Mi novia Follando en Semana Santa

FECHA: 2/27/2014

Esperamos que os ponga muy calientes este relato y nos gustaría que comentaseis qué habríais hecho vosotros si hubierais estado en el mismo.

Era Semana Santa y mi novia Sara (25 años) y yo (Luis, de 26) estábamos de vacaciones en Canadá. Pese a las bajas temperaturas nos lo estábamos pasando genial y éramos una pareja muy alegre dividiéndonos haciendo de turistas.

Pese a llevar casi todo programado de casa, decidimos comprar algunas excursiones y aprovechar las tardes o noches para ir por libre. En una de estas excursiones, mientras que esperábamos al bus en la puerta del hotel, conocimos a otro español. Al oírnos hablar en su idioma se acercó a nosotros y se presentó: Su nombre era Iván e iba a estar sólo 2 días en aquella ciudad.

Durante la excursión no se despegaba de nosotros, y gracias a su sentido del humor nos sentimos bastante cómodos con él. Era mayor que nosotros (unos 35 años). Nos contó que había venido a aquella ciudad para asistir a una conferencia. Todo por temas de trabajo, aunque había decidido gastarse un poco del dinero de las dietas y hacer unas excursiones para aprovechar mejor el largo viaje.

Ya al final de la excursión teníamos mucha confianza con él. El autobús nos dejó en la puerta del hotel, y nos dijo que si quería que nos invitaba a cenar. Rehusamos diciendo que era demasiado, pero nos convenció diciendo que total el no pagaría, que lo haría su empresa.

Cada uno subió a su habitación para ducharse y cambiarse. Nosotros estábamos encantados y Sara se vistió bien guapa con una minifalda y un jersey elegante y escotado. Ella es una chica delgada, con poco pecho pero bien firme que sabe lucir bien sus encantos. Era una pena que la ropa de abrigo tuviera que ocultar temporalmente aquel espectáculo. Su larga melena oscura y lista contrastaba con sus ojos azules haciéndola siempre resaltar entre otras mujeres.

En la recepción del hotel nos esperaba Iván vestido con camisa y el abrigo en la mano. Ambos pudimos apreciar su anchura de hombros, quizás debida a la práctica de la natación.

Pedimos un taxi y nos fuimos a un restaurante que le habían recomendado en el hotel. Una vez llegamos nos dimos cuenta que era un sitio de calidad.

Quizá fuera el vino, pero a lo largo de la cena la conversación se fue poniendo más picante.

IVÁN: a ver si esta noche os voy a oír desde mi habitación.

LUIS: uff, con lo que Sara grita, no me extrañaría.

SARA: eh! Qué estoy aquí!

IVÁN: ¿te da corte hablar de estos temas?

SARA: hombre, nos hemos conocido hoy, no tenemos tanta confianza ¿no?

LUIS: venga cariño, no seas borde.

IVÁN: no, no. Tiene razón Luis. Sara, piensa que total vivimos muy lejos en España y que seguramente tras este viaje no nos volvamos a ver. ¿Qué más da soltarse un poco más?

Ella pareció pensar sus palabras.

SARA: siguiendo esa lógica yo también podría hablar de lo que me diera la gana ¿no?

Ambos asentimos.

SARA: pues Iván, que sepas que no se me ha pasado por alto que me has estado mirando el escote toda la noche. ¡Con las chiquititas que las tengo! Ja ja ja

Los dos chicos nos quedamos sin saber qué decir, hasta que nuestro amigo sonrió y le contestó.

IVÁN: ¿ves? ¡no es tan difícil soltarse! Además aquí no nos entiende nadie.

Dije un par de palabras obscenas en voz alta y nadie pareció enterarse, lo cual nos provocó risas a los 3. Sara quiso probar, y todos nos reímos de nuevo, hasta que le tocó el turno a Iván.

IVÁN: me voy a follar a esta chica aquí mismo con su novio delante.

Mi novia y yo nos quedamos mirándole.

IVÁN: vamos chicos ¿no os ha hecho gracia? ¡Estaba de coña! ¡aquí no lo haría!

Ahora sí reímos todos. Seguimos cenando como si nada.

Ya de vuelta, nos invitó a tomarnos una copa en el bar del hotel. Una vez nos apuramos los cocktails, nos dijo que mañana seguramente ya no le veríamos porque se iría por la mañana a la conferencia con las maletas y todo porque desde allí ya se iría al aeropuerto. Era una despedida.

IVÁN: bueno, es hora de despedirse. Estoy encantado de haberos conocido.

SARA Y LUIS: igualmente.

IVÁN: Luis, no creo que nos veamos más así que te diré que tu novia está buenísima. Tienes suerte de podértela follar esta noche.

No supe qué responder, pero Sara sí.

SARA: bueno, ahora parece que estás siendo totalmente sincero. ¿Por qué no nos invitas a otra copa y nos cuentas todo lo que te has callado? Como tú dices, total no nos veremos más.

Dicho y hecho.

IVÁN: ¿no nos enfadaréis?

El silencio fue la respuesta.

IVÁN: vale, empiezo. Pues Sara, no te he quitado ojo en toda la excursión de hoy. En más de una situación me he imaginado cómo te follaría. Estoy seguro que debes ser muy activa en la cama. Ver tus tetitas saltando debe poner cachondo hasta a un perro. En el restaurante me he empalmado un par de veces imaginándome a mí mismo intentándome meter toda tu teta en la boca.

SARA: no veas Luis, este sí que sabe cómo motivar a una.

IVÁN: ¿ah sí? Luis hombre, dile algo a tu chica.

LUIS: ¿qué quieres qué diga? ¡qué estoy cachondo!

Todos reímos.

SARA: entonces Luis, no te enfadarás si te confieso que me he puesto tan escotada para ver si ponía cachondo a nuestro amigo ¿verdad?

LUIS: ahora mismo, tal y como estoy, nada me enfadaría.

IVÁN: ¿y tú Sara? ¿Te enfadarías si te dijera que si no te follo esta noche, me haré pajas hasta que amanezca?

Sara sonrió maliciosamente y se fue hacia los ascensores. Iván pagó apresuradamente, dejando una buena propina, y la seguimos.

Llegamos por los pelos antes de que se fuera el ascensor.

Mientras el ascensor subía, Iván y yo nos quedamos sonrientes mirando a Sara. Ésta se acercó a Iván, y sin mediar palabra, le abrazó y empezó a besarle lentamente. Le pasó la mano por encima del paquete, donde yo podía apreciar que se marcaba un buen bulto. Mientras él le acarició el culito.

Llegamos a nuestro piso y Sara salió la primera derecha a nuestra habitación con la tarjeta en la mano.

Nada más entrar, Sara empujó a Iván en el sofá, donde este cayó sentado. Inmediatamente después se sentó encima y empezó a cabalgarle sin haberse quitado nada de ropa. Iván aprovechó para subirle el jersey dejando su sujetador al aire libre. Le empezó a manosear las tetas hasta que ella le detuvo besándole. Después, ella terminó de quitarse el jersey.

Mientras todo esto ocurría, yo no paraba de hacer fotos y vídeos con el móvil.

Sara se bajó de su cabalgadura y empezó a desabrocharle el pantalón a Iván. Le quitó los calzoncillos de un tirón, y sin más dilación le agarró la polla y se la metió en la boca. Empezó a chupársela acompañando sus movimientos con una mano y con la cabeza.

Empecé a desnudarme y cuando terminé me di cuenta que nuestro amigo había hecho lo mismo, todo y que Sara sólo se había quitado el jersey.

Me acerqué a ellos y tras sonreírme, mi novia empezó a chupármela como una diablesa. Se la sacó y se metió la de Iván en la boca todo lo profundo que pudo, casi hasta la base. Nos las estuvo chupando de forma alternativa deleitándose y hasta intentó metérselas las dos a la vez en la boca.

De repente Iván se levantó y alzó en volandas a Sara hasta dejarla caer en la cama. Allí le quitó de un tirón la minifalda y después el tanga. Sin esperar más, se subió encima de ella y empezó a tocar con su capullo los labios inferiores de ella, los cuales estaban completamente inundados.

SARA: vamos métemela, a qué esperas.

El hombre se la metió y empezó a bombearla sin parar a muy buen ritmo. Ella le cogía por la cintura y no paraba de gemir. Desde donde yo estaba sólo podía ver la ancha espalda de Iván que tapaba a mi novia, e intuir que se la estaba metiendo sin parar debido al movimiento de su culo. Se giraron un poco de lado y pude ver la cara de placer de mi chica. Aún no se había quitado ni el sujetador.

Me acerqué a la cama y me senté al lado de la cabeza de Sara. Ella al verme se metió mi polla en la boca y empezó a chupármela mientras que aquel tío se la follaba de lado.

Cambiaron de postura y mi novia se subió encima de Iván. Aproveché para desabrocharle el sujetador y al ver sus pequeños pezones, Iván se lanzó hacia sus tetas y empezó a devorárselas con pasión. Sara empezó a cabalgar a toda velocidad apoyando sus manos en el pecho de él.

Aproveché para hacer más fotos y vídeos mientras seguían follando.

Iván llevaba un rato follándosela a lo misionero cuando de repente se sacó la polla a toda velocidad y empezó a correrse sobre las tetas de mi novia manchándoselas y salpicándole la cara.

El hombre se levantó y se sentó en el sillón.

LUIS: bueno, ya es hora de que me folle a mi novia.

Me acerqué a la cama y le dije que se pusiera a cuatro patas mirando a Iván. Me coloqué detrás suya y se la metí entera. ¡Tenía la vagina encharcada! Empecé a metérsela con fuerza mientras le agarraba las nalgas. Ella me miraba de vez en cuando y podía ver cómo aún tenía motas de semen en la barbilla.

Iván volvía  a tener su miembro en erección y se acercó al borde de la cama. Sara empezó a chupársela mientras que yo se la metía con fuerza.

Cuando no aguanté más, me la saqué, y me corrí sobre su espalda. Esto debió de poner muy cachondo a Iván porque también empezó a correrse sobre la cara de mi chica. Varios chorretones de semen le cruzaban la cara.

Nos lavamos y nos despedimos de Iván. Mi novia y yo no volvimos a hablar de lo que había sucedido hasta después de las vacaciones. Desde entonces, algunas veces  antes de follar recordamos lo que pasó y nos ponemos muy cachondos viendo las fotos y vídeos que hice.

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