De acuerdo con sus opiniones dadas en el anterior relato, espero haber mejorado y que ahora si les agrade.
Esta es la continuación de lo que había sucedido con mi primo, Domingo tras Domingo, y comienzo.
Cada domingo el me visitaba, ya no como antes, simplemente que ahora todo cambio, el llegaba y lo primero que hacia era despertarme, manosearme todo, completamente, yo simplemente me quedaba tranquilo mientras él se complacía metiendo mano, cuando alguien venía el se quedaba asustado y le preguntaban que qué pasaba y naturalmente el afirmaba que nada.
Un domingo me pregunto que si quería que me la metiera. Y yo nada apresurado le dije que si. Pero que era demasiado grande (aunque la verdad era que no).
Entonces comenzó a prepararme, metiendo un dedo, yo apretaba para que no entrara, pero siempre tiene que ceder, me dolía pero me aguantaba ya conocía la mecánica de el asunto, primero duele pero después solo es una comezón que causa mucho placer, lo giraba, sacaba, metía, movía. Metió dos, tres, cuatro ya el dolor era insoportable me comenzaron a salir unas cuantas lagrimas de los ojos que rodaron por mi mejilla y llegaron hasta mi boca, donde saque mi lengua y las tome.
El seguía en su labor, no se pero al parecer sentía morbo al saber que mi hermano dormía mientras nosotros hacíamos eso, el nunca logro sospechar de que domingo tras domingo, mi primo y yo gozábamos de un momento de lujuria descontrolada y sin tabúes.
El dolor cedió paso al placer y comencé a querer jadear pero debía de quedarme callado para no despertar a mi hermano, ahí en ese preciso momento fue cuando le dije que fuéramos a otro cuarto para no despertar a Arturo.
Me saco la mano de mi short que él no quiso que bajara para que cuando alguien viniera solo quedaba las cosas en su lugar. Pero para eso teníamos puesta una colcha en sima de nosotros, con el calor entre nosotros pero nosotros tercos en tener la colcha en sima.
Entrando al cuarto me cogió por detrás y me arrimo su verga que estaba full Calientísima, me beso el cuello, me quito mi camiseta y me comió mis pezones, yo luchaba contra los gemidos, era tan placentero, me tenía prisionera de el placer, bajo un poco mas, y se interno en mi ombligo, bajo otro tanto y llego a mi short la bajo con sus dientes y quedaban mis calzoncillos, igual los bajo y ni por un instante me imagine lo que haría pero, se metió mi penecito en su boca y lo lamió, chupó y comió tan rico que era un placer con cosquillas me daba risas y placer, jadeaba y reía, sentía algo en mi estomago, tan rico no duro mucho con esa acción y me volteó me puse de perrito y el lo más rápido posible se abajo su pantalón y boxers, untó un poco de saliva en su pene y mi culito para que no fuera tan doloroso y resbalara más, apunto su mástil hacía el hueco y hizo presión, sentí una punzada, no me estaba gustando, pero el dolor da paso a el placer, entro un poquito, luego otro, después otro, y otro más hasta que me culito estaba lleno de ese pedazo de carne, no espero a que me acostumbrara; a decir verdad era a la primera persona a quien cogía era un novato a contrario que yo, yo estaba adolorido pero era lo que yo más deseaba, comenzó con un mete y saca descontrolado sin nada de ritmo era descomunal su tan inexperta experiencia juvenil, adolescente precoz pudiente, sentía ganas de ir al baño me producía un algo inexplicable en mi interior.
Me sentía raro, con tanto mete y saca el estaba enloquecido era su primera vez, y estaba todo sudoroso empapado en sudor, en todo ese tiempo no hubo palabra alguna, solo el sonido de el chocar de su pelvis contra mis nalgas, que en ese tiempo eran algo gordas por estar un poco de más peso de lo normal, no tenía fin ese mete y saca no sabía como podía ser posible el estar tanto tiempo en la misma posición y sin ningún descanso ya me dolían mis rodillas y manos, estábamos en el piso y no era nada cómodo.
Cuando menos lo pensaba ya estaba terminando se descontrolo mucho más y era un mete y saca frenético el jadeaba muy fuerte pero un fuerte ahogado y su respiración era entre cortada, su verga estaba muy caliente la sentía como lumbre entre mis entrañas, sentí un liquido algo así como orines y que se escurría por mi piernas no hice ninguna pregunta de que era y el me limpio con papel higiénico, mire su verga y tenía sangre, mierda, y algo blanco, y estaba roja con las venas hinchadas.
-No vallas a decir nada eh.
-yo- No.
-Ok te puedes ir.
-Esta bien.
-Voy a venir el jueves, y jugaremos más.
-¡Si?- yo incrédulo porque nunca venía entre semana, me alegre.
Pero eso será para la próxima entrega de Domingo Tras Domingo. Gracias por sus comentarios y por leerme hasta pronto.
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