PROVOCATIVA continuacion

FECHA: 8/13/2013
Faltan minutos para que salga de trabajar, para que abandone, por este d?a, mi puesto de recepcionista en este restaurante-bar de la ciudad de M?xico. Me puse un vestido de esos que te gustan, con doble escote y muy untado al cuerpo, sin bra y con una tanga tan diminuta y ajustada que cualquiera apostar?a que no uso, el color rojo me hace ver m?s inquietante. En un rato te contar? como he acaparado las miradas este d?a. Los clientes, casi todos, han clavado sus ojos en mi seno. El escote suele absorber la conciencia y cuesta trabajo salir de ah?. Si por ellos fuera me har?an suya aqu? mismo, pero se contentan con algunos rozones o caricias disimuladas y muchas miradas impertinentes, cosa de todos los d?as; sobre todo desde que decid? volverme provocativa.

El gerente tampoco me ha dejado tranquila, hoy busc? cualquier pretexto para arrim?rseme y clavarme su sexo en el trasero. He hecho como que no me daba cuenta y lo esquiv? como mejor pude pero en la cara se le notaba lo cabronamente calenturiento que estaba. Ves, antes de conocerte no me habr?a atrevido a decir ?cabronamente? ni mucho menos, esa es parte de tu influencia.

Por fin. Salgo del trabajo. Voy apresurada apresar que los tacones de aguja me impiden ser tan ?gil como quisiera. Tengo ganas de verte y sentirte. A?oro tu mano perdi?ndose debajo de mi falda como bienvenida. Mira, te estoy viendo recargado en ese coche azul y, ya estoy comenzando a mojarme. Hace semanas que esta es nuestra relaci?n. Desde que me acosaste en el autob?s.

Te levantas, me ves, sonr?es, vienes hacia m?.

- No voltees. Sigue adelante, me dices.

Seguro tengo pintada la decepci?n en la cara. Idiota. Eres un idiota. Me digo y me repito mil veces. A punto de abrirte las piernas y as? me recibes.

- Vas muy r?pido, Anita. La voz me hace saltar.
- Perd?n por asustarte. Es el gerente del restaurante.
- Ah, no hay problema. De reojo veo que me miras ?o nos miras? Una risa maliciosa te domina la cara.
- ?Te acompa?o? No te vayan a violar por andar solita.

Idiota. Vamos caminando por la calle oscura. Los tacones me hacen ir con cuidado. El acomedido del gerente, me toma por la cintura para ayudarme. ?Qu? hago? ?Lo dejo? Volteo sutilmente para preguntarte con la mirada. Tu sonrisa es de aprobaci?n. ?A d?nde quieres llevarme?

El gerente me apergolla m?s contra ?l, su mano pasa de la cintura a la cadera. Estamos a punto de llegar al zagu?n donde me diste el beso y algo m?s, ?recuerdas? Es un espacio solitario. No me preguntes por qu? voy a hacer lo que estoy a punto de hacer.

Hago como que el tac?n se me dobla y me recargo sobre el zagu?n. El gerente solicito me sostiene y casi sin querer lo jalo hacia adentro del corredor, debajo de un foco. ?Puedes vernos? Estoy pegadita a ?l, siento su aliento caliente sobre mi rostro, me ve como seguro el lobo feroz vio a la caperuza. No se atreve. Duda. Siento su mano temblar mientras acaricia mi brazo. S? que me ves, que nos est?s viendo, presiento tus ojos brillar en la oscuridad. Y es por eso que mi mano se atreve a hacer lo que hago. Acaricio sin pudor el sexo del gerente por encima del pantal?n. Intenta besarme en la boca pero reh?yo. No, mis besos no son para ?l.

Siento sus labios recorrer mi cara, fren?tico, inexperto, ganoso. Continua con su besuqueo por encima de mi ropa, se detiene un rato en mi pecho y llena de babas mi vestido sobre la punta de los pezones, que por cierto demuestran su atenci?n estando firmes, bien paraditos. Sus manos amasan mis tetas, las tuercen y acarician torpemente. Cuanta inexperiencia en un hombre mayor. Lo dejo hacer. Sigue besando y baja por el centro de mi cuerpo, por m? ombligo y se mete bajo mi vestido. Tiene que levantarlo todo sobre mi cintura. Su nariz se pega sobre mi tanga, se clava lastim?ndome un poco, para luego repasar su lengua y mojar la tela que cubre mi vulva.

A pesar de mi, me mojo; siento como el triangulo de la tanga se moja de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro. El gerente come con fervor, como un hombre que nunca ha probado semejante manjar, lo hace muy mal, pero aun as? puedo disfrutarlo. En parte porque con s?lo tocarme me estremezco, soy una mujer f?cil, t? lo has dicho. Y segundo, porque s? que me est?s viendo y gozas mi disfrute.

El gerente se levanta. Me mira con una mirada que da asco, va bajando la cremallera de su pantal?n y saca su pene duro y prepotente. Me toma la cabeza y me presiona de forma m?s que brusca para que baje. Estoy frente a su pene y s? lo que ?l espera que haga. No me gusta su olor, pero no encuentro como salir de esto. Abro la boca para comer aquel pedazo de carne p?trida.

- Buenas noches. Es tu voz.

Provocas que el gerente eyacule sobre m? y me llene la cara con su semen, mientras sale corriendo. Te acercas lentamente. Me levantas. Me limpias con un pa?uelo la leche en mi cara y unas pocas l?grimas que me han empezado a correr. No s? si odiarte o amarte. Ves, opto por lo segundo. Me lanzo a tus brazos y te beso, te beso con las ganas que ten?a de hacerlo desde que sal? del trabajo, te beso con la lujuria que me despiertan tus besos, te beso con las ganas de comer y ser comida.

- Eres una puta, me dices. Mira que dejarte hacer por ese. ? Quiero protestar, no me dejas. Shhhh. S?, est?s mojada. Dices mientras metes tus dedos por mi vulva empapada haciendo a un lado la tanga. Qu?tate la tanga.

Se me hab?a olvidado que ten?a el vestido montado sobre las caderas. Me deshago de la tanga, mojada ya, y siento el fresco pegarme en las nalgas y en la entrepierna. Siento como moldeas mi cuerpo, soy de plastilina en tus manos, me volteas y haces que me recargue en la pared. Sigues magreando mi vagina con tus dedos, entran y salen de m?, provocando que me llene m?s de jugos y te los empape.

S? que te est?s sacando el sexo. Ahora golpeas mis nalgas con ?l. Lo recuerdo, me sorprendi? la primera vez que lo sopes? en mi mano, ah? mismo en ese zagu?n, y me gust?, me enamor? de ?l desde ese entonces y lo sigo disfrutando cada vez que me lo brindas.

Est? entrando lentamente en mi vagina lubrica. Siento como recorre mis paredes y me llena por completo. Tomas mis caderas y comienzas a bombear dentro de m?, primero con calma pero poco a poco el ritmo y el desenfreno comienza a ser mayor. Me gusta, me gusta la forma en que me coges, entre amorosa y cruel. Siento cuando te derramas en m?, yo ya lo he hecho dos veces antes que t?.

Salimos del lugar. No me has permitido ponerme la tanga, as? que en realidad ahora no traigo nada de bajo. Ya es muy noche. Quiero ir hacia la parada del cami?n pero me llevas hacia el metro. Entramos. El vag?n esta casi vac?o, apenas 6 hombres t? y yo. No me gustan los nuevos asientos, son una hilera de posibilidad de lugares. No hay forma de apartarse de nadie, todos estamos expuestos a la vista de todos. Me siento y t? te quedas de pie, frente a m?. Miro tus ojos y entiendo que la noche no ha terminado.

Me acaricias el ment?n, lo haces de forma cari?osa, recuesto mi mejilla sobre tu mano y me mandas un beso, continuas con las caricias que bajan al cuello, son suaves, apenas pasas tu dedo por sobre m?. Metes tu dedo por debajo del cuello del vestido y lo halas para descubrirme el hombro. Me asustas, siento cierto pudor, intento subirlo con mis manos, me detienes con fuerza. Sigues, mis hombros han quedado descubiertos. Los ocupantes del vag?n se mueven algo nerviosos, se han dado cuenta de la situaci?n, est?n entre inc?modos y excitados. ?Te has dado cuenta, verdad? Pero no te importa, o si te importa y te excita. Bajas m?s a?n mi vestido y dejas al aire mis tetas. Estoy sonrojada, escondo la cara y me obligas a levantarla. El tren ha seguido su marcha.

Sabes que tenemos la atenci?n del vag?n. Me acaricias sin verg?enza, rodeando mi aureola con tus dedos, haciendo que mis pezones se levanten y endurezcas. Consigues que lance un gemido que seguro eriza la piel de los presentes. Bajas el cierre de tu pantal?n y sacas, la que yo considero, una hermosa verga, mi verga amada y deseada. Est? firme y caliente frente a m?, con la cabeza pelada y dispuesta, la acercas un poco m?s a m? para que la meta en mi boca.

Chupo. Chupo. S? que te gusta c?mo te chupo la verga. Lo s? porque respingas a ratos y jadeas a pesar de ti. Haces que te la chupe como nunca antes, tomando mi cabeza y us?ndola como si te masturbaras. Oigo tu voz, me ha parecido que has dicho: ?Quieres? Intento voltear para ver con quien hablas pero no me lo permites. Me aprietas m?s contra tu sexo. Veo la sombra de alguien que se sienta a mi lado.

- Abre las piernas, dices.
- No trae calzones, dice en voz alta y alegre el desconocido.
- Lev?ntate un poco. Me mandas.

Haces fuerza para que me siente y siento la carne erecta de Desconocido. Me penetra sin pre?mbulos. Me est? cogiendo, me coge con gusto. Alguien m?s se ha sentado a mi lado. Son dos. Siento como me toman de las manos y me las gu?an. Ah, sus sexos, dos enormes sexos en cada mano. Y las suyas acariciando mis tetas que antes eran tuyas.

Te retiras de m? para verme ser tomada por Desconocido y dos chicos. Quisiera no gozar, quisiera no estar gozando de esto. Me siento sucia y depravada pero me gusta y lo gozo como no tienes idea. Me corro, me corro. Siento como se escurren de m? mis jugos. Tambi?n siento como Desconocido se viene dentro de m?. Me aparta a un lado como si nada, como si no fuera nadie. Me toma uno de los chicos y se clava dentro. ?Es normal sentir este pudor y este ser desvergonzada al mismo tiempo?

No dura mucho. El chico termina pronto. El otro quiere intentarlo. Me mira con cierta ternura. Me levanta con cari?o y me hace que me siente en ?l, no soy ya yo como para resistirme.

- Todav?a faltan diez estaciones. Me dices y te guardas tu verga.
Nuestros nuevos amigos s?lo sonr?en.

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