermano, no puede más y también tiene un orgasmo en el pecho de mi novia. Ella, casi sin que se pueda entender, dice: – Oh, has manchado el biquini de Graci! A ver, Valentín, quítamelo, que lo voy a lamer para limpiarlo!
Cuando Valentín le quita el sostén, aparecen rotundos los pechos de Virginia. El joven Diego se empalma en un momento: – Oh, qué tetas tan bonitas y grandes!
Ella dice: – Diego, quieres comérmelas un poquito?
Él, con algo de reparo, dice: – Es que están llenas de leche, prima.
- Ah, sí, claro. Pero si está muy rica. Mira! – recoge algo de lefa con un dedo y lo saborea, sacando la lengua, aún con el pene de David, que no para de follarle la boca. – Mira, ven, Diego, pon tu polla aquí, entre las tetas, así, hum, ves? Así te gusta?
- Sí, Virginia, uau!
- Ven, Valentín, acércate, que veo que ya vuelves a estar empalmado – dice la chica agarrando el pene de mi primo y masturbándole con una mano.
- Ay, Virginia, ay, huy, yo ya acabo, ay! – grita David – Ua, ua, dios!
La explosión de semen en la boca de mi novia es tal que le rezuma por los labios y se calienta tanto que la lleva al éxtasis en otro orgasmo. El joven Diego vuelve a explotar, ahora en los bonitos pechos de la chica, y junta su semen al de su hermano. Este también eyacula en la mano de Virginia que, cuando se da cuenta, apunta el pene hacia su cara y, especialmente, sus labios. Enseguida se relame y se va limpiando del sabroso jugo. Toma el sostén verde y empieza a lamerle el semen: – Que bueno que está! Espero que quede limpito!
David se acerca a la ventana, y a través de la persiana, se asegura que todo el mundo está en el jardín y nadie sospecha nada. Ve como yo estoy completamente dormido. Mientras, mi novia limpia con la lengua el semen del biquini de Graci. Cuando ya no queda, va recogiendo más de sus tetas totalmente empapadas. David coge las braguitas de Virginia, las acerca a su vulva y las empapa con su flujo. Luego las huele y lame con fruición. Sus primos siguen su ejemplo y humedecen los biquinis de Graci en el sexo de mi novia y los limpian ávidos.
- Pero que buena estás!
- Vuestro semen también es muy rico! Gracias, primos! Pero no vayáis a decirle nada a nadie!
- Tranquila, primita, nunca nadie lo sabrá!
- Habéis sido muy buenos conmigo! Os lo agradezco!
- Para eso estamos la familia, Virginia!
- Lástima que no quieras dejar de ser virgen, que si no…
- No, eso, no, se lo debo a Juan!
- Ya, pero, mira como estoy!
Virginia ya se había dado cuenta que David volvía a tener su gran pene totalmente empinado: – Sí, ya veo, David. Pero… hum… la verdad es que… mira, espera…!
La chica da la espalda a sus futuros primos, se pone a cuatro patas y les muestra el culo contorneándose. Los hombres se dan cuenta que su vulva vuelve a rezumar. David tiene una gran tentación de penetrarla, pero no quiere traicionar a su primo. Así y todo se acerca. Le huele la vulva y se la lame. Los otros dos primos le cogen las tetas y, ya bien limpias, se las maman con placer. Ella suspira y emite pequeños gemidos. No para de llenar la boca de David con su flujo. Él no puede más y acerca su pene a la vulva de mi novia. Ella se da cuenta que no puede follar con mi primo porque la familia sabría que dejó de ser virgen. Entonces tiene una idea. Aparta el pene de David y introduce un par de dedos en su vagina. Luego se los introduce en el ano. Él lo mira sorprendido. Se da cuenta que, lástima!, el agujerito de mi novia es muy pequeño. Ella repite la operación con todos los dedos. Va metiendo y sacando ya media mano de su culo. La va humedeciendo en su vulva. Separa los dedos y engrandece el ano. David ve esperanzado que el agujerito se va ampliando para él. Ella gira la cabeza hacía mi primo y le dice, pícaramente, que sí. Él no se hace de rogar y apunta su pene hacia el ano de la chica. Primero introduce toda la punta, que entra milagrosamente, y de un golpe, la penetra totalmente. Cuando los primos se dan cuenta dicen, sorprendidos: – Pero si te está dando por el culo!
- Sí, uau, y me gusta! Que pasada! Si queréis, vosotros también me podéis dar por el culo luego!
- Oh, sí, oh! – Y acercan sus penes a la boca de Virginia. Ella se da cuenta de que están muy calientes y se los introduce en la boca. Los mama con gusto. Los dos chicos están en la gloria. David bombea enérgicamente el culo de la chica, que está en pompa para él. Ella se siente en el cielo. Los tres hombres eyaculan en la joven y ella tiene un orgasmo salvaje. No pueden evitar gritar extasiados!
- Pero, qué pasa aquí? – Exclaman mis tíos José y Jorge, sorprendidos en el umbral de la habitación.
- Papá! – dice David!
- Papá! – gritan Valentín y Diego.
- Oh, que vergüenza! – dice Virginia, todavía a cuatro patas y con la verga de David en el culo y las de los otros primos en la boca!
- Papá, no es lo que parece! Es que la chica está muy buena, iba muy caliente… – se excusa David.
- Papá, ya en la comida nos excitó, hizo que le tocáramos los muslos, por debajo de la mesa, las braguitas, el coñito…
- Oh, pero, seréis mentirosos – se defiende Virginia, aunque apenas se le entiende con los dos penes en la boca.
- Nos sabe mal por Juan, pobre, un cornudo! Un sobrino cornudo! Y decían que eras virgen y pura!
- Bueno, papá, en realidad, no la hemos follado! Técnicamente sigue siendo virgen!
- Sí, es cierto, sólo la he dado por el culo, papá, tío!
- Eso es cierto, señores, sigo virgen como antes de entrar por la puerta de esta casa. – aclara Virginia con las dos vergas aún llenándole la boca.
- Ya, bueno, si es así…
- No sé, la verdad.
- Mira, Virginia, por qué no demuestras a papá y a tío José lo buena que eres. Va, como lo has sido con nosotros!
- No, si vosotros tres lo habéis sido conmigo también.
- Mira, papa, yo saco mi pene de su culo, ves, mira que grande le queda el agujero!
- Señores, si se dan prisa, uno de ustedes puede encularme, que yo estoy muy caliente!
Mi tío José se saca su pene bien tieso y aprovechando que el culo de mi novia esté abierto y lleno de semen, se lo introduce en un momento. En esas que Jorge muestra su verga, que está morcillona aunque fláccida. Mi novia lo ve y dice: – Oh, tío! Que grande tiene usted el pene! Vaya, de tal palo tal astilla, eh, David? Venga usted, acérquela a mi boca. Así, así, ve? Hum! Hmpfsx! Pero si todavía crece más, es enorme! Que buena está! Mire, a ver, sáquela, quiere usted darme también por detrás?
- Eh, no, Virginia, que ahí estoy yo!
- Tranquilo, tío José! Lo tengo bien abierto para los dos, ya verá, apártese un poquito, así. Va, tío Jorge, meta la punta, así, hum, uau, un poco más… ahh! Ay! Uaau! No puedo, no puedo, me corro, ay!
- Pero qué son estos gritos? Qué pasa aquí? Pero… eh? Esto parece una casa de putas! José, hijo mío, pero qué haces dando por el culo a tu futura sobrina! Y tú, Jorge!? Como se entere mi hija, verás!
- Papá, no es lo que parece! No…
- Don Javier, es que la chica estaba muy caliente y… vaya que… le hemos hecho un favor!
- No entiendo lo que me decís, ya sabéis que no oigo muy bien… a ver… pero si la chica tiene el coño ardiendo, pobrecita! Y nadie es capaz de follarla bien?
- No, abuelo, es que quiere seguir virgen hasta el matrimonio?
- Sí, sí, el coño, a ver… dejadme a mí… – el abuelo se saca el pene algo erecto y lo enseña a la chica, da unos golpecitos con él en sus mejillas y se tumba bajo mi novia. Ella, siendo bombeado su culo por mis dos tíos, hace para acercarse a mi abuelo que la penetra en un momento.
- Uau, la puta! Pero qué coño más caliente que tiene la muy zorrita! Y que bien follas, marrana! Vamos, que sé que te gusta! Ay, uau, que puta! Vaya zorra tiene mi nieto por novia! Uau, así, así, puerca! Así! Esta tiene de virgen lo que yo! Será cerda? – grita desesperado el abuelo mientras también sorbe las tetas de mi novia.
- Papá, por favor, no grites, que vas a despertar a Juan! Claro, como es sordo, no se da cuenta de sus gritos!
- Guarrita, folla, folla conmigo! Ay, si mi pobre mujer pudiera verme, así, tan bien! Puta, ramera! Pero que niña más caliente! Ardes!
- Vamos, vamos, folladme bien el culo! Abuelo, hasta dentro, más fuerte, venga!
Mis tres primos volvían a estar empalmados y no podían aguantar más. Diego y Valentín introdujeron sus penes en la boca de mi novia que los recibió con gusto y agrado. David tenía su enorme pene en la mano y se lo masajeaba. Mi novia, al verlo, dijo:
- David, ven, no quiero desaprovechar la ocasión de volver a tener tu pollón. Métemelo por donde quieras, de verdad!
- Qué más quisiera, prima! Estás toda llena!
- A ver, tengo el culo muy dilatado, intenta metérmela por allí, va!
- Virginia! Pero si te están dando por el culo mi tío y mi padre! Y mi padre tiene una polla muy grande!
- Pues fóllame el chocho, va, que ardo, quiero tu pollón, ya!
- Pero si está el abuelo metiéndola entera!
- Ven, túmbate al lado de don Javier, yo me abro más para ti, así, entra, métela, a dentro, venga!
Aunque parecía un milagro, David consiguió juntar su pene al del abuelo y follar el caliente y húmedo coño de mi novia. Ella estaba en éxtasis! Los seis hombres eyacularon en la chica, que se sintió feliz. Ella se tragó todo el semen de la que sería su nueva familia. Su boca estaba llena con la leche de Diego y de Valentín. Su vagina rezumaba del semen del abuelo y de David. Su culo estaba inundado por la lefa de sus nuevos tíos. Hicieron un pacto entre todos de no decir nada a mis padres ni a las tías, ni a mí, claro. Eso sí, a cambio que, de vez en cuando, Virginia se mostrara cariñosa con los caballeros. El abuelo, que al final entendió el acuerdo dijo: – Vaya, que será como si fuera nuestra puta, pero gratis, jajajaja, eso está bien, zorrita!
- Juan, Juan, despierta, qué, te tomas un baño conmigo? Vamos? – Me llamaba Virginia desde la piscina y me salpicaba con agua demasiado fresca para mi gusto. – Venga, que llevas toda la tarde durmiendo! Oye, sabes que tu familia me gusta mucho? Todos son muy amables y cariñosos conmigo!
- Tu novia es la mejor! Nos ha gustado mucho, de verdad! – gritaba tío Jorge desde la piscina. Todos los hombres de mi familia se estaban bañando al lado de mi novia, felices y contentos. Ella llevaba un biquini amarillo de Graci. Casi se le veía todo el pecho! No me extrañó ver a todos los hombres mirándola como buitres! La devoraban con los ojos! Entonces me di cuenta que me estaba empalmando y me di la vuelta en la tumbona para disimular.
- Será zorra la cría! Pero si se le ven todas las tetas! – gritó el abuelo con ojos como platos.
- Abuelo! – gritamos todos a una sola voz!

Mi adorable novia Virginia (X) – En casa de mis padres, 10.0 out of 10 based on 2 ratings
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