Estaba en el super, en la cola para la carnicería y aun me faltaban diez números para que llegara mi turno. Era uno de esos momentos en los que te puedes dejar llevar por la imaginación y perderte en ella, desconectar de lo que te rodea.
Y que mejor que pensar que en los mensajes recibidos por la noche anterior, la fantasía era en un país frío, debajo de una manta me besaba y acariciaba. Habíamos ido a ver la aurora boreal pero eso solo fue unos minutos, porque la calidez de la manta al contraste con el frío exterior, la cercanía de su cuerpo y que ese momento era el que había deseado durante largo tiempo, hicieron que mientras me hablaba empezara a mordisquearle el cuello y el lóbulo de la oreja. El no tarda en responder a mi ataque, y me empieza a desnudar con cuidado, lentamente, cubriendo cada pedazo de carne descubierta con su boca y mientras yo perezosa acaricio su cabeza y su espalda. La pereza me dura poco, el vino que habíamos bebido y sus labios me encienden más que los volcanes del país. No puedo esperar a que termine e inquieta empiezo a desnudarlo, el contacto con su cuerpo desnudo, calido me enciende mas aun, y le pido que me tome ya, tengo prisa por sentirlo ya habrá tiempo para conocernos mas lentamente. Estamos perdidos para el mundo en ese lugar lejano, no hay nadie más ni nada más que nosotros y nuestros cuerpos unidos, no temo gritar allí no me puede escuchar nadie solo la naturaleza y grito una y otra vez al notarlo en mi interior.
El orgasmo ha sido completo pero quiero mas, quiero darme a el y que disfrute de mi cuerpo tanto como disfruto yo del suyo, así que me aparto y empiezo a besarle y a bajar por su cuerpo, en ese momento solo soy labios, lengua, dedos y pechos que acarician, besan, tocan, lame y chupa su cuerpo poco a poco, deteniéndome, bajando y subiendo para volver a bajar un poco mas. Oigo sus gemidos y su respiración pesada, el esta tan enfebrecido como yo, así que me detengo un poco, quiero que dure me vuelvo a besar su boca para que se pueda saborear el mismo y vuelvo a bajar otra vez lentamente hasta que llego a su sexo, allí me detengo haciendo un festín con su carne, hasta que me suplica que pare. Le hago caso quiero sentirlo otra vez dentro, su peso sobre mi y dejo que me tome, esta vez el tiene el control y me dejo mecer debajo de la manta hasta que esta vez gritamos los dos.
No puede ser, me silban los oídos mientras aprieto el carrito con las manos y me tiemblan las piernas, estoy teniendo un orgasmo en el supermercado, tengo la cabeza bajada intentando disimular mi expresión, cuando acaba miro alrededor y no pasa nada nadie se ha dado cuenta, me miro en uno de los espejos que hay por allí y solo veo que me brillan los ojos y que las mejillas están ruborizadas. Nunca jamás me había pasado antes, desde luego estoy febril los mensajes me están afectando mucho mas de lo que pensaba o será el periodo de abstinencia, no se, lo único seguro es que mi cuerpo y mi mente están mucho mas despiertos que en los últimos años.
-EL CUARENTA Y UNOOOOOOOOO QUIEN LO TIENEEEEEEE.
-YOOOOOOOOO.
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