Traviesas confesioneso o Dejame ver si te entendio

FECHA: 4/30/2014
Desde mis quince o quiz?s desde antes, por hacer una travesura de adolescente, en ocasiones, al igual que el resto de mis compa?eritas de clase, cuando nos llevaban a confesar, invent?bamos algo que a todas luces fuera un gran pecado, y quiz?s por divertirnos, tanto mis amigas como yo, al principio le dec?amos al viejo padre confesor, que ten?amos novio, y que este nos besaba, luego a medida que fuimos creciendo, tanto mis amigas como yo, le dec?amos al viejo sacerdote, cosas mucho m?s calientes, como que mi novio me hab?a agarrado los muslos. Luego continuamos inventando cosas seg?n y fuimos enter?ndonos, ya fuera por propia experiencia, o por lo que alguna de las chicas nos dec?a lo que su novio le hab?a hecho.

Pero como el viejo padre era medio sordo, y casi ciego si se le perd?an sus espejuelos, las muchas barbaridades que inventamos, nunca salieron del confesionario. Pero cuando nombraron a un cura m?s joven, es decir un padre de unos cuarenta y tantos a?os, las cosas cambiaron. Era mi ?ltimo a?o en el colegio cat?lico, cuando ya casi al final del curso nos llevaron a confesar, como de costumbre. Yo ese d?a ten?a ganas de hacer una peque?a travesura, as? que les dije a mis compa?eras, que estuvieran atentas.

Yo entr? al confesionario, y apenas respond? Sin pecado concebida. Comenc? a contarle al nuevo padre, que durante el fin de semana yo hab?a salido con mi novio, y que bueno aparte de que nos hab?amos besado, yo hab?a dejado que poco a poco mi supuesto novio, hab?a metido su mano bajo mi falda, y que hab?a comenzado a tocarme por todas partes, en especial entre mis piernas, luego le segu? diciendo que mi supuesto novio me hab?a obligado a que le besara, y mamara su miembro. No conforme con eso tambi?n le dije tambi?n que me hab?a quitado toda la ropa en la playa, y me hab?a obligado a tener sexo con ?l. Pero como si fuera poco, invent? que unos amigos de mi novio que nos acompa?aron a la playa, al vernos, me chantajearon, y que me obligaron a la fuerza a que tambi?n me acostase con varios de ellos, mientras que otros me obligaron a que mamase sus miembros. Cosa que yo hice llorando, y pidi?ndoles que no continuase abusando de m?.

Yo estaba de lo m?s inspirada cont?ndole eso al nuevo padre, cuando comenc? a sentir un raro olor, y a escuchar un sonido r?tmico que proven?a del otro lado del confesionario, y a pesar de lo tupida de la rejilla que separaba al confesor de m?, pude ver, y con mucho asombro como el padre a medida que me escuchaba, se masturbaba como loco, al otro lado del confesionario. Yo la verdad no esperaba ver algo as? jam?s, por lo que de inmediato sal? asustada del confesionario, y r?pidamente me confund? entre mis amigas, a las que les cont? lo sucedido. De hecho el padre, no sali? de inmediato, y cuando sali? del confesionario, se dirigi? r?pidamente a la sacrist?a. Bueno desde ese d?a, ni mis amigas ni yo volvimos hacer ese tipo de travesuras.?? ?????

Pas? el tiempo, fui a la universidad, me gradu?, me cas?. Pero como quien dice, me qued? el gusto de seguir haciendo ese tipo de travesuras. As? que ocasionalmente, entraba a una que otra iglesia, y le contaba al confesor, que estuviera. Alguna invenci?n m?a, bien cargada de sexo, y placer. La mayor?a de las veces, escuchaba satisfecha la temblorosa voz del padre confesor, d?ndome alguna penitencia, y dici?ndome que no pecase m?s. Pero con el tiempo, ya escuchar lo afectado que quedaba el sacerdote que fuera, por las falsas confesiones sexuales que yo le hac?a, como que no me satisfac?a. As? que un buen d?a en lugar de usar la parte lateral del confesionario, me coloqu? en la que quedaba de frente al padre, y de la misma manera que ?l me pod?a ver mi rostro, lo que realmente no me importaba mucho, yo pod?a ver sus reacciones a medida que le iba contando algo bien descabellado.

Las caras que pon?an? los distintos padres con los que me confesaba, era como para morirse de la risa. Adem?s no importaba lo que yo inventase, como todo queda cubierto bajo el secreto de confesi?n, s? que no se lo pod?an contar a m?s nadie. Y bueno, y si lo hacen, ese es problema de ellos.

Pero un d?a en que me encontraba sola en casa, ya que mi esposo y mi hijo hab?an salido de pesca, me puse a ojear algunas viejas fotos, de cuando yo era adolescente, y de momento me provoc? hacer una de esas peque?as travesuras. Por lo que de inmediato me vest? de manera algo atrevida, y sal? con la idea de pasar un buen rato, en la Iglesia, y hacer una de esas travesuras al P?rroco de mi Iglesia. Al fin y al cabo yo no iba todos los d?as.

Pero al llegar me encontr? con que los confesionarios ten?an un letrero que dec?a. Debido a que los confesionarios fueron fumigados. El d?a de hoy, las confesiones se llevaran a cabo en la Sacrist?a. Al llegar a la puerta de la Sacrist?a encontramos otro letrero que dec?a: Sacramento de confesi?n en proceso, por favor espere su turno, y no toque ni abra la puerta. Lo cierto fue que de unas diez personas que hab?amos ido a confesarnos, quedamos solo tres. Primero pas? una se?ora muy mayor, que me parece que se confiesa a diario, un se?or algo gordo, y al ?l terminar pas? yo.?? ???

No bien yo hab?a entrado, el mismo P?rroco cerr? la puerta por dentro. Dici?ndome, espero no le incomode hija, pero hay gente que no lee, y como no me agrada detener una confesi?n, para explicarle a una persona que debe esperar. As? por lo menos evito que nos interrumpan. La verdad es que lo que el Padre me dijo era bien razonable, por lo que de inmediato tom? asiento a su lado en el banco que hay en la Sacrist?a. Yo al principio, como que me hab?a arrepentido de hacer una de mis travesuras, pero la manera en que el Padre se me qued? viendo los senos, de inmediato me hizo cambiar de idea. No es que yo anduviera con las tetas por fuera, es verdad que poco faltaba para que se me salieran los pezones, y que la falda que estaba usando me quedaba un poquito corta. Pero por lo dem?s, andaba bien vestida.??

Despu?s de que el Padre dijo, Ave Mar?a Pur?sima, y yo le respond?, sin pecado concebida, me pregunt? desde cuando no me confesaba, yo le respond? que hac?a m?s de un a?o, lo que era cierto. Y de inmediato comenc? a confesarle mis supuestos pecados. Comenc? dici?ndole que todo era culpa de mi esposo por no ponerme atenci?n, y que cuando ten?a alg?n contacto intimo conmigo, era de manera tan r?pida que yo me quedaba viendo el techo, bien molesta por lo desconsiderado que era conmigo.

Me di cuenta de que el rostro del Padre de inmediato se puso rojo como un tomate, lo que me indic? que pod?a seguir divirti?ndome a costillas de ?l. Por lo que continu? dici?ndole, que debido a eso, recientemente, despu?s de que ?l se satisfizo, se visti? y se march? para su trabajo, mientras que yo despu?s de darme una fr?a ducha y de asearme ?ntimamente, me sent?a sumamente molesta con ?l, por no atender ni comprender mis necesidades, pero que esa ma?ana pas? el plomero a reparar el lavaplatos, y yo ?nicamente cargaba puesta una corta bata casera, sin m?s nada abajo.

Bien mientras el plomero se dedic? a trastear con el lavado, yo estuve a su lado en la cocina, ayud?ndole a pasar una que otra llave, sin darme cuenta que desde donde ?l se encontraba tirado en el piso, pod?a ver claramente que yo no estaba usando ropa intima alguna. Pero que en cierto momento ese hombre comenz? hacerme ciertos comentarios, sobre m? persona que lejos de molestarme, hizo que me sintiera sumamente halagada.

Luego se comenz? a incorporar del piso, y como yo me encontraba tan cerca de ?l, accidentalmente pienso yo, su cabeza se meti? justo bajo mi bata. Yo me qued? paralizada, pero de momento sent? que su lengua la pas? sobre mi vulva, al mismo tiempo que sus manos h?bilmente acariciaban todo mi cuerpo, y no s? que me pas?, que termin? tirada en el piso manteniendo sexo salvaje con ese hombre. De lo cual Padre, en ocasione me arrepiento, pero en otras ocasiones deseo que vuelva suceder.

El Padre se me qued? viendo, con su colorado rostro, y de momento me dijo. A ver si entend? hija. Y tas decir eso se tir? al piso, quedando boca arriba, y pidiendo que me pusiera de pie a su lado. Yo la verdad no esperaba que el Padre me dijera algo as?, por lo que algo confundida le obedec?, poni?ndome de pie a su lado. ?l hizo la gesti?n de incorporarse en dos o tres ocasiones. Hasta que tir?ndose nuevamente sobre el piso de la Sacrist?a me dijo, Hija la ?nica manera de que algo as? pudiera suceder es que usted se encontrase de pie pr?cticamente sobre ?l, y tomando uno de mis tobillos lo coloc? al otro lado de su cuerpo, por lo que yo qued? con mis piernas ligeramente abiertas, a la altura de su cintura.

De nuevo hizo la gesti?n de incorporarse, y su rostro pr?cticamente qued? bajo mi corta falda. Yo estaba que me mor?a de la verg?enza, cuando de momento sent? que pr?cticamente al tiempo que una de sus manos me baj? las pantis, su lengua se dedic? sabrosamente a lamer mi co?o. Yo me qued? como paralizada, al tiempo que su rostro se hund?a sabrosamente sobre mi co?o, y sus manos acariciaban el resto de mi cuerpo. En cosa de segundos, yo? me encontraba tirada en piso de la sacrist?a siendo penetrada divinamente por el Padre Pedro.

A medida que sent?a su poderosa verga penetrando mi caliente co?o, el Padre me preguntaba si as? era como el plomero me hab?a tratado, a lo que yo casi vuelta loca del placer que me estaba haciendo sentir, le respond?a que s?, pero no tan bien, como ?l me estaba haciendo sentir en esos momentos. Por un buen rato la verga del Padre Pedro estaba y sal?a una y otra vez de mi h?medo, caliente, y bien lubricado co?o, arranc?ndome fuertes gemidos de placer, rog?ndole que continuase. Ni idea tengo del tiempo que permanecimos tirados en el piso de la Sacrist?a manteniendo sexo, de manera salvaje. Lo que si se es que disfrut? de un sin n?mero de orgasmos como nunca antes los hab?a disfrutado. Ya que a medida que ?l continuaba enterr?ndome toda su sabrosa verga, con una mano acariciaba y apretaba mis tetas, mientras que con la otra se las arreglaba para agarrar mi co?o sabrosamente, y su boca mordisqueaba mi nuca y orejas. ????????

Yo a pesar de que qued? exhausta, tirada sobre el piso de la Sacrist?a, cuando el Padre separ?ndose de m?, me dej? tirada en el piso, con mis piernas bien abiertas, ?l tom? asiento en el banco en el que ambos hab?amos estado sentados, y agarrando su verga con una de sus manos, se qued? viendo mi boca, yo de inmediato capt? cual era su deseo, por lo que como pude me medio incorpor?, y sin demora alguna, comenc? a chupar la ya mustia verga del Padre.

En cosa de segundos, y como por arte de magia, por no decir que milagrosamente, sent? como se volvi? a poner dura dentro de mi boca. Yo segu? mama que mama, hasta que despu?s de un buen rato, al tiempo que yo no dejaba de toquetear todo mi co?o en especial mi cl?toris. Sent? que el Padre Pedro, acab? dentro de mi boca, y en cierta forma o manera, me oblig? a que me tragase todo su semen. El que yo chup?, y chup? hasta ya no dejar ni una sola gota.

No es que yo me haya vuelto una fan?tica religiosa, pero desde ese d?a asisto a misa por lo menos una o dos veces en semana, momento que aprovecho, para volverme a confesar intensamente con el Padre. ????

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