Hola, mi nombre es Roberto y trabajo como jefe de administración en una empresa mediana. Soy la mano derecha de mi jefe y él confía ciegamente en mí. Mi historia comienza cuando un día llego a trabajar a la empresa una sobrina de mi jefe llamada Carolina. Ella iba a comenzar de abajo, por lo que le dimos el cargo de ayudante de contabilidad, a lo cual ella estaba muy agradecida, pues estaba necesitada económicamente. Era una chica bastante bonita, flaca, pero con curvas y con una personalidad algo infantil, pero que despertaba algún morbo en mí. Todo transcurrió sin problemas, pues ella era trabajadora y jamás dio un problema como para tener que retarla (a lo cual mi jefe no tenia problemas, pues él era de la idea que su sobrina se tenia que ganar el trabajo). Un día, ya tarde, me estaba yendo para la casa y me di cuenta que aun estaba Carolina trabajando, por lo que me despedí y no le di mayor importancia, pues era de confianza y ella podía cerrar la oficina. A mitad de camino, cuando había pasado como media hora me di cuenta que había dejado las llaves de mi casa en el cajón del escritorio, por lo que decidí devolverme. Al entrar a la oficina, me di cuenta que había ruido, escuche a varias personas y además sentí olor a marihuana lo que me pareció extraño, pero mayor fue mi impresión cuando al llegar a la puerta, veo a Carolina que estaba con 4 amigos fumando marihuana, conversando y bebiendo alcohol. No les puedo decir la cara que puso cuando me vio, pero claramente era de espanto.
- Pero Carolina, ¿que significa esto? – grite a viva voz.
- Ro ro ro…Roberto – exclamo ella en shock
- Que se supone que estas haciendo?? – pregunte nuevamente y en seguida, sin dar tiempo para que respondiera, les dije a todos sus amigos que se tenían que largar inmediatamente. Sus amigos, tan asustados como ella, no atinaron a decir nada y se fueron rápidamente sin siquiera despedirse de Carolina.
- Ok, ahora me puedes decir que es lo que estabas pensando.
Ella estaba muy asustada y de pronto me contesto.
- Perdóneme Roberto, yo solo quería divertirme un momento y no teníamos otro lugar donde pasar el rato, por lo que les dije a mis amigos que se vinieran para acá, pero ellos son honestos y la idea era dejar todo exactamente igual a como estaba – me dijo ella comenzando a sollozar. Se veía que estaba aterrorizada.
- Lo siento Carolina, pero esto es algo que a ningún trabajador se lo aguantamos, por lo que me veré en la obligación de contárselo a tu tío mañana mismo.
- Pe pe pero por favor no!, tu sabes como es él y jamás me perdonaría una cosa así – dijo ya llorando.
- Lo siento Carolina, pero es lo mínimo que puedo hacer por él, pues es mi jefe y siempre he sido fiel a él.
Ahora su cara se había desfigurado y lloraba amargamente implorando piedad.
- Por favor Roberto, si él sabe esto me va a echar del trabajo inmediatamente y no puedo quedarme sin trabajo!!
- Bueno, eso es algo que deberías haber pensado antes – dije, sin un dejo de clemencia.
- Pero por favor Roberto!! – ahora se veía desesperada – estoy dispuesta a cualquier cosa, pero no me deje sin trabajo!!
- Lo siento Carolina, así es la vida y hay que pagar las consecuencias de lo que uno hace.
- Por favor!!! – lloraba desconsoladamente – por favor, por favor!!………hago lo que quieras, puedo soportar el castigo que estimes pertinente, pero por favor que esto quede entre nosotros!!.
Ella no paraba de llorar y de implorarme, a lo cual, debo decir, no soy una persona que se ablande fácilmente, pero me estaba empezando a dar lastima. De pronto se me ocurrió la mejor idea que he tenido en mi vida.
- Ok, Carolina, estoy dispuesto a disculparte, pero tienes que saber que te mereces un castigo, pues esto es algo que no puedo dejar pasar.
De pronto es como si le hubiesen prendido los ojos, pues dejo de llorar inmediatamente y me presto toda la atención del mundo.
- Por supuesto Roberto, lo que tu digas, pero por favor que esto quede entre nosotros!!.
- Ok, lo primero que debo decir es que lo que hiciste es algo completamente infantil y tu ya tienes 20 años.
- Por supuesto Roberto, discúlpame – dijo ella bajando los ojos y con actitud de disculpa.
- Por lo tanto Carolina, me voy a ver en la obligación de castigarte igual que a una niña de 12 años.
- Si, lo que tu digas Roberto – me contesto con cara de incertidumbre y algo asustada.
- Párate – dije yo firmemente.
Ella se paro como un resorte, pues el miedo a perder el trabajo era muchísimo mayor a cualquier cosa que le pudiese hacer.
- Ahora desabróchate el pantalón y bájatelo hasta las rodillas.
- QUE??? – exclamo ella sin poder creer lo que estaba escuchando.
- Lo que escuchaste Carolina y esto no será todo, te lo advierto, por lo que si quieres te puedes ir y mañana proseguimos tal como lo habíamos conversado.
- Pero por favor Roberto!, que me vas a hacer?? – dijo ella con cara de confusión.
- Bueno, te voy a dar nalgadas igual que a una niña de 12 años, tal como te comente, pues creo que va a ser la mejor manera de que entiendas lo mal que estuviste.
- Pero por favor Roberto, cualquier cosa menos eso, me da muuucha vergüenza!!
- Esa es la ida Carolina, que la vergüenza te haga pensar la próxima vez antes de hacer una tontera como esta. Ahora, si quieres, te puedes ir y dejamos todo tal como conversamos.
- Noo!, por favor, eso no, no me puedo quedar sin trabajo………pero esto me da mucha vergüenza.
- Bueno, pues tienes 5 segundos para elegir, pues estoy perdiendo la paciencia.
La cara que tenia me ponía a mil, por que estaba súper avergonzada y yo ya quería verla.
- Esta bien – me dijo después de un rato, roja de vergüenza. Entonces se comenzó a desabrochar los pantalones lentamente, parecía una primeriza, al tercer botón ya se le veían los calzones blancos y yo estaba poniéndome muy caliente.
- Ahora bájatelos hasta las rodillas y te pones acá en mis piernas – dije, mientras le mostraba que debía ponerse encima de mis rodillas.
Finalmente se bajo los pantalones mostrando completamente su calzón blanco. Era bastante diminuto y no me imaginaba a Carolina con este tipo de ropa interior. Se puso en mis rodillas e intento tapar su culo con sus manos. Al hacer esto, se las tome y las puse encima de su cabeza diciéndole – no se te ocurra moverlas de ahí, por que se acaba inmediatamente el trato. Ella se veía muy avergonzada, lo que aumentaba mi calentura a mil. Se saco las manos y comenzaron los golpes.
- PAF! PAF! PAF! PAF! PAF! PAF!
- Aaahy!! – gritaba ella con cada golpe, mas por la humillación que por dolor.
Intente no pegarle muy fuerte, pues no quería que quedaran marcas o se me pasara la mano. Después de 20 palmadas le dije que se parara.
- Ya terminamos?? – me pregunto no muy convencida.
- Por supuesto que no, esto es recién el comienzo – dije fríamente – ahora bájate el calzón hasta las rodillas también.
- NOO!!………por favor el calzón no!!…….esto si que me da vergüenza Roberto!!
- Bueno Carolina, entonces esto jamás se te olvidara y no volverás a cometer este tipo de errores.
- Pero por favor Roberto, por lo que mas quieras……..mira como estoy, en calzones y con los pantalones en las rodillas en frente tuyo, no me hagas quitármelos!!.
- Carolina – dije con voz mas autoritaria – si no obedeces inmediatamente, me voy a ir y mañana tu tío sabrá todo.
Entonces Carolina, llorando, se comenzó a bajar el calzón dejando a la vista un coño con poco pelo y delicioso. Se puso encima de mis rodillas y le comencé a pegar firme, pero sin mucha fuerza, pues la idea a estas alturas era la vergüenza más que el dolor.
Nuevamente – PAF! PAF! PAF! PAF! PAF! PAF!
A lo cual ella ahora no gritaba, pues según creo no podía mas de vergüenza y quería que esto se terminara lo antes posible……..pero yo tenia otros planes.
Una vez terminado con 20 nalgadas mas le ordene pararse.
- Ahora si me imagino que esto es todo, verdad Roberto? – me dijo ella muy humildemente y aun con los pantalones y calzones hasta las rodillas.
- Pues no fíjate Carolina – conteste amablemente – ahora quiero que te quites el pantalón y el calzón y te pongas mirando a la muralla hasta que te avise.
Ella, visiblemente molesta y en problemas, no tuvo más remedio que obedecer. Se quito completamente los pantalones y los calzones, le ordene dejarlos arriba del escritorio y no darse vuelta por nada del mundo hasta nuevo aviso. Tenía su culo rojo y se veía que lo apretaba posiblemente por el dolor que le provocaba y también la vergüenza de verse completamente desnuda de la cintura para abajo.
Me quede contemplándola un buen rato, pues no siempre se tiene esta oportunidad. Después de unos 10 minutos me pare y fui al cajón del escritorio, saque mi cámara digital y me dirigí donde estaba ella. Entonces apreté el primer clic apuntando directamente a su culo, a lo cual por supuesto ella se dio cuenta.
- Pe pe pero que estas haciendo? – dijo dándose vuelta y tapándose con sus 2 manos el coño y el culo.
- Fotografiándote Carolina – conteste sin un dejo de preocupación.
- Pero Roberto!!!, esto es demasiado……..me tienes desnuda de la cintura hacia abajo y además me sacas fotos!!! – gruño enojadísima y comenzó a vestirse.
Yo, mas haya de enfadarme, le seguí sacando fotos mientras se vestía, pues sabía que la tenía en mis manos. Ella, por supuesto, se tapaba todo lo que podía y seguía roja de vergüenza. Una vez que estaba en calzones y camino a ponerse los pantalones, la interrumpo diciéndole:
- Carolina, como puedes ver te tengo completamente a mi merced. Además de haberte pillado con tus amigos, ahora tengo fotos de tu culo y no creo que quieras mostrárselas a toda la oficina, ni tampoco en Internet, verdad? – dije guiñándole un ojo y ya con cara de otra cosa.
Ella se detuvo inmediatamente, como si no hubiese medido las consecuencias de todo lo que había pasado.
- Y que es lo que quieres Roberto? – pregunto con un aire de derrota.
- Pues serás mi esclava hasta que me aburra de ti – conteste sin intermediarios.
- Y que significa eso? – pregunto nuevamente con cara de espanto y ya empezando a entender la situación.
- Pues muy simple Carolina, harás exactamente todo lo que te pida y cuando te lo pida, sin ningún tipo de reclamo de por medio.
- Pues parece que no tengo otra salida – dijo apenadamente.
- Exacto – conteste – pero lo bueno de todo esto es que finalmente te gustara como a toda mujer. Vamos a empezar inmediatamente con la sesión de fotos inconclusas, así que desnúdate completamente, incluyendo todo lo de arriba.
- Pe pero me quieres seguir fotografiando??, pero si ya tienes tus fotos!!.
- No las que quiero Carolina, además que me gusta la vergüenza que te da, pues creo que es el camino mas directo a la excitación.
Ella comenzó a desvestirse nuevamente y lo que mas me gusto es que nuevamente la sentí llena de pudor. Primero se quito la blusa y luego el sostén, tapándose las tetas con una mano, mientras con la otra se quitaba el calzón. Una vez que quedo completamente desnuda, la observe un buen rato para aumentar la excitación. Ella se tapaba, pero no me importaba por que tarde o temprano sería mía.
- Pon tus 2 manos arriba de la nuca – le ordene.
Ella me obedeció con su cara roja y sollozando, además de inclinarse un poco hacia delante intentando evitar que le viera el coño. Le comencé a fotografiar ya sabiendo que tenía la situación completamente en mis manos.
- Perfecto Carolina – le dije sin parar de fotografiar – ahora súbete arriba del escritorio y ponte en 4 patas.
- Pero Roberto, no me hagas hacer mas cosas por favor, estoy muerta de vergüenza y ya es suficiente la humillación.
- No me importa lo que pienses Carolina, ahora soy yo el que tiene todo el poder, así que arriba de la mesa en posición de perrito!!.
Nuevamente me obedeció con cara de querer asesinarme si lo pudiese hacer. Se subió a la mesa y se puso en 4 patas, donde podía ver toda su humanidad. A estas alturas estaba excitadísimo, pero me tenía que contener pues no quería cometer un error que me costaría más caro posteriormente.
- Perfecto Carolina – exclame irónicamente – jamás pensé que te vería desde esta posición, ahora separa las piernas para verte el coño.
- Hasta cuando me vas a humillar Roberto? – contesto sollozando cometí un error y eso lo se, pero mira como me tienes, humillada y sin poder discutir nada.
- Exactamente esa es la idea Carolina, verte humillada para que aprendas que hay ciertas cosas que no puedes hacer. Créeme, esta lección no se te va a olvidar jamás. Ahora abre las piernas y apoya la cabeza en el escritorio.
Ella nuevamente obedeció a regañadientes, abrió las piernas un poco y comenzó a bajar la cabeza, con lo cual, en la posición en que estaba, podía ver sus dos orificios bien abiertos. Me aleje un poco y comencé a fotografiarla, pues me excitaba de sobremanera el saber que luego la podría ver cuando quisiera. Su culo se veía delicioso y blanquito, por lo que decidí abrir un poco sus nalgas para ver bien su orificio. Por supuesto a ella no le gusto este detalle, pero sabia que no tenia nada que hacer, por lo que me dejo que le hiciera esto y la sobara un poco en su culo. Después le fotografié bien su culo, haciéndole un close up a su orificio y posteriormente abrí sus labios vaginales para fotografiar su clítoris. Fue en ese momento y por primera vez, que me di cuenta de que se estaba empezando a mojar, aunque no lo reconociera. La deje así unos 10 minutos, donde tuve que haber sacado unas 50 fotos desde distintos ángulos. Una vez que termine, me acerque a su oído y le susurre:
- Muy bien Carolina, ahora si estas en mis manos. Mañana vamos a proseguir, por lo que tendrás que venir con una falda corta y luego te contare como será nuestro día.
Ella seguía sollozando y se comenzó a vestir rápidamente, sabia que mañana seria un día que no olvidaría jamás.
Por mi lado, me fui a acostar ese día con una sensación increíble de poder y llegue a mi casa a tirarme como 5 pajas seguidas pensando en penetrar esos agujeritos, pero había que tener paciencia…..
Al otro día, tal como se lo había ordenado, Carolina llego con una falda corta. A medio día la llame a mi oficina, le dije que pasara y que cerrara la puerta.
- Hola Carolina, como ha estado tu día?- pregunte.
- Tu sabes muy bien que nada de normal Roberto – contesto con un tono algo molesto – no se exactamente que esperar del día de hoy, pero si va a ser como el de ayer, eso no me hace sentir nada bien.
- No te preocupes, va a ser mucho mejor que el día de ayer.
- Espero, por que ayer no fue nada agradable – contesto nuevamente con un dejo de enojo – además estoy con dolor de cabeza y no tengo ganas de humillarme como ayer lo hice.
- Bueno Carolina, eso queda bajo tu criterio, pero me gustaría que vieras esto – exclame.
Le mostré la pantalla de mi computador y ahí estaban todas las fotos de ayer, unas 80, todas de su cuerpo completamente desnudo, con acercamientos de todos sus agujeros y en posiciones bastante poco decorosas. Además le mostré un mail que tenia listo para enviar, con 5 de sus mejores fotos adjuntadas y dirigidas a todas las direcciones de la gente de la oficina.
- No creo que quieras que esto se envíe, ¿verdad? – pregunte sarcásticamente.
Entonces vi como su cara se desfiguraba, pues creo que con el shock que le provoco lo de anoche, no se había percatado de toda la situación y lo comprometida que estaba.
- Esta bien Roberto – dijo cabizbaja y con un tono de derrota total – creo que tendré que hacer lo que me pidas.
- Exactamente Carolina y vamos a empezar por levantar esa faldita para ver tu ropa interior.
Ella comenzó a subirse la falda con cara de pocos amigos, aunque se notaba que le costaba menos que ayer. Entonces dejo ver unos calzones grandes color crema que tapaban todo su coño.
- Ok, veo que viniste preparada esta vez. Quítatelos inmediatamente – ordene.
Ella respondió rápidamente como sabiendo que venia la orden y se los saco de una vez, dejando caer su falda nuevamente y sin mostrar mucho. Le ordene que me los pasara y los metí en el cajón del escritorio.
- Muy bien Carolina, ahora estarás todo el día sin tus calzones y además iras inmediatamente a comprar a la farmacia algo para tu dolor de cabeza y un termómetro que me traerás. Ella intento pedir explicaciones, pero ante un gesto mío agacho su cabeza y partió a comprar lo que le pedí.
Después de unos 15 minutos llego con mi encargo. Le pedí que cerrara la puerta, avise a mi secretaria que estaría ocupado con Carolina trabajando y que no me molestaran por nada del mundo.
- Muy bien Carolina, ahora ven acá y ponte en mis rodillas – le ordene.
- Pe pe pero me vas a dar nalgadas de nuevo??, porque??, ayer ya me golpeaste lo suficiente……..por favor, aun me duele lo de ayer.
Yo sabia que le dalia mas el orgullo que lo físico, pero esos no eran mis planes.
- No te preocupes, no te voy a castigar nuevamente con nalgadas. Ahora ven y ponte en mis rodillas. Ella obedeció no muy convencida y con bastante resquemor. La puse en mis rodillas, le subí la falda, lo cual por supuesto no fue de su gusto pues me daba toda la panorámica de su culo, abrí sus nalgas y de un tirón le metí el termómetro en su agujero.
- Ahhaaay!!, que estas haciendo – grito intentando soltarse.
- Bueno, tu me dijiste que tenias dolor de cabeza, así que decidí preocuparme por ti y ver si tenias temperatura – conteste – ahora quédate tranquila pues de otra manera tendremos que volver a tomarte la temperatura.
- Pero porque me haces esto Roberto??, entiendo que hice mal y no lo volveré a hacer por nada del mundo, pero no me tienes que castigar de esta forma, POR FAVOR!!
- Bueno Carolina, lo que tienes que empezar a entender, es que a estas alturas no me interesa el castigo, lo que me interesa es gozar lo máximo este momento y los otros que vendrán.
Esta vez Carolina entendió que no tenía nada que hacer, por lo que no respondió nada, bajo su cabeza donde no pudiese ver su cara y se quedo relativamente tranquila en mis rodillas y digo relativamente, por que para ver su reacción, me daba por mover el termómetro dentro de su culo, lo cual le provocaba moverlo y unos quejidos que parecían mas bien de excitación.
Una vez terminado mi análisis rectal, saque el termómetro de su culo y vi la temperatura.
- Estas perfectamente Carolina, no tienes fiebre por lo cual puedes seguir en tus quehaceres diarios.
Ella se paro rápidamente de mis rodillas y con la cara muy roja, diría yo que con algo de vergüenza y con algo de excitación, se bajo la falda y se aprestaba a salir de mi oficina.
- Donde vas? – pregunte.
Ella sin responder nada entendió el mensaje y se quedo parada en frente mió mirando al suelo.
- Que me vas a hacer ahora? – pregunto.
- No te preocupes, por el momento no te haré nada mas, pero ahora tendremos una reunión con Alfonso donde tu te sentaras al frente de él y cada vez que te haga esta señal con los dedos – le dije, mostrándole la señal – tu abrirás sutilmente las piernas y le mostraras tu coño.
Ella se puso a sollozar entendiendo que no podía hacer nada al respecto para evitar el episodio que vendría. Alfonso, a todo esto, era un tipo que trabajaba también en contabilidad y que, según yo, estaba enamorado de Carolina, pues siempre la quedaba mirando con cara de pelmazo y casi babeaba cuando la veía. Llame a Alfonso a la oficina e invente algún tema que discutir entre los tres. Alfonso ya estaba babeando al ver las piernas de Carolina y ella, por supuesto, se daba cuenta. Yo me imaginaba como se debía sentir ella, sin calzones y a punto de mostrar su coño a un cuasi desconocido. Estaba hablándoles a ambos acerca de nuevos procedimientos que debíamos implementar en la empresa cuando de pronto veo a Carolina y le hago la seña. Ella instintivamente mira hacia el suelo y abre sus piernas un poco, pero justo para mostrarle la rajita y sus pelos a Alfonso, que al pasar esto, se puso de todos colores y no podía parar de mirar la entrepierna de Carolina.
- Ok, eso seria todo Alfonso, gracias – dije, sabiendo que él no me estaba escuchando y que lo primero que haría seria ir al baño a pegarse una paja. Carolina solo miraba al suelo mientras Alfonso partió rápidamente fuera de la oficina.
- Viste Carolina, acabas de hacer feliz a un pretendiente – dije con ironía.
Ella ya no hablaba, solo miraba al suelo y me decía que si moviendo la cabeza.
- Ahora Carolina te vas a desnudar completamente, pues me dio un poco de envidia con Alfonso.
Ella se comenzó a quitar la ropa hasta quedar completamente desnuda. Ya estaba totalmente dominada. Yo abrí mi cajón y saque unas tijeras y otros elementos, ella miraba extrañada sin saber que vendría. Coloque unos papeles arriba del escritorio.
- Acuéstate arriba del escritorio – le ordene. Ella fue obediente y se subió sin problemas.
- Que me vas a hacer ahora? – pregunto.
- Te voy a depilar completita, pues no me gustan los coños peludos.
Ella dio un suspiro y se puso en la posición que le indique. Comencé por cortar los pelos que sobresalían demasiado y fui formando un triangulo arriba de su vulva. Luego le dije que se pusiera en 4 patas y le comencé a depilar parte del culo y los pelos que sobresalían del coño, situación que me puso a mil. Para esto, tenia que abrirle los labios vaginales e intencionalmente le rozaba el clítoris, el cual naturalmente comenzaba a humectarse. Ella seguía sin decir nada, pero de pronto empezó a gemir y yo veía como se estaba mojando entera y como le corría un hilo de jugos vaginales por la pierna.
- Parece que te esta gustando esto Carolina – comente sin parar de depilarla.
No contesto nada, solo agacho su cabeza e intento no gemir más, pero yo sabía que estaba excitada. Al terminar de depilarla, quedo con un triangulito delicioso de pelos y el resto completamente pelada, por lo cual le ordene que se parara y me mostrara mi obra. Ella se paro y se veía complicada por la situación, pues aun cuando no le gustara reconocerlo, estaba excitadísima y muy mojada. Entonces se quedo parada mirándome y sola se llevo los brazos arriba de la cabeza, mostrándome todo su cuerpo ya sin ningún pudor. Esto, por supuesto, me puso más caliente aun y entendí que era el minuto de dar el golpe de gracia.
- Ahora me la vas a mamar y no vas a parar hasta que me corra – le ordene.
- Esta bien – contesto ella tranquilamente.
Me baje los pantalones y ella me empezó a dar una mamada exquisita, no se si tenia experiencia en el tema, pero lo hacia con suavidad y realmente bien. De pronto y con todo lo caliente que estaba, me fui en su boca y ella se comenzó a tragar todo mi semen, estaba realmente excitada y se le notaba todo el coño mojado. Como ya me había ido, necesitaba alguna manera de volver a calentarme para estokearla como se merecía, así que se ocurrió usar la última oportunidad que tenia. Saque del cajón de mi escritorio un consolador anal que había traído hoy desde la sala de juegos de mi casa y se lo mostré.
- Ok Carolina, ahora si vas a gozar – le dije.
- Que es eso?? – exclamo – no pensaras que me lo vas a meter por….
- Si – la interrumpí – te lo voy a meter por tu ano, así que ponte en 90º con las manos arriba del escritorio y el culito bien parado.
Ella ya no discutía, no se si por que quería ser follada o había entendido que no tenia posibilidades de alegar nada. Se paro entonces frente al escritorio, se doblo hasta quedar en 90º y puso sus manos arriba de la mesa. Mientras, yo lubrique el consolador y luego el culo virgen de Carolina, luego le metí un dedo para que el consolador no fuese demasiada sorpresa y se lo empecé a mover dentro para animar un poco el cuento. Ella ya estaba loca por que se lo pusiera, pues ahora sus gemidos eran fuertes y ya no los intentaba callar. Después de un rato le metí otro dedo y luego el consolador, a lo cual ella respondió con un grito y luego con muchos gemidos de satisfacción.
En eso estaba hasta que me di cuenta que en cualquier momento se corría, así que le saque de improviso el consolador del culo, la tome, la di vuelta y me la empecé a follar arriba del escritorio. Estaba loca, chillaba de gusto como pocas mujeres he escuchado. Me imagino que debe haber sido por todo el morbo del día y por que finalmente había evitado penetrarla recién hasta ahora. La folle como un loco, incluso con el consolador metido en su culo (le encanto!, para mi sorpresa) y estuvimos así hasta la hora de salida de la oficina. Una vez terminado todo, ella se vistió, me despedí y le dije:
- Carolina, has aprendido una buena lección. Mañana serás libre y podrás hacer lo que quieras.
Lo increíble es que hasta el día de hoy me la sigo follando, por que paradójicamente Carolina era una ninfomanía cualquiera y siempre me estaba pidiendo nuevos juegos donde ella se pudiese mostrar y luego follar.
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