Cogido después del partido

FECHA: 11/29/2014
Hola me llamo Ramiro, tengo 18 años y les voy a contar la vez que el hermano de mi amigo me hizo suyo aquel día después de la final de fut. Yo tenía 16 en aquel entonces y aunque no fue mi primera vez (ya que quien me inició en todo esto fue mi propio padre) fue tan placentero que me gusta recordarlo.Ese día fue la final de fútbol y como ganamos se organizó una fiesta en la casa de mi cuate y pues el ambiente estuvo genial, había mucho alcohol y la mayoría de los que estábamos allí éramos chavas y sólo había una que otra chava, pero yo no quería emborracharme porque mi mamá no me dejaba tomar en aquel entonces así que sólo tomé un par de cervezas.

Como me mareé rápido me aparté de los demás y me fui a sentar debajo de un gran árbol que estaba en el patio, sentí sueño así que me recargué en el tronco y cerré los ojos cuando la voz de él me sacó de este chavo me despertó de repente. Era el hermano mayor de mi amigo. Aquí me voy a tomar un espacio para hablar un poco de él: ya antes había ido a unos cuantos partidos a apoyar a mi cuate, creo que tenía como 24 años o algo así, era muy alto y aunque no era muy musculoso tenía buen cuerpo, siempre usaba playeras sin mangas, me encantaban sus hombros fornidos, su torso, su pecho que se le marcaba en esas playeras pegaditas, y a veces cuando llevaba short podía observar sus piernotas blancas y velludas, y se le marcaba muy bien el paquete que se veía bastante jugoso. Total que el chavo me encantaba. Y tenerlo allí de pie junto a mí me puso muy nervioso.

Él ya estaba un poco ebrio. "¿Qué haces?" me preguntó. "Nada" le contesté, y se me quedó viendo muy fijamente, recorriéndome de pies a cabeza. De manera instintiva me levanté porque había algo en su mirada que me advertía como una especie de peligro, me asustaba pero al mismo tiempo me gustaba, sentía como adrenalina recorriendo todo mi cuerpo. Entonces me pidió que lo siguiera y yo como hipnotizado por sus nalgas que se le marcaban en el jean lo seguí hasta el interior de su casa, siempre detrás de él. No sé si alguien más nos estaba viendo, y no me importó. Ninguno de los dos dijo nada, subimos las escaleras y entonces entró al que imaginé era su cuarto. La neta es que a esas alturas yo ya traía la verga bien dura nomás de imaginar lo que podría pasar, todo me parecía como irreal, era muy extraño, pero yo estaba dispuesto a seducirlo. Tenía miedo pero al mismo tiempo quería que algo pasara entre nosotros.

Entré tras él y entonces cerró la puerta. Casi al instante se quitó la playera. ¡No mames, su pecho estaba bien peludo, sus pezones eran rosaditos y prominentes, su piel era tan blanca y su vello tan oscuro, ay me encantó verlo así! Se lanzó sobre mí de inmediato y yo me quedé como paralizado. "¿QUÉ HACES?" fue lo único que pude preguntar antes de que intentara besarme. Traté de zafarme de él porque entonces mi miedo de que alguien nos fuera a descubrir era más grande que mi calentura, me di cuenta de que no estaba preparado para hacer algo así, no ahí en la casa de mi amigo, sí quería hacerlo con su hermano pero tenía miedo, aparte de mi papá nunca había estado con un hombre más grande. "No te hagas que sé que yo te gusto, te he visto mirarme y tú también me gustas, se ve que tienes un culo bien rico, cuando voy a los partidos no te quito la vista de encima, tiene rato que te me antojas" me decía manoseándome todo mi cuerpo, apretando mis glúteos, restregando su cuerpo contra el mío, de repente su mano apretó mi palo y di un respingo, "¿lo ves? Yo también te gusto, ya se te paró, no lo puedes negar" me dijo. Y era cierto, no había forma de negarlo, allí estaba yo como un muñeco de trapo siendo manoseado por él. De pronto dejé que metiera su lengua en mi boca. ¡Qué manera de besar! ¡Qué manera de agarrarme, con tanta seguridad, con tanta hombría! Su aliento sabía a mucho alcohol, tanto que me mareaba más, y eso me gustaba.

Yo la neta en ese entonces era muy torpe todavía. No sabía qué hacer ni cómo moverme, no sabía muy bien qué tocar porque sólo había estado con mi padre y siempre era él el que me decía lo que yo tenía que hacer, así que sólo me dejé llevar. Dejé de resistirme. El chavo empezó a tocarme por debajo de mi ropa mientras me decía cosas sucias o cosas como "me gusta cómo hueles, ya hueles a hombre". Me quitó la camisa y en el momento en que estuvimos piel a piel perdí la cabeza. Empecé a apretarle las nalgas también, me sentía muy inexperto en comparación con él que parecía tener tan bien calculados sus movimientos, así que sólo me dediqué a imitar lo que él hacía. Nos tumbamos en su cama, recorría mi cuello con su boca, empezó a lamer mi pecho y luego a mamar mis pezones. "Chiquito qué rico estás" murmuraba. Estaba yo tan extasiado que no me di cuenta en qué momento se quitó los zapatos y los pantalones, reaccioné cuando él empezó a bajarme el short, besó mi paquete por encima de mi bóxer, bajó hasta mis piernas y de un tirón me despojó del short, luego de mis calcetines, empezó a lamer mis pies y eso fue alucinante. Yo sólo me dedicaba a gemir y a pedirle que no se detuviera, que me gustaba mucho lo que me estaba haciendo. Entonces él agarró mis manos y las dirigió hacia sus nalgas por debajo de su bóxer "apriétame, no tengas miedo" me decía.

Yo estaba como loco toqueteando sus nalgas redondillas y suaves, sus huevos, su verga que estaba bien rígida, su espalda, mientras él hacía lo propio. Yo me sentía en las nubes, nuestros gemidos se mezclaban, eran tan fuertes que por un momento me entraba otra vez el miedo de que nos descubrieran. Yo estaba apretando su chorizo entre mis manos cuando me dijo "necesito deslecharme". Pensé que quería que lo masturbara así que empecé a mover mis manos de arriba hacia abajo pero él me detuvo "no no, quiero entrar en ti" me susurro al oído y luego mordió mi oreja. ¡UUUUUFFFF! Sobra decir que eso me puso a mil. "Hazlo, quiero que me cojas" le respondí.

No tuve que decírselo dos veces. De inmediato se quitó el bóxer y me puso boca abajo y de inmediato sentí la cabeza de su verga dura como piedra y caliente en la entrada de mi ano. Titubeó un segundo "¿no es tu primera vez, verdad?" me preguntó. "No" le respondí. "Eres toda una putita" volvió a decir metiendo su lengua dentro de mi oído. Me encantaba que me hablara así. Entonces escupió sobre su verga y de manera casi brutal la empujó su dentro de mí, por lo menos hasta la mitad sin el menor cuidado, haciéndome gritar de placer. "Shhhht" me dijo, tapándome la boca con una de sus manos. "Tranquilo, tranquilo bebé, ¿te duele?" me preguntó y yo sólo pude asentir, así que prometió que lo haría más despacio. Su vergota estaba tan calienteeeee, empezó a empujar, empujaba y empujaba y a mí me dolía, cuando ya estaba toda adentro empezó a bombear, a meter y a sacar, ¡qué rico! ¡qué dura! ¡qué caliente! Yo gemía y gemía de placer y él resoplaba en mi cuello, recargaba todo su peso dentro de mí, me la clavaba hasta el tronco, me aplastaba con su cuerpo fornido, me mordía la oreja o me pasaba la lengua, me jalaba el cabello y yo sólo enterraba la cabeza contra el colchón. Era tan raro sentir otra verga diferente a la de mi padre dentro de mí.

Cuando quitó su mano pude jadear y gemir libremente. Llegó un momento en el que ya no me importaba si nos oían, lo cual en realidad era poco probable. Sus papás no estaban y todos los compañeros de equipo estaban afuera con el reproductor de música a toda potencia. ¡Qué rico era que el hermano de mi amigo me cogiera así! Durante tanto tiempo había sentido tanto morbo por él que aquello me parecía como un sueño. Me encantaba tenerlo dentro de mí, yo apretaba mi esfínter lo más que podía, quería que se quedara dentro de mí para siempre. Sentirlo así encima de mí, cuando empezó a sudar, sentir cómo se le ponía más duro su trozo de carne, ese dolor tan placentero, ese calor dentro de mí recto. "Aaaaa Aaaa" empezó a acelerar sus movimientos y sus gemidos. "Creo que ya voy a venirme bebé, ya no puedo más" me dijo.

Entonces apreté más mi ano. Él me apretó más contra su cuerpo. Sus movimientos se hicieron más rápidos, sentí que sus piernas y todo su cuerpo se tensaba, yo le dije que se viniera dentro de mí, que no quería que se saliera y él enterró su miembro lo más profundo que pudo dentro de mí, entonces sentí algo muy caliente por dentro y empezó a retorcerse dejando escapar toda clase de gemidos de placer. "Sí, sí, síiiiii, aaaaahh". Cuando terminó su orgasmo, se quedó muy quieto sin sacar su pene. Yo todavía lo sentía latir dentro de mi culo. Poco a poco la presión dentro de mi esfínter disminuyó y antes de que estuviera totalmente flácido se levantó, separándose bruscamente de mí. Se subió los bóxers, se vistió y sin decir nada salió de la habitación, dejándome a mí allí tirado en la cama. Yo ni siquiera me había movido.

Un poco adolorido me puse de pie y fui rápido a limpiarme en el baño. Regresé a la cama, donde me quedé sentado un rato tratando de analizar lo que acababa de pasar. Me vestí antes de que alguien entrara porque de nuevo me dio miedo de que alguien me viera y después de comprobar que sí era la habitación de él (vi sus fotos y varias cosas de él), fui hasta su ropero y agarré uno de sus bóxers ya que quería conservar algo suyo. Luego salí a donde estaba la fiesta, fui a donde estaba mi cuate y tratando de no ser muy obvio indagué sobre dónde estaba su hermano y me dijo que acababa de irse en su coche. Eso me puso algo triste, se había ido y ni siquiera me había dicho nada, ni se despidió de mí, pero en fin. Yo sólo estuve otro rato en la celebración y luego me fui a mi casa.

Después volví a verlo varias veces, pero nunca tuve el valor de acercarme a él, y él tampoco nunca lo hizo. Para él parecía que nunca había pasado nada. Siempre parecía muy esquivo, me evitaba, si yo iba a casa de mi amigo él salía, y en los partidos de fútbol ya no me saludaba como antes. Sobra decir que nunca más lo hicimos (o al menos hasta ahora no hemos vuelto a hacerlo), aunque yo me quedé con ganas de volver a ser suyo. Y aunque cuando pienso en él es inevitable sentirme un poco triste, le agradezco que me haya abierto los ojos, porque gracias a él descubrí que existen otras vergas jugosas además de la de mi padre, y amplió mi panorama, pues por un poco gracias a mi padre y en parte gracias a él es que me hice tan adicto a coger con hombres mayores. Ahora me encanta, y desde entonces he tenido muchas aventuras que ya les estaré contando por aquí. Díganme qué les pareció esto que me pasó y si está bien la forma en que lo conté o hay algo en lo que deba mejorar. Gracias y nos estamos leyendo.

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