Era un verano caluroso, de esos perfectos como para salir a bailar toda la noche. Dany me convenció de salir esa noche, y me pidió que la dejara quedarse en mi casa; llego la noche, trajo sus cosas a mi casa y comenzamos a arreglarnos para nuestra noche de fiesta. A cada lugar al que íbamos lo chavos nos regalaban bebidas, esa noche no bebimos mucho, solo lo suficiente como para disfrutar la noche al máximo, bailamos, conocimos gente nueva y bailamos de nuevo.
Eran ya las 4 de la mañana cuando decidimos regresar a mi casa a descansar un poco. Llegamos a mi casa, nos quitamos el maquillaje, nos pusimos el pijama, estábamos listas para dormir. En mi cuarto tengo dos camas individuales, pero uno de los colchones está muy viejo y por ello le ofrecí mi cama a Dany, me dijo que no habría problema en que las dos compartiéramos mi cama. Y así lo hicimos, nos acostamos de manera que quedamos espalda con espalda; estaba cansada y sentía como mis parpados comenzaban a cerrarse, estaba a punto de dormir profundamente, cuando sentí la mano de Dany sobre uno de mis pechos, al principio pensé que ya estaba dormida y solo había sido un impulso, así que quite su mano y la coloque sobre su cuerpo, no habían pasado ni 30 segundos, cuando sentí su mano sobre mi pecho otra vez, solo que ahora lo masajeaba; le pregunte qué estaba haciendo, y me respondió con una voz suave al oído –algo que he querido hacer desde hace mucho-. Esas palabras detonaron mi cerebro, voltee a verla rápidamente y cuando me di cuenta ya nos estábamos besando. Dios sus besos eran apasionados, dulces pero sensuales a la vez, ella con un movimiento muy hábil me quito la blusa de el pijama y comenzó a besar mis pechos y a morder y chupar mis pezones, yo ya no soportaba tener encima esa ropa, que de alguna manera nos mantenía alejadas. Nos quitamos la ropa y mientras nos besábamos ella bajo su mano hasta mi entrepierna y comenzó a tocar mi clítoris. Yo besaba su cuello y comencé a recorrer su cuerpo con mi boca, me detuve un poco en sus pechos y seguí descendiendo hasta llegar a su vagina, con mis dedos abrí un poco sus labio superiores y comencé a devorarme esa parte como si fuera el fruto más delicioso que existiera en la tierra. Dany batallaba para no soltar uno que otro grito de placer, pero a veces no lo lograba. Podía sentir como la vagina de Dany se humedecía cada vez más, me volví hacia arriba para besarla, y no pude contenerme más, así que introduje lentamente mis dedos dentro de su vagina, y ella hizo lo mismo conmigo, las dos nos movíamos de una manera rítmica para intensificar la sensación. De pronto Dany me tomo por la cintura, me acostó sobre la cama y puso su vagina en mi cara, sabía que lo que me pedía era hacer un 69. Comenzamos a besar nuestras vaginas, mi lengua no se detenía, solo pensaba en darle placer a esta chica que me volvía loca, a veces se nublaba mi mente y me quedaba paralizada por el placer que ella me brindaba a mí. Fue entonces cuando sentí mi primer orgasmo venir, después a ella le paso lo mismo. Después de un rato seguíamos besándonos y acariciándonos, ella se sentó sobre mis piernas, y pude sentir su vagina húmeda sobre la mía, tenía tantas ganas de masturbarla y hacerla tener un orgasmo, y así lo hice volví a meter mis dedos en su vagina, ella se movía rápido y me pedía que le diera más, me decía al oído –quiero sentirte dentro de mí- no paso demasiado cuando su segundo orgasmo llego, ella termino sobre mi mano; volvimos a besarnos apasionadamente y nos quedamos dormidas así abrazadas, desnudas y completamente satisfechas.
Esa es la historia de cómo mi amor platónico se convirtió en el mejor sexo de mi vida (del cual aún sigo disfrutando)
seducida por mi amor platonico, 5.0 out of 5 based on 1 rating
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