Lo que deje que sucediera en la playa de Manglillo

FECHA: 8/01/2013
No es por ech?rmelas, pero modestia aparte de las tres mujeres que nos encontr?bamos juntas ese fin de semana, yo soy la que mejor cuerpo tiene. Ya que Rosa la esposa de Pedro, tiene ocho meses de embarazo, aparte de ser sumamente gorda, es bien bajita, por lo que cari?osamente la llamamos, tap?n de inodoro, claro sin que ella lo sepa. Y Dinora la esposa o compa?era de Jes?s, es todo lo contrario a Rosa, ya que es sumamente flaca, tanto que si no fuera por lo mucho que come, pensar?a que la tipa es anor?xica, aparte de que es muy alta, pero seg?n ella es de metabolismo r?pido. Yo en lo personal, no s? a qu? se refiere, cuando dice eso, pero la flaca come m?s que lima nueva.

Mientras que yo soy, morena, de estatura promedio, uso 34B de sost?n, y lo que de algo estoy bien segura es que despu?s de mi rostro y tetas, mis nalgas es lo que m?s les llama la atenci?n a los hombres, de m?. Bueno nos encontr?bamos disfrutando esa tarde, en la playa de Manglillo, que realmente es un peque?o manglar, con un par de estrechos canales. Cuando mi esposo Ignacio se dio cuenta de que se hab?an terminado las cervezas, y sin m?s ni m?s se marcho a buscar unas cuantas, mientras que yo charlaba con Pedro, Rosa, y la flaca, en uno de los canales.

Creo que Rosa le pidi? a la flaca que la acompa?ase fuera del agua, mientras que yo me qued? con Pedro, pasando el rato. Ya la tarde hab?a comenzado a caer, y la gran mayor?a de los ba?istas, ya se hab?an salido del agua. De momento en la conversaci?n que Pedro y yo manten?amos, no s? por qu? sali? a relucir, el tema de las playas nudistas. Y yo le coment? que me gustar?a mucho nadar en el agua sin nada puesto, tal y como llegu? al mundo. Pedro, se me qued? viendo y de momento me dijo, eso lo dices porque aqu? no te atreves hacerlo. De inmediato continu? dici?ndome. Aprovecha ahora que ya casi no hay nadie, yo te aseguro, que no se lo voy a decir a tu esposo.

Lo cierto era que ya casi todas las personas se hab?an salido del agua, y se dispon?an a marcharse, y que el lugar donde nos encontr?bamos se encontraba oculto de indiscretas miradas. Por lo que cuando Pedro, me volvi? a decir, atr?vete, y disfr?talo aunque sea por un instante. Que a m? tambi?n me gustar?a, estar sin traje de ba?o ahora mismo. Yo me le qued? viendo como si no creyera la que me estaba diciendo, cuando de momento, zas, que Pedro se quit? su traje de ba?o y lo at? a una de las ra?ces del manglar. Ya hab?a comenzado a oscurecer, aunque hab?a luna llena, y claramente comprob? que Pedro estaba completamente desnudo frente a m?.

Pienso que en ese mismo instante deb?, salirme del agua, y dejarlo sin decirle nada. Pero en lugar de eso, le pregunt? ?Pedro t? no crees que nos puedan ver desde la orilla? A lo que ?l, en tono de broma, me respondi?, si como no, ni que tuvieran vista telesc?pica, y de Rayos X, como Superman. Quiz?s fueron sus palabras, como las dijo, o las grandes ganas que de repente me dieron, de nadar completamente desnuda, por lo que sin pensarlo mucho, primero me solt? el sost?n de mi biquini, y luego las pantis. Las que al igual que Pedro asegur? a una de las ra?ces del mangle.

Una sensaci?n de completa libertad se apoder? de m?, a tal grado que no me import? que el compa?ero de trabajo de mi esposo me viera totalmente desnuda. Aunque si bien es cierto, el agua a mi me llegaba a la altura de mi vientre, y mis tetas se encontraban completamente fuera del agua. Cuando me tire de espalda, seguramente Pedro pudo ver sin mucho esfuerzo todo mi depilado co?o. Por unos cuantos minutos parec?amos de seguros ni?os peque?os, saltando fuera del agua. Hasta que de momento, o yo me acerqu? mucho a Pedro, o ?l se peg? de m?. La cosa es que nuestros cuerpos se tocaron, luego nos quedamos vi?ndonos directamente a los ojos, y nuestras manos se unieron.

As? sin pensarlo, ambos comenzamos a besarnos y acariciarnos dentro del agua, y cuando me vine a dar cuenta ya sent?a su verga abri?ndose paso dentro de mi vulva dentro del agua. En ocasiones ya anteriormente le hab?a sido infiel a mi marido, pero nunca antes con alguien que ?l conociera de manera personal. Pero en ese instante poco me import? eso. Lo que deseaba era que Pedro, me siguiera enterrando su verga en ese momento, mientras que yo como una loca mov?a mis caderas.

As? que ocultos entre las ra?ces de los mangles, Pedro y yo mantuvimos una tremenda experiencia sexual, a medida que el agua de la marea se retiraba, tanto ?l como yo disfrut?bamos como si se nos fuera acabar el mundo. Sin importarnos lo que pudiera suceder a nuestro alrededor. En cierto momento Pedro me pidi? que cambi?semos de posici?n, por lo que apenas me saco la verga del co?o, yo di media vuelta mostr?ndole mis paradas nalgas, las que acariciando divinamente, Pedro alab?, y descaradamente me dijo una y otra vez que esas si eran unas lindas nalgas, no como las de la gorda de su mujer.

A medida que Pedro continu? alabando mis nalgas, volvi? a penetrar mi co?o con su parada verga, divinamente. Mientras que con sus h?biles manos acariciaba mis tetas y nalgas. Yo continu? moviendo mi cuerpo restreg?ndolo contra el de ?l, buscando sentir m?s y m?s dentro de m? su caliente verga, hasta que de momento disfrut? de un tremendo orgasmos, que me hizo chillar como una verdadera perra.

Por su parte Pedro se vino completamente dentro de mi caliente co?o, y al poco rato una vez que recuperamos nuestra respiraci?n separamos nuestros cuerpos. Por lo que dentro del mismo mangle me lav? mi co?o, que de paso se me llen? de esa fina y babosa arena blanca que corre por los canales. Pedro r?pidamente tras darme otro fugaz beso, se puso el corto traje de ba?o que estaba usando mientras que yo asegur?ndome que nadie nos hubiera visto, me puse mi biquini, tan r?pidamente que la parte inferior me la puse al rev?s.

Pero de eso no me di cuenta, hasta que sal? del agua, en ese momento me pareci? que m?s nadie lo not?. Pedro actu? desde luego como si nada hubiera sucedido entre nosotros, y yo por mi parte cuando casualmente la pre?ada de su mujer me pregunt? donde me hab?a metido, le dije sonriendo. Me qued? flotando entre los canales. Cuando de momento, escuch? a Jes?s decirle. Si parec?a que estaba bien relajada, tanto que por eso Pedro y yo no la interrumpimos y seguimos caminando por la parte de afuera del mangle. Las palabras de Jes?s, en el fondo me asustaron, pens? de inmediato. Este cabr?n, de seguro nos vio cogiendo dentro del mangle. Aunque solamente le dirig? una sonrisa, la manera en que Jes?s me vio, me dej? bien claro que s? nos hab?a visto, a Pedro y a m? teniendo un salvaje sexo dentro del canal.

Yo apenas sal? del agua, r?pidamente me puse una toalla alrededor de mi cintura, para que no se dieran cuenta de que me hab?a puesto la parte inferior de mi biquini al rev?s. En ese instante mientras la flaca la mujer de Jes?s, se dirig?a ayudar a mi esposo que regresaba con las cervezas, que hab?a comprado. Jes?s su marido, se me acerc? discretamente y vi?ndome de manera rara me dijo. Ahora se yo que ponerse el biquini al rev?s es una nueva moda. Al escuchar la manera sarc?stica en que me dijo esas palabras, me qued? fr?a, y de inmediato continu? dici?ndome, en voz baja. No s veremos esta noche. Luego sin m?s ni m?s se fue ayudar a Ignacio y a su mujer con las cervezas.

Ya como hab?a ca?do la noche, nos retiramos a la casa que hab?amos rentado, los chicos siguieron bebiendo cerveza, yo me di un buen ba?o, y por flojera lo ?nico que me puse encima fue mi bata de ba?o. Rosa, la flaca y yo mientras prepar?bamos la cena charlamos un rato, fue cuando me enter? que debido a que el embarazo de Rosa era de alto riesgo, Pedro y ella no ten?an sexo desde hac?a ya unos cuantos meses, por lo que pens? de inmediato, que con raz?n Pedro estaba tan fogoso cuando tuvo sexo conmigo en el canal. Por su parte la flaca Dinora no dejaba de quejarse de lo mucho que le ard?a toda la piel, ya que la muy inteligente no quiso usar ning?n bloqueador solar, ella que es blanca papel, toda la piel se le puso del color que agarran los camarones cuando los hierves en agua. Adem?s descaradamente coment?, si el pendejo de Jes?s cree que esta noche me va coger est? muy equivocado, mejor que se haga la paja, porque me arde toda la piel, y me voy a tomar unas pastillas para dormir, y que no se le ocurra molestarme, porque ?l ya sabe que soy capaz de ponerme a gritar como una loca, si quiere cogerme.

Pero Dinora que es medio zafada, le pregunt? a Rosa, que si ella no pod?a tener sexo, como se las arreglaba Pedro. Rosa que yo pens? que era m?s discreta, no dijo nada, en su lugar puso una de sus manos frente a su boca, como si estuviera sujetando algo largo y grueso, al tiempo que abriendo su boca, movi? varias veces su cabeza como si estuviera afirmando algo. De inmediato comprend?, que cuando a su marido le dan ganas, ella se lo mama. Pero la flaca que como ya les dije es bien zafada, de inmediato dijo. Ha te pone hablar por su micr?fono. Y tras decir esas palabras, Rosa, la misma Dinora, y yo nos pusimos a re?r como si tuvi?ramos un ataque. Ya que la flaca lo dijo de una manera tan y tan graciosa, que por lo menos a mi me caus? mucha gracia. Adem?s para completar Rosa remat? diciendo, yo creo que a Pedro eso le gusta mucho m?s que darme por el co?o.

Yo aunque ten?a ganas de contarle lo que hab?a hecho en el canal con su esposo, me contuve, ni loca que fuera. As? que despu?s de cenar, Rosa de inmediato se fue a dormir, al igual que la flaca. Pedro, Jes?s, e Ignacio se fueron a pescar de orilla. Mientras que yo despu?s de lavar los platos, me recost? en una de las hamacas que hab?a en el balc?n. As? que mientras Rosa roncaba como una cerda, y la flaca cay? en un profundo sue?o, yo media desnuda, en lugar de meterme a mi cama, decid? recostarme en la hamaca, recordando lo que hab?a sucedido en el canal entre Pedro y yo.

A medida que me estaba meciendo, como el balc?n se encontraba completamente a oscuras, y como la casa m?s cercana, por lo visto se encontraba sin inquilinos, destap? mi cuerpo, y con mis piernas bien abiertas, al tiempo que continuaba meci?ndome en la hamaca, recordando como Pedro me hab?a dado esa tremenda clavada en el canal del manglar, con mis dedos acariciaba mi cl?toris de manera desvergonzada. Fue cuando record? las palabras que Jes?s me dijo en la playita de Manglillo. Nos veremos esta noche. En ese instante pens? que quiz?s Jes?s me hab?a dicho eso nada m?s por joder. Y hasta volv? a sentir ese raro sentimiento de temor, y alegr?a que en ese instante sent? al escuchar sus palabras.

Ya me estaba quedando dormida en la hamaca, cuando de momento siento que alguien la detiene en seco, dici?ndome. Te dije que nos ver?amos esta noche, y aqu? estoy. Yo como les dije ya que estaba a punto de quedarme dormida, al ver a Jes?s frente a m? de pie, y agarr?ndose su verga, la que ya ten?a fuera del pantal?n. Por la manera en que me estaba viendo, supe de inmediato que de negarme a complacerlo, ir?a con el chisme a mi esposo. Por lo que cuando me orden? que me pusiera boca abajo, sumisamente as? lo hice. Mi mayor temor era que me fuera a dar por el culo, cosa que llevaba tiempo sin hacer, pero al sentir como sus manos agarraron mi co?o, supe de inmediato lo que me esperaba.

As? que apenas comenc? a sentir como la erecta verga de Jes?s comenz? a penetrar mi vulva, un sin n?mero de sentimientos me embargaron, por una parte me sent?a que pr?cticamente estaba siendo violada por ?l. Pero por otra parte el gozo que eso me produjo fue algo tremendo. A medida que Jes?s continuaba clav?ndome su verga, me fue diciendo lo puta que yo era, lo que en parte me avergonzaba, pero al mismo tiempo me gustaba que me lo dijera. Por lo que instintivamente comenc? a mover mis caderas, restregando mis nalgas contra su cuerpo, sintiendo como su gruesa y larga verga, entraba y sal?a de mi bien lubricado co?o.

Era algo incre?ble, Jes?s me trataba como a toda una puta, me insultaba y me dec?a lo bueno que ten?a mi co?o, y ninguna de sus palabras me molestaban, es m?s hasta en cierta forma o manera disfrutaba que me dijera todas esas cosas, al tiempo que no dejaba de meter y sacar su verga de mi co?o. Yo gem?a de placer, cuando de momento al abrir los ojos, que me encuentro a una verga frente a mi rostro. Se trataba de Pedro, que por lo visto hab?a decidido dejar la pesca de orilla, por venir a que le mamase su verga.

No hizo falta que me dijese nada, yo me dediqu? a mamar su verga por lo que mam?, y mam? como nunca antes lo hab?a hecho, al tiempo que Jes?s continuaba clavando su verga dentro de mi co?o. Lo que a pesar de ser una situaci?n vergonzosa, a mi me hac?a sentir muy feliz. Ya que nada m?s de pensar que alguien nos descubriese, el alboroto que se iba armar. Pero Ignacio mi esposo, es fan?tico de la pesca de orilla, y aunque les suene raro, ?nicamente se mete al agua, hasta las rodillas.

El resto de la noche, me la pas? mamando y dejando que alguno de ellos dos me clavase divinamente alguna de sus vergas por mi depilado co?o. Al amanecer, antes de acostarme, me di una buena ducha, y tal como me encontraba me tir? sobre la cama. Cuando mi esposo regres?, y al verme as? desnuda, acostada boca abajo, por lo visto le provoc? mi apretado culito, ya que de momento estando dormida comenc? a sentir que algo grasoso y bien duro me comenzaba a penetrar por el culo. Cuando me vine despertando ya me lo hab?a enterrado caso por completo, y aunque el dolor, en parte me result? incomodo. Apenas comenz? a meter y sacar su verga de entre mis nalgas, y agarrar mi co?o con una de sus manos. Me sent? la mujer m?s feliz del mundo, y hasta estuve a punto de confesarle lo que sus compa?eros de trabajo y yo hab?amos estado haciendo. Pero como no soy pendeja, se que de hacerlo, ah? mismo hubiera terminado nuestro feliz matrimonio.

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