Fiesta de cumpleaños (segunda parte: todos contra todos)
Hola soy Sofi y en la universidad todos me conocen como Luis. En la primera parte, Fred mi amigo sueco me invitó a su casa para la fiesta de cumpleaños de sus hermanos mellizos, pero en realidad era un pretexto para que su hermano mayor Franz que me había cachado en un cine porno, me hiciera su mujer. Yo encantada, pero todos los hermanos querían ver cómo Franz me cogía en la alberca.
Les recomiendo que antes de iniciar la lectura de esta segunda parte, lean la primera la primera parte, para que conozcan el contexto de la historia. Ahora que si no quieren leer esa primera parte, pues lean esta segunda y las que sigan.
Luego de un pequeño incidente, Fred me presentó ante sus hermanos como Sofi la nueva integrante de la fiesta.
En cuanto Fred me presentó como Sofi, Karl era el más dispuesto a entrar en acción, pues dijo: “al fin podremos divertirnos todos”. Yo creo que él tenía menos tiempo de jugar con sus hermanos, porque su verga estaba totalmente erecta y buscando pelea. Pero fue Karla la que corrió hacia mí, me abrazó muy tiernamente, me dio un gran beso con lengua y yo me dejé besar por ella y recibí su beso con mucha pasión y luego me dijo: “qué bueno que estás cono nosotros Sofi, vas a ver que seremos muy buenas mejores amiguis y siempre estaremos juntas. Seremos las lesbianas perfectas” y volvió a besarme apasionadamente enroscando su lengua con la mía, para luego tomarme de la mano y llevarme junto a sus hermanos que ya se estaban divirtiendo.
Franz y Karl estaban tendidos en el pasto, cerca de la alberca y se besaban en la boca muy rico. Podía verse como la lengua de Karl entraba en la boca de Franz y éste la devoraba y se la comía por completo, mientras que mi amigo Fred mamaba la verga de su hermano mayor Franz y con una mano masturbaba a Karl. Era verdaderamente caliente ver cómo los hermanos estaban disfrutándose entre ellos. Mientras Fred se encargaba de las vergas de sus hermanos, pude notar que la de él, que era la mejor verga de las tres, no la tenía totalmente tiesa, pues nadie lo estaba atendiendo como merece una verga de su calibre. Yo me encaminé a tomar esa enorme verga para mí, pero Karla no me lo permitió.
Ella me dijo que esperara, que como había dicho Franz era un juego de hombres y que nosotras las mujeres debíamos jugar nuestro juego. Y aunque lo que yo quería era comerme la verga de Fred y que Franz me hiciera su mujer, Karla me llevó al otro lado de la alberca, frustrando momentáneamente mi propio plan. Karla me explicó que ella era muy puta y que sus hermanos se la cogían a cada rato y que hacían orgías entre todos con mucha frecuencia, pero que ella además era lesbiana y le gustaban mucho las mujeres, por lo que se consideraba bisexual y puta. Ella me preguntó que si yo también era bisexual y puta y le confesé todo. Que era una chica en el cuerpo de hombre, que me gustaba mucho el cuerpo de las mujeres y que para disimular mi feminidad y mientras aprendía a aceptarme como mujer, me había cogido a muchas mujeres y me sentía bien por ello, pero que lo que más me gustaba era ser la mujer de una buena travesti o transexual. Una mujer con todas sus características físicas completas, pero con la verga funcional que me cogiera. Ser poseída por una travesti es una experiencia maravillosa y yo lo disfruto muchísimo y siempre estoy en busca de mujeres con ese extra que me hagan llegar al cielo. Mientras estábamos platicando, Karla me regalaba besitos en la boca, acariciaba mi pecho y mis pezones y veía con mucha frecuencia entre mis piernas, que yo tenía cruzadas para no dejar ver nada de mis cositas. Desde luego yo devolvía los besos, acariciaba sus prominentes senos y sus piernas y de vez en vez, subía mi mano hasta su vaginita, que ya se sentía húmeda.
Ella notó que yo estaba muy interesada en lo que hacían sus hermanos y me explicó lo que seguiría. Primero me dijo que el más caliente era Karl su mellizo, pero que también había que tener mucho cuidado con él porque se venía muy rápido, pues aún no controlaba bien sus movimientos y sus orgasmos, dejándose ir a toda velocidad y echando chorros de inmediato. Pero que era muy tierno y que le gustaba mucho que le prepararan muy bien su culito para penetrarlo, porque aún le dolía mucho cuando Franz le metía su verga tan gruesa. En cambio a él no le gustaba dilatar el culito de los otros, pues quería coger a la primera, aunque terminara pronto, para recuperarse rápido y volver a coger. Me dijo que Karl podía venirse muchas veces sin problema. Que ella pensaba que su verga aún crecería más, por lo que en un año tendría un caramelo delicioso, porque desde ahora ya tenía un buen tamaño y grosor y que seguramente también aprendería rápidamente a darle un uso apropiado, para que todos disfrutaran más de su verga, incluyéndolo a él mismo, pues ahora sólo la metía y ya estaba terminando. Me dijo que el culito de Karl era rosadito y tenía poco vello, que apretaba bien, pero que como le dolía, no le gustaba recibir; pero que sus hermanos lo hacían sufrir mucho, pues se lo cogían con más frecuencia para que se acostumbrara rápidamente. Que ella tenía muy poco tiempo de tener relaciones con Karl (era el más novato de la familia) y que ella sí le permitía que le metiera la verga con la condición de que terminara en su boca, pues me dijo que Karl tenía la leche más sabrosa que sus hermanos, pero que ella no se satisfacía porque terminaba muy rápido. También me dijo que ella, al igual que sus hermanos, le metía un dildo grueso (aunque tenía más delgados), para que su culito se abriera y pudiera recibir mejor la verga de sus hermanos y disfrutara tanto dar como recibir.
Luego me habló sobre mi amigo Fred, me dijo que él ya cogía muy bien, que siempre se aseguraba que ella quedara satisfecha y plena cada vez que le metía la verga. Fred sabe además ser muy paciente, dilata muy bien el culito da besos negros, mete la lengua y se asegura de que la penetración no será muy dolorosa. Por eso me dijo que ella sí dejaba que Fred se la cogiera vaginal y analmente y que como tenía la mejor verga de los tres hermanos, ella realmente disfrutaba muchísimo de sus momentos con Fred. Qué además, era cariñoso y que le encantaba que ella se pusiera su dildo con tirantes (strap-on), para cogérselo. Me dijo que el que más disfrutaba del sexo era Fred. Tanto me habló bien de Fred que más se me antojaba y tal vez hasta ella estaba enamorada de su hermano. También me dijo que cuando invitaba a alguna amiguis lesbis (como ella les dice), el único que participaba en sus reuniones era Fred, porque sabía muy bien cómo tratar a una mujer, cómo satisfacerla y cómo hacer para que esa niña tuviera ganas de volver con Karla para hacer sus cosas de mujeres, compartiendo mucho con Fred. Me confesó que para poder invitar a sus amiguis lesbis, tenía que asegurarse de que sus hermanos Franz y Karl las iban a dejar solas y que no harían sus fiestas o al menos no delante de sus amiguis, por lo que sus papás tenían que ponerse firmes, en ese asunto y para evitar problemas, cuando iban a venir sus invitadas, muchas veces su papá se llevaba a Franz y a Karl a Cuernavaca el fin de semana y que Fred podía ir con ellos o quedarse y participar sin problema en sus reuniones, a menos que la invitada fuera únicamente lesbiana y en ese caso, Fred se iba con los hermanos y el papá.
De Franz me dijo poco, que era más agresivo que sus hermanos y que le encantaba mamar verga y coger, aunque nunca se negaba a entregar el culito para ser penetrado. Que la verdad sabía muy bien cómo meter la verga y hacer disfrutar a una mujer. Que con los hombres no era igual, pues sus hermanos se quejaban un poco del grosor de su instrumento, de lo rudo que era al coger y que no le importaba si el otro estaba o no satisfecho. Que a ella sí la trataba bien, aunque aceptaba que cuando se la metía por el culo, era doloroso tanto por lo grueso de su verga, como por lo atrabancado que era al coger por el culo, por lo que si de ella dependía, solamente cogían vaginalmente. Pues cuando se la metía por la vagina era una delicia y ella quedaba totalmente satisfecha. Por la forma en que lo dijo, me di cuenta de que Karla verdaderamente disfrutaba coger con Franz, porque hasta suspiraba.
Me dijo también que ella ya les había medido sus vergas y que la de Franz medía 18 cm, la de Fred medía 21 y la de Karl 17 y que de circunferencia la más gruesa era la de Franz con 15 cm, luego la de Fred con 12 y por último la de Karl con 8.5. Que ella prefería primero coger con Fred, luego con Franz y al último con Karl, mientras no aprendiera a coger bien.
También me dijo que ella tenía muchas ganas de que fuéramos amigas, porque yo sería su primera amuguis lesbis con verga y que eso le causaba mucha ilusión y que si yo estaba de acuerdo, me invitaría a sus reuniones más privadas. Que conmigo utilizaría todos sus juguetes y yo con ella podía hacer lo mismo o usar mi clítoris para jugar con ella y sus amuguis lesbis. Les hago notar que cuando Karla se refiere a mi verga le dice clítoris y cuando se refiere a mi culo le dice vagina, pues ella está convencida de que debe tratarme como a una mujer y más aún si voy a ser su amiguis lesbis.
Por último me dijo que yo era la primera invitada de sus hermanos. Que ella nunca había visto que invitaran a ningún amigo y que tal vez se habían animado porque Franz me había visto en el cine y estaban seguros de que me podría integrar con facilidad a la familia. Que todas sus fiestas eran entre ellos mismos y que casi todos los días cogían entre ellos en las recámaras o en la alberca o en el jardín o en el gimnasio, pero que era muy frecuente. Que hasta hacía unos 6 meses, Karl no participaba con ellos, pero que sí se daba cuenta y que un día se animó y les dijo que él también quería jugar. Desde entonces ellos son los tres mosqueteros y a diario hay sexo entre ellos aunque no forzosamente participan todos a la vez. Me dijo que debía aprovechar bien esta oportunidad, porque era única, pues los tres estaban muy contentos de tenerme y de hacerme parte del juego.
Desde luego que yo estaba con muchas dudas y muy confundida, de que los hermanos tuvieran esta relación tan abierta. Pero al mismo tiempo tenía muchísima ilusión, pues para cómo iban las cosas y lo que me decía Karla, hoy tendría tres vergas dentro de mi culito y mira nada más que vergas. ¡Qué emoción!
Luego se cansó de platicarme y me dijo: “Sofi, por favor déjame platicar de mujer a mujer con tu clítoris, me lo has estado escondiendo y creo que es porque eres una niña que todavía está sorprendida por lo que está pasando, pero tengo muchas ganas de ver tu clítoris, tocarlo, besarlo y chuparlo. Por favor”. Y diciendo esto, me pidió que me sentara en la orilla de la alberca con las piernas dentro del agua y ella se metió a la alberca, abrió mis piernas, las fue acariciando y lentamente se acercó hasta estar su boca a un centímetro de la punta de mi verga. Me miró directamente a los ojos, me dijo que mi clítoris estaba precioso y que ella se encargaría de ponerlo muy duro.
Y diciendo y haciendo. Sin quitarme la vista de los ojos, abrió la boca y con el dedo índice de su mano derecha empujó hacia arriba mi “clítoris” y lo fue escondiendo dentro de su cavidad bucal. Y acariciando mis piernas, comenzó con un mete saca con su boca, que me tenía totalmente en sus manos. Si alguna vez tuve dudas sobre si Sofi era lesbiana, en ese momento comprendí que era lesbianísima y que podría pasar con Karla toda una vida. ¡Qué manera de mamar verga de esta niña! Gozaba con cada centímetro que se metía de mi clítoris y la forma en que su lengua jugaba con él era indescriptible. Sin pensarlo, puse mis manos por detrás de su cabeza y comencé a ayudarle a mamar mi verga, dejando que ella llevara el ritmo, pero de vez en cuando metía yo un poco de más, para sentir como me cogía a Karla por la boca hasta llegar a su garganta. Cuando la metía hasta el fondo, podía sentir como entraba en la garganta y cómo me apretaba la punta de la verga. ¡Era maravilloso! Además de que la vista era también muy rica, pues para eso los hermanos ya estaban en plena acción.
Lo último que alcancé a escuchar de lo que Karla me decía, fue: “Me encanta tu clítoris y quiero que me des una buena cogida y que también me lo metas por el culo. Quiero ser la señora de Sofi” ¡Vaya chiquilla de 18 años! Toda una puta con experiencia.
Luego me dijo que me recostara y así lo hice, todavía con los pies dentro de la alberca, pero ella puso mis rodillas sobre sus hombros y se volvió a meter mi verga en su boca y con sus dedos comenzó a jugar en mi ano. La sensación era muy caliente, pues ella mamaba y metía al menos dos y a veces tres dedos en mi vaginita, que comenzó a dilatarse y a sentir enormes ganas de ser penetrada por alguna de las vergas que estaban del otro lado de la alberca.
Poco a poco me fui relajando con las rodillas sobre los hombros de Karla y comencé a disfrutar de la mamada de clítoris que me estaba dando y de cómo metía y movía sus dedos dentro de mí ser. La sensación era muy rica y la erección que tenía mi clítoris era deliciosa. Estaba muy concentrada en el trabajo de Karla, que no percibí que los chicos se acercaron a nosotras. Pero pude sentirlo, porque sin darme cuenta, los dedos de Karla se hicieron más gruesos y es que Franz había reemplazado a Karla y él me estaba dedeando. Los otros dos hermanos pusieron a Karla junto a mí y comenzaron a besarla y Fred metía su verga en la boca de ella. La visión que yo tenía a mi lado era fantástica. Fred estaba arrodillado a un lado de Karla y le metía la verga en la boca a su hermana y ella succionaba con fruición, mientras Karl lamía las piernas y la vagina de su hermosa hermana. Karla comenzó a gemir de placer y entonces Franz me dio a mamar su verga y yo comencé a gemir de placer junto con Karla, pues la gruesa verga de Franz llenaba mi boca y su trabajo en mi culito con sus dedos era fenomenal. Franz no dejaba de meter sus dedos en mi culo y cada vez lo dilataba más, lo que me producía un enorme placer y me hacía gemir con más fuerza. Y eso que a Franz no le gustaba dedicar tiempo a dilatar el culo.
Luego Karl se puso de espaldas a mí y se inclinó para continuar chupando la vagina de su hermana y las nalgas de Karl, su culo y sus huevos me quedaron al alcance de la mano, por lo que estiré mi brazo y primero acaricié sus nalgas. Karl reaccionó inmediatamente y acercó su culo hacia mí. Entonces, por debajo de él, metí mi mano y acaricié sus huevos y pude sentir su verga que estaba bien parada y rígida, lista para la batalla. Mientras acariciaba los huevos de Karl, podía ver claramente como Fred se cogía a Karla por la boca y ella lo disfrutaba muchísimo gimiendo y la expresión de su rostro era de una puta consumada, disfrutando de su picador.
Franz dejó de meter sus dedos en mi culo y se puso a un lado de mí, para ofrecerme su verga y que se la mamara. Yo me voltee dando la espalda a Karl, a Karla y a Fred, para mamar la verga de Franz, pero antes le di un tironcito a la verga de Karl y él se dio cuenta de que yo quería que él fuera el primero en entrar a mi culo y hacerme suya. Antes de darme la vuelta y ponerme de lado para mamar la gruesa verga de Franz y ofrecer mi culito a Karl, pude ver que Fred ponía a su hermana en posición de perrito, para cogérsela. Entonces yo opté por hacer lo mismo. Me puse en cuatro frente a Karla, para que Karl me la metiera por detrás y Franz se acostó frente a mí entre su hermana y yo, para cogernos a ambas por la boca con su hermosa verga, pues la metía alternadamente en mi boca y en la de Karla. Mientras Fred ya estaba cogiéndose a Karla y pude sentir como Karl ponía la punta de su verga en la entrada de mi culo y comenzó a empujar para meterla y darme una rica cogida. De esta manera, las dos mujeres ya estábamos ensartadas y los hombres estaban disfrutando de la cogida que nos estaban dando.
La entrada de Karl fue poco amistosa, pues me la dejó ir toda hasta dentro de un empujón. Por fortuna entre Karla y Franz ya habían hecho un buen trabajo en mi culito, por lo que puede rápidamente absorber la embestida y sentir placer desde el principio. Como si estuvieran de acuerdo, Karl y Franz llevaban el mismo ritmo y los dos sacaban y metían al mismo tiempo, Karl hundía totalmente su verga dentro de mi culo y Franz la metía hasta lo más profundo mi garganta y llenaba mi boca con su muy gruesa verga. De alguna manera entre Karla y yo compartíamos la verga de Franz y en ocasiones la hacíamos a un lado, para jugar con nuestras lenguas y darnos unos besos muy lesbianos, que ponían a los chicos más calientes, si es que era posible estar más caliente en ese momento.
Pero como Karla me había anticipado, en muy poco tiempo y cuando estaba yo disfrutando de una buena cogida, Karl se salió de mi culo y corriendo fue a derramar su leche en la boca de Karla y en la mía. Franz se salió de en medio con rapidez y Karla y yo compartimos la leche de Karl, que en efecto tenía un sabor extraordinario. Karl descargó hasta la última gota y entre nosotras limpiamos muy bien la verga de Karl y nos besamos mucho. ¿A dónde creen ustedes que se fue Franz? Pues yo creo que sí dieron la respuesta correcta, pues mientras Karla y yo disfrutábamos de la venida del menor de los hermanos, pude sentir la fuerza de Franz que apuntaba con la punta de su verga hacia mi culito. Antes de que Franz se metiera en mí, Karl alcanzó a decir en voz alta: “Fui el primero en cogerme a la puta de Sofi” y echó una carrera para meterse de un clavado a la alberca. Realmente el mellizo me había disfrutado a su manera y de alguna forma les había ganado a sus hermanos, lo que para él era todo un éxito. Se notaba que estaba muy contento y yo me puse feliz por él, pues aunque fue muy corto el tiempo, el sólo hacho de tener una verga adentro ya es muy satisfactorio y en este caso, yo estaba mejor preparada para recibir a Franz, que estaba ardiendo.
Cuando Franz estaba a punto de meter la verga dentro de mí, me incorporé y me puse de rodillas frente a él, le di un beso y le metí la lengua y él se la tragó completamente, nos abrazamos y me acosté en el pasto, poniendo mi cara casi debajo de la de Karla, para poder besarla en cualquier momento, pero teniendo a la vista la cara de Franz, que es un hombre muy guapo y además para poder ver, mientras me cogía si su cara era o no de satisfacción. Luego levanté mis piernas y Franz se acercó hasta poner mis pantorrillas en sus hombros y así, de patitas al hombro, puso nuevamente la punta de su verga en mi culo. Esta vez no iba yo a quitarme y la verdad era un momento muy esperado, tanto por Franz como por mí. Cuando sentí como su verga se iba abriendo paso por mi culito, pude ver toda la lujuria que Franz tenía guardada en para este momento y pude sentir como cada pliegue de mi culo se ponía lisito al paso de su verga tan gruesa. Hasta ese momento, durante la sesión de sexo, lo único que se escuchaba eran los gemidos míos y los de Karla, interrumpidos por el grito de Karl al haberme hecho su mujer primero que nadie. Pero entonces Franz me dijo: “Ahora sí Sofi, vas a saber lo que es una buena verga. Te voy a coger como nadie lo ha hecho” y de un solo golpe, me metió el resto de su verga y comenzó a moverse como loco dándome con demasiada fuerza. Fred me miró con dulzura y me preguntó: “¿Te duele mucho? Este Franz siempre es muy rudo y a veces lastima demasiado”. Yo traté de sonreír, pero creo que no pude disimular el dolor y pensé para mí misma, este es un caballo salvaje y me va a florear mi culito; mejor me relajo y trato de ponerme muy flojita para que entre con facilidad.
La cogida de Franz era tremenda, no daba tregua y sus embestidas eran muy fuertes. Se salía casi completamente y regresaba embravecido, haciendo que mi esfínter abriera y cerrara a cada paso de la enorme cabeza de su verga, pero yo muy macha, aguanté dignamente la cogida que me estaba dando, aunque hubiera querido que terminara tan rápido como Karl. La forma en que Franz estaba abusando de mí culo era tal, que Fred y Karla interrumpieron su cogida para estar a mi lado. Karla me tomó de las piernas y las abrió lo más posible y también los cachetes de mis nalgas, para que la entrada de Franz fuera sin obstáculos, mientras que Fred comenzó a besarme la cara, el cuello, el pecho y finalmente me besó en la boca de una manera tal, que con ese beso me hizo el amor totalmente. Me hizo sentir protegida, amada, deseada y que sería mi compañero en ese y otros momentos. Me entregué a él real y totalmente en ese beso. Supe que él sería mi hombre para siempre y que estando a su lado no debería tener miedo de nada. También Karla para tratar de que tuviera diversidad de sensaciones y no todo se concentrara en mi culo totalmente abierto y lastimado, bajo hasta mi verga y me la mamó, para que tuviera una sensación adicional y luego me dijo: “Ay amiguis, si pudieras ver cómo se ve tu culito desde aquí, sentirías mucha lujuria” Y es que la forma en que mi ano se desplazaba, conforma el ritmo de la cogida de Franz era de notarse. Cada vez que Franz entraba y pasaba por mi esfínter, mi ano se metía junto con la verga de Franz y al revés, cuando Franz sacaba la verga hasta traspasar mi esfínter, mi ano casi se salía de mi cuerpo, junto con su verga. En ese momento me vino a la cabeza el recuerdo de una amiga mía que en un trío que hicimos, nuestro macho le metió el puño hasta adentro (le hizo un fisting) y su culo se veía enorme y la verdad se veía muy lastimado, pero la muy puta lo gozó muchísimo. Ahí puede ver como el ano de mi amiga, viajaba junto con la entrada y salida del puño de nuestro picador.
Finalmente Franz se cansó y bajó el ritmo de sus embestidas y en ese momento comencé a disfrutar de la cogida que me daba y una vez más comencé a gemir de placer. Franz lo notó y se dio cuenta de que así era mejor para los dos, pues él también comenzó a sentir más placer, pues yo podía intentar apretar su verga con mi culo, para que gozara más de la cogida. Karla y Fred comenzaron a compartir mi verga a besos y mamadas y Karla le dijo a Franz que así estaba mejor, “mira (le dijo), Sofi está gozando mucho y su clítoris ya está grande otra vez, cógetela así todo lo que quieras” y Franz tomó mi verga con su mano y comenzó a menearla y a decirme que era una puta fácil y que me encantaba la verga y que él sería mi hombre preferido y me decía que me moviera y pude moverme un poco y realmente disfrutar de la cogida. Mi esfínter ya no estaba trabajando tanto y cuando Franz entraba completamente, yo lo apretaba lo más posible, para que sintiera placer al meterse hasta el fondo. Por su parte, Karla y Fred continuaron con su cogida, que se había visto interrumpida y el espectáculo que dábamos Franz y su puta (yo) era muy caliente, pues en no mucho tiempo, Karla gritaba como loca anunciando su orgasmo y Fred le dio su leche unos instantes después.
Franz me cambió de posición y me cogió de ladito, de perrito y me hizo subirme en él y cabalgarlo. En esta posición, estando yo bien ensartada me recosté sobre su pecho y nos besamos mucho mientras me la metía muy rico. Como yo dominaba la situación y el ritmo, en esa posición pude asegurarme de darle mucho placer a Franz y podía verlo en su cara, siempre lujuriosa, pero esta vez llena de satisfacción. Así podía recargar mis manos sobre su pecho y acariciarlo, meter uno o dos dedos en su boca y sentir como los succionaba hasta que llegaran a su garganta. Una vez más Fred se acercó a mí, me besó y poniéndose de pie con las piernas un poco abiertas sobre la cabeza de su hermano, me ofreció su verga. Y yo estando cabalgando a Franz me metí la verga de Fred en la boca y disfruté mucho de la verga más rica de la familia y de los restos de leche que le había dado a Karla. Por la forma en que Franz chupaba mis dedos, puede entender que él tenía ganas de ser penetrado o al menos quería una verga cerca que jugara con su culito.
De repente Karla se levantó y salió corriendo al vestidor o a la casa, no lo sé y gritó: “Ahora vengo” y Karl se acercó y se puso detrás de mí, para ver cómo entraba y salía la verga de Franz de mi culo. Desde esa perspectiva, mi culo se ha de haber visto enorme, ya que Karl comenzó a describir la forma en que la verga de su hermano me partía en dos: “miren cómo Sofi se traga la verga de Franz, se sienta hasta que su ano toca la base de la verga y luego se sale hasta que aparece la cabeza de la verga. Esto es increíble ni Fred ni Karla se la comen como Sofi. ¡Qué manera de abrir y cerrar el culo, para que Franz se la meta hasta adentro. Ya toqué la verga de Franz y está durísima, como nunca. Realmente Sofi sabe muy bien cómo hacer su trabajo y dar placer, pues Franz lo está gozando en vez de estar embistiendo, se deja que Sofi se deslice por su verga y le de todo el placer posible”. De alguna manera hice que Karl se acercara a mí y le dije en voz muy baja, me voy a poner boca abajo y cuando tu hermano me la meta, tú se la metes a él, pues tiene ganas de verga. Así que me levanté de la verga de Franz y me puse boca abajo con el culo hacia arriba, de tal manera que al metérmela, él a su vez dejara el culo al aire, para permitir que Karl se lo cogiera. Cuando estuvimos en esa posición y Franz ya me la había metido, Fred se dio cuenta que Karl se la iba a meter sin más e intervino para que todo fuera mejor. Lo que hizo fue besarle, lamerle y chuparle el culo a Franz y meterle los dedos para dilatarlo un poco. Franz realmente se estaba deleitando con el trabajo de Fred, pues se retorcía como loco y la cogida que me daba se volvió más placentera. Una vez hecho eso, Karl que ya no aguantaba más y se la dejó ir de un jalón. Yo me di cuenta, porque Franz reparó al sentir la cogida y me la metió hasta el fondo. Entonces me imaginé el trenecito que estábamos haciendo y me dieron ganas de verlo, pero en la posición en que estaba era imposible.
En eso regresó Karla y al ver el tren se calentó y se arrojó a la verga de Fred, justo frente a mí, para que yo disfrutara de la mamada que le daba a su hermano. Como era de esperarse, Karl terminó muy rápido y fue a darle su leche a Karla, quien la recibió con gusto y se la tragó toda, para luego limpiar completamente la verga de su mellizo. Franz entonces comenzó a acelerar sus movimientos, anunciando que estaba por venirse. En cuanto sentí que ya era segura la eyaculación, me zafé como pude y jalando a Karla, nos pusimos de rodillas a recibir la descarga de Franz. Soltó 4 lechazos grandes, de los cuales uno fue a dar a la boca de Karla, otros dos a mi cara y finalmente uno más a mi lengua. Karla y yo nos tragamos la leche que nos tocó y mientras ella lamía mi cara para limpiarla de la leche de Franz, yo lamía y dejaba reluciente la verga del mayor de los hermanos, succionando hasta la última gota y dejando muy limpia su cabecita. Mientras hacía esta labor, puede ver con todo detenimiento la verga de Franz y la verdad era una cosa hermosa. De muy buen largo, gruesísima, de sabor excelente, su olor a macho picador puto y podía seguir sus venas y como los huevos enormes le colgaban haciendo un monumento a la lujuria. Cualquier putito o putita, estaría con una envidia enorme de que yo tuviera esa verga en mis manos y en mi boca y ellos no pudieran tenerla. Además sus piernas eran muy fuertes, una espalda grande y sus brazos atléticos. Franz era un adonis, él lo sabía y lo disfrutaba enormemente. En la universidad tenía un gran éxito con las mujeres y hasta donde se sabía ya se había cogido a muchas, pero lo que ahora yo sabía es que era bisexual y mientras fuera yo una de las agraciadas en tenerlo, lo demás no me importaba. ¡Qué hombre me acababa de coger!
Lo que me sorprendió y también a sus hermanos, fue que una vez que terminó la limpieza de su hermosa verga, se acercó a mí y dándome un beso lo más tierno que pudo (la verdad no sabe besar rico), me preguntó: “¿Te gustó Sofi? Espero que hayas gozado tanto de mi verga como yo de tu culo. Si al principio te lastimé, fue porque me ganó la lujuria y me acordaba de ti en el cine y lo putísima que eres, pero espero que al final hayas gozado mucho de la forma en que te hice mía” y dándome otro beso tierno, se acercó a Karla, la besó y le dio las gracias al tiempo que le dijo que le mamara la verga un poco.
Aunque mi culito estaba todavía un poco adolorido y latiendo mientras regresaba a su tamaño normal, yo seguía con la mira puesta en Fred. Esa verga tenía que ser mía y él tenía que ser mío para siempre. No podía dejar de sentir el beso que me había dado. Ahora entiendo por qué las putas no besan a sus clientes, porque si en una de esas les dan un beso como el que me dio Fred, se enamoran y entregan todo gratis y quieren más. Es ahora que puedo comprender como un beso bien dado, casi puede ser el substituto de una buena cogida (desde luego estoy hablando en sentido figurativo, pues una buena cogida no se cambia por nada), pero no con Fred, a este amigo mío me lo tenía que coger hoy mismo.
Karla se acercó a la verga de Franz y comenzó a mamarla. Abrió la boca lo más grande que pudo y se comió, literalmente y casi por completo, la verga de Franz. Ella ya había tenido un orgasmo con Fred y si bien no era suficiente para ella, tampoco estaba en cero. Tal vez se puso condescendiente con Franz, porque necesitaba un orgasmo más. Por lo que después de la mamada, seguramente esperaba la cogida de Franz. Pero el que estaba ya dispuesto era Karl, que ya nos había cogido a Franz y a mí. Por lo que cuando vio que Karla estaba mamando la verga de Franz y éste estaba acostado en el pasto y ella de rodillas levantando el culo, para mamar la verga, se aproximó por detrás y sin pedir permiso, ensartó a su hermana, quien solamente se acomodó un poco y sabiendo que no sería suficiente para tener un orgasmo se dejó coger. Mientras Fred y yo nos tomamos de la mano y nos alejamos un poco de los hermanos.
Fred me ofreció una disculpa por no haberme dicho la verdad desde antes, pero también me explicaba que si me hubiera contado todo, tal vez yo no hubiera aceptado ser la putita que soy y nada hubiera pasado. Yo entendí la situación y con un beso sellamos nuestra amistad y nuestro secreto. Pues en la universidad nadie se enteraría de que Fred es bisexual y de que yo soy Sofi. Así, de esta manera y sin mayor explicación, comenzamos a acariciarnos mucho y a besarnos y Fred tomó mi verga son su mano y yo la de él con la mía. Su verga estaba medio dormida, pero se sentía muy rico como descansaba en mi mano. Entonces le dije a Fred, déjame que tu verga crezca dentro de mi boca, por favor. Él se tendió en el pasto boca arriba y me dejó su verga lista para ser chupada. Cuando me estaba acomodando entre sus piernas para comerme ese manjar, Fred me pidió que mejor hiciéramos un 69 y yo me puse en posición para ello. Poco a poco me fui acercando hasta su verga y la miré con mucho deseo, luego la besé y lamí el glande y luego de arriba abajo hasta los huevos una y otra vez. Hasta que por fin la metí en mi boca. En cuanto la punta de la verga de Fred sintió mi garganta, comenzó a crecer rápidamente y pude sentir como pasaba de un estado a otro, como de estar medio dormida, podía ponerse dura y comenzar a palpitar dentro de mi boca, buscando insertarse en mi garganta para darme una buena cogida por la cara. Su verga me llenaba la boca totalmente, sin el esfuerzo adicional que había que hacer con la verga de Franz. Fred podía meter y sacar su verga a placer y deslizarla hasta donde él quisiera. Por lo que inició una serie de movimientos, como si realmente me estuviera cogiendo por la boca y llegando hasta lo más profundo de mi garganta. Al mismo tiempo que atendía su verga de vez en cuando le daba unos piquetitos en su culito y lo lamía, para pasar por la verga, los huevos y el culo y podía darme cuenta de que Fred estaba gozando todo lo que yo hacía con su hermoso cuerpo.
Mientras yo me encargaba de darle placer a Fred, él hacía lo mismo, pues daba besos, lamía y chupaba mi verga y mis huevos, pero él más bien estaba interesado en que mi culito se restableciera pronto de la cogida que me había dado Franz y lo lamía mucho para que sirviera de bálsamo curativo y reconfortante. Desde luego yo estaba encantada con este tratamiento y me sentía feliz de la forma en que Fred lamía mi culo y metía su lengua en mi interior. Todo esto era una locura, la verga de Fred comenzó a palpitar buscando culo y mi culito sintió la enorme necesidad de ser penetrado. Cuando Fred sintió que mi culito estaba listo y yo noté que su verga estaba deseosa, nos levantamos y caminamos un poco hacia la alberca, para que fuese ahí en donde Fred me iba a regalar la dicha de tener su caramelo dentro de mí.
Para ese momento, Karla estaba montada en la verga de Franz y se veía que estaba disfrutando realmente de su hermano, pues gemía fuertemente y se movía como loca, cada vez que se sentaba en la verga de Franz. Éste a su vez estaba masajeando las tetas de Karla y se dejaba montar gimiendo de placer. Karl por su parte, estaba muy cerca de la acción, masturbándose y listo para llenar de leche el cuerpo de sus hermanos. Cuando vimos esto, Fred y yo nos calentamos más aún y yo no me aguanté las ganas y corrí con Fred de la mano, para que Karl se viniera en mi boca, pues su leche tiene un sabor verdaderamente delicioso. Llegamos justo a tiempo para que me hincara frente a Karl y él soltara casi de inmediato su leche dentro de mi boca y algo quedó fuera sobre mi cara. Me levanté y con un beso le compartí con Fred parte de la leche de su hermano menor y la demás la tragué saboreando cada gota. Karl se acercó a su melliza y le presentó su verga para que se la limpiara, mientras cabalgaba a Franz y ella succionó todo el líquido restante de Karl y limpió su instrumento hasta que lo dejó reluciente.
Este pequeño paréntesis no enfrió en absoluto la calentura que teníamos Fred y yo. Por lo que me puse en cuatro exponiendo mi culito a la vista de Fred. Éste se acercó, se hincó detrás de mí, escupió directamente a mi culo y puso la punta de su verga en la entrada. Antes de penetrarme, me preguntó: “¿Sofi, estás lista para recibirme o prefieres esperar un poco más?” Yo por respuesta tomé su verga con mi mano y la acerqué aún más a la entrada de mi culo, dejándola en perfecta posición para la penetración. Entonces sentí como Fred hizo presión con su verga contra mi culo y poco a poco me la fue metiendo. No se imaginan la sensación tan maravillosa que es tener la verga de un ser amado traspasando el esfínter de tu culo con una verga hermosa, para que te posea y pases a ser parte de él para siempre. Mi esfínter fue cediendo sin protestar y sin dolor. La verga de Fred se deslizó con suavidad, pero con firmeza, hasta que entraron completamente cada uno de sus 21 centímetros y me llenó por completo el culo y el alma y sus huevos tocaban mis nalgas, anunciando que la penetración era total, ¡Uf, qué delicioso se siente, Uf!. El placer de tenerlo dentro de mí era enorme y aún no iniciaba a cogerme, solamente había metido su caramelo hasta el fondo de mi ser, haciéndome suya totalmente.
En cuanto sintió que le pertenecía, tomó el mando como todo un macho y comenzó a moverse hacia adentro y hacia afuera, haciendo un mete saca que era delicioso. Yo de vez en vez y por debajo de mí mismo, metía la mano y acariciaba sus huevos, que estaban enormes y bien cargados y él gemía de placer y me la metía más adentro. Además se notaba que Fred estaba encantado de cogerme, pues no solamente movía su verga, sino que sus manos estaban como locas tocándome toda y cada centímetro de mi cuerpo: la espalda, las nalgas, las piernas, el vientre, mi verga. Me poseía completamente y yo me entregaba sin medida a su pasión y a su lujuria. ¡Qué momento! No encuentro palabras para describir la sensación de tener a Fred dentro de mí. Al cabo de un rato, y con la intención de complacerme, me preguntó que en cual posición quería yo ser cogida y usamos la de patitas al hombro, para ver la cara de mi picador y en este caso, también mi amante. Estando así, metió su verga nuevamente y se inclinó por completo sobre mí y nos besamos. Nuestras lenguas eran dos espadas flamígeras que se cruzaban en cada succión, en cada lamida. Nuestras manos recorrían nuestros cuerpos y yo me sometía al placer de Fred. Estaba dispuesta a darle todo, en la forma que él quisiera y que supiera y absorbiera que era toda suya, sin importar cuántos hombres o mujeres más podrían cogerme. A partir de hoy, Sofi es completamente de Fred y para siempre. Luego Fred me pidió que lo montara y me subí en él y le di lo mejor de mí nuevamente, sintiendo como su verga podía entrar y salir de mí con una facilidad enorme, sin dolor alguno y dándome mucho placer. En cada movimiento apretaba yo mi culito para que su verga me sintiera y pudiera disfrutar cada instante y cada centímetro que rozaba su verga dentro de mí. Como yo estaba de espaldas a él, desde esta posición podía muy bien acariciar sus huevos y sus nalgas y me tía algún dedo en su culito hermoso, para excitarlo más aún. Luego me puso de lado, luego boca abajo y finalmente decidió sacar su verga de mi ser, dejando un vacío que no se puede llenar, para poder derramar su leche en mi cara y en mi boca. Eran nuestros gemidos tan fuertes que Franz que ya se había venido en Karla, ella misma y su mellizo Karl, se acercaron para vernos coger y ni cuenta nos habíamos dado. Cuando finalmente Fred me regaló su leche y mientras estábamos en el proceso de limpieza de su hermosísima verga, Karla se acercó a mí y con un beso me arrebató un poco de la leche de Fred. Su sabor no era tan bueno como el de la leche de Karl. Pero sí era muy buena y la tragué más que por su sabor, por ser de Fred.
Karla me tomó de la mano, me llevó hasta la alberca y nos metimos en ella para nadar un poco. Los tres hermanos se nos unieron casi de inmediato y eso permitió enfriar las cosas un poco y ese era el deseo de Karla, que fue la única que se dio cuenta de mi entrega total a Fred. Finalmente las mujeres somos más sensibles y nos damos cuenta de cosas que a los hombres les pasan desapercibidas. Mi esperanza era que Fred también lo hubiera notado y así fue, pues estando en la alberca se acercó a mí y me dijo que había sido maravillosa con él, que nadie nunca se había entregado como yo a su verga y que esperaba que se repitiera muchas veces más. Yo quedé fascinada con lo que me dijo y una vez más Karla llegó para enfriar las cosas. Pero como no estaba segura de que se enfriarían lo suficiente, se acercó a mí, me tomó de la mano y me dijo: “Sofi, por favor acompáñame al baño, acuérdate que la niñas no vamos solas” y casi corriendo nos metimos al vestidor de mujeres. Estando ahí, Karla se sentó en la taza y escuché el sonido de su orina cayendo en el agua del escusado y entonces reaccioné a dos cosas que me hicieron muy feliz. Una que estaba en el vestidor de mujeres, pues ya me consideraban una nena y ese era mí lugar y dos, estaba acompañando a otra mujer en el baño como las mujeres lo hacen y sin recato alguno ella estaba totalmente desnuda y orinando delante de mí, pues era su amiguis lesbis. ¡Qué gusto, soy una mujer completa!
Estaba pensando en eso y no me di cuenta que Karla había terminado de orinar hasta que estuvo junto a mí. Como despertando de un sueño, ella me besó, me tomó de la mano y me dijo: “yo creo que merezco un poco de placer, ¿no crees amiguis?” y sin darme tiempo de responder, me sentó en un sofá que está en el vestidor y ella se dirigió al clóset para sacar de ahí un arnés con dildo, un consolador, un dilatador y varios juguetes más. Luego me dijo: “quiero pedirte el favor de que me cojas y como no sé si quieres usar tu clítoris conmigo o prefieres usar un juguete, aquí te traigo esto para que escojas. Mira Sofi, yo prefiero tener tu clítoris y disfrutar de él, pero mientras me des placer, me da igual”. Como yo seguía sin contestar nada, ella continuó: “ya vi que usas muy bien tu vaginita (mi culo) y les has dado a mis hermanos mucho placer, especialmente a Fred, pero te aseguro que ahora ya se han de estar cogiendo a Karl y esclavizándolo como es costumbre. Entonces yo puedo también darte placer por tu vaginita con alguno de estos juguetes. ¿Qué opinas?” Entendí que debía tomar una decisión y que ella se había contenido un poco de recibir placer para estar conmigo, su nueva amiguis lesbis.
Entonces me levanté del sofá y la senté a ella y le ofrecí mi clítoris para que lo chupara y ella se volvió loca dándole de besos, lamidas y metiéndolo en su boca hasta llegar a su garganta. De verdad que sabe muy bien cómo mamar una verga. Rosalinda nuestra compañera en la universidad mama bien, pero Karla es de otro mundo. Estuvo mamando hasta que mi clítoris estuvo totalmente erecto y listo para darle a Karla una buena cogida. Además toqué su vagina y noté que estaba totalmente húmeda y lista para recibir mi clítoris en ese momento. Sobre el mismo sofá la puse con la espalda en el asiento, la cabeza en el respaldo y las piernas al aire. El sofá no era muy alto, así que me hinqué frente a Karla, puse sus pies sobre mis hombros y estando de patitas al aire, me dispuse a meter mi clítoris en su vagina que estaba empapada.
En cuanto sintió que me metía en su interior, ella bajo los pies para abrazarme con ellos la espalda y jalar mi cuerpo hacia ella, para que la penetración fuera más profunda. Comencé con el mete saca y ella estaba tan caliente que de inmediato comenzó a gemir fuertemente y a jalarme con sus pies, para proponer el ritmo al que quería ser cogida y era muy acelerado. Yo por mi parte me dejé llevar y masajeaba sus tetas. Sus pezones estaban muy duros y los besé, los lamí y los chupé con fruición sin dejar de hacer mis movimientos de mete saca, cuando sentí como ella se ponía muy tensa, abría sus piernas completamente y su vagina comenzó a exprimir mi clítoris repetidamente hasta que estalló con un enorme grito y clavándome sus uñas en la espalda. Ese orgasmo estuvo sensacional y para ser sincera lo disfruté mucho. De verdad creo que Karla se entregó a mí completamente y estoy segura que la satisfice al máximo.
Entonces ella se hincó sobre el sofá, recargando su vientre el respaldo para que me la cogiera entrando por detrás de ella. Antes de perfilar mi clítoris contra su vagina, tomé un dildo tan grueso como la verga de Fred y me lo puse en la boca, como si lo estuviera mamando. Luego puse la punta de mi clítoris contra su vagina y presioné solamente un poco y entré en Karla fácilmente. Ella de inmediato inició sus movimientos para el mete saca y propiamente ella se estaba cogiendo sola, pues yo casi no me estaba moviendo, sino que la dejaba hacer. Entonces me concentré en su culito y comencé con mi dedo índice derecho a hacer círculos en su ano y de vez en vez, metía un poco mi dedo en su culito. Su esfínter estaba muy cerrado, pero ella ya me había platicado que a Fred lo dejaba que se la cogiera por el culo, por lo que ella sabía muy bien lo que le esperaba. Poco a poco fui metiendo el dedo medio y luego el medio y el índice y comencé a moverlos dentro de ella, para dilatar el culo un poco, mientras ella se seguía cogiendo con mi clítoris que le servía de dildo, pues yo estaba cooperando muy poco por estar atendiendo su culito. Finalmente consideré que ella estaba lista para sentir la doble penetración y fue cuando tomé el dildo muy bien ensalivado y lo puse a la entrada de su ano. Comencé a hacer presión y el dildo inició su avance hacia el interior del culo de Karla. Ella dejó de moverse con mi clítoris en su interior y esperó a que el dildo pasara por su esfínter. Se notaba claramente que ya tenía experiencia en recibir por el culo y cuando la punta del dildo la penetró, ella comenzó a moverse nuevamente, sólo que mucho más lento y me dijo: “vamos Sofi, por favor mételo de una vez, estoy muy caliente y ahorita mi culito puede aguantar fácilmente la penetración” y luego casi gritando me ordenó: “Mételo Sofi, mételo todo hasta el fondo” y pidiéndome que la tratara como a una puta, le clavé el dildo hasta lo más profundo y fue cuando yo comencé a moverme y a disfrutar totalmente la doble penetración que le estaba haciendo a Karla. Ella por su parte, me daba su aceptación gimiendo y pidiendo más adentro y más fuerte: “cógeme, mételo hasta adentro, más, más, más, mételo todo. Cógeme Sofi, soy tuya” y gemía y se retorcía de placer. Hasta que volví a sentir como su vagina presionaba mi clítoris y cómo sus piernas se ponían tensas, disponiéndose a tener un orgasmo por segunda ocasión hasta que con gritos de placer, se vino totalmente y se dejó caer sobre el respaldo del sofá. Con cuidado retiré el dildo de su culito y me salí de su vagina. Ella se volteó hacia mí y me besó muy rico (más bien nos besamos, pues yo cooperé bastante bien con los besos y la lengua) y me lamió el cuello y succionó mis pezones hasta ponerlos duros.
Yo la acosté en el sofá y como no se le quitaba la calentura, abrí sus piernas, metí ahí mi cabeza y comencé a mamar su clítoris y a rozar sus labios vaginales. Después de un rato, metí dos dedos en su vaginita y busqué hasta encontrar su punto G y lo sobé repetidamente con rapidez con las yemas de los dedos y ella me preguntó a gritos: “¿Qué tocas? Se siente riquísimo, ¡más Sofi, más! No dejes de hacer eso, siento que estoy ardiendo, más Sofi”. Yo entonces vi como su clítoris iba cambiando de color, para tornarse más rojizo y casi violáceo, sus piernas se tensaron nuevamente y aún mejor que en las ocasiones anteriores, llegó al orgasmo desenfrenadamente. Me abrazó como dos minutos y me besó mucho, hasta que pudo recuperar el aliento, para decirme: “eres mi mejor amiguis lesbis. ¡Qué bárbara Sofi, me vaciaste completamente! Nunca había yo tenido tres orgasmos tan rápido y uno mejor que el otro cada vez. Gracias amiguis” y me besó con mucha pasión y nuestras lenguas jugaron mucho entre sí enroscándose y llegando muy profundo dentro de nuestras bocas. Esta chica sí que sabía disfrutar del sexo, sin inhibiciones y con toda la intención de divertirse en grande. Además era hermosa y lo sabía, pues la manera de caminar y pavonearse era para nunca pasar desapercibida y siempre llamar la atención. Aun cuando era la menos alta de los hermanos, la niña medía 1.80, era rubia natural de largos y abundantes cabellos, senos prominentes, nalgas de ensueño y cinturita muy breve, lo que le ayudaba más a ser el centro de las miradas en cualquier lugar.
Luego le pregunté: “¿quieres que salgamos con los chicos?” y después de un rotundo ¡NO! Me dijo: “me falta algo y tú me lo vas a dar ahora mismo”. Yo puse cara de interrogación y ella entonces me dijo: “ven amiguis, ahora tu híncate recargada en el respaldo del sofá, cierra los ojos y te voy a dar una sorpresa. Porfis no los abras”. La verdad es que no me costaba nada darle gusto a Karla en ese detalle, por lo que me recargué en el respaldo del sofá y cerré los ojos esperando la sorpresa. En muy poco tiempo, sentí que ella estaba detrás de mí, y que me acariciaba la espalda y bajaba hasta mis nalgas y continuaba hasta mis piernas y luego volvía a subir y al subir tocaba mis huevos por debajo de mis nalgas y subía su mano por mi raja y llegaba a la espalda. “¿Ya puedo abrir los ojos?” le pregunté y ella me dijo, mirara lo que tenía para mí y al voltear, vi que ella ya tenía puesto el arnés y encajado en él un dildo de muy buen tamaño, por lo que sin mucha imaginación pude intuir lo que venía enseguida. Me iba a dar una buena cogida, pero antes de eso preparó muy bien mi culito, pues poniéndome en cuatro sobre el sofá, me estuvo besando, lamiendo y chupando mi culito y metiendo su lengua en el interior hasta que consideró que estaba listo. Entonces me pidió que me sentara y ella comenzó a mamar mi clítoris nuevamente hasta ponerlo muy duro, pues se lo comía por completo hasta llegar a incrustarse en su garganta (tengo un clítoris nada despreciable de 20 cm, regular de grueso, pero muy sabroso), por lo que me la estaba cogiendo por la boca, hasta que se retiró, al tiempo que metía sus brazos por debajo de mis rodillas, para que mis piernas quedaran en el aire, exponiendo mi culito al dildo que tenía en el arnés y entonces me dijo: “con este juguetito, voy a abusar de tu vaginita y te lo voy a meter completamente. Vas a ver que te va a encantar amiguis, yo ya lo he probado en mi culito y se siente muy rico. Ahora lo quiero compartir contigo, para que lo disfrutes”. El dildo era tan grueso como la verga de Fred, pero el largo era bastante y no creí que pudiera caberme todo y la única forma de saberlo era teniéndolo adentro. Así que me dispuse a disfrutar de la cogida y me dejé hacer.
Karla se acomodó bien, levantó mis piernas y yo ayudé un poco, para que pudiera maniobrar el dildo. Ella simplemente acercó la punta a mi entrada y me dijo: “prepara tu vaginita para la penetración de este juguetito e imagínate que es mi clítoris que ha crecido mucho, como el tuyo”. Acto seguido hizo la presión necesaria y el dildo inició su viaje al fondo de mi culo (ahora vagina, pues era una amiguis). La penetración dolió un poco y me quejé, pero ella, en vez de otra cosa empujó más fuerte y en un cambio de actitud, me dijo en tono de mando: “nada puta, aguántate que se bien que te encanta la verga. Cómete este clítoris que te estoy ofreciendo y deja de hacerte la virgencita, puta descarada, abre tu vagina y deja que mi clítoris se meta hasta el fondo, ¡coge puta, coge!” y sin más empujó cada vez más fuerte hasta que llegó al punto donde ella quería. Yo me quedé callada y acepté el ingreso de su clítoris, que desde luego iba disfrutando conforme avanzaba dentro de mí y el dolor disminuía rápidamente para dar paso al placer, hasta que llegara al fondo de mi vagina y entonces metí mi mano, para saber que tanto había entrado el dildo. Ahí me di cuenta que la verdad tengo una buena capacidad para comerme una verga de muy largo tamaño, pues de los cerca de 30 cm que tenía el dildo, faltaban solamente unos dos para tenerlo totalmente adentro. Entonces ella comenzó el mete saca, pero con sus manos me estaba masajeando el clítoris y masturbándome con una maestría inusitada en una chica. Karla cada vez me sorprendía más, con toda su experiencia en todo lo relacionado con tener sexo y los juegos sexuales. Sin dejar de moverse y de darme una gran cogida, que me hacía gemir de placer, ella estuvo masturbando mi verga hasta que comencé a sentir que estaba a punto del orgasmo. Ella se dio cuenta, cuando tensé mis piernas y metí mi mano para masturbarme yo misma y dar la velocidad que yo quería. Ella me dejó llegar y me decía: “dame tu leche Sofi, directo a mi boca, que no se desperdicie nada, vente amiguis, vente” y ya no pude ni quise contener mi orgasmo y exploté en la cara y la boca de Karla y ella se tragó lo más que pudo de mi lechita caliente. Luego, sin sacarme el dildo en su totalidad, pero sí un poco, se acercó a mí y me dio a probar un poquito de mi leche y me pidió que limpiara su cara. Yo lamí toda la leche que le había vaciado en el rostro y parte me la tragaba y parte le convidaba a Karla, que seguía sedienta.
Finalmente y estando las dos muy satisfechas salimos del vestidor y los chicos estaban cogiéndose a Karl, y éste gritaba que ya lo dejaran en paz, que mejor les mamaba la verga. Y ambos, Franz y Fred, se masturbaron hasta vaciarse en la cara de Karl.
Yo aproveché para ir por mi traje de baño y sacar mi ropa del vestidor de hombres y Karla hizo lo mismo del de mujeres. Para esto, ya eran como las 5:00 de la tarde. Karla solamente gritó: “las mujeres ya se van a bañar y a preparar para la cena” y sin más me tomó de la mano y nos fuimos a las recámaras. Yo me metí a la de visitas, que era la que me habían asignado y Karla a su recámara, pero como al minuto y sin tocar la puerta, Karla entró a mi habitación, recogió mis cosas y me dijo: “acompáñame, vamos a la recámara de las niñas, ésta no es para ti. Además te tengo que vestir my bonita para cenar”.
Después de un día de tantas sorpresas y tanto coger, pensé que ya todo terminaba, pero cuando Karla me dijo que me iba a vestir, mi sorpresa fue enorme, pero de sentimientos encontrados. Por una parte, si se aparecían sus papás y yo vestida de niña: ¡Qué impresión! Pero por otra parte me iban a prestar ropita de niña y cenaría vestidita como toda una mujercita ¡Wow! ¿Qué iba a suceder? Mejor era no pensar en eso, sino en recordar y repasar todas las cogidas que me habían dado, incluyendo el enorme dildo de Karla metido en mi “Vaginita”. Esta amiguis sí que era una caja de sorpresas.
Bueno amigos, amigas y amiguis, ojalá les haya gustado esta segunda parte de la fiesta de cumpleaños, que verdaderamente iba de sorpresa en sorpresa, pero todas muy calientes.
Desde luego quiero agradecer a todos ustedes que tengan la voluntad de leer mis escritos y verdaderamente espero que disfruten de la lectura de estos relatos. Si no tienen inconveniente, les seguiré escribiendo y por lo pronto estoy ya mandando la tercera parte de esta maravillosa fiesta de cumpleaños tan caliente.
No olviden que todos, absolutamente todos sus comentarios serán leídos, contestados y tomados en cuenta, pues mis ganas de escribir se las debo a ustedes. Por favor envíen sus comentarios a sofí.tv_facil@yahoo.com.mx para estar en contacto.
No dejen de leer las siguientes partes de esta fiesta de cumpleaños, que seguramente les seguirá calentando la cabeza y espero que algo más.
Besos de su amiguis lesbis,
Sofi
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