Una partida de billar

FECHA: 3/25/2014
Soy un gran jugador de billar. Me aficion? de chaval y he jugado casi cada d?a en el bar del barrio, donde no tengo rival. Un d?a estaba practicando solo, haciendo carambolas en la mesa, cuando me fije en una morena estupenda que tomaba un refresco a unos pocos metros y que segu?a sin disimular cada uno de mis movimientos.

-?Quieres echar una partida? ?le dije.

-No juego con novatos ?me respondi? fr?amente.

-?Novatos? Puedo ganar a cualquiera con una mano atada a la espalda.

-No lo parece. Ya he visto como le das a las bolas.

-Pero qu? dir?s. Te apuesto lo que quieras a que juego mejor que t?.

-Sue?as, novato.

-Me apuesto tu culo a que te gano sin esfuerzo.

-No est? a tu alcance.

-?Tan segura est?s? Te echo una partida y si te gano, me quedo con tu culo. Ja, ja.

-?No apuestas demasiado fuerte?

-Ya te he dicho que puedo ganar a cualquiera.

-T? lo has querido. Pero si pierdes, ser? yo la que me quede con tu culo.

-De acuerdo, ja, ja. Nena, prep?rate, porque ma?ana no podr?s ni sentarte.

Hizo una mueca de desprecio, se levant? y cogi? uno de los palos. Cuando fue a hacer su primera jugada, me entretuve en estudiar su cuerpazo. La chica, morena, con una preciosa melena lisa y de ojos verdes, vest?a una falda negra ajustada. Bajo la blusa blanca se dibujaba el contorno de unos enormes y firmes pechos. Inclinada sobre la mesa de billar, su tremendo culazo se ve?a espectacular. Aprovech? que se concentraba en golpear la bola para intentar romperle el juego y divertirme:

-Eso es, guapa, ens??ame que buen culo voy a taladrar?

Sin cambiar de postura se limit? a girar la cabeza para mirarme fijamente.

-Ser? mejor que te ocupes de los agujeros de la mesa: son los ?nicos en los que vas a meter algo esta noche.

Fue la partida de billar m?s r?pida que he jugado en mi vida. Enseguida me sac? una peque?a ventaja que no hizo m?s que aumentar minuto a minuto. Cuanto mejor jugaba ella peor lo hac?a yo, presa de los nervios. Pronto me di cuenta de que la remontada era imposible y de que iba a perder irremediablemente.

Al acabar la partida me qued? estupefacto, sin saber reaccionar. Era la primera vez que alguien me ganaba al billar de manera tan escandalosa. Mientras intentaba digerir la derrota, not? su mano palp?ndome las nalgas.

-Creo que este culo me pertenece, novato?dijo con sorna.

Acerc? su mano a mi bragueta e investig? el material, estudi?ndolo. Mi polla respondi? a las caricias, hinch?ndose poco a poco.

- Puede que tambi?n hagamos algo con esto esta noche- S?gueme.

La segu? hasta su coche, excitado, y me orden? entrar. Hab?a perdido la partida, pero me hab?a salido bien la jugada. Al final, me iba a follar a esta t?a buena. Arranc? el coche. Durante todo el camino estuvo frot?ndome la polla por encima del pantal?n, apret?ndola y poni?ndome a mil. Estuvo conduciendo durante veinte minutos antes de parar el coche.

-Esta es mi casa.-me dijo- Vamos arriba.

Era inc?modo seguirla porque, empalmado como estaba, la polla se me apretaba contra el pantal?n y me resultaba dif?cil andar. En el ascensor, volvi? a frotarme el paquete mientras me miraba muy seria a la cara, como estudi?ndome.

Cuando se inclin? sobre la puerta para meter la llave en la cerradura aprovech? para sobarle el culo. Cuando sinti? mi mano en su nalga, enseguida me advirti? cortante:

-Estate quieto.

Pens? que su respuesta era una muestra m?s de la border?a de la que hab?a estado haciendo gala toda la noche.

-Cari?o, mira lo que te he tra?do ?grit? cuando estuvimos dentro.

De pronto se abri? una puerta y apareci? un hombre con un slip y una camiseta.

-No, ni hablar. Esto no.

-?Esto no? Tu culo me pertenece, ?recuerdas? Lo he ganado y har? con ?l lo que quiera esta noche.

-De esto no hemos hablado.

-Si hubieras ganado t?, ?acaso habr?as dejado que yo te dijera que no?

-No es lo mismo.

-S?, s? que lo es. He ganado sin trampas.

-No pienso hacerlo.

-Las deudas de juego hay que pagarlas, novato.- Me dijo- Haz el favor de bajarte los pantalones.

No pude seguir protestando. Sab?a que ella ten?a raz?n. Hab?amos hecho una apuesta, la hab?a perdido y ella reclamaba su premio. Que yo no valorara correctamente los riesgos no ven?a al caso. Que imaginara que ganando o perdiendo iba a ser yo quien me la follara a ella, tampoco. Ten?a derecho a disponer de mi culo como se le antojara y hab?a decidido cederle los honores a otro.

Me baj? los pantalones despacio, aterrorizado por lo que iba a suceder. Ella se acerc? a un sof?, se
sent?, cruz? las piernas y dijo:

-Ponte a cuatro patas, mirando hacia m?. Quiero ver como mi novio te disfruta.

Hice lo que me ped?a. Me qued? como un perrito, mir?ndole las piernas. De pronto, not? el fr?o de la vaselina cayendo sobre mi culo. Not? sus dedos calientes esparciendo la crema y masaje?ndome el ojete. Not? como impulsaba uno de sus dedos hacia el interior de mi culo para lubricarlo adecuadamente. Pronto fueron dos los dedos buscando hueco dentro de mi.

-Ya es suficiente: m?ntalo -le o? decir a ella.

Lo siguiente que not? a la entrada de mi culo ya no eran los dedos. El cabr?n de su novio empez? a empujar su polla. Se mov?a despacio, meti?ndose poco a poco, abri?ndome las entra?as. Cuando estuvo toda dentro empez? a aumentar el ritmo, a bombearme m?s deprisa.

Confieso que la primera sensaci?n no fue agradable, pero al rato, cuando su ritmo ya era fren?tico, comenc? a disfrutarlo. Mi polla golpeaba mi ombligo al ritmo de sus embestidas y not? como empezaba a deslizarse un hilo pegajoso desde la punta de mi nabo. Quer?a agarrarme la polla y masturbarme mientras el cabr?n ese me enculaba, pero finalmente no lo hice por miedo a acabar cay?ndome al suelo por falta de apoyo.

No s? el tiempo que estuvo sodomiz?ndome. Finalmente observ? que el t?o empezaba a respirar m?s fuerte, a agitarse sobre m?, a mover m?s despacio las caderas, pero clav?ndola m?s a fondo. Supe que se estaba corriendo.

La chica se levant? y bes? a su novio, que se hab?a quedado desparramado sobre mi espalda.

-Te has portado muy bien ?le dijo y, a continuaci?n, me mir? a m?- T?, novato, lev?ntate.

Me incorpor? y me qued? como un idiota, empalmado, con la polla babeando y sin saber qu? hacer. Ella pos? su mano sobre mi polla, la levant? y a continuaci?n me agarr? los test?culos, como sopes?ndolos.

-M?ralo. Est? cargadito el t?o. Habr? que aliviarlo un poco, ?no te parece, cielo?

El novio se acerc? de rodillas a m? y antes de que pudiera reaccionar se meti? mi polla en la boca. Me hizo una de las mejores mamadas que me han hecho en la vida, mientras su novia, de pie, al lado nuestro, disfrutaba el espect?culo.

Acab? corriendo en su boca. Antes de que me recuperara del orgasmo, o? a la chica que me ped?a que me vistiera.

-Vete ya, novato. Aqu? ya no necesitamos tu culo.

Sal? a la calle. No sab?a en qu? parte de la ciudad estaba porque mientras ella me sobaba el paquete en el viaje hasta su casa fui incapaz de fijarme en el camino que segu?a. La calle no me sonaba, as? que busqu? un taxi.

Mientras regresaba a mi casa pens? que esa noche hab?a fallado dos veces en mis pron?sticos: hab?a perdido la partida de billar que pensaba que no iba a perder y no me hab?a follado a la t?a buena que pensaba que me iba a follar.

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