Fiesta de cumpleaños (Tercera parte: la cena)
Hola soy Sofi, una putita travesti que fue invitada al fiesta de cumpleaños de los mellizos, hermanos menores de mi amigo sueco Fred, quien no me advirtió que su hermano mayor ya me había visto en el cine porno, usando mis pantimedias y mi tanguita, para llamar la atención de los asistentes y que después de verme tenía ganas de hacerme su mujer.
Entonces entre mi amigo Fred y su hermano mayor Franz, inventaron una fiesta de cumpleaños de sus hermanos menores, los mellizos Karla y Karl, que también estaban enterados que Luis (yo) era en realidad Sofi y también tenían ganas de tenerme para ellos.
Con objeto de que puedan entrar en contexto, para esta tercera parte de la fiesta de cumpleaños, les pido de favor que antes lean las partes 1 y 2, ya que les será más fácil asimilar esta tercera parte de la cena el sábado por la noche en casa de mi amigo sueco Fred.
La tarde en la alberca había sido maravillosa y yo (Sofi), ya había pasado por todos los hermanos: Karl, Franz, Fred y Karla incluida y en ese orden. Pero cuando pensé que ya había habido suficiente fiesta, Karla me dijo que me iba a vestir para la cena y esto se podía poner aún mejor.
Karla que todavía estaba encuerada recién llegada de la alberca me llevó a su recámara estando yo también todavía desnuda y me dijo que me iba a poner muy bonita, para que fuera la sorpresa de la cena, así que lo primero que hicimos fue meternos al baño de su recámara, para ducharnos y quitarnos el cloro de la alberca, pero una vez que rápidamente nos habíamos dado bañado en la regadera, Karla se puso a llenar la tina del baño, que también es un pequeño jacuzi y me dijo que nos íbamos a relajar un poco, especialmente yo que había tenido una fuerte actividad por la tarde. Y cómo no, si los cuatro hermanos habían hecho uso de mi culito hasta saciarse y satisfacerse completamente.
En cuanto la tina estuvo llena de agua templada, Karla abrió las espreas y comenzaron a salir los chorros de agua del jacuzi. Inmediatamente, echo al agua un poco de jabón para hacer burbujas y un líquido para aromatizar el agua. Se veía delicioso lo que íbamos a hacer, pues seguramente eso serviría como hidromasaje y podría recuperarme totalmente, en un ambiente sin tensiones. Pero ese no era precisamente el plan de Karla. Ella no había quedado totalmente satisfecha, pues había visto mucha calentura, pero solamente había tenido 4 o máximo 5 orgasmos y ella necesita más. Como yo no sabía esto, en cuanto estuvo la tina lista, me metí en ella , recargué mi cabeza en un extremo y pude sentir los chorros de agua y acomodé mis pies para que algunos chorros pegaran directamente en las plantas de mis pies. Entonces Karla, en vez de meterse a la tina conmigo y acompañarme (en la tina cabíamos fácilmente las dos juntas), se sentó en el borde de la tina detrás de mi cabeza y comenzó a masajear mis hombros. La verdad yo me sentía soñada y me dejaba hacer y disfrutaba del masaje en los pies y el que Karla me daba en los hombros y en el cuello. En la posición en que estábamos, mi cabeza propiamente estaba recargada en la parte más baja del vientre de Karla.
Luego me dijo, de una manera tal que una no puede negarse: “Sofi, por favor hazme el amor con tu lengua y deja que derrame mis jugos en tu boca”. Sin decir más ninguna de las dos, me hinqué en la tina, la abracé y nos besamos apasionadamente, enroscando nuestras leguas que jugaban un baile muy caliente en nuestras bocas. El beso nos subió a las dos la temperatura y yo comencé a acariciar a Karla en todo su cuerpo. Sus deliciosas, largas y bien torneadas piernas, sus nalgas, su cintura y su espalda y especialmente sus enormes y bien paradas tetas y ella estuvo todo el tiempo besándome y acariciando mi cabello y dejando que yo disfrutara de su hermoso cuerpo. Luego, como desapercibidamente, metí mi cabeza entre sus piernas y ella las abrió de inmediato para dejarme entrar y mi lengua caliente lamió sus labios vaginales y su clítoris despacio, muy despacio dos o tres veces, para luego con mis manos comenzar a masajear sus labios externos y con ellos apretaba su clítoris y lo sobaba mucho, dándole un masaje excepcional al que ella se entregó y comenzó a gemir sonoramente, lo que me calentó mucho.
Entonces abrí sus labios externos e introduje mi lengua hasta llegar a su clítoris y lo lamí y lo chupé con mucha fuerza, para que ella sitiera mucho placer, al tiempo que mis dedos jugaban en su periné y a veces se metían al culito y otras en la vagina. Karla se estaba calentando realmente, pues ya no eran gemidos los que producía, sino verdaderos gritos de placer y yo me daba cuenta que ella me empujaba la cabeza hacia adentro de su vagina, como si quisiera que me metiera ahí completamente. Cuando sentí que Karla estaba a punto de explotar, me salí completamente y volví a mamar sus tetas y a masajear sus nalgas, para que se enfriara un poco y que cuando llegara al orgasmo, se vaciara totalmente. Ella aprovechó ese momento, para besarme y metía su lengua tan profundo como le era posible dentro de mi boca y yo sentía que estaba mamando una pequeña verga, por lo que estaba sintiendo mucho placer con sus besos.
Pero una vez más me tomó de la cabeza y me la empujó hacia abajo, para que continuara en mi labor de cogérmela con mis dedos y mi lengua. Esta vez, sin escalas, me fui directamente a su clítoris para volverlo a lamer y a chupar y mi dedo medio derecho, se metió en su vagina, buscando en la parte anterior su punto G y una vez que lo encontré lo sobé con fuerza y rapidez, al tiempo que succionaba y metía su clítoris en mi boca, haciéndola gritar de pasión. Alcanzó a decirme algunas veces que siguiera tocando adentro y que continuara chupando afuera, hasta que tensó sus piernas y con ellas abrazó mi cabeza y llegó a un orgasmo verdaderamente violento. Sentí que había conseguido que Karla realmente se vaciara en ese orgasmo y pude saborear sus jugos vaginales y su venida y me sabían delicioso, y todo el conjunto interno de Karla palpitaba a toda velocidad y apretaba con fuerza mi dedo dentro de su vaginita, descargando toda la calentura acumulada por la tarde. Luego me besó y al hacerlo, ella sintió el sabor de su propia venida en mis labios y me dijo: “Ay Sofi, muchas gracias, ¡qué rico me vine! ¿Verdad que mi sabor es delicioso?” Todas mis amiguis lesbis me lo han dicho. Yo asentí con la cabeza y manoseándole una teta, le chupé el pezón de la otra, que estaba todavía muy duro y de un color más obscuro. Una vez que ella estaba satisfecha, se metió completa a la tina y las dos estuvimos disfrutando del baño, besándonos y acariciándonos, pero ya no cogimos.
Cuando terminamos de estar en la tina, nos salimos, nos secamos y cuando estaba lista para vestirme, Karla me dijo: “Un momento Sofi, ahora yo me voy a encargar de ti y de que las dos estemos muy bonitas para la cena. Ponte en mis manos y verás que en un rato estarás irreconocible y hermosa”. Cuando iba yo a protestar, ella me dijo que entendía bien que había cosas que no podía hacer, como delinearme las cejas, para que yo pudiera seguir dentro del clóset y que nadie ni en mi casa ni mis amigos y amigas ni en la escuela se dieran cuenta de que soy una puta. Que todo lo que me iba a hacer, sería de tal manera que podría después regresar a mi estado masculino sin dejar huella de la existencia de Sofi.
Así las cosas, primero se encargó de rasurarme el pecho, las axilas, las piernas, el culo y la región pélvica y me dijo, que eso sí se valía, pues no estaría encuerada en la escuela o en mi casa, por lo que nadie notaría que estaba rasurada, a menos que yo quisiera que me vieran así. Que ella estaba enterada de que en ocasiones me tenía que coger a alguna que otra mujer, para que todos supieran que soy muy macho y que ella estaba segura que todas las chicas que pudiera cogerme, lo que pensarían es que soy todo un metrosexual, que tengo mucho cuidado de mi persona. Así que bajo mi protesta, Karla me rasuró y no hubo poder humano que la hiciera cambiar de opinión. Por otra parte, Sofi sentía delicioso quitándose todos esos pelos de encima y quedar con una piel más lisita, para sus posibles picadores o picadoras. Y desde luego, una vez que lo haces por primera vez, ya puedes quedarte así para siempre, sin vellos en el cuerpo. ¡Qué delicia! Al rasurarme, Karla no lo hizo totalmente, sino que me dejó un poco de vello recortado coronando la base de mi verga y me dijo: “Así te ves muy bien, muy femenina, ¿verdad Sofi?
Después me puso crema en todo el cuerpo y ella a su vez, se puso en el suyo, así que la piel de ambas estaba ya muy suavecita. Entonces se fue al vestidor y regresó con dos atuendos idénticos. Ahí me di cuenta de que ella ya tenía todo preparado y se había tomado la molestia de ir a comprar un par de cada cosa, para vestirnos igualitas. Desde luego Fred ya le había dicho que Sofi y ella eran propiamente de la misma estatura y que Sofi era delgada como ella, pero un poco más ancha (ni modo, así somos las chic@s con clítoris crecido, sin cintura breve y huesos más gruesos y pesados). Y Karla me dijo: “¿Te gusta Sofi? ¿No te importa si nos vestimos igual? Ya te darás cuenta que nos vamos a ver muy bonitas, muy atractivas y muy puuuutassss, haciendo énfasis en la última palabra. Yo estaba tan ilusionada de que me iba a vestir, que mi alegría no podía ocultarse. Como agradecimiento le di un enorme beso y ella se puso feliz, de ver mi aceptación. Para la cena habría dos amiguis lesbis y putitas, ¡Ufff! Otra vez qué calor.
Antes que otra cosa, las dos nos sentamos ante el tocador y primero ella se peinó y me dejó que me peinara como siempre. Su peinado era muy sencillo, pues como su cabello es rizado, solamente lo secó y movió su cabeza para adelante y para atrás con fuerza y quedó como una leona, pero a la “despeiné”, aunque ya se veía que terminaría extremadamente atractiva, pues su cabello se esponja de manera natural y se ve hermosa. Luego inició conmigo y me sacó algunas cejas, sin que fuera demasiado. Puso algo sobre ellas y pude ver que quedaron muy bien alineadas. Luego me volteó para verla a ella y no al espejo. Me puso rubor en las mejillas, pintura en los ojos, me rizó las pestañas (que como las tengo largas, no fue necesario usar postizas) y me pintó los labios, vaya me hizo toda una labor de maquillaje, que nosotr@s necesitamos más que las chicas biológicas. Cuando terminó me volteó al espejo y la Sofi que vi era mejor que la de siempre, con maquillaje muy mal puesto o incluso sin él. Esta vez Sofi se veía muy mujer y la sensación de verme así me satisfizo mucho. La iba a besar, pero me detuve y ella me dijo: “bésame, que el labial es de los permanentes y no se te va a quitar ni me vas a manchar y la besé como agradecimiento y ella así lo entendió. Karla estaba feliz de ver y participar en la transformación de Sofi.
Luego ella se atendió y se maquilló rápidamente, pues tiene mucha experiencia y lo hace muy bien. Ambas estábamos todavía desnudas y al terminarse de maquillar, Karla se veía tan bien que tuve una erección y Karla al notarlo, me chupó la verga por un rato, teniendo cuidado de que no llegar al orgasmo. Volví a comprobar que Karla es una excelente mamadora de varga. Ella una vez más elogió mi clítoris y me dijo que esta nueva amiguis lesbis tenía un extra que ella se encargaría de gozar muchas veces y que se lo iba a presentar a sus otras amiguis lesbis e incluso a otras amiguis que no son lebis, pues me dijo que a ella le gustaba compartir sus cosas con sus amiguis.
Por fin llegó la hora de vestirnos. Lo primero que Karla me puso fue un liguero negro y yo me puse chinita de la emoción. Me preguntó si me sentía bien, si estaba apretado o suelto y la verdad daba muestras de estar muy interesada en que quedara yo muy bien presentada. Ella también se puso su liguero y así fue todo el tiempo, me ponía algo y luego ella se lo ponía también. Después del liguero, siguieron las medias y la sensación de tener medias es lo más rico de toda la vestimenta femenina y eso sí lo sabía yo, pues algunas veces usaba pantimedias para el cine porno o simplemente para traerlas puestas, aunque nadie las viera, se trataba solamente de tener esa maravillosa sensación de las medias envolviendo y acariciando la piel, pero esta vez era diferente, mi piel estaba rasurada y lisita por la crema que me había puesto Karla y la sensación se elevó a la máxima potencia y me volvió a crecer el clítoris y Karla esta vez hizo poco por él, pues me dijo que así no íbamos a terminar nunca. Ajustó las medias con el liguero y me dijo que caminara un poco, para ver si estaba cómoda y que me viera en el espejo del vestidor. Fui volada a verme y ¡caramba! Qué puta me veía, pues lo único que traía puesto era liguero y medias ambas cosas de color negro. Acto seguido me puso una tanguita, también negra que iba por encima de las medias y de las ligas. Esconder ahí el clítoris que seguía medio despierto fue un poco complicado, pero finalmente pudimos lograrlo, pues se redujo a su tamaño de reposo.
Lo siguiente fue el brassiere (negro también) con encajes haciendo juego con la tanga y el liguero y ella había comprado unos implantes para mí, por lo que Sofi estrenaría tetas esa noche. Yo me sentía soñada y hubiera querido que todo el mundo me viera y tal vez a varios se les antojaría hacerme su mujer y darme una buena cogida, pues me veía muy puta y descarada.
Finalmente vino la falda, que era una mini breve, exactamente al ras de la parte obscura de las medias. O sea que si me agachaba se vería que estaba usando medias y liguero. No había manera de ocultarlo, pero Karla estaba en la misma circunstancia y si a ella no le importaba, pues a mí tampoco. Total, los hermanos ya sabían que era Sofi y solamente me verían diferente y como quisiera estar siempre.
La falda era de un color plata que se cerraba con un cierre en la parte lateral derecha y combinaba con un cinturón grueso que se abrochaba al frente. El material era de lycra, de tal forma que se pegaba a mi cuerpo totalmente y dejaba poco a la imaginación. Yo me veía bien, pero Karla se veía maravillosa como para meterla a la cama y darle una cogida. Por último la blusa era negra, cruzada al frente y con un escote algo profundo, y se podía ver un poco hacia mi interior, pero Karla se acomodó la blusa de tal forma que ella dejaba asomar media teta y casi se veía el brassiere. Karla se vistió de tal manera que casi se le veía todo, pero no veías nada y te imaginabas que en cualquier momento quedaría encuerada para ti. Era muy provocativa y lo hacía con toda la intención de provocar y perturbar a cualquiera. Yo me veía muy puta, pero por los implantes, no tan descarada. Forzosamente debía enseñar un poco menos. Sentí tristeza de no poderme ver tan provocativa como Karla, pero por el otro lado, de verdad que sí me veía muy puta y eso me gustó y mucho.
Solamente quedaba un detalle, pero el más complicado. Los zapatos de tacón. Karla había comprado unos zapatos preciosos de color negro y con unos tacones de 10 cm. ¿Podría caminar con ellos? Pues miren ustedes lo que es la vanidad femenina y lo que es estar convencida de que eres una mujer por todos lados. Me los puse y con una clase que me dio Karla de unos 20 minutos, no solamente pude caminar, sino que pude moverme meneando mis nalguitas muy rico, para verme aún más puta y más deseable. El hecho de ser mujer y sentirte mujer y parecer mujer, no lo cambio por nada y es una sensación que me envolvió y me marcó definitivamente y para siempre. ¡Gracias Karla!
Me encaminé al vestidor para verme en el espejo otra vez y estar lista para la cena, cuando Karla me detuvo y me dijo que todavía no era el momento. Ella se metió al vestidor y regresó con una peluca morena, de cabellos no muy largos y peinada como con puntas redondeadas a los lados y me dijo que faltaba ese hermoso detalle. Me la puso y me dijo: “Ahora sí ve al espejo y dime si te gustas así o prefieres un peluca de cabello largo, pero es más clara y creo que ésta va mejor con tu color de piel. Mírate y dime si quieres probarte la otra”. Finalmente entré al vestidor y frente al espejo estaba Sofi, que podías asegurar que era una mujer. No había duda y esa mujer era bastante puta y eso me encantó. Karla volvió a preguntarme si me sentía bien o quería probarme la otra peluca y me la mostró, pero decidí que así estaba bien y que así bajaría a cenar.
Cuando por fin estuvimos listas para presentarnos a la cena, se escuchó la voz de Ilonka que gritaba: ¡Ya bajen, la cena está lista! Y yo en ese momento, por poco y me desmayo. Resulta que Ilonka estaría en la cena y no solamente los hermanos. ¿Qué iba a pensar? ¿Cómo explicarle mi atuendo? En fin tenía muchísimas preguntas y ni una sola respuesta. Le dije a Karla que me iba a quitar todo y que me bañaba rápido y los alcanzaba en la cena, pero que así no podía presentarme ante Ilonka, bajo ninguna circunstancia. Karla trató de calmarme, me besaba y me decía que no había problema y que Ilonka ya estaba enterada y yo me ponía peor, pues cómo era posible eso. Cuando vio que estaba decidida a quitarme todo, abrió la puerta de su recámara y gritó: “Mami, ¿me ayudas? Tengo un problema de urgencia”. Escuché que Ilonka subía las escaleras y corrí a esconderme en el vestidor. Ilonka llegó a la recámara de Karla y sin ninguna explicación comprendió lo que pasaba, entró y cerró la puerta por dentro. Luego sin entrar al vestidor donde yo estaba me dijo: “Sé muy bien todo lo que está pasando y estoy de acuerdo con todo esto. No tienes por qué esconderte y puedes bajar sin problema, ¿quieres bajar conmigo o prefieres que me adelante y bajas con Karla?” Yo hice la voz lo más aguda que pude y le dije que bajaba en un momento con Karla. Entonces Ilonka salió de la habitación y alcanzó a decir que no nos tardáramos, pues se podía enfriar la cena.
Finalmente me decidí, abracé a Karla y la besé y volví a preguntar: “¿De verdad que no hay problema? Ilonka se va a reír de mí y entonces tus hermanos se van a burlar y estoy muy insegura. Karla me besó y me aseguró que todo estaba bien, que yo iba a estar muy contenta y que no habría ningún problema. Entonces nos tomamos de la mano y nos dirigimos a las escaleras, para bajar a cenar. Al llegar al último escalón, Ilonka apareció a la entrada del comedor y mi sorpresa fue mayúscula, pues estaba también vestida como nosotras. Me hizo una seña para que me acerara y diciéndome que me veía hermosa, me dio un beso en los labios y pude sentir el roce de su lengua y eso me dio mucha seguridad. No puedo dejar de decir que si Karla se vía estupenda, provocativa y muy puta con nuestro vestido, Ilonka se veía superior, única, inmejorable. La hija todavía no supera a la madre y tal vez nunca lo haga, pero se ve no compiten, sino que más bien son cómplices. Entonces fue Ilonka la que me tomó de la mano y entramos al comedor y otra vez me quedé como estatua, pues Gustav estaba de pie esperándonos y con su voz profunda, me dijo: “Hola Sofi, pasa por favor, te ves hermosa” y dándome un beso en los labios, me sentó a su derecha y él se sentó en la cabecera de la mesa. Gustav se veía muy guapo, aunque de sport, estaba impecable, ni un solo cabello fuera de su lugar. Sus ojos azules se clavaron en los míos y me dijo que realmente me veía muy bien, incluso mejor de lo que él se hubiera imaginado y que se sentía muy agradecido porque había yo aceptado su invitación para la fiesta y que toda la familia estaba encantada conmigo. ¡Wow, Qué hombre! Como para comérselo en ese momento. De verdad que tiene una personalidad avasalladora y un físico que atrae y lo quieres besar de inmediato y que te haga suya en ese mismo instante y en ese lugar. No hay espacio ni deja espacio para nadie más. Él llena todo el espacio, la mente, la imaginación. ¡Es precioso! El beso que me dio, fue un simple roce de sus labios con los míos y yo ya me estaba chorreando de emoción.
Gustav mismo se encargó de decirnos en dónde debíamos sentarnos cada quien. Él en la cabecera, yo a su derecha, Fred junto a mí y luego Franz. Karla en la otra cabecera frente a Gustav y dijo que para estar viendo a su princesita que le gusta tanto. A ilonka la sentó junto a él a su izquierda y junto a ella Karl el mellizo. A mí me temblaban las piernas de los nervios y Fred se dio cuenta y acercándose un poco, me dijo que todo estaba bien, que me veía hermosa y que no tenía nada que temer. Luego puso su mano izquierda sobre mi muslo y me hizo una caricia como una explicación de que todo estaba bajo control. Gustav dijo que se sentía muy contento de que las tres chicas que estábamos a la mesa estuviéramos vestidas iguales y que todas nos veíamos muy atractivas y bellas. Su acento era claramente extranjero, pero su léxico en español era muy amplio y hablaba de corrido. Dijo que por respeto a la invitada principal, no se debía hablar ni sueco ni inglés durante la cena. Eso me hizo sentir muy alagada y le agradecí su deferencia y él, una vez más, se acercó hasta mí y volvió a besarme en los labios y por debajo de la mesa, acarició mi pierna. No tienen idea de la sensación que puede una llegar a tener, pues de verdad que Gustav ya me tenía comiendo de su mano, por su caballerosidad, por su figura escultural, su voz profunda y de mando, su sencillez y todo eso en un solo hombre y ¡Me besó! Qué calor.
Entonces Ilonka en voz alta dijo: “Vanessa, ya estamos a la mesa” y en ese momento apareció la muchacha de la alberca, vestida exactamente igual que antes, pero esta vez el vestido era negro (más formal) y el delantal blanco. De verdad que la morena era una mujer atractiva y como ella lo sabía, lo demostraba y se hacía sentir, aunque fuera la sirvienta de la casa. Llevaba una charola y en ella una botella de vino. Nos sirvió a todos el vino, dejó la botella en el lugar vacío que estaba junto a Karl y desapareció. De inmediato Gustav tomó su copa y dijo: “brindo por nuestra invitada de honor y por su belleza” todos dijimos salud, yo me ruboricé un poco y comenzamos a beber el vino. Como si fuera una travesura, pude ver que Franz alargó la mano y le agarró la verga a Fred y éste en respuesta se la agarró a sí mismo y la meneó y ambos se rieron.
A los pocos minutos volvió a aparecer Vanessa y con ella una charola con quesos y carnes frías, así como palmitos, espárragos y otras botanas. En primera instancia atendió a Gustav ofreciéndole la charola. Gustav se sirvió un poco de todo y Vanessa continuó conmigo y giró por toda la mesa, hasta terminar con Ilonka. Nadie tocamos la comida, hasta que Ilonka terminó de servirse y Gustav con un buen provecho, nos dio autorización de iniciar la cena. Todo estaba muy rico y la plática era ligera, sin complicaciones y relacionada con temas como deportes, clima, moda, etc. Yo estaba muy a gusto y la verdad que me resultaba fácil integrarme a una familia tan amable, decente y muy bien educada. Vanessa se apareció una vez más, en esta ocasión con un gran platón de filete Wellington, que puso muy cerca de Ilonka, junto con los cubiertos para partir y repartir, sirvió más vino y recogió los platos sucios. Al servir el vino, ella iba acercándose a cada uno, esta vez comenzando por Ilonka, luego, Karl, después Karla, enseguida Franz, luego Fred y cuando llegó a mí se acercó bastante, poniéndome sus enormes y hermosas tetas casi en la cara, sirvió el vino y al retirar la mano después de dejar la copa, discretamente pero con toda intención, me acarició el hombro. Luego le sirvió a Gustav y se llevó la botella pues se había terminado.
Ilonka sirvió la carne y Vanessa volvió con un platón de ensalada que se veía muy sabrosa y esta vez primero atendió a Gustav y dio la vuelta como en la primera ocasión. Cuando fue mi turno, una vez más Vanessa se acercó a mí mucho y mientras me servía la ensalada, ella sostenía la charola con la mano derecha y con la izquierda me acarició el cuello suavemente, pero asegurándose de que me daba cuenta de sus caricias. Después de servirle a Fred y mientras daba la vuelta a la mesa con la ensalada, Fred se acercó y me dijo al oído: “al rato te prepara Vanessa” y yo no entendí nada de lo que pasaba, luego por debajo de la mesa acercó su mano y me acarició la nalga y la pierna y yo correspondí acercando mi mano y agarrándole la verga. Yo pensé que nadie se daba cuenta y que las agarradas de nuestro lado de la mesa, eran muy discretas, por lo que no estaba preocupada.
Mientras comíamos el filete, la plática seguía con un tono muy ligero, pero de repente Gustav me preguntó que si había pasado una buena tarde, pues a él le parecía que los chicos tal vez no me habían atendido lo suficiente y podría yo seguir un poco caliente y con ganas de más fiesta. Entonces Ilonka secundó la idea y dijo que a su parecer yo debía estar deseosa de un hombre más completo. La verdad me quedé azorada y boquiabierta, pues no tenía idea de que Gustav e Ilonka estuvieran enterados de lo sucedido. Bastante era ya con el asunto de haber aceptado que estuviera vestida y además que me sintiera realmente bienvenida y como si fuera algo de todos los días tener a una chica travestida sentada a la mesa y cenando con la familia. La verdad que en ese momento me metí un bocado a la boca, para pensar en una respuesta y no hablar con la boca llena. Mi cabeza daba muchas vueltas y no sabía que decir, pero Gustav no dejó que respondiera y dijo: “qué les parece si comemos el postre en el salón de juegos” y en lo que todos decían que sí y comenzaron a levantarse, yo me sentí aliviada de no tener que contestar a la pregunta de Gustav.
El salón de juegos es enorme, tiene una mesa de billar, dos para dominó o ajedrez, una para póker, una para ruleta de tamaño profesional una gran barra con todo tipo de licores, para la barra hay 6 bancos, tres mesitas altas con bancos también, una sala con sofá, love seat y sillón y una mesa baja muy grande para la sala. Gustav e Ilonka se sentaron en el love seat, Franz y Karl se sentaron en una de las mesitas altas, Fred se sentó en el sillón y Karla y yo nos sentamos en el sofá. Una vez instalados, llegó Vanessa con una charola grande en donde traía varias rebanadas de pastel, flanes, gelatinas, una bombonera llena de chocolates de todos tipos, merengues y algunas cosas más. La charola la puso sobre la mesa de la sala y entonces Ilonka preguntó que quien quería café y todos levantamos la mano, los platos, cubiertos y servilletas para el postre, estaban en una de las mesitas altas. Vanessa se retiró y Karla fue la primera en levantarse para tomar una rebanada de pastel de chocolate y todos la seguimos. Yo me serví una gelatina con frutas que se veía deliciosa. Vanessa regresó con los cafés, nos los repartió y puso la charola en la mesita alta en donde estaban los platitos para el postre. Esta vez Vanessa no se fue inmediatamente después de terminar de atendernos, sino que se quedó parada junto al sofá y a un lado del love seat que estaban ocupando Gustav e Ilonka.
Como todos estábamos comiendo el postre, había casi un silencio, que yo pensé que se debía a que todos comían, pero no. Resulta que todos estaban a la expectativa de lo que dijera Gustav, menos yo que sí estaba comiendo mi gelatina que estaba deliciosa. Entonces Gustav dijo: “Yo creo que nos merecemos un postre mejor y más completo. De acuerdo con lo que me han contado, a ti Sofi te gustan las chicas transexuales con el cuerpo de una mujer hermosa, pero con ese extra que te encanta y que sea funcional para que te hagan suya. ¿Verdad? Pues mira, ahora tú vas a ser nuestro postre y nos vas a dar una función maravillosa, pues Vanessa te va a dar todo lo que necesitas y con eso estarás preparada para mí, pues yo también quiero que seas mía”. Dicho esto y sin que me diera tiempo de salir de mi asombro, Vanessa se deshizo de su delantal y se paró frente a mí. Me quitó el plato de gelatina y se lo dio a Karla, me tomó de la mano y me levantó y me sentó al borde de la mesa y por primera vez escuché su voz un tanto ronquita, cuando me dijo: “Esto te va a encantar y tenemos que dar un buen espectáculo para que todos se animen a participar y en especial tú estés lista para recibir a Don Gustav, que tiene ganas de cogerte” y fue hasta entonces que vi que su vestido tenía un cierre al frente que iba desde arriba hasta abajo, pues lo bajó y pude constatar que yo tenía razón; debajo del vestido solamente estaba Vanessa y una muy breve tanguita.
Vanessa lo primero que hizo, una vez que ya no tenía vestido, fue besarme y meterme su lengua y yo reaccioné devolviendo el beso y enredando mi lengua con la suya. Al mismo tiempo que comencé a tocarla por todas partes y en cuanto pude, chupé una de sus tetas que estaba verdaderamente dura (entre otras cosas, porque estaba llena de silicón), pero logré que sus pezones también se pusieran duros y dejé de pensar en que me estaban viendo y logré concentrarme en Vanessa, quien me dijo suavemente al oído “quítame la tanga y chupa”. Como si fuera un autómata que recibe órdenes, bajé mis manos hasta sus nalgas, las acaricié y encontré el hilo que estaba alrededor de su cadera y que bajaba casi imperceptible por la raja de sus nalgas y se hundía en su totalidad en medio de ellas. La tanga era verdaderamente diminuta y en vez de obedecerla de inmediato, me asomé por detrás de ella y vi como sus nalgas estaban enormes y bien paradas, pero sobre todo muy firmes. ¡Vaya delicia de nalgas las de Vanessa! Sin pensarlo la puse de espaldas a mí y besé esos cachetes enormes, hice a un lado el hilo de la tanga y metí mi lengua hasta encontrar su culo y ella respingó y yo me excité y penetré su culo con mi lengua, apra disfrutar el sabor de Vanessa. Entonces por debajo de las nalgas, quise meter mi mano para sentir su vagina y lo que sentí fue un bulto enorme, por lo que la voltee hacia mí y vi que dentro de la tanga palpitaba una verga que ya no cabía ahí adentro y ni tarda ni perezosa la hice a un lado y la verga salió potente y bien erecta, haciendo una curva y apuntando hacia el cielo. No era una barra recta, sino que dibujaba una curva que invitaba a comerla inmediatamente. Sin más, tomé la verga entre mis manos y la besé, luego la lamí de arriba abajo y hasta los huevos de Vanessa, para finalmente meterla a mi boca y saborear ese instrumento tan delicioso.
La verga de Vanessa era muy similar en tamaño y grosor a la de Karl, como de unos 18 cm y una pulgada de diámetro, que si bien era la más pequeña de los hermanos, era toda una poesía a la hermosura, por su tamaño y la forma torcida en que se levantaba hacia arriba. Estaba circuncidada y el glande tenía una forma que seguramente dolería al entrar, pero no tanto, pues no era tan cabezón. Era una verga muy bonita con sus venas dilatadas, perfectamente erecta con su un arco mirando al cielo, se veía hermosa. Los huevos eran grandes y se ve que estaban bien cargados, pues en tantos viajes que había hecho durante la tarde y que nos había estado viendo coger a todos, se ha de haber calentado mucho y no había desfogado ni una gota, lo que los hacía verse más grandes y redondos. Tomé sus huevos con mi mano derecha y los masajee un poco, mientras volvía a comerme esa verga deliciosa que Vanessa tiene entre las piernas. Me la tragaba completa hasta la base y ahí la dejaba, para que Vanessa se moviera y me cogiera por la boca, con su verga ensartada en mi garganta y luego la iba sacando poco a poco hasta que el glande descansaba sobre la punta de mi lengua, para iniciar su viaje de regreso a mi garganta. Le estaba dando una verdadera mamada a Vanessa y ella correspondía cogiéndome por la boca y gimiendo y con sus manos jalaba mi cabeza hacia sí misma, para entrar completamente. No sé ni en qué momento me deshice de la tanguita de Vanessa, pero ya no la traía puesta.
Después de un rato de chupar su caramelo, que tenía un sabor y un aroma riquísimo, ella se despegó de mí y me dijo que me iba a desvestir. La verdad era una tristeza, pues Karla había invertido mucho tiempo en dejarme hecha una nena, para deshacer el encanto en segundos, pero esa verga tenía que ser mía junto con todo el cuerpecito de Vanessa. Lo primero que me quitó fue la falda y entonces me hizo pararme sobre la mesa y también ella se subió y tomándome de una mano, me hizo dar una vuelta completa, para que todos pudieran verme con medias, tanga y liguero y yo aproveché para moverme un poco sexy y que me disfrutaran bien, especialmente mi amor Fred. Luego siguió la blusa y otra vuelta para el público. En esta segunda vuelta ya me fijé más y los tres hermanos ya estaban cada uno con verga en mano y masturbándose. Cuando me iba a quitar el brassiere, la abracé muy fuerte y le dije que con él se irían mis tetas y entonces ella no me lo quitó en ese momento y me hincó para que volviera a mamar su verga nuevamente, mientras ella se acariciaba las tetas. Desde luego que me metí su verga en la boca y con mis manos rodeando sus nalgas, la movía hacia adelante y hacia atrás, para que hiciera el mete saca con su verga dentro de mi boca. La nena está verdaderamente buena y se contoneaba para beneplácito de los que nos veían. La exhibición me encanta y ser el centro de atención me calienta, pues ya ven, por eso me cachó Franz en el cine porno, por exhibicionista y por puta.
Cuando dejé de mamarle la verga para subir a mamarle las tetas, pude ver a Karla, que ya estaba tendida en el sofá, con la falda hasta arriba, la tanga a las rodillas y metiéndose los dedos en su vaginita y al voltear para el otro lado, pude ver que Ilonka ya se acariciaba las piernas y las tetas, pero sin desvestirse. Gustav estaba viendo sin perder detalle, pero no se tocaba ni se manoseaba él mismo. Vanessa me dejó mamar sus tetas y acariciar todo su cuerpo y era de verdad un monumento, pues todo era perfecto en ella. Luego ella fue la que se hincó y se sentó sobre sus piernas y me contempló para luego decirme: “Te ves bien puta con medias, liguero y brassiere. Te me antojas mucho y te voy a dar una muy buena cogida, ya verás”. Yo me sentí muy bien de que una mujer tan hermosa me dijera que me veía bien puta y que se le antojaba cogerme. Eso quería decir que la estaba excitando y me puse muy caliente de sentirme una puta deseada.
Finalmente se acercó a mí y con delicadeza me bajó la tanga hasta las rodillas y me dijo que abriera las piernas. Así estaba yo con brassiere, liguero, medias y la tanga a las rodillas sostenida por éstas. Vanessa me volvió recorrer de arriba abajo con la mirada y lamiéndose los labios me dijo que me veía muy puta y que verme así la excitaba y que me iba a coger muy rico, pues hacía mucho tiempo que no se cogía a una vestida como yo. La verdad yo estaba hirviendo de que Vanessa me dijera todo eso y de estar cierta de que me iba a coger una mujer tan bella y con una verga real y deliciosa. En eso Fred le aventó un cojín muy grande a Vanessa y ella lo puso sobre la mesa y me acostó sobre él, con la espalda sobre el cojín y terminó de sacarme la tanga. Se montó sobre mi pecho y así cabalgándome me dio su verga para que me la metiera en la boca y así lo hice. No sé bien que movimientos hizo Vanessa, pero cuando me di cuenta, ya no tenía el brassiere ni los implantes y solamente estaba con liguero y medias y así es como ella me iba a hacer su mujer.
Luego se levantó y sin cambiarme de posición, solamente me movió para que Gustav e Ilonka tuvieran la mejor vista y pudieran deleitarse con la chupada y lamida de culo que Vanessa estaba por darme. Yo quedé con la cabeza apuntando a Fred, a mi derecha estaba Karla masturbándose y a mi izquierda, Karl lamía la verga de Franz. Karla le pasó otro cojín a Vanessa y ella lo puso debajo de mis nalgas, para levantar el culo y que Gustav e Ilonka pudieran ver mejor, abrió mis piernas y comenzó a calentar y dilatar me culito, que para ese momento ya latía de deseo por Vanessa. Mientras Vanessa lamía mi culito, metía su lengua y sus dedos dentro de mi ser y me acariciaba los huevos y la verga, pude ver a Fred masturbándose y estiré mi mano para que se acercara a mí y de inmediato se paró del sillón se hincó a mi lado y me ofreció su hermosa verga y me cogió por la boca. Estando tan cerca, Fred no dejaba de ver lo que hacía Vanessa en mi culo y eso lo puso caliente y como yo lo mamaba muy rico, de repente y sin decir nada, lanzó un fuerte gemido y se vino en mi boca, dándome toda su leche sin sacarla. Yo tragué muy rápido para que no escurriera nada y luego con mis manos y mi boca lo exprimí hasta sacar la última gota y le dejé su verga muy limpia. Fred me besó y se levantó para sentarse en el sofá y comenzó a manosear y a chupar la vagina de Karla para ayudarle a tener un orgasmo.
Karl que estaba mamando la verga de Franz y que se masturbaba al mismo tiempo, no aguantó más y corriendo se fue a darle la leche a su hermana, quien la recibió abriendo la boca muy grande, para que no cayera nada afuera y luego de tragarse la leche, también le limpió su verga. Karl regresó entonces con su hermano Franz, pero éste lo hincó y lo puso contra la mesa, para que quedara inclinado y con el culo expuesto y se lo cogió. Cuando Karl respingó por el dolor, Ilonka se levantó de su lugar, sacó la verga de Franz del culo de Karl y casi acostada en el suelo, se puso a lamer el culo de su hijo menor, para que el mayor lo penetrara con menos dolor. Se notaba que Ilonka hacía un gran trabajo, porque Karl gemía de placer y le decía a su mamá que continuara de esa manera e incluso le pidió que le metiera los dedos para dilatarlo más. Karl gemía y decía: “Así mami, mete los dedos, cógeme, así, más, más; ¡ay qué rico!” hasta que Ilonka consideró que Karl estaba listo, le dio unas lamidas a la verga de Franz y ella misma tomó la verga y la fue metiendo en el culo de Karl hasta que Franz se la metió completamente y viendo que ya sus dos hijos gozaban de la cogida, regresó a su lugar.
Vanessa se dio cuenta de que mi culito ya estaba palpitando y se levantó, me puso en cuatro viendo hacia donde estaban Fred y Karla, me metió la verga para que la parara otra vez con mi boca y yo estaba disfrutando mucho de la forma en que su verga se metía hasta mi garganta y salía casi por completo para volver a ensartarse y también de la forma en que Karla se volvía loca con el trabajo que Fred e estaba haciendo en su vagina. Vanessa se inclinó hacia mí y me preguntó: “¿Estás lista putita?” yo asentí con la cabeza y ella se fue a atacar mi culo con su preciosa verga. Lo primero que sentí fue la lengua de Vanessa que lubricó con saliva mi culito. Luego sentí como puso la punta de su herramienta exactamente descansando sobre mi ano, abrió mis nalgas con sus manos y en ese momento se levantó Gustav y él personalmente, puso sus manos sobre mis nalgas y las abrió, pues quería ver muy de cerca como se iba a expandir mi anito, para dar paso a la hermosa y fuerte verga de Vanessa. Entonces Vanessa hizo un poco de presión y comenzó a avanzar su verga hacia mi interior. Yo sentí un poco de dolor e intenté apretar para evitar la penetración, pero Gustav hizo fuerza y mantuvo mis nalgas muy separadas y dio una orden, que Vanessa cumplió de inmediato: “empuja Vanessa, empuja y métesela a esta putita”. Comprendí que debía rápidamente acostumbrarme a la invasora, pues nada iba a detenerla y simplemente despacio, pero sin parar, Vanessa metió su verga entera hasta lo más profundo de mi ser y sus huevos chocaron contra mí y supe que ya había entrado por completo. Vanessa no se movió por breves segundos, en los que yo debía absorber el dolor, para que al iniciar el mete saca, todo fuera placer.
Una vez que Vanessa me tenía totalmente ensartada, Gustav regresó a su lugar y vio que su mujer ahora sí ya estaba masturbándose y me di cuenta que definitivamente estaba mejor que Karla y si hubiera tenido verga, estaría mejor que Vanessa, pero una mujer con verga es mejor que cualquiera sin ella, así que esta vez, Vanessa era la mejor de la noche y era quien me estaba cogiendo. Y yo iba a aprovechar esa circunstancia y lo iba a gozar al máximo, así que yo misma hice un pequeño movimiento y Vanessa entendió perfectamente de lo que se trataba e inició el mete saca, estando yo en cuatro sobre la mesa del salón de juegos.
Vanessa se dio cuenta de que yo estaba realmente deleitándome con su cogida y entonces se fue recargando sobre mí, hasta que yo quedé completamente boca abajo y Vanessa se dejó caer, para que yo pudiera sentir todo su cuerpo y así fue. Podía sentir sus piernas sobre las mías, sus tetas y su vientre en mi espalda y su preciosa verga dentro de mí entrando y saliendo a placer y con sus manos me recorría el cuerpo y acariciaba todo lo que estaba a su alcance. Tanto Vanessa como yo realmente estábamos muy inquietas y nos movíamos lo necesario para darnos el máximo de placer juntas. Yo estaba encantada, pues había logrado calentar a Vanessa para que de verdad me cogiera con toda su energía y ella estaba verdaderamente disfrutando de meterme la verga y haciéndome suya. Además yo le estaba demostrando a Vanessa que me encantaba la forma en que me estaba cogiendo, porque gemía y le pedía más y más profundo y le decía que era toda suya y que siempre sería su puta y que haría lo que ella quisiera, con tal de que me poseyera completamente. Vanessa a su vez, me soplaba la nuca y me lamía el cuello y metía su lengua en mi oreja y me decía: “Eres toda una puta, te mueves muy rico y me tienes excitada, síguete moviendo puta, dame tu culo y se mía, yo soy tu camote y tú mi esclava, muévete mamacita” y yo me ponía a mil y me retorcía de placer, tratando siempre de que ella también sintiera mis ganas y disfrutara de cogerme y hacerme suya.
Cuando Vanessa se levantó de mí, para cambiar de posición, Karla llegó al orgasmo y lo gozó mucho poniendo sus piernas en el aire y masajeándose ella misma las tetas. Vanessa me dijo que me iba a coger de patitas al hombro y en lo que cambiaba de posición, pude ver que Gustav por fin estaba atendiendo a Ilonka y ella ya gritaba: “cógeme Gustav, dame tu verga”, pero Gustav solamente la lamía y le metía los dedos, pero su verga no salía de su pantalón, aunque su paquete se veía enorme. La forma en que Ilonka pedía verga era tan caliente, que Franz no se aguantó, le sacó la verga a su hermano Karl y poniendo a Ilonka al borde del love seat, le abrió las piernas, se las puso en sus hombros y le metió la verga a su mamá, quien lo agradeció con todo: “Así Franz, más adentro, cógeme, me quiero venir, métela, más, más, más” y así estuvo todo el tiempo, pidiendo a gritos que la hicieran gozar.
Vanessa en la posición de patitas al hombro, descansó una vez más su verga a la entrada de mi culo y también una vez más, Gustav se aproximó y abrió mis nalgas, para que Vanessa me la metiera. Gustav estaba muy cerca de mí y no me aguanté y alargando mi mano toqué su paquete y lo que sentí fue una cosa enorme, dura y palpitante. Pero no me distrajo del ingreso de la verga de Vanessa en mi culito. Ella volvió a hacer presión y esta vez mi esfínter cedió con facilidad y ella entró rápidamente y de un jalón hasta adentro y el paquete de Gustav se estremeció y yo con él. Esta vez Gustav no se fue a sentar, sino que se quedó mirando la forma en que Vanessa me cogía y como ella y yo nos entregábamos al placer sexual de tenernos una a la otra. La cara de Gustav tenía demasiada lujuria y se le notaba, pues se lamía los labios, se chupaba los dedos y se agarraba el paquete, para acomodar la verga que quería salir de ese escondite tan pequeño en donde Gustav la mantenía como si estuviera castigada. La verdad sea dicha, yo ya tenía curiosidad por conocer la verga de Gustav, pero él simplemente no se la dejaba ver.
Vanessa inició el mete saca y abriéndome por completo, se recargó sobre mí y me besó con mucha pasión y entrega, para luego incorporarse un poco y dejarme sus tetas para que me deleitara con ellas, pues de verdad que están hermosas. Yo aproveché y abusé de ellas todo lo que quise y tuve una erección. Vanessa comenzó a mover mi verga y Gustav movió la cabeza negativamente y ella dejó de hacerlo. Se veía que Gustav sí planeaba cogerme y quería que ambos, él y yo, estuviéramos listos para darnos una al otro hasta venirnos juntos. Al menos eso pensé y no estaba equivocada. Pero yo sí quería regalarle a Vanessa un orgasmo, para que supiera que me había satisfecho completamente y que estaba yo dispuesta a ser tuya tantas veces como ella quisiera. Ella entendió que eso no podría ser y aceleró la cogida y yo apretaba mi culito para darle placer lo más posible y que se viniera muy rico. Cuando Vanessa aceleró sus movimientos, Ilonka alcanzó el orgasmo y todos nos dimos cuenta, pues sus gemidos llenaban completamente el salón de juegos y tuvo unos estertores maravillosos, avisando lo mucho que había disfrutado de la verga de Franz. Éste por su parte, en cuanto vio que Ilonka tenía su orgasmo, aceleró sus movimientos como Vanessa y cuando estuvo listo, se separó de su mamá y fue a darle su leche a Karla, que también la recibió con placer, para tragarla y luego limpiar la verga de Franz.
Como Ilonka vio que Vanessa ya estaba a punto y que ella y yo gemíamos de placer como locas, se acercó y le dijo a Vanessa que ella quería su leche, pero mis planes eran otros, así que en cuanto Vanessa se salió de mí, me incorporé rápidamente y puse mi boca junto a la de Ilonka, para que Vanessa se viniera en ambas y así lo hizo. Soltó un primer chisguete y el más abundante, directamente a la boca de Ilonka y luego el siguiente me lo dio a mí y soltó dos más de manera alternada. Ilonka entonces en un gesto de complacencia, me dio un beso de lengua y compartimos la leche de Vanessa. Yo guardé un poco y cuando Ilonka se separó, besé a Vanessa y le di de su propia leche, misma que se tragó vorazmente. Ilonka se tragó la leche de Vanessa y mientras nos besábamos, Ilonka se abocó a exprimir y limpiar la verga de Vanessa.
La verdad es que Vanessa seguía caliente y yo también, así que estábamos fundidas en un beso larguísimo y mientras nos acariciábamos todo: la espalda, el cuello, las nalgas, las tetas, pero nuestras bocas no se separaban y nuestras lenguas jugaban y se entrelazaban entrando y saliendo de las bocas de ambas. Ilonka que estaba hincada limpiando la verga de Vanessa, movió su cabeza y se topó con mi verga, así que inició a mamar ambas vergas alternadamente y si Karla sabe muy bien cómo chupar la verga, Ilonka lo hace con una maestría que llama la atención. Entre más nos chupaba la verga Ilonka, más calientes nos poníamos Vanessa y yo y más nos abrazábamos. De verdad que estábamos ardiendo y Karla se dio cuenta de que hacíamos un trío maravilloso y fue a completar el cuarteto, hincándose junto a su mamá y entre ambas chupaban nuestras vergas y las compartían y ellas también se besaban y se acariciaban y se chupaban las tetas, hasta que comenzaron a entregarse una a la otra, abandonando nuestras vergas, desnudándose completamente, excepto medias y liguero y haciendo un 69, que era una delicia para la vista, pues ambas están buenísimas y muy bellas. Cuando vimos como madre e hija se cogían con la boca una a la otra, Vanessa y yo también nos tendimos en la mesa para hacernos un 69 y ahí estábamos las 4 mujeres comiéndonos entre nosotras y dándonos mucho placer en una orgía femenil increíble, que a la vista de los varones era muy caliente, pues los hermanos también se desnudaron totalmente y comenzaron a besarse y a acariciarse entre ellos en el sofá de la sala de juegos. Gustav no participaba más allá de observar con detalle todo lo que pasaba sobre la mesa entre las mujeres y en el sofá entre los hombres. Y cuando ya todos estábamos haciendo una sinfonía de gemidos, Gustav nos interrumpió y con sonora voz, dijo: “Ahora qué, ¿no va a haber postre para mí?”. Y todos nos separamos para voltearlo a ver y él simplemente dijo: “Creo que merezco tener un postre especial y mis niñas van a complacerme”.
Los chicos totalmente encuerados, se quedaron en el sofá, pero interrumpieron su orgía privada. Karla e Ilonka con sus medias y ligueros en su lugar, se levantaron de la mesa y se fueron a acomodar al love seat, dejándonos a Vanessa totalmente encuerada y a mí con medias y liguero sobre la mesa, para atender a Gustav. Pareciera que tenían una especie de protocolo muy especial para que Gustav pudiera gozar de absolutamente todo. Hasta este momento, se veía claramente que en la familia se valía de todo. Las relaciones podían ser homosexuales o heterosexuales, también entre hermanos y hermana y entre todos ellos con la mamá. Además por lo que me había platicado Karla, podían venir sus amiguis lesbis y organizaban sus reuniones con la participación de la mamá, que era claramente bisexual y muy puta y caliente y para completar el cuadro, tenían una sirvienta transexual hermosísima que participaba con la familia en los juegos sexuales. Todo esto con el consentimiento y el total apoyo y beneplácito de Gustav. Realmente era una familia muy abierta y eso hacía que me sintiera muy liberada y que pudiera disfrutar de todo lo que se podía hacer en esa casa. Al principio e incluso hasta el inicio de la cena, todavía había cosas que me sorprendían y me dejaban atónita, pero después de que serví de postre a Vanessa, entendí que no habría ya más sorpresas, por lo que pasar a ser el postre de Gustav no me sorprendió tanto, sin embargo, tenía que conocer y rápido lo que le gustaba y hacerlo a su modo, pues se veía que cuando él hablaba era una orden y había que obedecer. No cabía la menor duda: Gustav era el jefe de la familia y así lo hacía sentir y todos obedecían lo que él dijera.
Así las cosas, yo no podía tomar la iniciativa, sino que más bien seguiría a Vanessa que ya sabía lo que tenía que hacer y desde luego obedecer a Gustav en lo que me indicara. Pareciera que yo sería la perrita de ambos: Vanessa y Gustav.
Una vez que todo mundo estaba en su lugar y atentos a lo que sucedería, Gustav se subió a la mesa y Vanessa de inmediato se acercó a él y le sacó la playera que llevaba puesta, para dejarme ver su hermoso pecho y su robusto torso. Luego me hizo una seña y me acerqué y desabroché su cinturón y bajé sus pantalones; él alzó cada una de sus piernas y pude sacarle los pantalones completamente y de una vez sus calcetines, pues él se descalzó al subir a la mesa. De inmediato se levantó Karla y recibió playera y pantalón y los fue a poner sobre la mesa de ruleta. Las piernas de Gustav eran un portento de fuerza, después supe que él había sido un atleta de joven y que actualmente hacía mucho ejercicio, para eso tenían el gimnasio en casa. La bicicleta era uno de sus deportes favoritos y sus piernas demostraban lo mucho que pedaleaba desde joven. Conforme me fui levantando después de quitarle el pantalón, acaricié sus piernas con mis manos, deteniéndome en la ingle y a la altura del inicio de sus nalgas y luego retiré mis manos de su cuerpo, mientras Vanessa solamente veía como lo acariciaba, sin tocarlo. Total que ahí estábamos los tres solamente viéndonos y lo que yo veía era maravilloso. Vanessa estaba espectacular y seguía fresca y dispuesta como desde el principio. Gustav se veía precioso e imponente, con un cuerpazo que Miguel Ángel hubiera querido para modelo y con un rostro bello y varonil, pero una mirada inescrutable, simplemente no sabías que podía esperarse o en qué estaba pensando, como si estuviera jugando al póker. Y yo, ilusionada y soñadora, esperando deseosa ver la verga de Gustav y después refugiarme entre sus brazos de hombre fuerte, para entregarme a él y que me hiciera suya.
Entonces Gustav, para mi sorpresa se acostó boca arriba sobre la mesa y Vanessa de inmediato se acostó junto a él puso la cabeza en su pecho y comenzó a acariciar su vientre. Volteó hacia mí y con la mirada me hizo saber que me acostara del otro lado y de inmediato lo hice, recargando mi cabeza en el pecho de Gustav, para poder acariciar su pecho y la pierna que me quedaba cerca. Por su parte, Gustav nos acariciaba a las dos y podía sentir sus enormes manos paseando por mi espalda y la verdad que con solamente experimentar ese roce, yo me sentía protegida y como que nada malo podía pasarme y que él era mi dueño. Pero yo ya no podía más, así que puse mi mano de tal manera que mis dedos estaban en la parte superior de su ingle y moví la mano para subirla hasta su paquete y pude sentir como palpitaba su verga dentro de su trusa. Él entonces volteó hacia mí, me besó con pasión y pude sentir por primera vez su lengua entrando a mi boca y hubo un intercambio de saliva delicioso hasta que me dijo: “Sofi linda, ¿me quieres desnudar? Hazlo con los dientes y cómeme. En ese momento me incorporé para ponerme de rodillas entre sus piernas y en una posición tal que pudiera bajar su trusa con mis dientes y luego comerme su verga y la muy puta de Vanessa aprovechó también el momento para embarrar sus tetas contra el pecho de Gustav y dejarse agarrar las nalgas que ya las tenía al aire.
Yo descansé ambas manos sobre las piernas de Gustav y aproximé mi boca hasta el resorte de la trusa, lo mordí y jale, primero con timidez y luego con mucha fuerza y la trusa bajó casi nada, pero en este proceso que se veía sería muy tortuoso, mi barbilla estaba sobre la verga de Gustav y pude sentir claramente como se movía y podía percibirse la enorme necesidad que tenía de ser liberada de ahí, para mostrarse y erguirse completamente. Hice un segundo intento por bajar la trusa y difícilmente bajó un centímetro. Al tercer intento, bajó un poco más, pero descubrí los primeros vellos de la región púbica de Gustav y los lamí y los besé con pasión. Por fin Ilonka se compadeció de mí, se levantó de su lugar y dándome un beso con lengua, dio un fuerte tirón a los calzones de Gustav y los bajó hasta que la verga solamente seguía escondida, porque el resorte de la trusa no la dejaba salir. Agradecí a Ilonka su ayuda con una sonrisa y luego con mis manos, doblé el resorte hacia afuera de la trusa y la verga de Gustav salió disparada y casi golpeando mi cara, que estaba muy cerca. ¡Wow! Qué hermosa verga tenía frente mí. Era un verdadero tronco. Mide 25 cm de largo y es un poco más gruesa que la de Franz y está circuncidada. El glande era enorme, y aún antes de hacer nada, ya asomaba una gotita de su néctar pre seminal, pues haber presenciado la cogida que me dio Vanessa, más las cogidas de sus hijos y su esposa, lo tenían caliente. La erección era perfectamente recta, no se torcía para ningún lado y muy fuerte: era una verga imponente. Ahora, sin tocarlo, lamí esa gotita y me supo un poco salada. Volví a lamer y recorrí desde la punta hasta la base de la verga y me enfrenté con los huevos de Gustav. Estaban enormes y lógicamente bien cargados; los lamí y los chupé uno a uno, metiéndomelos a la boca y saboreándolos. Estaban totalmente depilados al igual que su culo y los vellos el pubis, que al igual que en mi caso, solamente tenía una corona con pocos vellos muy bien recortados.
El olor de todo el conjunto era maravilloso, pulcrísimo y se antojaba todo. ¿Por dónde comenzar? Decidí que ahora él debía esperar, así que comencé chupando y lamiendo su culo y metiendo mi lengua dentro de él. Su reacción fue inmediata y la suertuda fue Vanessa, pues recibió un beso muy caliente caricias más acentuadas. Luego subí con mi lengua hasta sus huevos y con mis dedos jugué en su periné, haciendo que su enorme verga saltara de emoción. Con toda calma, volví a meterme a la boca uno a uno sus huevos y mis dedos jugaban en su periné, pero de repente bajaban y se metían en el culo de Gustav, que estaba muy apretadito. Finalmente lamí la verga de abajo hacia arriba dos o tres veces, para llegar a la punta, lamer el meato buscando otra gota de líquido y fue entonces que abrí lo más que pude la boca y me metí la enorme verga, pero solamente el glande. Él como reacción, metió un dedo en el culo de Vanessa y la puta lo levantó para clavarse lo más posible. Yo me incorporé un poco más, pero seguía de rodillas entre las piernas de Gustav y sin sacar ni un centímetro de verga, me agarré de sus caderas e inicié un viaje, que parecía que no terminaría nunca, tratando de meterme por completo la verga de Gustav en la boca. Esa enormidad llegó hasta mi garganta y yo tragué lo más que pude, hasta que su verga penetró mi garganta y siguió su viaje hasta que los vellos púbicos chocaron contra mis labios. En esa posición, Gustav detuvo mi cabeza y disfrutó del momento de tenerme totalmente ensartada hasta el esófago. Luego me liberó y yo fui sacando la cabeza de entre sus piernas hasta que la verga salió de mi boca por completo y tomé una enorme bocanada de aire. Mientras tomaba aire, pude ver con más detalle el culo de Vanessa y sus nalgas son enormes, redondas y sobresalen de sus piernas bastante; son un monumento a la belleza y sus piernas están muy bien torneadas y fuertes. Por lo que la visión que tenía de Vanessa desde debajo de ella era estupenda. También voltee hacia el love seat y Karla ya estaba chupando las tetas de Ilonka y ésta le acariciaba a Karla su vagina. En el sofá, los hermanos ya habían reanudado su orgía y Karl ya se estaba cogiendo a Fred, mientras que Franz le daba ofrecía su verga y Fred la mamaba comiéndosela completamente.
Gustav se levantó y terminó de sacarse la trusa, parándose frente a nosotras. Vanessa y yo, de rodillas, comenzamos a compartir su verga y sus huevos y de vez en cuando nos besábamos, intercambiando saliva. Gustav nos tenía tomadas por la parte posterior de la cabeza y él dirigía la mamada que le estábamos dando y metía su verga en una u otra boca a placer y según él quisiera. Yo nada mensa, aproveché para estar acariciando las nalgas de Vanessa y de vez en cuando le metía un dedo en el culo o mientras ella tenía la verga de Gustav dentro de su boca, yo chupaba las tetas de Vanessa. Así estuvimos un buen rato y cuando ya se estaba poniendo muy caliente todo, Karl se salió del culo de Fred y fue a darnos su leche a Vanessa y a mí. Ambas tragamos lo que nos tocó de la leche de Karl y luego yo me dediqué a succionar su meato y a limpiar su verga por completo. Mientras hacía esto, Gustav con un gesto le indicó a Vanessa que era el momento de prepararme. Si dejar de mamar la verga de Karl, Vanessa se puso atrás de mí y comenzó a lamer mi culo, a meter su lengua y a clavarme los dedos. Primero uno, luego dos, tres dedos y hasta los cuatro dedos de la mano me iba metiendo y los abría dentro de mí, para que mi esfínter fuera cediendo, pues estaba a punto de ser abordado por la verga enorme de Gustav. Cuando Karl se retiró para irle a mamar las tetas a su melliza, Vanessa me puso en cuatro y Gustav se acercó a Vanessa para meter la verga en su boca y cuando Vanessa sintió que todo estaba listo, me preguntó: “¿Estás lista putita? Ahora el Señor te va a tomar para él y tú debes complacerlo y hacerlo feliz con este culito” Metió su dedo lleno de saliva por última vez, abrió mis nalgas lo más posible y Gustav que ya estaba hincado atrás de mí, besó a Vanessa en los labios y se acercó a mi culo.
Gustav apuntó su verga a mi culo y la puso en mi ano, para comenzar a hacer presión. Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo y se pusieron al pendiente de la penetración que iba a hacer Gustav a mi culito. Vanessa abrió mis nalgas lo más que pudo, Gustav descansó una de sus manos en mi espalda y con la otra mantuvo su verga apuntando hacia el interior de mi ser. Comenzó a hacer presión y la verga se abrió camino y los pliegues de mi culito se iban haciendo lisitos conforme entraba esa enorme serpiente a mi apretado culo. Como es lógico, me dolió y el instinto me hizo tratar se zafarme, pero Vanessa se encargó de detenerme y me dijo: “Aguántate putita, deja que entre bien y vas a ver que la vas a disfrutar. El señor coge muy rico y te vas a sentir bien después de darle las nalgas. Deja que entre puta”. Fred se dio cuenta de que iba a ser muy doloroso y fue junto a mí y me besó como a media tarde, cuando Franz me había hecho suya. Yo pensé para mí misma, si aguanto esta cogida bien y la disfruto, estoy lista para que me hagan el fisting y a ver si es tan rico como dicen.
Mientras esto sucedía, Gustav seguía haciendo presión e introduciendo su instrumento poco a poco, yo diría que hasta con delicadeza, pues era sabedor de que su caramelo era enorme y había que manejarlo con cuidado. Cuando ya tenía como la mitad de la verga adentro, Franz se acercó y vio que Vanessa ya casi no hacía labor, pues yo solita iba comiéndome la verga de su papá por el culo. Entonces y sin aviso alguno, tomó a Vanessa por la cintura con fuerza, apuntó su verga al culo y se la comenzó a meter. Vanessa se recargó en mi espalda, se inclinó lo más que pudo y estuvo lista para que Franz la poseyera y casi de un jalón se la metió hasta adentro. Vanessa aceptó la embestida y luego bajó sus manos de mi espalda y apoyó los codos en la mesa, quedando su culo muy alto, para que Franz iniciara el mete saca con violencia, como siempre, la verdad que Vanessa sabe muy bien como coger, pues la verga de Franz es muy gruesa y ella se la devoró como si nada y se dejaba coger disfrutando ampliamente de Franz. Karla también se acercó para ver lo que pasaba y viendo que Fred tenía la verga bien parada, se sentó en ella, pero se la metió por el culo, no por la vagina y comenzó a cabalgarlo dándole a Fred mucho placer y ella misma se masturbaba dejando caer su espalda en el pecho de Fred.
Como siempre Karl se calentó otra vez y ya tenía una buena erección, por lo que Ilonka se recostó en el love seat, le abrió las piernas y se dejó coger por su hijo menor. Finalmente Gustav terminó de meter su verga en mi interior y tomándome de las caderas comenzó el mete saca y pude constatar que Vanessa tenía razón. Una vez que pasó el dolor inicial de atravesar el esfínter y meter la verga despacio y hasta el fondo, Gustav esperó a que mi culo se acostumbrara a estar totalmente lleno y dilatado. Pero una vez que inició con sus movimientos, me di cuenta de que es un maestro en el arte de coger (Ilonka debe haberlo disfrutado muchas veces, pues estaba perdida de amor por su marido), sus movimientos son tales que te regalan una dosis de felicidad cada vez que entra y sale. Sus recorridos comenzaron siendo muy pequeños e iban creciendo en amplitud, hasta que la metía completamente, para después sacarla hasta que el glande atravesaba el esfínter y lo volvía a dilatar al entrar nuevamente. Todos esos movimientos hacían que yo me deleitara de ser, aunque fuera por un rato, la puta de Gustav y él la gozaba con cada apretón que yo le daba al atravesar el esfínter con su glande. Los dos estábamos realmente disfrutando del sexo.
Pero no nada más nosotros, sino que la familia entera estaba feliz. En este momento todas las mujeres estábamos siendo poseídas por los hombres. Karl se estaba cogiendo a Ilonka en la posición del misionera sobre el love seat. Las otra tres estábamos siendo cogidas por el culo, Vanessa por Franz que habían cambiado y ahora estaban de patitas al hombro. A Karla se la cogía Fred y ella lo cabalgaba dándole la espalda y masturbándose al mismo tiempo y a mí Gustav me daba al estilo perrito. Los gemidos eran una sinfonía y quien más pedía verga era Vanessa, que forzaba a Franz a que se la metiera más profundamente y con más rapidez. Ilonka en cambio era la que hacía menos ruido y más bien estaba tratando de enseñarle a Karl como coger y hacer disfrutar a una mujer. Fred gemía con fuerza, conforme su hermana apretaba el culo al auto complacerse y yo comenzaba a pedirle a Gustav que entrara más profundo. Eso lo calentó y me cambió de posición y ahora yo estaba como loca de placer.
Gustav me puso de lado, con la cabeza hacia Vanessa, pero se aseguró de que mi cabeza descansara en el vientre de ella y viendo hacia su verga, mientras era penetrada por Franz de patitas al hombro. Y en esa posición, acostado atrás de mí, él me levantó la pierna y me la metió con menos calma que antes, pero mi culo ya aceptaba su entrada con gusto. Además en esa posición, podía ver la verga de Vanessa totalmente erecta y como me quedaba tan cerca, pues me la metí a la boca, para mamarla y a Vanessa le gustó y a mí más. Pues tenía una enorme verga en el culo y otra en la boca, que se movía al ritmo que Franz imponía en sus embestidas a Vanessa.
Después de que todos gemían y pedían más y daban más, Karl se vino en la boca de Ilonka, pero no consiguió que su mamá llegara al orgasmo. Karla se vino a gritos, se montó en la cara de Fred para que éste le chupara el clítoris mientras se venía y Fred al tiempo que exprimía a su hermana, se masturbó y cuando estuvo listo, se levantó y la leche se la dio a Gustav, quien la recibió toda y haciendo una seña, Fred se fue a que Ilonka le limpiara la verga. Vanessa que estaba muy caliente, me empujó la cabeza, para que su verga me entrara totalmente y se vino dentro de mi boca. Su sabor es excelente un poco salado y con un toque agridulce, que lo hace diferente. Y esperó a que yo la exprimiera y limpiara su verga. Franz aceleró sus movimientos, se salió del culo de Vanessa y ella se puso frente a él, para que se viniera en su boca y Franz se vació completamente en Vanessa, que a su vez, se acercó a mí y compartió conmigo la leche de Franz, para después exprimirlo y limpiarlo.
Gustav me seguía dando por el culo, pero poco a poco y de manera constante iba acelerando el mete saca, y su verga se puso aún más gruesa, conforme se acercaba el momento de la eyaculación. Para ese entonces, mi culo ya estaba totalmente hecho a la medida de su enorme verga, lo que me permitía no solamente disfrutar de cada embestida, sino que me iba sintiendo la dueña de su verga y podía apretarla y aflojarla con mi culo a placer y darle a Gustav sensaciones diferentes al cogerme. Conforme iba acelerando sus entradas, también se iban haciendo más profundas y yo iba recibiéndolas con más gusto y me sentía más puta, al ver que él podía cogerme como quisiera y al final estaría totalmente satisfecho de haber tenido un culito como el mío. Llegó a tal punto, que yo misma comencé a pedirle que se metiera más, que fuera más profundo, que me cogiera más rápido, que todo fuera en aumento, sin importar ya el enorme tamaño de su verga, pues mi culito estaba ya gozando al máximo. Gustav entonces buscando complacerme imprimió fuerza y velocidad a la cogida y con un gran grito, sacó su verga de mi culo, dejando un vacío enorme y me voltee hacia él para que me diera a beber su venida, que ya era inminente. Puse mi boca muy cerca de la punta de su verga y la abrí lo más grande que pude, mientras Gustav se masturbaba para llegar al orgasmo y con tremendos estertores, se vació completamente en mi boca. Cuando ya me iba a tragar toda la leche, Ilonka que estaba junto a mí, sin haberme dado cuenta de su presencia, me volteó la cara y de mi boca succionó bastante leche de su marido y ambas tragamos ese manjar. Luego ella se encargó de exprimir la verga de Gustav y de limpiarla completamente, mientras Gustav permanecía acostado sobre la mesa de la sala de juegos de su casa.
Mientras Gustav e Ilonka se besaban y abrazaban, como si fueran novios iniciando una relación, Vanessa se puso su tanguita, su vestido y su delantal y corrió a la mesita en donde estaba la ropa de Gustav. Cuando por fin los novios se separaron, Vanessa le ofreció a Gustav su ropa y éste se vistió completamente, mientras que todos los demás seguíamos encuerados. Entonces Gustav dijo: “Muchas gracias a todos, ha sido una cena extraordinaria. Creo que llegó la hora de que me vaya a acostar” y antes de retirarse, se acercó a Ilonka y la besó apasionadamente, lo mismo hizo con Karla e incluso la abrazó y le masajeó las nalgas. Luego besó a sus tres hijos también en la boca y con lengua a cada uno, luego se acercó a mí y al igual que a Karla, me besó con lengua de manera deliciosa, mientras acariciaba mis nalgas y yo lo abrazaba apretándolo muy fuerte, demostrándole en ese abrazo que no quería que se fuera, que la agradecía la cogida que me había dado, que era todo un caballero, que era hermoso, que sería suya cuantas veces él quisiera; en fin, en ese abrazo me entregué a él y tengo la esperanza de que así lo haya entendido. En cuanto nos separamos, Vanessa que estaba a la salida del salón de juegos, le preguntó: “¿Se le ofrece algo al señor?” y él negó con la cabeza, pero justo antes de salir se volteó a nosotros y dijo: “Franz, acompáñame por favor”. Franz saltó de gusto, recogió su ropa y corrió junto a su padre verdaderamente contento y ambos salieron rumbo a sus recámaras. Entonces Fred se acercó a mí y me explicó, que esa noche Franz había sido el elegido. Que cada vez que hacían una fiesta así (solamente con la participación de la familia y de Vanessa), Gustav seleccionaba a algún miembro de la familia o a Vanessa, para que pasara la noche con él y si Gustav había quedado caliente o con ganas de más o si el seleccionado lograba calentarlo, tendría la oportunidad de ser cogido o de cogerse a Gustav, según fueran las circunstancias. Había noches en que solamente dormían juntos y no había actividad sexual alguna durante toda la noche. Eso también significaba que Ilonka, no dormiría con Gustav esa noche.
Entonces Vanessa preguntó a Ilonka: “¿Se ofrece algo más señora?” Ilonka nos miró a cada uno y como no hubo respuesta, entonces le dijo a Vanessa que todo estaba bien y que si quería podía retirarse o quedarse un rato, pero que yo no había que traer más cosas. Vanessa entonces rápidamente puso muchos platos sucios en la charola y se retiró, contoneándose al máximo, sabiendo que todas las miradas estaban puestas en ese portento de cuerpo que posee. Luego Ilonka dijo: “Yo creo que también me voy a acostar, me quedaré en la recámara de visitas, para que ustedes dos (refiriéndose a Karla y a mí), duerman juntas en la habitación de las niñas)”. Entonces se repitió el rito de la despedida, primero besó a sus hijos en la boca y con lengua y a cada uno de ellos les acarició la verga un poco mientras los besaba, luego besó a Karla más larga y profundamente y le acarició las nalgas y las tetas de ambas de tocaban muy rico y finalmente me besó a mí también con lengua y en vez de agarrarme la verga, me acarició las nalgas y luego acercándose a mi oído me dijo: “Eres una chica extraordinaria. Nos has dado momentos de mucha alegría”, me besó otra vez y en esta ocasión sí acarició mi verga, recogió su ropa de manos de Karla que ya la tenía lista para ella y se fue.
Cuando nos quedamos Fred, los mellizos y yo solos, cada quien recogió su ropa, nos besamos unos a otros y nos subimos a dormir. La cena había sido un éxito, yo había sido el postre de Gustav y eso me había encantado, pues la cogida que me había dado era de antología y sabía bien que eso no sería de todos los días, sino que me había quedado claro que Gustav participaba poco en las fiestas, pero que cuando lo hacía, lograba que todos los miembros de la familia estuvieran felices. También supe que Ilonka participaba más y que ella era la encargada de enseñar a coger a sus hijos y que a Karl le tenía que dedicar ahora un poco más de tiempo para que mejorara su desempeño sexual. Desde luego la relación de Ilonka y Karla era de complicidad y de complacencia, los hermanos lo sabían, lo respetaban y siempre se aseguraban de que Karla se sintiera toda una princesa, no solamente en lo sexual sino en absolutamente todo.
Subimos a nuestras habitaciones y cada quien entró a la suya. Karla y yo a la nuestra, aunque yo hubiera preferido pasar la noche con Fred. Por otro lado estaba bien, pues mi culito de verdad que requería de descanso, después de un día de intensa actividad sexual, en donde todos y cada uno de los miembros de la familia y Vanessa habían hecho uso de él, excepto Ilonka, que no había tenido actividad sexual directa conmigo. Y la verdad sea dicha, me hubiera encantado estar con ella, pues es verdaderamente hermosa y está buenísima. En cuanto entramos a la habitación de Karla, me deshice de la peluca, de las medias y del liguero y pedí permiso para bañarme. Karla me dijo que no había problema y que ella haría lo mismo después de mí. Antes de bañarme, Karla me detuvo y me sentó en el banco del tocador y con alguna crema me limpió todo el trabajo de maquillaje que ella misma me había puesto, dejándome otra vez de cara lavada. Me metí a la regadera y cuando terminé de bañarme y me estaba secando, Karla entró al baño y me dijo: “Mira Sofi, te traje este baby doll para que duermas. ¿Te gusta? Es de los más bonitos que tengo”. Yo me puse feliz y lo demostré dándole un gran beso y diciéndole que estaba precioso. Era rojo, con encajes y una tanguita pequeña. Me lo puse y me miré en el espejo y me sentí muy mujer con ese baby doll tan sexy. Volví a darle un beso y a agradecerle que pensara en mí y salí del baño, mientras ella se metía a bañar.
En cuanto cerré la puerta del baño, se abrió la puerta de la recámara y apareció Ilonka con un baby doll negro que contrataba con su blanca piel y se veía impresionantemente sexy, hermosa, provocativa, glamorosa y podría decir que muy puta, se acercó a mí y me dijo: “¡Caray Sofi, qué bien te ves! Vine a ver si no les hace falta algo, pero parece que todo está en orden. Veo que Karla se está bañando, para relajarse y tú ya estás lista. Yo también tomé un baño recuperador. Buenas noches” y se fue hacia la puerta, pero se detuvo y volteó a mirarme una vez más y me dijo: “Ven conmigo, quiero mostrarte algo”. Me tomó de la mano y salimos de la habitación. Me llevó al estudio donde los chicos hacían la tarea y desde ahí tomó el intercomunicador y dijo: “¿Puedes venir por favor?” y colgó, luego abrió un cajón y me dijo: “Tengo que seleccionar uno de estos para que sea mi compañero, ¿Cuál me recomiendas?” Al asomarme al cajón había todo tipo de juguetes sexuales y ella tomó dos dildos, los puso frente a mí y esperó a que seleccionara uno de ellos. En esas circunstancias, escogí el más largo, pero menos grueso y de color rojo como mi baby doll. Entonces guardó el otro tomó un cinturón con tirantes y salimos de ahí, al momento en que Vanessa aparecía por la escalera muy provocativa, también en baby doll, pero color blanco. Ilonka solamente le hizo una seña de que la siguiera, nos metimos a la recámara de Karla, me sentó en la cama, luego ella se puso frente a mí, dejando sus tetas a la altura de mis ojos, me tomó de la mano y la dirigió hacia su vagina y rozándola, me dijo: “A mí no me ha tocado estar contigo Sofi y creo que este es el mejor momento para que tú yo nos divirtamos. Vanessa nos va a acompañar y estoy segura de que ella todavía está caliente y dispuesta. Además no tarda en salir Karla y ella estará feliz de unirse a nosotras”.
Así que comprendí que mi culito aún no iba a descansar y que la noche podía ser muy larga, pero esto se los platicaré más adelante. Como digo yo: ¡Uf! Qué calor.
Bueno mis queridos lectores, espero que les haya gustado la cena y que les haya parecido tan caliente como lo fue para mí. Esta familia sueca en verdad sabía gozar de la vida y disfrutar sus momentos íntimos.
Una vez más les agradezco que lean mis relatos y espero que logre ponerlos candentes con ellos. Yo les seguiré escribiendo y ya les estoy enviando la cuarta parte de esta fiesta de cumpleaños, tan singular y diferente a todas las que he asistido en mi vida, pero la que más he disfrutado.
No olviden que todos, absolutamente todos sus comentarios serán leídos, contestados y tomados en cuenta, pues mis ganas de escribir se las debo a ustedes. Por favor envíen sus comentarios a sofí.tv_facil@yahoo.com.mx para estar en contacto.
No dejen de leer las siguientes partes de esta fiesta de cumpleaños, que seguramente les seguirá calentando la cabeza y espero que algo más.
Besos de su putita,
Sofi
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