El conserje

FECHA: 2/28/2014

Esto que les voy a contar sucedió hace unos dos años, por aquel entonces yo acababa mudarme a un pequeño apartamento en el centro de la ciudad. Era un poco pequeño pero bien situado.
El edificio era una finca antigua, bastante clásica y donde vivían sobre todo personas mayores con cierto poder adquisitivo, vaya un edificio de pijos.
El edificio contaba con conserje, aunque por mis horarios de trabajo nunca había coincidido con el, ya que yo salia de casa a las 8 y al final por unas cosas o por otras nunca llegaba antes de las 11.
El primer día que lo vi, el estaba sentado en el portal, tras el mostrador. Quedé impactado, era a todas luces un autentico macho.
Debía medir 1,85 o más, fuerte y de grandes músculos. Llevaba una camisa azul típica de uniforme, donde se dibujaban cada uno de sus músculos. Por la parte del cuello asomaba una gran mata de pelo oscuro y denso. Sus brazos robustos y también cubiertos de pelos, acababan en unas manos grandes, potentes. Era guapo, con unas facciones duras y angulosas, pero unos ojos brillantes dulces. Su pelo moreno y muy corto casi a la misma largura que la barba de dos días, que aumentaba su masculinidad.


En ese momento, yo ya le miraba como embobado, como si fuese una aparición de otro mundo, y entonces el me saludó y se levantó para presentarse y darme la mano. Sus piernas fuertes y robustas enmarcaban un paquete grande y contundente del cual no podía apartar la vista por mucho que mi cerebro me lo estuviese pidiendo.
- Hola, soy Jorge, el conserje.- dijo con acento argentino.
Sus palabras me hicieron volver a la realidad por unos segundos y darme cuenta del absurdo de mi comportamiento, así que intentando guardar la compostura, le conteste:
- Eh.. Hola, que tal? Yo soy Carlos, del cuarto derecha.
- Encantado, señor Carlos, yo..
- No me llames señor, solo Carlos, por favor.
- De acuerdo, Carlos, cualquier cosa que necesites ya sabes donde encontrarme- dijo con una amplia sonrisa que de nuevo me desarmó.
Seguí mirándole con cara de idiota por unos segundos, y solo atiné a decirle:
- Bueno, bueno… pues me .. me voy a casa, ya .. sabes que vivo aquí, no?
El volvió a sonreír y yo salí con una sensación de ridículo absoluto.
En cuanto tome el ascensor, mi mano se fue directa a mi polla que estaba tomando ya unas buenas dimensiones, y es que el muy cabrón me ponía cachondo, muy cachondo.
En cuanto llegue a casa me desnudé, y sobre la cama me hice una buena paja pensando en cada centímetro de su cuerpo, me imaginaba su cuerpo desnudo, peludo y fuerte. Tumbado sobre mi cama con las piernas abiertas, mostrando sus cojones colgando sobre su culo, y su polla grande y fuerte como el apuntando al cielo. No duré mucho, el cabrón me ponía muy caliente..
Pasaron las semanas, y aunque yo hacia lo posible por verle, no coincidíamos mucho. Y cuando lo hacíamos no pasábamos de pequeñas conversaciones banales sobre la actualidad. Pero me parecía simpático y agradable.
Un sábado que volvía a casa después de una cena, lo encontré en el portal recogiendo unos contenedores.
- Hola Jorge, ¿ aún trabajando?.
- No, solo he salido a recoger esto, de echo estaba en la garita, iba a ver una película ahora.
- ¿La garita?..- pregunte
- Si, es la casita que tengo para dormir es tan pequeña que le llamo la garita- los dos reímos.- Y tu,¿ que haces tan pronto en casa? No es muy habitual verte un sábado noche por aquí.
- Bueno, es que he tenido una cena de trabajo, y me apetecía estar tranquilo.
- Ya, claro.
- Bueno, pues nos vemos- dije despidiéndome.
- Oye. Igual te parece raro, pero tengo cerveza dentro te apetece pasar y charlamos un poco?
- No, quisiera molestar- respondí- aunque me temblaban las piernas de la emoción.
- No molestas hombre, eres el único del edificio con el que puedo hablar.
- Pues vale, vale. Pasemos a la garita.
Al entrar mire curioso cada detalle, quería descubrir cosas de el. El sitio no era muy amplio, aunque estaba bastante limpio y recogido, solo había un pequeño sofá de dos plazas, una estantería llena de libros y una mesa para la televisión.
El fue hacia la cocina y trajo dos cervezas.
- Es un poco pequeño, lo se, pero ponte cómodo por favor- dijo medio disculpándose
- No te preocupes, esta bien.
Nos sentamos en el sofá y comenzamos a hablar, de todo un poco. Era muy agradable.
No recuerdo de que hablábamos cuando le pregunte si estaba casado.
- Si, pero mi mujer vive en Argentina, yo vine para hacer un poco de plata, y poder traerla. Queremos vivir aquí en España pero es difícil.
- La echaras de menos?
- No sabes cuanto, las noches se me hacen muy largas. Sin el calor de un cuerpo en la cama..
- Bueno, pero siendo tan guapete como eres seguro que has tenido mas de una proposición de sexo-
- Alguna, si. Pero no he querido serle infiel a mi mujer, tu sabes! Así que de momento he aguantado a base de pajas y pajas.
- Vaya…-respondí nervioso. La conversación me calentaba.
- Pero empiezo a necesitar sentir un cuerpo, ya sabes una buena cogida.
Yo no podía ni mirarlo a la cara, estaba cachondo, nervioso y un sudor frió empezaba a recorrer mi espalda.
El se acerco levemente y coloco su mano en mi rodilla.
- A ti te van los tios, no?
Yo me limite a asentir levemente con la cabeza, mientras notaba como su mano apretaba levemente mi rodilla.
- Yo nunca he estado con un hombre, pero quizá tú y yo podíamos pasar una buena noche- me dijo mientras tras sonreírme acerco sus labios hasta los míos.
Al primer contacto de nuestros labios sentí una sacudida de placer y empezamos a besarnos como posesos mientras le acariciaba la espalda.
El me pasaba las manos por todo el cuerpo, apretando mi culo con sus enormes manos.
Las caricias que me daba con sus rudas manos contrastaban con las que me daba con su lengua húmeda.
Se quitó el jersey dejando ver una camiseta de tirantes que dejaba ver unos formados bíceps y parte de su magnifico pecho poblado por una mata de pelo. Yo aproveche para desnudarme, quedándome solo en calzoncillos.
El, sentado en el sofa miraba como me iba quitando la ropa mientras colocaba su enorme verga, que por el tamaño que marcaba bajo el ajustado pantalon debia estar molestandole.
Me arrodille entre sus piernas y tras besarle el paquete, fui subiendo por su brazo, dandole lametones y pequeños mordiscos hasta llegar a su sobaco. El olor que desprendia era a autentico macho. Levante su camiseta dejando a la vista su maravilloso pecho, cubierto de una fina capa de pelo castaño, donde aparecian dos enormes pezones endurecidos. Mi boca se lanzo a su pezon derecho, lamiendo y mordisqueandolo mientras el se retorcia de placer, y apretaba mi cabeza contra su pecho. Los movimientos que realizaba hacian que sintiese su verga completamente hinchada restregandose contra mi vientre.
Estuve un buen rato devorando sus pezones y sus pectorales marcados y peludos, hasta que bajando por su vientre con un poco de barriga cervecera llegue hasta el magnifico bulto que marcaba su verga.
El pantalon tenia una ligera mancha de precum, lo que me hacia presagiar que su glande debia estar completamente empapado en este. La boca se me hacia agua solo de pensarlo y sin mas preambulos comence a desabrochar sus pantalones.
El se levanto para quitarselos mas comodamente, quedando justo su paquete junto a mi cara. Al quitar el calzoncillo su verga salio disparada como un resorte y yo inmediatamente recogi el viscoso nectar que cubria su enorme glande. Su verga era grande, llena de venas, gorda como un vaso de tubo y de él colgaban unas enormes bolas, que se notaban pesadas y cargadas, todo ello rodeado por una mata de pelo suave.
Volvio a sentarse con las piernas bien abiertas, como yo lo habia imaginado meses atras, pero ni en mis mas locas fantasias podia haberlo imaginada asi, tan bello, tan macho, tan sexual.
Me animó a chupársela con la mirada y yo no lo dude, me lance a tragar su enorme lanza de carne dura y lo lamí centímetro a centímetro, intentando tragarmela entera, mientras acariciaba sus huevos.


El me hizo poner sobre el sofa, sin dejar de tragar su polla y apartando un poco mi slip, embadurno uno de sus dedos en saliba y comenzo a jugar con mi ano. Pasaba el dedo en circulos por la entrada de mi ano y de vez en cuando pugnaba por meterlo dentro. Eso me estaba calentando aun mas y hacia que tuviese mas ganas aun de comersela asi que abri un poco mas mis mandibulas y empujaba con fuerza para que toda su verga entrase entera en mi boca.
Acabe con dos de sus enormes dedos jugando dentro de mi culo, y su polla enterrada entera en mi boca, no podia pensar, me movia por instinto por el placer que me estaba dando.
-¿Te gusta que te la metan?- pregunto de golpe, sacandome de mi estado de extasis.
Yo ni siquiera respondí, me coloque a cuatro patas sobre el sofa y mirandole a los ojos le implore:
- Follame, por favor!
Su cara era puro vicio, y sin mas se acerco y tras darme una sonora palmada en la nalga me arranco los calzoncillos y tras escupirme en el culo y meterme un dedo hasta el fondo me respondio:
- Vas a saber lo que es un autentico macho argentino.
Comenzo a restregar la punta de su glande por mi culo, que a esas alturas y despues de haber soportado dos de sus enormes dedos jugueteando estaba mas que dilatado, consiguio meter la punta de su verga.
Yo me sentia completamente lleno pues sus dimensiones eran brutales. Y mientras iba clavando poco a poco toda su estaca, yo notaba como su polla se agitaba y palpitaba dentro de mi. De pronto la saco ligeramente y lo volvió a intentar esta vez sin mucho miramiento. Y de una sola estocada senti toda su fuerza, toda su enorme verga dentro de mi culo. El placer que me proporcionaba era brutal. me nublaba la vista y me hacia sentir en otra dimension, como si mi cuerpo estuviese flotando y miles de ligeras descargas electricas recorriesen cada milimetro de mi piel.
El empezó a bombear fuerte mientras gritaba como un auténtico semental. Sus manos recorrian mi cuerpo, me apretaba, y cogiendome de las caderas me movia como si no pesara nada sintiendo sus enormes pelotas golpeando en cada embestida.
Siguió con el mete-saca aumentando la frecuencia hasta follarme con la potencia de un a****l, yo lleve mi mano hasta mi polla que estaba completamente dura, como nunca habia estado, con una dureza extrema.
Era tal el placer que sentia que dure solo unos minutos hasta que me corri abundantemente, llegando al orgasmo mas brutal que habia sentido en mi vida. Todo mi cuerpo se tensaba y contraia, incluso mi ano, lo cual debio notar Jorge por que en ese momento comenzo a gemir con mas fuerza, y tras una embestida brutal que dejo toda su polla dentro comenzo a correrse llenandome el culo de su leche caliente, mientras el mordia con fuerza mi cuello.
Cayo como un peso muerto sobre mi, sin fuerza en sus piernas para soportarlo, pero totalmente satisfecho y feliz. Deje que se colocara en el sofa y yo me quede a su lado con la cabeza en su pecho, acariciando uno de sus pezones. Asi nos quedamos dormidos.

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