Yo no soy infiel es que mi marido no me comprende
FECHA: 8/11/2013Resulta que tras muchos a?os de estar casados, mi esposo y yo apenas y nos hablamos, lo que no me incomodar?a para nada, de no ser que en ocasiones cuando se acuesta, lo primero que hace sin decirme una sola palabra tierna, o preguntarme como me fue durante el d?a. Es colocar su mano sobre mi co?o, al tiempo que comienza a pegarme su erecto miembro contra mi cuerpo, en repetidas ocasiones, hasta que yo abro las piernas y encaja dentro de mi co?o su verga.
Despu?s de eso ni tan siquiera se preocupa si yo me satisfago o no, ya que m? r?pido que inmediatamente se viene dentro de mi co?o, como sucede la mayor?a de las veces, por lo que me qued? viendo el techo de nuestra habitaci?n, pregunt?ndome si eso es vida. As? que resignada a mi amarga suerte, sin darme cuenta cuando entr? en la p?gina social de FB. Poco a poco comenc? a mantener una vida secreta, no es que yo le ocultase nada a mi esposo nada, es que ?l ni se interesaba en lo que yo hac?a. Por lo que cuando, un amigo de un amigo, de una amiga m?a, solicito mi amistad, yo lo acept?, como hago con la mayor?a de las personas en esa red social.
Pero poco a poco, comenzamos a mantener un mayor n?mero de contactos, al grado que yo comenc? a contarles mis problemas, y ?l a darme consejos. Aparte de que su manera de escribirme fue siempre una bien tierna y caballerosa. Incluso el d?a en que me invit? a tomar un caf?, me propuso que fuera acompa?ada por mi esposo, si eso me hac?a sentir m?s tranquila y segura. Cosa que desde luego no sucedi?, ya que mi esposo jam?s hubiera entendido que yo mantuviera una amistad como la de mi amigo de FB, en persona.
Bueno les dir? que si asist?, pero desde luego sin mi esposo, a tomar caf?. Federico mi amigo result? ser tal cual, como se ve?a en su perfil, y yo debo reconocer que en mi caso puse una foto de unos cuantos a?os atr?s, pero ?l caballerosamente en ning?n momento hizo referencia a ello. Y as? comenzamos a salir, a pasear, visitar museos, y hasta me invit? a su casa.
Desde luego que ustedes no saben los que es ser ignorada, la mayor parte del tiempo por el esposo de una, y que de momento conozcas a este hombre, tan gentil, galante, y educado que te pones a pensar porque carajo me cas? con mi actual esposo, y no con un tipo como Federico. Bueno, a Federico lo convert? en mi confidente, y aunque nunca me propuso nada deshonesto, de pronto comenc? a sentir que yo me mor?a por dentro, deseando tener algo m?s ?ntimo con ?l. Pero Federico a pesar de sus tiernas, y dulces palabras. Me respetaba tanto y tanto, hasta que finalmente fui yo la que me atrev? a dar el primer pas?.
Por lo que convencida de que ese era mi verdadero amor, decid? seducirlo abiertamente. As? que una de las cosas que fui cambiando, fue mi vestuario, o por lo menos el que usaba cuando sab?a que me iba a encontrar con ?l. As? que comenc? a usar ropa menos discreta, y m?s reveladora. Al grado que cierto d?a al verme al espejo, me dije a mi misma que parec?a una puta, por lo corta de mi minifalda y lo abierto de mi blusa. Y desde luego que Federico not? mi cambi? de ropa, y no dejaba de comentarme lo bien que se me ve?a este nuevo estilo.
En mis horas de almuerzo, qued?bamos en vernos, en ocasiones en alg?n centro comercial, y en otros momentos pase?bamos tomados de la mano por un amplio y boscoso parque de la ciudad. Fue en una de esas ocasiones, que apenas nos sentamos en una retirada y pr?cticamente escondida banca, comenzamos a besarnos intensamente. Sus manos recorr?an todo mi cuerpo, sin que yo se lo impidiera para nada. Por lo que cuando sent? sus dedos, que se deslizaban bajo mi mini falda, pr?cticamente separ? mis piernas de par en par. En esos momentos Federico, h?bilmente mientras continu?bamos bes?ndonos como un par de desesperados, sent? su fogosa lengua introduci?ndola sabrosamente dentro de mi boca, al tiempo que los dedos de una de sus manos, alcanzaron mi vulva.
La manera en que tocaba los labios de mi vulva, me hicieron perder el juicio, y cuando esos mismos dedos alcanzaron mi cl?toris, me volv? como loca, pidi?ndole que me hiciera suya en ese mismo lugar. Federico dio un r?pido vistazo alrededor, al igual que yo, y justo tras el banco donde nos encontr?bamos sentados, hab?a un sin n?mero de arbusto, y justo en el centro oculto por los arbustos, nos dimos cuenta de que hab?a un peque?o claro sembrado con grama.
En cosa de segundos, atravesamos los arbustos, y al llegar al claro me tumbe boca arriba sobre su chaqueta que hab?a colocado sobre la hierba, Federico continu? bes?ndome, acariciando mi co?o intensamente, al tiempo que me dec?a una y otra vez, que me amaba, mientras que yo separaba mis piernas y le volv? a pedir con voz entrecortada y bien desesperada, que me hiciera suya. Tras yo misma recoger mi fada sobre mi vientre. Sus dedos hicieron a un lado mis peque?as pantis, y comenc? a sentir como deliciosamente su dura verga penetraba mi caliente co?o.
Sin dejar de besarme, su miembro entraba y sal?a una y otra vez de mi mojada y caliente vulva, al tiempo que yo como una desesperada loca mov?a mis caderas, a m?s y no poder. El sol del medio d?a nos ba?aba con sus calurosos rayos, y al yo abrir mis ojos vi a una joven parejita, paradas de de pie sobre el mismo banco que Federico y yo momentos antes hab?amos estado sentados bes?ndonos, los dos se encontraban boquiabiertos, nos observaban con cara de envidia sana. La verdad es que poco me importo, que esa chica y su novio nos vieran. Lo que yo deseaba en ese instante era que poder seguir disfrutando de la intensa atenci?n que me prodigaba m? amante.
As? que como dice la gente de mi pueblo, no le par? que ellos nos estuvieran viendo a Federico y a m? teniendo sexo. De momento mi amante me pidi? cambiar de posici?n, y cuando me recost? boca abajo sobre la grama, volv? a disfrutar de la verga de ?l penetrando mi co?o divinamente. A diferencia de mi esposo, Federico result? tener muy buen aguante, y cuando una de sus manos se desliz? bajo mi cuerpo, y volvi? agarrar mi cl?toris, me sent? la mujer m?s feliz del mundo en ese instante. A medida que con su verga Federico golpeaba mi co?o una y otra vez, yo continu? moviendo mis caderas, restreg?ndolas contra su cuerpo.
Los breves momentos en que pens? en mi pobre y cornudo esposo, lo hice para compararlo con Federico, de m?s est? el decirles que mi esposo sali? perdiendo, y por mucho en la comparaci?n. Yo como hac?a much?simo tiempo que no disfrutaba de m?ltiples orgasmos, como los disfrut? a esa hora del d?a, y bajo pleno sol. Cuando sent? que Federico estaba vini?ndose dentro de mi co?o, no s? c?mo se me ocurri? pedirle, que me pusiera su verga en la boca. Y cuando apenas lo hizo, yo me dediqu? a mamar, chupando descaradamente toda su leche, y trag?ndomela, frente a esa curiosa parejita, que no dejaba de vernos con sus bocas bien abiertas, y hasta puedo jurar que en todo momento vi a la chica tom?ndonos fotos con su I.Pot.
Yo s? bien que lo de Federico con migo es algo temporal y pasajero, por lo que no me hago falsas ilusiones, pero mientras tanto he decidido que seguir? vi?ndome con mi amante las veces que pueda.
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