En el bus

FECHA: 3/21/2014

Marta se havia dormido esa mañana y su padre apresuradamente la acercó a la facultad. Ella era animadora y su equipo participaba al día siguiente en los nacionales. Su autobús salía a las 9.30h y cuando llegó ya había partido. Por suerte, todavía pudo subirse al de los chicos, que ya cerraba las puertas.

Hasta el lunes, papá! –gritó des de la puerta.

Mucha suerte, cariño! –respondió su padre.

Marta se sentó en un asiento que estaba vacío, junto a la ventana. Llevaba su uniforme de animadora en una mochila, junto con algo de ropa para el fin de semana. Que rabia haber perdido el autobús de sus compañeras! Ahora tendría que viajar sola las 5 horas que duraba el viaje. Conocía a algunos de los jugadores que ocupaban el autobús con ella, incluso había salido con uno de ellos, Manuel, pero de eso ya hacia casi un año.

Estaba sumida en sus pensamientos cuando alguien se sentó a su lado.

Hola, tu eres Marta, verdad?

Sí –respondió ella

Me llamo Luís, soy defensa. Te he visto animando en algún partido. Que pasó? Cómo es que vienes en nuestro autobús?

Me he dormido, y cuando he llegado al parking de la facultad el autobús de las animadoras ya no estaba. Por suerte he podido coger este. Sino me pierdo el evento!!

Y no te da miedo viajar 5 horas entre tanto chico?

Marta se asustó. Miedo, porqué? No entendía.

Lo digo porque como eres así tan linda… no sé, quizás a alguien se le puede ocurrir meterte mano –dijo él con descaro.

Déjame en paz, vuelve a tu asiento –se enfadó Marta.

Mira, hacemos una cosa… tu me dejas acariciarte estas tetitas que tienes y yo me marcho a mi asiento –le dice, mientras le acaricia el pelo y se lo coloca detrás de la oreja- venga, Martita, pórtate bien.

Que me dejes en paz! –grita ella.

Pero Luís hace el intento meterle la mano bajo la blusa, ella le propina un bofetón y le aparta con las manos. Los compañeros del asiento de delante, que se percatan de la situación, se dan la vuelta.

Que pasa Luís? –pregunta uno.

Es esta jodida puta, que no me deja tocarle las tetas. Con lo grandes que son! –responde él.

Ellos se echan a reír, el resto de compañeros empiezan ha hacer coro al lado de los asientos donde se encuentran Luís y Marta. Se oyen gritos: -Venga, Luís, duro con ella, que te las enseñe!. Marta está ya muy nerviosa, la situación se está poniendo tensa y no le gusta nada el camino que lleva. Luís intenta acariciarla de nuevo, pero ella se resiste y lucha con fuerza, grita, piensa que si la oye el conductor quizás logre frenar a esos chicos, pero nadie sale en su ayuda.

Que alguien me ayude a sujetarla, la muy zorra me está arañando! –grita Luís.

Traedla aquí atrás –grita alguien desde el fondo del autobús. En la última fila hay cinco asientos, y el del centro está libre. –Si nos tiene que enseñar las tetas, que podamos verla todos!- Eso, eso! Traedla aquí! –responde otro.

Corred las cortinas de las ventanas! Que no nos vean desde la carretera! Venga, ayudadme, vamos a llevarla atrás –grita Luís, mientras levanta a Marta de un tirón.

Al cerrar las cortinas el autobús se ha quedado medio a oscuras… Pero sorprendentemente el conductor, que estuvo observando por el retrovisor delantero, enciende las luces. Se oyen gritos de victoria entre los chicos. Esa señal es el consentimiento del conductor. Más de ocho manos cogen a Marta violentamente, unas de los pelos, las otras de los brazos, la arrastran por el pasillo. Marta está histérica: -soltadme, soltadme! –grita entre llantos- pero es en vano, el ambiente está muy caldeado. Logran sentarla en el asiento central trasero. Alguien le ha puesto un calcetín en la boca para que no grite, y le atan un jersey alrededor de la cabeza para que se mantenga calladita. Su cara está bañada en lágrimas y sus ojos parecen salirse de la orbita. Siente vergüenza, miedo, rabia… está indefensa. Que van a hacerle esos animales!

-Estiradle los brazos! –grita Luís a los chicos que estaban sentados a su lado. –Bien tensos, que los abra en forma de cruz.- Los chicos obedecen y le aguantan los brazos en esa posición. Marta todavía patalea. Pero alguien tiene la brillante idea de atarle los pies a las patas de los asientos laterales con otros jerséis. –Así, así, abridle las piernas! Que nos enseñé también el chochito! –gritan des de adelante. El conductor, excitado, apenas puede mirar la carretera. Marta está ahora indefensa, inmovilizada de pies y manos y con la boca obstruida por el calcetín, ya no puede hacer nada más que llorar. Sus lágrimas se deslizan por las mejillas. Busca con la mirada a Manuel, su antiguo novio, para que haga algo, pero Manuel está todavía más excitado que Luís.

Ves que ha pasado, Martita, por no portarte bien conmigo? Ahora vas a tener que mostrarle tus pechos a todo el quipo! –ríe- Vamos a ver, vamos a ver, que se esconde debajo de esta blusita tan mona… –Luís le está desabrochando los botones de la blusa, uno a uno, mientras le acaricia las mejillas y le seca las lágrimas –No llores, mujer, que lo vamos a pasar muy bien contigo- Tras desabrocharle el último botón separa los dos bordes de la blusa –Mirad, mirad, que sujetadores más tiernos.. son de encaje! La muy zorrona se ha vestido para la ocasión… –Sacadle la blusa!- grita Luís, y los compañeros que le sujetaban los brazos …

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