Piel sabor a sal (Final)Por cancerbero17

FECHA: 10/31/2013
Justo en el momento en que me encontraba en el ?xtasis oliendo una delicada tanga de mi anfitriona, la puerta de su cuarto de abri? abruptamente y escuch? su voz a la vez que se recargaba con una mirada muy seria en el marco de la puerta.
-?Ah que cabr?n me saliste!, te pido que vengas por aceite y te pones a oler ms calzones-.
Los colores se me subieron al rostro y no pude articular palabras.
Pero nuevamente su sonrisa maliciosa acompa?? a la completa invitaci?n.
-Mejor quitame los que traigo puestos, te aseguro que huelen mucho mejor que los que est?n ahi acomodados-.
Ella camin? hacia mi y a pesar que mis movimientos eran robotizados ya ten?an plena conciencia que me coger?a a la chica que me hab?a ocasionado infinidad de sue?os h?medos.
Nos dimos un largo y profundo beso que fue subiendo de intensidad a medida que mis manos cada mez con m?s confianza acariciaban las redondeadas nalgas y a restregar mi cuerpo y mi casi desbordante erecci?n contra el suyo.
Sus manos experimentadas se encaminaron al cierre de mi pantal?n y al desabotonarlo qued? al aire mi pene, el cual se encontraba completamente firme y ya con un delgado hlo de su nectar.
Sus deliciosos labios de mujer coste?a comenz? a devorar lentamente el mastil hasta que se perdi? completamente en la cavidad bucal.
Mientras su rica boca y su deliciosa lengua daban un trato preferencial a mi miembro, ms dedos se perd?an en su negra cabellera rizada mientras contemplaba maravillado la escena de una felaci?n hecha por una profesional.
La incorpor? para comenzar a desvestirla. Entre caricias y besos qued? ante mi una figura bastante atractiva, pues a pesar de no ser muy alta de estatura, ten?a un par de senos maravillosos, coronados por negruzcos pezones deliciosos como un par de fresas.
-?vas a oler mi tanguita?- Pregunt? ya con la frente perlada de sudor.
-?Por supuesto mi reina!- Respond? efusivamente.
Comenz? a restregar la prenda dentro de su rajita, la cual pude observar que contrario a lo que pensaba, ten?a poco vello p?bico, seguramente cuidadosamente delipado.
Se recost? en su cama dejando abiertas sus piernas, me dirig? hacia ella y lentamente quit? las bragas color negro, las llev? hasta mi cara y fue un olor maravilloso a mujer en celo el que se apoder? de mi.
Timidamente dirig? mi boca hasta su palpitante panocha pues nunca hab?a realizado sexo oral y mi ?nica aproximaci?n era lo que hab?a visto en pel?culas pronogr?ficas.
Fue una sensaci?n fabulosa pues me dej? un sabor particular en mi boca y al recorrer el resto de su cuerpo, su piel era sabor a sal.
Sac? del bur? junto a su cama un frasco con varios condones, me dio uno, lo coloqu? y por fin consegu? el milagro de entrar dentro de la preciosa puchita.
La puse en cuatro patitas y la penetr? y a decir verdad no dur? mucho, pues la alta excitaci?n que tra?a me hizo soltar una tremenda "venida" que se reflej? en borbotones y borbotones de leche atrapada dentro del cond?n.
Qued? tendido a un costado de su cuerpo sudoroso y caliente en la penumbra de su cuarto viendo como mi erecc?n iba perdiendo tama?o.
A fin de cuentas la edad me permiti? tener dos erecciones m?s, lo cual dio completa satisfacci?n a mi anfitriona a quien comenc? a visitar dos o tres veces por semana, hasta que consigu? un nuevo amante con quien entretenerse y se mud? a otra ciudad dejandome muchos recuerdos, bastante experiencia y una riquisima tanga que a?n conservo de ese primer encuentro.

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