El retorno de Bety 01

FECHA: 8/06/2013
El retorno de Bety 01

Hola a tod@s, soy enfermero en el hospital zonal y escribo estas l?neas al enterarme que existe un "diario" digital donde supuestamente se expresa una paciente de este nosocomio. La persona en cuesti?n es una ni?a llamada Beatriz la cual actualmente se encuentra en grave estado comatoso pero esperamos su pronta recuperaci?n.
Digo "esperamos" en plural al incluirme por haberme enterado de su triste experiencia y luego de largas pl?ticas con su madre.

Conoc? a la desdichada criatura como a cualquier otro paciente: al higienizarla o cambiarle las s?banas de su cama. Es una tarea rutinaria pero en este caso la nena estaba inconsciente no pudiendo pedirle que se girase en la cama y debiendo hacerlo por mis medios. Eso tambi?n ser?a rutinario exceptuando la fragilidad de su cuerpito y sus bonitas facciones, seguro ser? una mujer muy hermosa.
Debemos higienizar a los pacientes con una gasa humedecida pero en su caso deseaba pasar mis manos por su rostro, su tibia piel era demasiado preciosa para una gasa impersonal habitu?ndome a darle un beso en la frente diariamente.

La amistad con la madre inici? cuando estaba efectuando esa tarea y ella llegaba para estar con su hija. Hab?a finalizado de higienizarla visti?ndola con otra bata limpia, son similares a un camis?n pq en el hospital no se usa ropa interior. Normalmente tratamos a los pacientes como objetos sin mucha paciencia pero esta vez me dediqu? a peinarla y la mujer se mostraba encantada por los cuidados brindados a su hijita.

La se?ora estaba divorciada y parec?a tirarme los tejos, debo aclarar que me gustan las mujeres pero mi extrema timidez impide formar una relaci?n estable. No es que tenga inclinaciones homosexuales, me definir?a como asexuado siendo feliz as?.

La paciente hab?a ingerido una sobredosis de barbit?ricos pero el pron?stico neurol?gico era alentador y en cualquier momento saldr?a del coma. Por una raz?n desconocida le prestaba mayor atenci?n a Beatriz que a los dem?s pacientes, le arreglaba las u?itas para luego pint?rselas con una tonalidad transparente.

El camino hacia el calvario inici? un d?a mientras la madre relataba algunas cosas tom?ndole la mano a su hijita e instintivamente me aferr? de su otra manita sent?ndome en la cama, parec?a natural conversar mirando el rostro de la pl?cida durmiente recorri?ndome un escalofr?o al percibir que tal vez me estaba enamorando de la criatura.
Una idea abyecta e impensable pero all? estaba, ni siquiera era una mujer todav?a pero justificaba que la tratase con tanto cari?o deseando besarle la frente cada d?a aunque ella no lo percibiese.

Cuando la mujer se retir? qued? tomando su manita y mi cabeza baj? solita para besarle la frente, ya no era un besito suelto, deb?a dejar la boca apoyada en su tibia piel y de paso bajar hasta su naricita haciendo un esfuerzo sobrehumano para no terminar sobre sus tiernos labiecitos.
Ese d?a ped? pasarme al turno de la noche, era el turno m?s buscado ya que nos escond?amos para dormir o para jugar a los naipes hasta que se presentase una urgencia.

A la noche llev? un balde e instrumentos de limpieza para justificar mi presencia all?, casi todas las luces estaban apagadas pero me sab?a de memoria su ubicaci?n, pude arrodillarme junto a la cama de Bety y tomarle la manita para besarle cada dedito mientras observaba su rostro esperando una reacci?n, un milagroso despertar.
Qued? en esa pose hasta el amanecer mientras le relataba cuentitos inventados, al retirarme no logr? evitar que el beso en la frente bajase hasta su boquita imposible, era realmente imposible resistirse a esos labiecitos y ya no importaba si me esperaba el infierno luego de esto.

Conduciendo hasta mi casa no lograba olvidar su carita, su cabello, sus labios y toda ella. Creo que realmente me hab?a metido en una situaci?n imposible, jam?s podr?a confesarle esto a Bety ni a nadie, era un amor destinado al fracaso. Siempre pens? que el amor ser?a algo brillante y hermoso, no este dolor de un imposible pero verter una l?grima pensando su nombre era gratificante.

Vivo en la casa de mi hermano y al llegar vi con otros ojos a mi sobrinita, aquella chiquilla no me despertaba nada pero comparaba las edades temiendo convertirme en un monstruo y ponerla en riesgo.

Dorm? como lir?n so?ando situaciones donde se mezclaban personajes novelescos y Bety, en el sue?o parec?a algo natural y sus rostros eran el de Beatriz, sus labios se convert?an en los de ella y la besaba con infinita ternura.
Sobra decir que el reloj parec?a detenido, jam?s sent? urgencias para entrar a trabajar como ahora, el segundero martillaba mi cerebro como un metr?nomo decidiendo no verla jam?s a Bety para cambiar de opini?n al segundo siguiente deseando estar a su lado.

Llegu? una hora antes y mi compa?ero estaba entusiasmado al poder irse m?s temprano. Imaginar?n que yo estaba entusiasmado al poder cambiarle las s?banas a la paciente que m?s me importaba. Nunca me he demorado tanto para higienizar a una persona, esta vez me avergonzaba descubrir su cuerpo desnudito y hasta al pasarle la gasa por los bracitos me parec?a estar toc?ndola de modo indebido.
Al llegar a su zona genital tuve que cerrar los ojos para no verle las partecitas ?ntimas, reflexionaba que estuve a?os lavando cuerpos sin preocuparme por nada, solamente eran objetos parte del empleo.

Le puse otra bata y la dej? tapadita con una ternura que desconoc?a poseer, mientras le besaba la frente susurr?ndole que se recuperase urgentemente pq necesitaba ver su ojitos, escuchar su voz y ver moverse sus deditos hermosos.
Limpi? r?pidamente mi zona para tener la noche libre y apenas se apagaban las luces estaba de rodillas frente a mi nuevo altar, para ver y hablarle a mi diosa. Bety se comportaba como todos los dioses: no contestaba pero me daba lo mismo, la sensaci?n de estar cerca de ella era impagable.

Esta vez la destap? para acariciarle los brazos y sin pensarlo estaba acariciando su pancita y sus piernas, tuve que estirarle la bata hacia abajo para no verle sus partes sin lograr evitar besarle los piecitos, subiendo hasta sus rodillas tuve que taparla para no cometer una locura. Me torturaba pensando una forma de salir de esta situaci?n mientras le tomaba la manita para cubrirla de besos, algunas l?grimas cayeron sobre su piel y pensaba que le ofrendar?a esas gotas de mi coraz?n hasta entregarle toda mi sangre y vida para curarla.

Me dorm? con la cara sobre la cama de Bety sin soltarle la manita hasta despertar con unos toques en el hombro, era la madre y me levant? con un gran sobresalto. No sab?a cual historia inventar para justificar mi presencia dici?ndole que hab?a trabajado varios turnos seguidos sin dormir.
Conmovida me invit? a su casa ofreci?ndome un buen desayuno y dudando acept?. Viv?a con un hijo llamado Gus que estaba saliendo hacia el colegio y debo confesar que me daba verg?enza estar all?.

Lo m?s hermoso fue ver retratos de Bety pudiendo conocer su v?vida mirada y le ped? ver un ?lbum familiar, sab?a que todas las madres atesoran recuerdos y no era la excepci?n. Verla desde bebita hasta su edad actual me hac?a enrojecer los ojos, deseaba poder besar aquellas fotograf?as si no estuviese la madre presente.
La se?ora ya conoc?a mi car?cter ambiguo frente a la sexualidad y me trataba como a una hermana, temo que hasta me notar?a inclinaciones homosexuales al no volver a insistir jam?s con sus indirectas.

Al llegar a casa qued? desparramado en el sill?n viendo un noticiero mientras sacaba una fotograf?a de Bety escondida en el bolsillo, reci?n se la hab?a robado a la madre y mis ojos navegaban en su mirada tratando de hablarle.
Al venir mi sobrinita Arlette me la quit? de la mano preguntando qui?n era esa persona, no hallaba palabras para contarle acerca de una paciente desconocida, solamente me dol?a que tratase ese retrato con poco respeto.

Observando su carita, trataba de imaginarme la voz de Bety y las cosas que le dir?a, no podr?a confesarle haber ca?do rendido a sus pies pero tal vez arrancarle una sonrisa al leerle un cuento infantil. Pregunt? curiosa si me hallaba enfermo por quedarme mir?ndola embobado pero no se interes? en esperar una respuesta, vino a subirse a mis piernas para le hiciese cosquillas como siempre.
Me encantaba jugar con ni?os, su inocencia imped?a hablar de cualquier tema molesto y trataba de absorber su inagotable energ?a, no se cansan nunca estos cr?os.

A?n ten?a la mente ocupada con el nombre Beatriz sin darme cuenta que estaba acarici?ndole los brazos a mi sobrinita en lugar de jugar bruto como acostumbraba, al dejar la nariz apoyada en su cabello me llenaba de su fragancia como si fuese la cabecita de Bety. Arlette se pon?a mimosa diciendo que hoy la trataba bien, sin darnos golpes en juegos violentos y advert? que siempre la hab?a tratado como a un varoncito, pensaba que a esa edad era todo lo mismo.

Cuando apareci? mi hermano, Arlette se ruboriz? como si estuvi?semos haciendo algo malo, parad?jicamente tambi?n me sent?a culpable por tener pensamientos indecentes mientras acariciaba a mi sobrina pero terminamos riendo cuando le expliqu? la fotograf?a: yo estar?a saliendo con una mujer que me hab?a dado el retrato de su hijita.
Me felicit? por ser la primera mujer que me animaba a invitar dese?ndonos lo mejor. Lo mejor ser?a morirme pq ahora deseaba seguir tocando la suave piel de su hijita imaginando que acariciaba a Bety.

Al fin abandon? la sala y pudimos seguir jugando con mi sobrina, le alababa el cabello para tener excusa de toc?rselo buceando en sus ojitos con la mirada atormentada, necesitaba urgentes respuestas para las nuevas sensaciones que estaba conociendo. No s? en que estar?a pensando al preguntarle si sab?a besar, claro que a su tierna edad no sabr?a pero se me escap?, nuevamente se ruboriz? confesando que en el colegio las nenas practicaban con la mano mientras imaginaban su pr?ncipe azul.

Tomando su carita entre las manos le d? un tenue piquito, la verdad es que yo tampoco sab?a besar pero eso era un beso. Ambos tembl?bamos por la emoci?n de lo desconocido aunque uno de nosotros fuese un adulto, otra sensaci?n me invadi? al sentir molestias en el pito, estaba teniendo una erecci?n.
Sal? con pasos presurosos temiendo que Arlette se diese cuenta, ser?a bochornoso excitarse con un criatura sentada encima.

Al irme a dormir rogaba poder so?ar con Bety, ya no recuerdo si la imaginaba o la so?aba de verdad al tenerla entre mis brazos, estaba consciente y con la voz de mi sobrinita me ped?a que le ense?ase a besar. Creo que aprend? m?s de ese sue?o que de las pel?culas rom?nticas donde los protagonistas hac?an eso.

Ahora todo era alrev?s, deb?a dormir cuando otros iniciaban su d?a y levantarme de noche. Luego de cenar mi desayuno fui a la habitaci?n de mi sobrina para leerle un cuentito y arroparla, cuando cerr? los ojos me acerqu? a su boquita para beberme su suave aliento sin poder resistirme a esos tiernos labiecitos que llamaban para ser besados.

(continuar?)

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