Mi vecino me deseaba

FECHA: 8/31/2013

Pero posteriormente durante los siguientes embarazos de Lourdes, el inter?s de Raimundo sobre mi persona era mucho m?s evidente, por lo menos para m?. As? que comenc? a ponerle atenci?n, y en cierto momento se lo coment? a mi esposo, pero como por lo general se encuentra m?s interesado en su trabajo que en mi persona, realmente se que no me lleg? a prestar mucha atenci?n.

As? que por un tiempo, procur? mantener una distancia saludable entre Raimundo y yo, por aquello de evitar un mal entendido. Pero su insistente manera de mirarme, en el fondo reconozco, que me hac?a sentir algo especial. Aunque mi esposo ni cuenta se daba de ello.

Por lo que mi rechazo a encontrarme con Raimundo, poco a poco fue cambiando, ya que su manera de verme, me hac?a sentir deseada. As? que al principio ocasionalmente, durante las actividades que nuestras dos familias hac?an juntas, comenc? a detenerme a charlar con ?l. Desde la primera vez que lo hice, mi vecino no dej? de hacerme subidas insinuaciones. Las que a m?, la realidad es que me encantaron escucharlas.

Posteriormente, los d?as en que me quedaba en casa, sal?a al patio a tomar sol. Justo para la misma ?poca en que la mujer de Raimundo, Lourdes. Debido a su delicado estado de gestaci?n, no pod?a encargarse de sus dos hijos menores, por lo que desde que cumpli? su quinto mes de embarazo, fue a dar a luz a casa de su madre, quien la ayudaba con los ni?os. Ya que como Raimundo trabajaba de noche, ?l no pod?a cuidarlos adecuadamente.

Al ya no estar su mujer en casa, Raimundo cada vez que yo iba a tomar el sol, ah? se encontraba ?l, busc?ndome conversaci?n, dici?ndome lo mucho que me deseaba, y lo hermosa que yo era. Yo siempre procuraba mantener cierta distancia, pero a pesar de ello, cada vez Raimundo se me acercaba m?s y m?s. Y para serles sincera les dir? que cada vez que me dec?a esas cosas, me volv?a loca, aunque yo procuraba no demostr?rselo.

Pero un d?a en que sal? a tomar el sol, y me hab?a soltado el sost?n de mi biquini, Raimundo como de costumbre se me acerc? a charlar conmigo, y a parte de c?mo de costumbre decirme lo interesado que estaba en m?, se ofreci?, sin que yo se lo pidiera, a pasarme el protector solar por mi espalda. Yo realmente no vi nada malo en ello, as? que acept?.

Durante los siguientes d?as, no hubo uno solo en que no sintiera las manos de Raimundo sobre mi cuerpo. Al principio solo se hab?a limitado a mi espalda, pero poco a poco fue ganando m?s y m?s confianza, al grado en que sin que yo se lo pidiera, sus h?biles manos me regaban el protector solar por entre mis piernas y muslos. Y todo eso sin dejar de decirme lo mucho que me deseaba.

As? que se podr?n imaginar, que fue lo que sucedi?. Si en efecto, como dicen, tantas veces va el c?ntaro al rio hasta que se rompe. Eso mismo me sucedi? a m?, ante las constantes e insistentes palabras de mi vecino, mi voluntad se rompi?.

Ese d?a mi esposo como ya era su uso y costumbre, quiso tener un rapidito conmigo, dej?ndome con mis piernas bien abiertas, el culo embarrado de su semen, y mirando el techo de nuestra habitaci?n, sin que yo ni tan siquiera llegase a excitarme. Por lo que despu?s de que se march? para dar sus clases en la universidad, yo maldici?ndolo me levant? de la cama, me di una buena ducha y me asee internamente.

En esos momentos me encontraba tan y tan frustrada, por las acciones de mi esposo, que molesta con ?l decid? tomarme el d?a, no ir a trabajar, ni hacer nada en la casa. Por lo que me puse mi biquini, me prepar? una jarra de mojito, y me fui al patio a tomar el sol, por el resto del d?a.

Al rato como de costumbre apareci?, Raimundo. Nos pusimos a charlar a medida que ?l h?bilmente comenz? a ponerme el bloqueador solar por toda mi espalda. Y a medida que fuimos charlando, intencionalmente dej? que se me saliera hacerle una confidencia, de lo molesta que estaba con mi esposo, por lo que hab?a hecho. Sin dejar de ponerme atenci?n, Raimundo supo muy bien como manipular mi supuesto enojo contra m? marido, y a medida que sus manos iban pasando sobre la piel, de mis piernas, muslos, y hasta mis nalgas, embadurn?ndome con el protector solar. ?l continu? dici?ndome lo mucho que me deseaba, el magn?fico cuerpo que yo ten?a, alabando mis paradas y apretadas nalgas, las que en cierto momento ten?a entre sus manos, sin que yo opusiera la menor resistencia.

As? que sin yo darme cuenta realmente de momento me enconttr? completamente desnuda bajo las fuertes manos de Raimundo, quien no dej? ni por un instante en seguir masajeando y acariciando toda mi piel desde la punta de los pies, hasta mi cabeza. Por lo que cuando de momento voltee a verlo y encontrarlo tan desnudo como lo estaba yo, no me sorprendi? para nada, y recostada boca abajo sobre la tumbona que tengo en el patio, separando mis piernas, dej? que tuviera libre acceso a mi co?o.

Yo esperaba deseosa de sentir su miembro penetrando mi co?o, pero cuando lo que sent? fue su lengua lami?ndolo, eso hizo que terminase por derretirme, y me predispuso a dejarme hacer todo lo que ?l quisiera.

A medida que Raimundo continu? mamando atrevidamente mi co?o y hasta mi culo, pasando su lengua, y chupando mi cl?toris, no me qued? la menor duda de que en cualquier momento tendr?a su verga dentro de m?, as? mientras que yo gem?a profundamente de placer, mi amante se fue posicionando, sobre mi cuerpo, dejando de mamar mi co?o de momento.

Fue cuando comenc? a sentir como se deslizaba dentro de mi cuerpo su verga, y a medida que me fue penetrando, a mi me brotaron lagrimas, no de dolor ni por nada malo, sino de felicidad. As? que cuando su cuerpo estuvo por completo en contacto con el m?o, y su miembro ben dentro de m?, yo comenc? a mover mis caderas, al principio lentamente, sintiendo como entraba y sal?a su verga de mi co?o, pero a medida que continu? movi?ndome, Raimundo me apretaba m?s y m?s contra su desnudo cuerpo, proporcion?ndome un placer que yo ya cre?a olvidado.

Por un largo rato mi vecino y amante, me hizo sentir la mujer m?s deseada del mundo. As? que a medida que continuamos disfrutando el uno del otro, a ?l se le ocurri? que cambi?semos de posici?n. Lo cierto era que yo al principio, dije que no, pero por miedo dejar de sentir su rica verga entrando y saliendo con fuerza de mi mojado co?o, finalmente le dije que si.

Pero al acceder a sus peticiones, al colocarnos frente a frente, y ver como esa gruesa cosa entraba divinamente dentro de m?, me abrac? con fuerza a ?l, buscando sentir bien dentro de mi todo su miembro. Por lo que sin dejar de moverme como una salvaje, por primera vez en mi vida disfrut? de m?ltiples orgasmos. En esos momentos cuando al mismo tiempo que me penetraba por mi co?o, sent? algunos de sus dedos penetrando mi culo, no me extra?o que me pidiera que le diera el culito. Raimundo realmente no esper? mi respuesta, ya que extrajo su verga y sin compasi?n me la enterr? entre mis nalgas. Lo que lejos de dolerme o incomodarme, disfrut? ampliamente.

Por un tiempo que para m? fue glorioso, Raimundo me hizo sentir todo el deseo que ten?a por m?. As? que mientras que yo disfrutaba de sus intensas atenciones, mov?a mis caderas como nunca antes las hab?a movido. Tanto mi amante como yo nos encontr?bamos en el medio del patio, manteniendo una salvaje sesi?n de sexo, sin que me llegase a importar que alg?n otro vecino nos viera.

Cosa que sucedi?, pero que no me enter? hasta que a los pocos d?as, el hijo de mis otros vecinos, de manera clara y raspada me dijo que tambi?n deseaba acostarse conmigo, pero de ese les hablo luego.

En esos momentos lo ?nico que se me ocurri? al terminar fue el recoger mi ropa y la de Raimundo, y agarr?ndolo por una mano lo llev? hasta el dormitorio de mi esposo y m?o. Donde no s?, c?mo se me ocurri?, llevar a Raimundo a nuestra cama, lo que si se fue que apenas entramos al cuarto, despu?s de lavar su verga, me dediqu? a mam?rsela, como si de ello dependiera mi vida. El resto del d?a Raimundo y yo hicimos en mi cama cosas que jam?s me atrever?a hacer con mi esposo.

Despu?s de ese primer encuentro, entre mi vecino y yo, continuamos a manteniendo un sin n?mero de encuentros, ya fuera dentro de mi propia casa, o para variar ocasionalmente en la suya. Lo mejor de todo eso era que mi esposo, que ni se imaginaba que Raimundo y yo ?ramos amantes. En ocasiones Luis no hab?a terminado de salir de casa, cuando Raimundo ya se encontraba entrando por la cocina.

Pero como todo lo bueno se termina, una vez que la mujer de Raimundo dio a luz, regres? a su casa con toda su jaur?a. Por lo que nuestros felices encuentros, se vieron suspendidos temporalmente. Los que r?pidamente comenc? a echar de menos. Por suerte, el hijo de nuestros otros vecinos, me pill? teniendo sexo, con Raimundo en el medio de nuestro patio, y como ya les coment?, de manera clara y raspada, se me acerc? a los pocos d?as, y descaradamente me dijo que deseaba acostarse conmigo, al tiempo que me mostr? en su tablet, varias fotos de Raimundo y m?as, completamente desnudos, teniendo sexo en el medio del patio trasero de mi casa.

Como se lo podr?n imaginar, aunque me indign?, no pod?a rechazar su pedido, ya que de lo contrario, aunque no me lo tuvo que decir, supe que las condenadas fotos, ir?an a parar al buz?n electr?nico de mi esposo. Por lo que sin m?s ni m?s, en ese mismo instante, lo dej? pasar dentro de mi casa, no fuera a ser que otra persona nos viera.

Ya dentro, sin que ?l me dijera nada en lo absoluto, comenc? a desvestirme en el medio de mi sala. Hasta que quede completamente desnuda, ante los ojos del chico. Por lo visto ?l no pens? que yo fuera a responder de esa manera, as? que me le acerqu?, y coquetamente como si fuera un juego, comenc? a ir quit?ndole toda su ropa, hasta dejarlo tan desnudo como yo me encontraba.

Lo siguiente que hice fue dejarme tocar por ?l, y a medida que lo fue haciendo, sus temblorosas manos exploraron todos y cada uno de los h?medo rincones de mi cuerpo. En medio de todo, me acord? de la primera vez que yo tuve relaciones sexuales con un t?o m?o, unos cuantos a?os mayor que yo. En su momento mi t?o, despu?s de quitarme toda la ropa, se agach?, y a pesar de lo nerviosa que me encontraba, para mi sorpresa, mi t?o comenz? a besar mi co?o, haci?ndome perder el equilibrio, cayendo sobre mi propia cama, ?l separ? mis piernas, y mi t?o no retir? su boca de mi co?o, hasta que disfrut? de un tremendo orgasmo.

Yo por mi parte despu?s de agacharme, me llev? el miembro de mi joven vecino a mi boca, y comenc? a mam?rselo, hasta que entend? que estaba a punto de venirse, por lo que me separ? de ?l. Luego me tend? a su lado en mi cama, separ? mis piernas, y divinamente sent? como esa joven verga me comenz? a penetrar.

Claro que jam?s ni nunca ser? igual a Raimundo, pero el chico va aprendiendo. A mi esposo, como de costumbre ni cuenta se da de lo que sucede a su alrededor.

Mira su video Online

0 comentarios

Publicar un comentario