La experiencia de Marian

FECHA: 10/31/2013

LA EXPERIENCIA DE MARIAN

Este relato es complementario a la serie LA MUJER DEL PORTERO que publiqué en 12 entregas. Preferí no seguir con el citado título, pues este es exclusivamente de lo ocurrió con Marian mi esposa y su segunda cita con Pedrito.

Todo se inicia cuando llegué procedente de Estados Unidos, solo por su puesto. Los siete días anteriores los había pasado en las paradisíacas playas de Cancún, con mi preciosa Silvia. Ella con el beneplácito de su maridito había viajado sola directamente a México, para asistir en Cancún a un Congreso para Secretarias de Instituciones Financieras. Claro que ella solo estuvo en algunas sesiones, solo para las fotos y para recibir los materiales de enseñanza y luego el Certificado de Participación. El resto del tiempo la pasamos juntos.

Yo había salido de viaje una semana antes con rumbo a USA, donde debía atender diversos asuntos en Nueva York y Washington. Estas citas solo me llevaron tres días, de modo que al finalizar la primera semana yo estaba volando a México para recibir a Silvia y pasar ese divino semana. Lógicamente en la empresa y en mi casa todos me hacían en USA y como lo hago cuando viajo al extranjero, en New York alquilé un auto con teléfono celular incluido, de modo que al irme a México llevé el citado teléfono para que al reportarme a Lima, cualquier identificador de llamadas detectara que la llamada venía de un teléfono con el código de USA.

Será materia de otro relato, contarles lo que gocé con Silvia, libre de miradas y personas conocidas… como recién casados nos divertimos y gozamos del sexo a morir, al extremo que el último día mi querida secretaria, tuvo acudir al médico quien le recomendó darse un descanso sexual de por lo menos una semana, ya que por delante y por atrás estaba inflamada… realmente una locura. Yo tampoco estaba muy bien, pero a diferencia de mi amante, yo regresaría a Nueva York donde estaría unos días hasta regresar a Lima, esto me daría la oportunidad de descansar y recuperarme, entreteniéndome sobre todo con los tours de compras para adquirir obsequios para Marian mi mujer, para Silvia y para Virginia ¿la recuerdan?… si la mujer del portero.

Bueno, lo cierto que Marian, fue a esperarme al aeropuerto y allí estaba ella, hermosa y juvenil mi querida esposa. Lucía un exclusivo modelo ligeramente sobre la rodilla, de seda natural azul metálico, con aplicaciones blancas que le daban un aspecto no solo elegante sino de distinción increíbles. Los zapatos también azules no hacían sino destacar sus hermosas y bien torneadas piernas, doradas por el sol que extrañamente para una ciudad como Lima, aún reverberaba a pesar de estar a mediados de abril. La cara hermosa, resaltando los grandes ojos pardos, maquillada expertamente y el cabello cepillado de manera prolija que contribuía a verla más joven de lo que realmente es. Obviamente el cuerpazo de mi mujer y toda ella, su donaire al caminar y la forma de lucir su vestuario, determinaba, como ya era usual, que los hombres que se cruzaban con ella, obligadamente volvieran la cabeza para mirarla, admirarla y comérsela con la mirada.

Ya instalados en el asiento posterior del Mercedes de mi mujer, empezamos a conversar y especialmente ella a informarme de las novedades ocurridas durante mis dos semanas de ausencia. Hablar con mi mujer es una delicia, ya que tiene algo especial cuando habla, sus gestos, sus mohínes, que realmente arrechan. Yo la escuchaba y admiraba sus lindas piernas expuestas sin reparos a mi vista, ya que estaba ladeada en el asiento, casi frente a mí y distinguía su deliciosa braguita blanca y el vestido trepado a medio muslo. No resistí y empecé a masajearle una de sus rodillas. Al sentir la caricia, ella entornó los ojos, pero siguió con su relatos, luego, en acercándose a mí en voz baja, me dijo:

-”Cariño, tengo que contarte algo….pero lo haré en casa… te va a gustar porque es parte de nuestra fantasía…¿recuerdas?”.

Yo la miré extrañado pero con curiosidad y ella concluyó siempre en voz baja:

-” Pero todo eso te lo contaré, después que hayamos hecho el amor…. dos semanas es mucho tiempo y realmente te he extrañado mi amor”.

Yo por toda respuesta, la besé dulcemente en los labios y ella abriendo su rica boca, recibió mi lengua y la succionó, mientras sus manos amasaban mis piernas, demostrando su urgente necesidad.

Llegamos a casa y entre mi chofer y las criadas, subieron mi equipaje a nuestra habitación. Ya solos, atraje a Marian y un apasionado beso de lengua, inicialmente suave y luego furioso y salvaje, inició la operación de desnudarnos mutuamente. Caímos así abrazados en la cama y después de exactamente 16 días empecé a follar a mi mujer… nos amamos como solemos hacernos en todas las formas, chupándonos, succionándonos, descargando nuestros deseos, para luego quedar saciados y abrazados. Una de las cosas más ricas de la intimidad es la conversación que viene después de hacer el amor con la persona que realmente amas… Esa intimidad es aún más placentera cuando nuestra pareja es una mujer sensual hermosa como la mía.

Así, de una manera natural Marian me contó algo que me empezó a producir cosquilleos en mi estómago y que a pesar de los orgasmos que acabábamos de disfrutar, el relato de mi mujer iba haciendo que mi miembro nuevamente empezara a levantarse:

” mi vida.- dijo con voz suave.- ¿recuerdas el fiasco que resultó Pedrito?.- yo asentí en silencio.- bueno, el jueves pasado que me toco ir al Voluntariado del hospital Pediátrico, me lo encontré. En realidad, yo no quería tener mas trato con el chico, quería que el asunto quedara allí… pero ese jueves.. el muchacho estaba para comérselo. Era su ultimo día de trabajo y ya no usaba esos horribles mandiles que lucen los enfermeros. Estaba con unos jeans ajustados y una polera blanca que se adhería a su cuerpo, marcando sus músculos, el cabello un poco desordenado pero le daban un aspecto de chico rebelde… al verme clavó sus ojos en mí y como siempre me comió con esa mirada….yo sentía que me desvestía y recordé los escarceos amorosos hasta aquella noche y sin pensarlo empecé a sentirme húmeda.

En un momento dado.- continuó mi mujer .- con toda discreción me dijo que quería hablar conmigo. No se, pero en ese momento pensé decirle que no, pero de mi boca salió un “ok, yo te aviso donde y a que hora”. Realmente el chico me turbaba y de pronto pensé en intentar por una segunda y última vez tener sexo con él. Te juro que si tu hubieses estado acá te hubiese llamado y te hubiese consultado. Pero no estabas y en ese momento me debatía en un mar de dudas. Finalmente, pensé citarlo en un café o en un restaurant, pero temía que alguien conocido me viera y no quería arriesgarme, así que me pareció más discreto citarlo en casa, pero que fuera a las 10 de la noche. Yo me retiraría a descansar a las nueve y le diría a las criadas que fueran a dormir, Nuestro chofer se va a las ocho, de modo que le pedí a Pedrito que no tocara el timbre de casa sino que llamara a mi celular en cuando llegara, de modo que yo bajaría a abrirle y así nadie se daría cuenta. Se lo propuse y el aceptó.

Tal como lo había planeado, a las diez de la noche sonó mi celular, era Pedrito que me anunciaba que estaba en la puerta de casa de modo que bajé a abrirle. Para esto, yo me había cuidado de estar bella para ese encuentro que realmente no sabía que me depararía, Me maquillé ligeramente, me acordé de ti mientras me vestía, en la forma que me alentabas para la primera vez con el chico y como siempre me puse mi combinación de braguita y brasiere de encajes blancos; para hacer algo diferente, fui al cuarto de nuestra hija y aprovechando que sigue de viaje, busqué entre su ropa y encontré una linda minifalda escocesa que me quedaba muy bien, exactamente a la mitad de muslo, del vestidor de nuestra hija también saqué unas medias blancas y unas tennis del mismo color. Finalmente me puse una blusa transparente de mangas largas. Me miré al espejo y me veía divina… al sentarme la faldita dejaba ver claramente el triangulo de mi calzoncito. Si me hubieses visto, de seguro que de inmediato me hubieras echado mano. Se me veía, no se, más joven, mas rica.

Bajé a abrirle cuidando de no encender muchas luces para no alertar a las criadas, Allí estaba el muchacho, con el mismo jean de la mañana, pero esta vez con una polera igual de ceñida pero negra y se cubría con una casaca de cuero. Se le veía como “un rebelde sin causa”. Los cabellos revueltos y la mirada brillante y más brillante aún cuando vio mi atuendo. Yo, muy formalita lo saludé con un beso en la mejilla y lo invité a pasar y lo guié hasta la salita de espera, nos sentamos cada uno en un silloncito de brazos a cada lado de la mesita marqueteada sobre la que descansaba el teléfono inalámbrico. De manera natural crucé mis piernas y la faldita escocesa subió generosamente y le daba al chico el espectáculo de mis piernas, de seguro si me movía mucho asomaba mi braguita blanca, pero yo púdica puse mis manos tapando mi entrepierna y simulando jalar la faldita. Pedrito me comía con la mirada y eso a mi me encantaba

” Marian.- empezó titubeante.- quiero hablar sobre nuestra última vez …. he pensado durante estos días lo que pasó y me he sentido confundido… no me porté a la altura de una mujer como tu… hubiese querido prolongar ese momento tan hermoso pero no se que me pasó …. Marian… estaba tan emocionado… tan sediento de ti que cuando ocurrió no pude controlarme y siento que hice el más grande ridículo.. quería por eso pedirte disculpas … excusarme por la manera tan infantil como me comporte…. ”

Yo lo corté y le dije:

” Pedrito, no sigas por favor, lo que pasó, pasó.. tu perdiste la cabeza e hiciste que yo también la perdiera… compréndeme para mi fue muy fuerte el ver que había sido infiel a mi esposo, haberle faltado. Nunca y esto te lo digo con la mayor seriedad, nunca había estado con alguien que no fuera mi esposo… pero esa noche tu me hiciste perder la cabeza. Creo que ambos nos portamos infantilmente, pero bueno ese es un asunto superado y no tienes ninguna necesidad de justificarte, quedemos como amigos y olvidemos ese episodio ¿de acuerdo?.”.- dije resuelta.-

” Marian, yo nunca podré olvidar ese momento mágico, increíble que compartí contigo… sentirte a ti, una mujer inalcanzable para mí, teniendo esa intimidad.. para mi era realmente increíble… pero tonto de mi desperdicié esa oportunidad…” .- lo decía apenado.-

” Pedrito, no te preocupes por nada….. yo ya olvidé el episodio y tu debes hacer lo mismo y dedicarte de ahora en adelante a tus estudios, recuerda que eso es lo principal…

” Marian, no me pidas eso, yo nunca voy a olvidar eso… no sabes cuanto daría por retroceder en el tiempo y quedarme eternamente en esas horas que compartimos”

” ¿Tanto te ha marcado esa situación? , ¿tan importante ha sido para ti?”

Como movido por un resorte el chico se arrodilló ante mí y cogiéndome las manos, implorándome me dijo tembloroso:

“Marian… eres lo que más deseo… no me importa nada ni nadie…. no eres solo una obsesión… eres la estrella inalcanzable …. la mujer imposible .. .- mientras decía eso besaba mis manos y las apretaba en su pecho…

La escena me conmovió y sorprendió… no era una declaración de amor… era la voz del macho que deseaba reivindicarse ante la hembra….. sus manos temblaban y estaba casi a punto de llorar….. jamás había estado en una situación así… no se si decirte si me conmovió pero verlo en esa situación lo veía mas rico y al mismo tiempo tan vulnerable. Así me solté de sus manos y con ellas tome su cara y en cámara lenta, acerqué mi boca a la del muchacho y me entregué a un dulce beso que termino apasionado y ardiente. Pedrito me abrazó y recorrió con sus manos mi cuerpo y sus manos llegaron a mis piernas que las recorrió golosamente… llegaron a mis nalgas y mientras mas apasionado era el beso, esa caricias se multiplicaban, no tardando en llegar con su mano derecha a mi entrepierna que como comprenderás se empezó a mojar. Yo gemía del gusto, de lo arrecha que estaba y de pronto Pedrito sin dejar de besarme se puso de pie y yo lo imite. Mi cuerpo de pegaba al suyo y mi pubis buscaba el contacto con su sexo, contacto que no tardó en producirse. Pedrito entonces me cargó en sus fuertes brazos y lentamente, sin perder la pasión del ardiente y lujurioso beso que nos estábamos dando, se encamino a las escaleras…. resuelto me llevaba a nuestra cama.

Yo disfrutaba del beso y ponía mi mayor empeño en la caricia, mi lengua luchaba con la del chico, la succionaba, la sorbía, tragaba su saliva y en fin me plegaba a la voluptuosidad de la caricia. Legamos a la habitación que estaba tenuemente iluminada por las lámparas de nuestras mesas de noche. Lentamente me deposito en el suelo. Mi falda estaba en la cintura y mi sexo se refregaba en el paquete del muchacho, cuando sentí que diestramente me sacaba la blusa que suave y vaporosa cayó al suelo… mi brasier corrió la misma suerte y mis tetas emergieron duras y retadoras… las manos de Pedrito no dejaban de recorrer mi cuerpo y me electrizaban y su boca abandonando mis labios se apoderaron de mis pechos, lamiendo, chupando y mordiendo suavemente mis pezones. Yo gemía y acariciaba su cabeza presionándola hacia mi pecho… el gusto que me estaba dando era enorme. En cierto momento, aún de pie al lado de nuestra cama, él me levantó cogiéndome de la cintura y al hacerlo, con el fin de poder refregar mi chuchita en el paquete del muchacho, crucé mis piernas atrapando las nalgas de Pedrito, mientras él seguía chupando y mordiendo mis tetitas.

Luego suavemente me deposito en la cama y lentamente me quitó la falda, las tennis y las medias, quedando solo con mi empapada braguita blanca… Mirándome con infinito cariño él se quitó el pantalón y la polera y pude apreciar su musculoso cuerpo, quedando solo en slip, apreciando el enorme paquete. Se arrodilló en la alfombra y empezó a besarme las piernas, la cara interna de mis muslos, mis rodillas, bajando a mis pies y chupando con deleite cada uno de mis dedos…. yo mientras miraba su maniobra, me acariciaba las tetas. Pedrito empezó a ascender lentamente y sus manos empezaron a bajarme el calzoncito. Yo facilité su objetivo levantando mis nalgas… quedé totalmente desnuda ante el joven que con una destreza que no le conocía y que me hacía acordar a ti, separó suavemente mis piernas y su lengua golosa y larga empezó a agasajar mi depilado coñito. Se regodeó con mis labios mayores y poco a poco empezó a adentrarse en mis profundidades, mientras sus manos acariciaban mis piernas y mis nalgas. Su boca se había apoderado de mi dilatado clítoris y yo empecé a sentir que las oleadas de placer que esa boca me estaba dando anunciaban mi primer orgasmo. En efecto, éste llegó voluptuoso y profundo…. yo elevé mis nalgas y enrrollé en su cuello ambas piernas, mientras mis gemidos aumentaban en intensidad… mis manos cogieron la cabeza del muchacho y la atraía más hacia mi conchita para que esa lengua me perforara más.

Nuevamente la lengua de Pedro adentrada en lo más profundo de mi intimidad, me provocó otro orgasmo más voluptuoso e intenso que el anterior. Realmente el chico estaba dando la talla… mis gritos y quejidos se hicieron más estentóreos y me desvanecía en los brazos de un impensado placer. De pronto sentí que Pedrito empezaba a ascender y tuve conciencia que se había quitado el slip y su miembro tieso y deseable, se empezó a introducir lenta y triunfalmente en mi vagina, que como un acto reflejo lo empezó a engullir con gran placer, el ingreso lento, procesional de tan rica verga, me originaba un gusto inmenso , en tanto que los labios del chico se apoderaban de mi boca que gozosa recibió el beso de lengua que tenía el sabor dulzón de mis jugos vaginales. Pedrito empezó a cabalgarme y su pene se movía con singular velocidad. Yo gritaba de placer y como tu bien sabes empecé a decir cosas:

-” Pedrito mi amor… dame más fuerte… mátame mi vida….. que rico me cachas.. ahhhhhhh… me vengo chiquito… me vengo ahhhhhhhhhh.”

- “Marian, Marian, que rico es cachar contigo…. me encanta sentirte gozar….dime te gusta como te cacho?… dime…dime.. .- preguntaba él mientras aumentaba la velocidad de su cogida y yo estaba a punto de desmayarme en medio de otro orgasmo.

-” Si mi vida, me encanta tu pinga… la necesitaba… la última vez me dejaste con las ganas, pero ahora… esto es divino… incomparable… sigue dándome fuerte… así papito…. cáchame mi vida… .- yo estaba completamente entregada y destilaba mis jugos sin control alguno.-

-” Gozas verdad?… te gusta cachar conmigo verdad? Lo soñabas así cierto?

-”Si, si… siempre supe que me ibas a cachar así… que me harías gozar…. me he pajeado pensando en tu verga… quería sentirla así grande, poderosa ahhh, ahhh toma… siénteme, la estoy dando de nuevo, ahhh,ahhhhh-

En verdad, la estaba pasando de perlas y sentía como el pene de Pedrito me perforaba a una velocidad increíble… mis piernas enrolladas a su cuerpo empujaban su trasero para que la penetración aumentara… venía un nuevo orgasmo y mientras sentía que sus manos recorrían mi cuerpo entero y su lengua invadía furiosamente mi boca que devolvía la caricia con devoción, Pedrito empezó a gemir y tensar su cuerpo, su orgasmo llegaba y al instante mi vagina estaba recibiendo su espeso semen que en cantidades abundantes dejaba en mis profundidades… al sentir sus primeras chisgueteadas yo tuve también un nuevo orgasmo largo, cadencioso que me hacían mover mis caderas incontrolablemente. Realmente era un rico y delicioso polvo el que mi amiguito me había regalado. Ambos perezosamente empezamos a relajarnos….él resbaló a mi lado y dándonos suaves besitos entramos ambos en un reparador sueño. Eran la 1 de la madrugada… habíamos pasado casi tres horas tirando rico.

A las 4 de la madrugada abrí mis ojos y Pedrito seguía a mi lado, profundamente dormido… con cuidado me levante y fui al baño… necesitaba ducharme… todo el cuarto olía a sexo, a pasión. Tomé una ducha caliente sin mojarme el cabello y seque cuidadosamente mi cuerpo,,, te evocaba.. me hubiese gustado que hubieses estado allí para contarte esa experiencia.. pensaba en tu decisión a que hiciera realidad esta fantasía y aunque en un primer encuentro la cosa había sido un fiasco, este segundo intento había sido gratamente delicioso y gratificante. Tirar con un chico tan joven realmente es como inyectarse una porción de juventud, de energía… no me sentía ni sucia ni infiel, entendía perfectamente lo que tu me decías y si bien no me sentía aún sexualmente satisfecha como cuando lo hago contigo… hasta ahora el desempeño del chico había sido altamente gratificante… cierto que al verlo en acción sentía una cosa especial… pero no era amor sino una intensa arrechura y sobre todo ternura por el chico. Con estos pensamientos volví al cuarto enfundada en una bata de felpa, no sin antes friccionar mi cuerpo con una crema humectante perfumada y echarme una generosa porción de mi perfume favorito.

Pedrito seguía en la misma posición… totalmente desnudo… pasé mis manos por ese cuerpo joven y elástico… por su fuerte pecho… sus musculosos brazos… sus macizas piernas…. su sexo estaba en reposo… no es tan grande como el tuyo, pero se veía hermoso…. así que sucumbí a la tentación y con la mayor delicadeza lo llevé a mis labios y empecé a besarlo y luego a chuparlo con suavidad… conocía la flacidez de ese miembro en mi boca cuando quise reanimarlo sin éxito la vez anterior… pero esta vez, seguramente gracias al reposo, con mis caricias bucales empezó a despertar y crecer lentamente…. su dueño también, pues sentí las manos del muchacho enredando sus dedos en mi cabello, dándome el ritmo de la mamada que mejor le acomodaba. La verga empezó a crecer en mi boca y yo lo chupaba, lamía, besaba y sorbía alternadamente. Pedrito gemía disfrutando la caricia. Mi boca subía y bajaba por el dilatado miembro.. quería probar su semen y me afané en mi tarea…. cada vez era más rápido, mas profundo, le acariciaba los huevos y mi lengua se multiplicaba para darle placer a mi joven amante…. él gozaba y se retorcía… me hubiese gustado que él me pusiera en pose de un 69 pero solo se dedicó a gozar mi mamada… yo metí entonces mi manos en mi chochito y empecé a satisfacerme solita, mientras mi boca se deleitaba con la verga del joven… de pronto, los gemidos del chico, lo tenso de su cuerpo me anunciaron que se le venía un orgasmo y a los pocos instantes un poderoso chorro de leche caliente y gruesa llenó mi boca.. diferente a tu lechita mi amor…. no sabría decirte si me gusto o no, pero no estaba mal. Tu sabes como me gusta tragar tu leche y con Pedrito hice lo mismo. Me lo tome todo, hasta la última gota…. cuando exprimía esa verga, vino mi clímax… mis fieles manitos lo habían logrado…. ambos quedamos exhaustos en la gran cama.

Serían las 8 de la mañana cuando desperté… Pedrito también lo hizo y le indiqué que guardara silencio pues sentía que las criadas estaban en plena faena de limpieza y obviamente no convenía que se dieran cuenta o siquiera sospecharan de la situación. Llamé por el intercomunicador a Teodora la criada más antigua y discreta y le dije que aún no asearan la segunda planta, que me dolía la cabeza y que no deseaba ningún tipo de ruidos. Igualmente les pedí que se encargaran mientras tanto de limpiar y regar el jardín delantero de la casa y que yo las llamaría si deseaba algo. Para sacar a Pedrito de la casa decidí usar la puerta del jardín trasero que da acceso a la otra calle y que es la que tu usaste cuando presenciaste mi anterior cita con el chico. Mientras hacía esto, el muchacho se fue a bañar, así que bien asegurada la puerta de nuestro cuarto y con las cortinas bien cerradas, entré al baño a acompañar a Pedrito en el duchazo… me metí al cubículo y mientras recibíamos la lluvia de agua calientita, empezamos a besarnos y a tocarnos sin pudor alguno nuestros cuerpos…. al instante sentí una rica erección en mi amante.. me trepé en Pedrito y yo que ya empezaba a mojar mi entrepierna con mis juguitos por efecto de los besos y las caricias, sentí como entraba en mi vagina el arma del joven. Sin perder el beso empezamos a movernos coordinadamente. Mis caderas rotaban atrapando esa prenda y él con un singular mete saca que al poco rato determinó un nuevo orgasmo mío, felizmente Pedrito no la había dado así que recuperando mi posición terminamos de bañarnos y salimos del cubículo. De inmediato entre besos y caricias empezamos a secarnos. Pedrito se sentó en la tapa el inodoro para secarse los pies y piernas, mientras yo me untaba el cuerpo con crema humectante. Nos miramos y él me atrajo hacia sí… su pene duro llamó a auxilio a mi chuchita y mientras nos besábamos me penetró nuevamente. Yo sentada sobre él, frente a frente, recibí en mis intimidades la verga del muchacho que entró raspando mi clítoris arrancándome continuos gemidos. La posición en que me estaba cachando permitía que yo tuviera el mando de la cogida, así que empecé a subir y bajar y a cada bajada me metía la herramienta del muchacho hasta las bolas. El se apoderó de mis tetas y las lamía, sorbía y mordía, un rato a una y otro rato a la otra, así hasta que no pudo aguantarse y empezó a vaciar su leche en mis profundidades, yo lo acompañé en ese orgasmo que nos dejó cansados y jadeantes, pero con mis movimientos le saque hasta la última gota de leche. Pedrito jadeaba y gemía y sus manos recorrían mi cuerpo con pasión… estaban ya amasando mis nalgas, ya friccionando mis piernas, ya sobando mi espalda…en fin a mí toda…

” – Marian, eres deliciosa…. te desee desde el primer momento que te ví, pero esas an inalcanzable….. ni en mis más afiebrados sueños pensé tenerte así….. rica… preciosa”.

“- Pedrito mi vida… sigue dando así… fuerte sin compasión. Tu pinga me da tanto placer… no la des todavía… quiero sentirla toda . al decir esto yo misma escuchaba mis palabras y me parecía que no era yo la que hablaba…

” – Si mi amor…. quiero satisfacerte, quiero que goces de mi pinga, perforarte con ella, siempre estará lista parati…..

” – Chupame las tetas mi amor… eso me da mas placer…. mátame papito… mas rápido…. mas rápidoahhhh, ahhhh, ahhhhhhhhhh, no aguanto la doy…. la doy ahhhhhhhhh

Realmente nos diluimos en una continua sensación de placeres y terminamos abrazados, sin ganas de levantarnos. Al poco rato nos incorporamos y nuevamente a la ducha.

Salimos del baño, eran casi las 10 de la mañana. Vaya, me había pasado casi doce horas con este redescubierto Pedrito y aunque ni él lo había intentado, ni yo le había ofrecido, no me tiró por el culito… Pensé que ya era momento que se fuera. Así, él se vistió y lo instruí como debía salir a la calle por la puerta posterior. Yo bajé primero para distraer las criadas que estaban junto con el chofer aseando el jardín delantero y al poco rato el se escabulló y ganó la calle. Diez minutos después llamaba a mi celular para decirme:

“- Marian, mi amor… ya estoy en la calle. Salí sin problemas. Quiero decirte que me has hecho muy feliz…. te necesitaba Marian…. y nunca antes he disfrutado tanto.- lo decía con la voz casi temblando.-

“- Yo también he disfrutado de esta noche Pedrito. Pero recuerda ese es nuestro secreto, nadie debe saber que esto ha ocurrido… ¿me entiendes?.- le advertí con voz muy firme.

“- Si Marian lo se… pero no quiero que esta sea la única vez… eres como una droga, quiero más….te quiero ver de nuevo… por favor .- decía suplicante.-

“- Pedrito… te debe quedar claro que solo yo decidiré cuando y donde nos vemos… esto es si decido que ello ocurra. Lo que ha pasado anoche, es consecuencia de una atracción física… hemos tenido sexo, un buen sexo, pero eso debe quedar allí ¿Me entiendes? Yo tengo una familia, un marido a quien amo profundamente y eso jamás variará. Por favor solo te pido que seas discreto y que te ciñas a mis condiciones, sino simplemente desaparecerás de mi vida y ni te reconoceré jamás.- mis palabras fueron precisas y directas y el chico así lo entendió.-

“- Si Marian, lo que tu digas.. yo estoy de acuerdo y descuida de mi no saldrá nada, te respeto y admiro y ni muerto diré nada, esto que ha pasado es solo mío. .- sentenció finalmente.-

Como verás querido, esta segunda cita fue bastante buena y me saqué el clavo. Fue solo sexo y como contaba con tu aprobación lo hice y sabes, me siento liberada. Tenías razón, es como darse un baño de juventud estar con una persona tan joven como Pedrito, pero, recuerdo unas palabras de mi padre, que las dice y definitivamente, son ciertas: antiguedad es clase” y el sexo que tengo contigo que se acompaña de amor, comprensión y deseo, no lo cambiaría ni por mil Pedritos. Te amo mi amor.- Conozco a mi mujer y sabía positivamente que era sincera.

Mientras ocurría el relato, mi verga se había endurecido nuevamente y goteaban los líquidos preseminales, de la arrechura que tenía al imaginarme la gran follada que había tenido mi mujer con su joven amante.. Ella no lo pensó dos veces y se sumergió en mi entrepierna engullendo mi pene en toda su extensión. Un delicioso 69 fue disfrutado por ambos con un desenfreno tal que hice correr dos veces seguidas a mi redescubierta mujercita. Mi leche no salió dada la practica y mañas que tengo para evitar correrme. Marian me cabalgó desaforadamente hasta el cansancio y el solo recuerdo de ambos de la follada con Pedrito nos daba nuevos bríos para continuar con la cogida. Nos vaciamos al unísono y nos chupamos después mutuamente… así hasta quedar dormidos. Al despertar, nos habíamos acomodado inconscientemente en la posición que siempre dormimos: yo a las espaldas de mi mujer, acariciando sus ricas piernas, esta posición fue aprovechada por Marian para mover su linda grupa contra mi sexo que resucitó con mejores bríos y empezamos a calentarnos para luego penetrarla por su estrecho y rugoso anito. El sexo que tuvimos fue de lo mejor acompañado con frases de verdadero amor que salía de lo más profundo de nuestros corazones.

Lo que acabo de narrarles es lo que sucedió a mi vuelta de viaje. Hasta el momento Marian no ha sentido ni las ganas ni el deseo de repetir la sesión con Pedrito. Sin embargo, ello puede ocurrir. Se que cuando lo desee me lo dirá y yo no me negaré. Se que solo es sexo, tal como el que yo tengo con mi secretaria Silvia y con Virginia, la famosa y deseable mujer del portero.

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