Del metro al cine

FECHA: 8/06/2013

Aquella mañana salí a disfrutar de una película al cine, con ganas de ver una nueva película que estaba de estreno. Me dirigí al cine de mi preferencia allá por el metro Juárez como era costumbre estaba especialmente abarrotada de gente en el metro, como todas las mañanas, pero tuve suerte de abordar rápido en la estación indios verdes y conseguí un buen sitio, a un lado de la puerta y en la siguiente estación subió una señora de muy buen ver, (quedamos frente a frente), yo iba vestido con pantalón de vestir negro y camisa vino.
Una vez acomodados, la señora quedo de frente a mi se cerraron las puertas y ella quedo pegada a mi, tanto que fue inevitable que mi pene se pusiera erecto no pude evitar fijarme en su escote que, insinuante, dejaba imaginar unos preciosos pechos cubierto por un bonito sostén que se medio trasparentaba por su blusa. Bajé la mirada hacia sus piernas y vi un pantalón que dejaban marcar unos muslos bien contorneados, todo un paraíso para la vista.
Pronto arrancó el metro y, aunque seguía mirando de reojo, procuré eliminar de mi cabeza las ideas que aquellos senos y muslos me estaban ofreciendo. El viaje transcurrió con la normalidad de cada día, hacia la estación guerrero se lleno mas el vagón y ahí fue donde la señora se dio cuenta de mi herramienta que aunque no muy grande pero si se sorprendió, no podía quitar la mirada de aquellos pechos divinos, ahí fue cuando ella se contoneaba al ritmo del viaje era delicioso mi pene quedo a la altura ideal de su vientre llegamos a la estación hidalgo ella descendió y yo quede con el pene muy duro, baje en la estación siguiente estación Juárez para dirigirme al cine. Llegue pedí un boleto para la función que iba a ver entre a la sala y cual fue mi sorpresa cinco minutos después entro la señora se sentó a no mas de tres butacas de mi entonces comenzó la película y no tarde mucho en volver a verla pero ahora hacia sus manos, poco a poco se iban acercando hacia sus muslos hasta que quedaron ocultas bajo un bolso que llevaba ella.
Miré a esa mujer a la cara y encontré un rostro de felicidad y satisfacción, su mano subía y bajaba lentamente bajo su bolso acariciando esa joya que toda mujer esconde entre sus piernas. Pronto paró y desabrocho su pantalón y lo bajo a los muslos para poderse acariciar mejor, dejó al descubierto una bellas braguitas de encaje que apenas podían esconder su sinuosa vagina, con mucho cuidado las apartó hacia un lado y quedó al descubierto su lindo pubis, cubierto por una pequeña capa de bello corto y castaño, esa vista me tenia loco ya me acariciaba también e de mencionar en la sala había otras dos parejas casi vacio por eso creo actuaba ella asi.
Dirigió su dedo de nuevo hacia su, ahora, desnuda entrepierna y comenzó de nuevo sus caricias, poco a poco sus labios comenzaron a separarse dejando una cavidad cada vez más húmeda. En ese momento yo ya estaba a su lado ella gemía muy bajito pero muy cachondo de placer y cada vez sus caricias eran más rápidas, mi miembro cada vez más erecto no paraba de presionar sobre mi pantalón.
Pronto deslizó hacia arriba una de sus manos que fue la encargada de bajar su brasier y sus pechos, quedaron solo protegidos por su blusa mostrando unos ricos pezones. Mientras se masturbaba sus manos, llenas de habilidad de colaron por la tela que separaba sus pezones de la desnudez. Empezó acariciar sus pechos, y poco a poco se iban endureciendo, al final de sus bellas cumbres dos fantásticos pezones rozados hicieron su aparición.
No pude aguantar más, baje el cierre del pantalon para sacar mi pene y quedara al aire, totalmente erecto, pero en el momento que mi mano se dirigía a él ella mi miró y me tomó ambas manos pidiendo que me estuviera quieto. Se arrodillo ante mí, tomo mi pene con ambas manos produciéndome una sensación de placer que jamás había experimentado, mientras una de ellas recorría todo mi miembro de arriba a bajo, lentamente la otra lo hacía alrededor del glande, mi pene parecía a punto de explotar.
Después de unas caricias y de creer que me correría como nunca frenó sus caricias, me bajo el pantalón un poco hasta los muslos y acercó sus labios a la punta de glande, el roce de sus labios alrededor me provocó varios espasmos de placer. Pronto introdujo todo mi miembro en su boca, lo recorría con sus labios y jugaba con su lengua en la punta mientras la otra mano recorría mi escroto y mi ano. En medio del éxtasis de la felación introdujo la punta de su dedo en mi ano, lo movía haciendo círculos y yo creía morir del placer. Notó los espasmos de mi pene que estaba a punto de eyacular, en este instante paró y con ojos de deseo separó sus braguitas. Estaba cliente y húmeda, sus labios totalmente separados dejaban que mis dedos se introdujeran en el interior de su cavidad y que pudiera acariciar su clítoris, gemía de placer y cada vez estaba más húmeda en ese momento tubo un orgasmo fantástico según ella y me mojo toda la mano. Después se deslizó hasta llegar a mi cintura paró, cogió mi pene, se separó las nalgas y allí lo colocó, ayudada por sus manos frotaba su ano con mi pene una y otra vez mientras yo lamía sus senos cada vez más firmes, los acariciaba con la suavidad debida mientras mordisqueaba sus pezones cada vez más erectos. Por fin, en un movimiento de cadera introdujo mi pene en su ranura, caliente, jugosa y llena de pasión comenzó a moverse sobre mí, subía y bajaba introduciendo y sacando mi pene de la vagina, paraba y hacía círculos, yo moría de placer y ella no dejaba de gemir en mi oido, cada vez con más fuerza hasta que en uno de los gemidos noté un parón en sus movimientos y un liquido caliente recorriendo mi entrepierna.
¡No pares ahora! Le dije, pero no podía moverse, sacó mi pene de su vagina y lo apunto hacia su culito, poco a poco dejó caer el peso de cuerpo y lentamente mi pené quedó totalmente dentro, continuó con sus movimientos haciéndome sentir placeres inimaginables para mí, no pude más, mi pené dejó escapar un enorme chorro de semen que inundó todo su culo, mientras me corría continuaba con sus movimientos pero esta vez mucho más lentos. Apretaba firme su culo, como si quisiera evitar que se derramara una gota de semen, cuando lo relajo y liberó mi miembro mis jugos se mezclaron con los suyos entre sus piernas.
No supe que decir ni que hacer, ella se vistió y se retiro por mi parte yo me coloqué el pantalón, ya estaba por terminar la película así que salí en busca de esa cachonda mujer pero fue inútil ya no la vi.

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