Fiesta de cumpleaños (Primera parte: la presentación de Sofi)
Hace 8 meses entré a la Universidad para hacer la carrera de ingeniero. En esta profesión hay muy pocas mujeres y desafortunadamente las pocas que hay, no son tan agraciadas, pero sí muy perseguidas, pues más vale tener un hoyo en donde jugar, que usar la mano para el desahogo personal.
Desde que entré a la Facultad de Ingeniería, me hice amigo de un chico que es sueco y habla español con acento extranjero e incluso tiene dificultad para expresarse bien, pues solamente ha estado en México por 10 meses. Él se llama Fredrik, pero todos le decimos Fred. Como yo hablo inglés bastante bien, desde que iniciamos la carrera nos hicimos amigos, pues yo le he ayudado mucho para que no tenga problemas por el asunto del idioma. De hecho creo que casi soy su único amigo, pues solamente se lleva bien conmigo, con Rosalinda (que es la más agraciada de nuestras compañeras) y con Javier, que también le ayuda un poco con el idioma. Los cuatro hacemos trabajos y tareas juntos y la pasamos bien, pero Javier participa muy poco, pues siempre que puede se aleja para estar con su novia, que estudia ahí mismo la carrera de psicología. Entonces Javier no cuenta. Los tres restantes sí somos muy unidos.
Yo soy Sofi, pero en la escuela todos me conocen como Luis y para no tener problemas o tener que dar explicaciones, en la escuela me comporto como Luis, aunque se me antojan muchos de mis compañeros, especialmente los que tienen un buen cuerpo, con sus nalguitas bien paradas y más aún los que se ve que tienen un gran paquete entre sus piernas. En esta simulación incluso me he cogido a Rosalinda 2 veces, para callar cualquier duda respecto a mi orientación sexual (los ingenieros somos muy machos). Entre los compañeros que más se me antojan está desde luego Fred, que se ve inmediatamente que tiene un tamaño enorme entre sus piernas y además es guapísimo, con unos ojos azules preciosos y es enorme pues mide más de 1.90 y supongo que su caramelo es igual de grande.
Hasta antes de la fiesta que les voy a relatar, cuando Fred y yo hablábamos de sexo, los dos sabíamos que nos habíamos cogido a Rosalinda varias veces cada uno. Incluso habíamos platicado que sería bueno hacer un trío, pero nunca encontramos la manera de decírselo a Rosalinda. A mí me interesaba mucho lo del trío, porque así podría ver en vivo y a todo color la verga de Fred, con la que había soñado y me había imaginado como me daría una buena cogida.
También al hablar de sexo, se notaba que Fred era de otra cultura sexual, totalmente abierta y diferente a la nuestra. Los mexicanos seguimos teniendo muchos miedos a la apertura sexual, por eso muchísimos de nosotros seguimos ocultos en el closet, escondidos y temerosos de ser descubiertos. Les digo que Fred es muy abierto, porque él me platica de que en su casa, sin censura alguna, sus papás y sus hermanos pueden estar desnudos o en ropa interior y no tienen problema. De hecho me ha comentado que él ha visto como sus papás flirtean y se acarician como invitándose a coger muchas veces y que no lo ve con malos ojos, sino como un acto natural. Me cuenta que cuando su papá tiene ganas, simplemente se acerca a su mamá, le acaricia las nalgas o las tetas o ambas cosas y se besan y desaparecen, para ir a coger en su habitación.
La familia de Fred está compuesta por el papá que se llama Gustav y tiene 46 años, la mamá que se llama Ilonka y tiene 42 años y les comento que está buenísima (la vi en una ocasión que vino a recoger a Fred a mi casa donde estábamos haciendo un trabajo de la escuela junto con Rosalinda y traía minifalda y un top chiquito que difícilmente cubría sus enormes senos; sus piernas son firmes y bien torneadas y un culo muy paradito, pero también enorme; ella es rubia natural, con ojos verdes preciosos y su cara es de una modelo profesional (¡Qué ganas de estar tan buena como ella!, sería padrísimo que cuando dejo salir a Sofi se pareciera a Ilonka). Un hermano mayor que se llama Franz de 21 años, mi amigo Fred de 19 años y los mellizos que acaban de cumplir 18 años y se llaman Karl y Karla (se ve que Gustav e Ilonka tenían perfectamente clara la decisión del nombre, ¿qué hubiera pasado si ambos hubiesen sido hombres o ambas mujeres?). De toda la familia de Fred, yo solamente conocía a Fred, a su mamá que vino por él a mi casa. En esa ocasión Fred durmió en mi casa para terminar el trabajo en dos días y a Franz que también estudia en la misma universidad, pero economía (Franz también es muy guapo y se ve que tiene lo suyo entre sus piernas y tiene fama de que todas las viejas se le entregan fácilmente y que es muy cogelón. Esta es una de las ventajas de ser un hombre guapísimo).
Cierto día Ferd me dijo. Oye Luis te invito a mi casa, porque vamos a festejar el cumpleaños de mis hermanos los mellizos que acaban de cumplir 18 años hace poco tiempo, pero será hasta este próximo fin de semana que los festejaremos. Trae tu traje de baño, pues en la casa hay alberca y una muda de ropa para que te quedes a dormir. Te espero el sábado a las 12:00 del día y regresas a tu casa el domingo por la tarde, ¿aceptas?
Yo (Sofi) acepté encantada pues tendría la oportunidad de ver a Fred y a Franz en traje de baño o incluso desnudos al cambiarnos de ropa al traje de baño o al ponernos el pijama, etc. Estaba muy ilusionada con esa probabilidad de poder estar cerca de ellos y conocerlos desnudos. Lo que no sería posible era presentarme ante ellos como quisiera: con mis medias y liguero, mi tanguita, un bra con encaje y con tacones, complementados con una faldita de colegiala y una blusita sexy. ¡Qué lujuria! Pero Fred ni se imaginaba que yo era Sofi.
Lo que yo no sabía, era que me tenían preparada una sorpresa padrísima para festejar a sus hermanos mellizos.
Llegó el sábado y en punto de las 12:00 estaba yo tocando a la puerta de la casa de Fred. El papá de Fred trabaja para una empresa sueca muy importante a nivel mundial y es el director general de la filial en México y por supuesto, la casa que estaban rentando era una casa enorme, con alberca techada (aunque el techo podía moverse eléctricamente para dejar entrar el sol), gimnasio y vestidores para hombres y mujeres, un gran jardín y tenía de todo: sala, comedor, salón de juegos, cocina enorme, sala de televisión, un despacho para el papá, un estudio para los hijos en donde podían hacer sus tareas y 6 recámaras cada una con su baño y vestidor. De las 6 recámaras, una era para los papás y cada uno de los hijos tiene su propia recámara y una más para visitas. En esta última sería en la que me iba yo a quedar, pues era la única invitada para pasar la noche.
En cuanto llegué, Fred me llevó a mi recámara para dejar mi pequeño equipaje y de inmediato fue a presentarme con su familia. Saludé a Franz y a Ilonka que ya los conocía y tuve la oportunidad de presentarme con los mellizos, a quienes felicité con un abrazo, especialmente apretadito para Karl entregándoles a cada uno su regalo y conocí a Gustav el papá, que de una vez les comento que es un portento de hombre. Alto, muy bien presentado, con sus nalguitas paraditas, con espaldas anchas y fuertes y ¡vaya! es un hombre extremadamente guapo y mejor que cualquiera de sus hijos. Además su voz es preciosa y profunda, con un claro acento extranjero, pero con un timbre que podría ser locutor de televisión sin problema, tanto por su físico escultural, como por su bella voz. En verdad que los padres de Fred son muy bonitos los dos y muy placenteros a la vista, como dicen ahora: son muy “hot”, vestidos a la moda e impecables en sus personas. Es fácil de entender por qué los hijos son tan bonitos todos ellos. Incluso se parecen mucho entre sí y podrían formar parte de un ballet, pues los 4 hombres (el papá y los 3 hermanos miden entre 1.90 y 1.95). ¡Ay Dios! Se siente una tan bien estando entre tantos hombres tan guapos…
Una vez terminada la presentación y un mínimo de plática los papás desaparecieron. Fred me dijo que fuéramos a buscar mi traje de baño para meternos a la alberca, su traje estaba en el vestidor de hombres que daba servicio a la alberca y al gimnasio. Ni tarda ni perezosa, fui por mi traje de baño y nos dirigimos al vestidor de hombres para cambiarnos. En el vestidor estábamos al mismo tiempo Franz, Fred, Karl y yo, pues Karla estaba en el de mujeres. Mientras nos cambiábamos Franz hizo un comentario al que en ese momento no hice caso, refiriéndose a que sería divertido jugar conmigo. Fred y Karl se rieron y yo simplemente no entendí el motivo ni pregunté por qué, sino que supuse que por ser la invitada, me estaba dando una especie de bienvenida.
Lo que a mí me sorprendió era que no llegaban los invitados a la fiesta de cumpleaños. Pero le pregunté a Fred y me dijo que finalmente sólo estaríamos la familia y yo. Por algún motivo la fiesta se había cancelado y la verdad me daba igual.
Mientras nos cambiábamos, casi de manera descarada los tres hermanos me dejaron ver sus vergas y yo muy contenta pude apreciar cada una de ellas, aunque en ese momento todas estaban en reposo. La de Franz era una verga larga pero lo que llamaba la atención era su grosor, ¡vaya que si la tenía gruesa! Yo me imaginé cómo se sentiría tenerla adentro y mi culito se estremeció. La de Fred era una señora verga; más larga que la de Franz, pero también gruesa, venosa, deliciosa, ¡¡¡mmmmmm!!! con solamente verla me sentí agasajada y la de Karl era de buen tamaño, pero menos rica que la de sus hermanos, tal vez a sus 18 recién cumplidos le faltaba crecer un poco, aunque desde luego me encantaría tenerla dentro de mi culito, siempre deseoso de ser penetrado.
Todos nos metimos a la alberca y platicamos, jugamos un poco y estábamos muy contentos. Karla se unió a nosotros con un traje de baño completo, cruzado al frente en color negro, que contrastaba con su piel blanca y que le hacía una cinturita hermosa. Su cuerpo estaba extremadamente bien desarrollado, sin llegar a estar tan buena como Ilonka, pero aún así se veía buenísima. Sus ricas tetas son muy firmes, grandes, jugosas y sus pezones paraditos, unas nalgas bien paradas y enormes, su cintura breve y las piernas hermosas al igual que las de su mamá. Karla también tiene un cuerpo que me encantaría tener yo, para que Sofi fuera verdaderamente hermosa. Viéndolas juntas, Ilonka y Karla son parecidísimas y no solamente son bonitas, sino que están buenísimas.
Después de nadar y platicar un rato, yo me sentía muy bienvenida y pensé que me integraba rápidamente al grupo. Entonces dijo Karl: “bueno pues que empiece el juego”. Franz secundó la moción y dijo: “Sí. Fuera ropa y juguemos y celebremos sus cumpleaños”. De inmediato los tres hermanos se desprendieron de sus trajes de baño y quedaron completamente desnudos. Karla y yo nos quedamos con nuestros trajes puestos, yo muy sorprendida, pero Karla estaba en espera de ser atendida, cosa que yo no sabía. Pero Franz se acercó a ella y le dijo: “princesita, por favor muéstranos tus encantos. ¿Quieres que te ayude con tu ropita?” Ella me miró aceptando y mientras Franz se ocupaba de encuerarla, le preguntó si yo no me iba a encuerar también. Por lo que una vez que Karla quedó desnuda, pude ver que estaba casi totalmente depilada, dejando un poco de vello en la parte superior de su rajita. Entonces Franz se acercó a mí y me preguntó: “¿Tú también quieres que te ayude, o puedes solito?” Y sin esperar respuesta, se acercó a mí junto con Karla y entre ambos me sacaron el traje de baño. Franz me tomó de la mano, y como si estuviéramos bailando levantó su brazo y me hizo dar una vuelta completa. Karla solamente dijo que le parecía muy bien lo que se le presentaba y Franz también aprobó lo que estaba viendo.
La verdad yo estaba tan asombrada, que ni me había dado cuenta de dos cosas: 1.- que la verga de Franz ya estaba erecta y 2.- que Fred y Karl se estaban besando al otro lado de la alberca. Una vez que me di cuenta de ambas cosas y que Karla notó que ya había visto a sus hermanos besándose, me tomó de la cintura y me invitó a que los acompañáramos, llevándome hasta donde estaban Fred y Karl. Franz venía detrás de nosotras muy cerca y nos aventaba agua con las manos y nos decía que no nos calentáramos, que esto iba despacio.
En lo que íbamos hacia sus hermanos, una chica del servicio doméstico llevó refrescos y botanas y ni se inmutó, como si ver esto fuera cosa de todos los días. Durante todo el tiempo que estuvimos en la alberca, la misma chica se dejaba ver de vez en cuando, ya sea para traer más comida, refrescos y jugos o para llevarse platos sucios. Esta muchacha estaba con uniforme, de vestido blanco y un delantal negro. El vestido era cortito, de lycra, muy pegadito a su cuerpo y bastante escotado y el delantal breve, para no tapar nada del cuerpo de la chica, podría decirse que debajo de ese minúsculo vestido solamente había el cuerpo de la niña. Ella era morena clara, como de 1.75 (casi mi estatura, pues yo mido 1.77), con sus nalguitas muy paraditas, unas buenas piernas y las tetas eran grandes y se veía que caían como una gota de agua, pero firmes; la cintura era muy pequeña y su caminar era impresionantemente sexy, como si estuviera en una pasarela de modelaje. Total que hasta la sirvienta de la casa era una mujer digna de verse y aún más, era digna de tocarse y de encamarse con ella. Cada vez que la veía, pensaba: si esta nena tuviera verga y quisiera darme una buena cogida, ¡cuánto iba yo a disfrutarla! No cabe duda de que soy toda una puta.
En cuanto llegamos junto a Fred y Karl, se separaron y cargando a su hermana la sentaron a la orilla de la alberca, con los pies dentro del agua y cada uno de ellos se sentó a su lado. Entonces yo miré a Fred como buscando una explicación y él solamente me dijo que estuviera tranquila y que me encantaría jugar con ellos. Franz se acercó al trío que estaba sentado a la orilla de la alberca, tomó una verga en cada mano y metió su cara entre las piernas de Karla, para lamer sus labios vaginales y meter su lengua hasta acariciar su clítoris. Ella se recostó y comenzó a disfrutar de la mamada que le daba Franz. Entonces Fred y Karl se acostaron junto a ella y comenzaron a mamar sus tetas y a acariciar todo su cuerpo, hasta hacerla gemir de placer y contonearse a las diferentes sensaciones a las que estaba siendo sometida. Yo estaba parada junto a Franz sin saber qué hacer, pero ya se imaginarán que estaba calientísima. La escena era de una orgía entre hermanos y la forma en que disfrutaban todos era maravillosa y se ve que no había censura alguna. En eso, Franz alejó su cara de la vagina de Karla y me dijo: “¿No quieres participar? Estoy seguro de que tienes ganas de menearme la verga, acércate y comienza a masturbarme y disfruta de la fiesta que estamos haciendo en tu honor” Y sin pensarlo más me acerqué y tomé entre mis manos su gruesa verga para acariciarla y al mismo tiempo, sobar y apretar una de sus nalgas que estaba muy firme. Franz continuó diciéndome: “Esto te va a gustar tanto, que no solamente vas a ser putito, sino que vamos a hacer de ti la reina de la fiesta”.
Luego les dijo a sus hermanos, háganse para atrás, para salirme de la alberca y que este putito me mame la verga. Ante tanto desconcierto, yo busqué una explicación de Fred, pues la seguridad con que Franz me decía que yo era puto era muy desconcertante, aunque fuera verdad a medias, pues más bien soy puta.
Fred, Karl y Karla se alejaron de la alberca y se acostaron en el pasto, dando espacio para que Franz se hincara frente a Karla totalmente afuera de la alberca; justo antes de comenzar a lamer el clítoris de Karla, Franz se volteó hacia mí y me hizo un ademán con la cabeza invitándome a que me saliera del agua yo también y le mamara su verga. Yo seguía buscando la cara de Fred, para que me diera una explicación de lo que estaba pasando, pero la lujuria es un sentimiento muy fuerte, por lo que me salí de la alberca para encontrarme con la verga de Franz y volverla a tener entre mis manos. Pero la duda era tan grande que me levanté y me puse a observar a los hermanos mamando y abiertamente calentándose. Las tres vergas estaban perfectamente erectas, los pezones de Karla duros como rocas y todos gimiendo de placer.
Cuando Franz y Fred vieron que yo no estaba participando y que mi verga estaba erecta pero no completamente, entonces se separaron y me preguntaron que por qué no estaba yo jugando con ellos, que estaban seguros de que me encantaba este juego y que lo estaban haciendo para que yo fuera la reina de la fiesta. Como me hice la desentendida y puse cara de interrogación, entonces Franz le dijo a Fred: “Dile la verdad, porque si no, esta putita no va a entrar al juego y tengo muchas ganas de ella”.
Fue en ese momento cuando supe todo lo que sucedía. En una de mis visitas al cine porno Franz me había visto y pudo darse cuenta de la existencia de Sofi. Cuando voy al cine porno a veces voy de Luis, en rarísimas ocasiones voy de Sofi (solamente he ido como Sofi dos veces y ya les contaré cómo me fue), pero lo más frecuente es que vaya media vestida, con mis pantimedias y una tanguita, debajo de mi pantalón y en ocasiones me pongo un pequeño brassiere, para completar mi atuendo de puta.
Franz les dijo a sus hermanos, les contaré con detalle cómo fue que vi a esta putita y por qué está invitada hoy, entre otras cosas, para darle satisfacción a Karla que le gustan las mujeres. Karla no dijo nada, pero mirándome de la manera más sexy que puedan imaginarse, se lamió los labios y luego se chupó el dedo medio de su mano derecha. ¡Era notorio que es muy puta!
Así fue como Franz hizo el relato. Un sábado que estaba caliente y todos ustedes tenían cosas que hacer, me fui al cine porno a ver alguna película, pero más bien a buscar una buena verga o un culito para coger. Estando dentro del cine, me di cuenta que tres filas delante de mí había alguien que estaba agachado y supuse que estaba mamando una verga, pero en las filas de adelante y atrás de donde estaba el agachado, había muchos que contemplaban la escena y se me hizo raro, pues es de lo más normal que haya gente mamando verga en el cine. Me acerqué para ver y entendí la razón de esto, pues el que estaba agachado se dejaba que le metieran el dedo en el culo y ni protestaba y si le ofrecían otra verga la mamaba. En cuanto me acerqué, el chavo que estaba sentado no aguantó más y se vino en plena cara del mamador, éste se levantó y se fue al baño de inmediato.
Varios de los que estábamos mirando lo seguimos al baño, pero se encerró en un cubículo y no salió hasta estar limpio de la cara. En cuanto salió del cubículo pude ver que era esta putita y desde luego no permití que me viera, pero tampoco perdí detalle. La muy puta lo que hizo fue parase frente a uno de los mingitorios y se bajó los pantalones hasta las rodillas, mostrando a todos los que estábamos viéndola que traía sus pantimedias y tanga. Incluso un chavo le dijo “eres muy puto” y esta niña contestó: “soy putita, que ¿no se me nota? Ven y compruébalo”. El chavo se acercó y ella se inclinó, tomo su verga y le dio una mamada extraordinaria delante de todos en el baño, hasta que el chavo se vino en su boca y la muy puta nos enseñó la lengua llena de semen y luego se lo tragó, sin soltar la verga del chavo, luego volvió a inclinarse y le limpió la verga a base de besos y lamidas. Además mientras mamaba verga, otro le metió la mano por dentro de las pantimedias y haciendo a un lado el hilo dental, le metió dos dedos por el culo y todos podían acercarse y meterle la mano y bien puta se dejaba y movía su culito para que se la dedearan muy rico. Debían de haber visto y oído como gemía y jadeaba de placer por la mamada y la dedeada que le estaban propinando. Podía verse como disfrutaba de ser el centro de atención de todos y una vez que terminó de limpiar la verga del que se vino en su boca, le ofrecieron dos vergas y las mamaba alternadamente mientras ofrecía su culito a toda la concurrencia. Lo que noté, dijo Franz, es que se cuida bien la muy puta, pues uno quiso cogerla delante de todos y ella no se dejó por que no tenía condón y le dijo que si se ponía condón, podría hacerla su mujer delante de todos. Finalmente se les estaba yendo viva la paloma, cuando otro con condón en mano le mostró la verga y ella lo atendió de inmediato mamándosela y sacando el condón se lo puso con su boquita mamadora y delante de todos le dio el culo, para que se la cogiera. Finalmente el muchacho se la metió hasta venirse en el condón, se salió de la putita y se fue. Ella regresó a la sala de exhibición, se chupó otras dos o tres vergas más y salió de ahí muy satisfecha. Para terminar, déjenme decirles que una vez que se fue, me quedé tan caliente de verla en acción, que en cuanto vi a uno que estaba muy rico de sus nalgas, le ofrecí cogérmelo y aceptó. Como yo también estaba preparado con condones me lo cogí ahí mismo, para quitarme la calentura que me había dejado tu amiguita Fred.
Entonces Fred agregó que cuando Franz le contó a toda su familia lo que había visto (pero sin tanto detalle), propuso que me invitaran para hacerme una fiesta particular. Todos estuvieron de acuerdo y Fred fue el encargado de invitarme, sabiendo que me gustaría mucho ser el centro de atención de toda la familia. Conforme Franz platicaba de mis puterías en el cine, me puse muy caliente imaginando lo puta que me habría visto en el cine. Lo mucho que Franz había disfrutado viéndome con mis medias y mi tanga y como chupaba la verga de otros hasta que me dieran su leche y como metían sus dedos en mi culito, dilatándolo hasta que pudiera caber una verga enorme y cómo me movía y gemía mientras me estaban cogiendo. Me imaginaba como todos en el cine me veían caminar como toda una mujer, moviendo mis nalguitas y siendo el centro de atención de muchos de los espectadores es día; que para mí debió haber sido riquísimo. La verdad es que voy con frecuencia al cine y no podría saber la fecha en que me vio Franz, pero tal vez era reciente, pues lo platicó como si hubiese sido el día anterior. Con lujo de detalles, la forma en que abría la boca para dejar entrar la verga hasta la garganta y como me cogían por la boca y como dilataban mi culo y como mi se veía mi verga erecta a través de las pantimedias. ¡Uf, qué calor! ¿Verdad que soy muy puta?
Se ve que Karl también se calentó con el relato, pues dijo: “Ya hombre, que empiece el juego”. Franz dijo que le parecía bien y que proponía que los hombres (señalando a él y a sus hermanos) jugaran contra las mujeres (señalando a Karla y a mí). La manera en que Franz se refirió a mí como mujer fue un tanto humillante, pues más que una invitación a una orgía era una especie de discriminación y me sentí herida. Luego dijo algo en sueco (obviamente para que yo no entendiera) y los 4 hermanos se rieron y yo me sentí muy mal por la forma en que estaba siendo tratada, y aunque era bueno saber que ellos ya estaban enterados de la existencia de Sofi, mis ojos se llenaron de lágrimas y salí del área alberca corriendo hacia el vestidor. La verdad es que mi lado sensible y femenino salió a flote y las mujeres de pronto nos ponemos lloronas y sufrimos por tonterías, pues lo importante era que me iban a coger y había que gozar el momento.
Fred fue tras de mí y me dijo que Franz era muy brusco y muy seco al expresarse, pero que había sido su idea invitarme porque tenía ganas de hacerme suya y que ya lo había comentado con sus papás, para pedir la autorización de invitarme. Que la fiesta había sido un pretexto para que yo viniera a su casa y que no tuviera miedo, que todo estaría bien. Me dijo: “mira no te aflijas, vas a ser la reina de la fiesta y le vas a quitar el lugar a Karla, que siempre termina siendo la reina junto con mi mamá. Mejor acepta la situación rápido para no perder tiempo y vamos a divertirnos, seguro que vas a pasar un fin de semana único y memorable”. Entonces comprendí que todo estaba planeado con el único fin de que Franz fuera mi picador y que me haría su mujer, lo que era una situación desconcertante, pero apetecible. Sofi podía salir a la luz y nada la detendría, al menos por este fin de semana. Entonces Fred me preguntó si tenía ya un nombre de chica y le dije que sí, que me llamaba Sofi, entonces me tomó de la mano con cariño, me besó en los labios con mucha ternura y al salir del vestidor, me tomó de la cintura y les dijo a sus hermanos: “les presento a Sofi. Ella está de acuerdo en divertirse con todos nosotros”.
Eso me volvió a sorprender, pues yo había entendido que solamente estaría con Franz un rato, en lo que me hacía su mujer y que todo lo demás sería como si nada estuviera pasando. Pero el destino y la familia de Fred me tenían preparada una fiesta maravillosa.
Quiero agradecer a todos mis lectores su paciencia para leerme y verdaderamente espero que disfruten de la lectura de mis relatos. Si no tienen inconveniente, les seguiré escribiendo y por lo pronto estoy ya mandando la segunda parte de esta maravillosa fiesta de cumpleaños.
Todos, absolutamente todos sus comentarios serán leídos, contestados y tomados en cuenta, pues mis ganas de escribir se las debo a ustedes. Por favor envíen sus comentarios a sofí.tv_facil@yahoo.com.mx para estar en contacto.
No dejen de leer las siguientes partes de esta fiesta de cumpleaños, que seguramente les va a calentar la cabeza y algo más.
Besos de su amiguis,
Sofi
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