
El engaño duele…
No sabía cómo hacer para asimilar lo que había vivido en aquellos minutos. Un torbellino de emociones me invadió la mente. Desilusión, bronca…excitación. Necesitaba irme lejos de allí.
Encontrar a mi novio con otra mujer me había descolocado. En lugar de armar un escándalo, me quede detrás de la puerta observando como él lo hacía con ella y yo solo atine a quedar mirando con cierto morbo aquella escena a tal punto de terminar excitada.
Hui del lugar, subí al automóvil y maneje sin dar cuenta donde estaba y a donde iba, cuanto más aceleraba, mis pensamientos pasaban como en una película queriendo estrellarse en el parabrisas junto con todas las lágrimas que me estaban ahogando. Necesita desahogarme, gritar. Llegue a una esquina, de algún lugar y frene de golpe al escuchar que algo había dado en el auto.
Lo que me faltaba. Pare y baje a mirar. Algo había roto el neumático delantero y no podía continuar, yo no tenía la menor idea que hacer y no encontraba el teléfono móvil para llamar al auxilio mecánico, seguro lo había olvidado en el edificio, en el apuro de salir de aquel lugar lo deje en una de las mesas, esa maldita costumbre de llevarlo en la mano.
Tendría que buscar ayuda.
A pocos metros había un bar abierto. Fui hasta allí a buscar un teléfono. Al entrar sentí las miradas posarse en mi, claro yo vestida con una falda tan corta y tacones tan altos y la mayoría de los clientes de allí eran hombres, sentados bebiendo cervezas y otros jugando al billar, muy pocos en compañía femenina.
Lentamente me dirigí hacia el mostrador, mi presencia en ese recinto no era para una chica sola, pero hoy lo necesitaba. Le comente al cantinero que había tenido problemas con mi auto y precisaba un teléfono para llamar al auxilio, me dijo muy amablemente:
- No se preocupe beba tranquila una copa, que tenemos alguien que puede ayudarla, tiene su taller a unos metros, y está ahí jugando - señalando a un hombre que estaba en las mesas de billar. - Mateo! Grito el hombre llamándolo. - Ven aquí la señorita necesita tus servicios! - es el mecánico del barrio dijo.
Aquel hombre dejo el taco y se dirigió hacia nosotros.
Jeans ajustado, camisa semi abierta y una sonrisa brillante que deslumbraría a cualquier mujer, nos miramos de pies a cabeza y saludo, pregunte si podría ayudarme, respondió que sería un placer ayudar a una bella dama en apuros. -solo le pido a que espere a que termine mi juego - me dijo. Yo no tenía prisa, la verdad es que quería desparecer en la noche y no volver a mi casa. Pedí una copa para olvidar mis penas mientras miraba aquel lugar ajeno a donde yo sabía moverme, me pareció agradable y comencé a sentirme distendida. Me acerque a las mesas de juego a ver la partida. El mecánico cruzo miradas conmigo varias veces, me di cuenta como me miraba, sería por cómo yo estaba vestida, me había puesto muy sexy para mi novio esa noche y el muy cretino se estaba divirtiendo con otra.
Se notaba que sabía jugar y que bien se movía, era un tipo guapo, buena piel, músculos firmes y una barba oscura incipiente que lo hacía más sexy. A cada bola que metía se lo festejaban. Se notaba que era la estrella del lugar. Termino ganando, se acerco a mí y dijo: - me ha traído mucha suerte esta noche señorita, ahora vamos que soy todo suyo.
Salimos juntos a la calle hasta donde se había quedado mi auto. Estaba bastante oscuro para ver, dijo que remolcaría el auto hasta su taller que estaba a unos metros para trabajar mejor. - así no estamos aquí que puede ser peligroso, mas para usted - dijo.
Acepte por supuesto, toda esta situación había hecho por un momento que olvide la traición de mi novio. Fui con aquel hombre hasta su taller y me quede mirándolo mientras cambiaba el neumático. Cada tanto me miraba de reojo, quizás noto mi intranquilidad.
- Puedo preguntar que hace una chica guapa como usted sola por este barrio? –pregunto.
- Me perdí. Hoy no es una buena noche para mí. Quise ir lo más lejos posible y aquí estoy. Y apenas se manejar. - Y me reí…para no ponerme a llorar delante de él.
- Parece intranquila. No tome a mal lo que voy a decir, pero si es por un hombre y es quien la ha hecho sufrir hoy no la merece. Al verla a usted uno tiene la sensación de estar con un ángel hecha solo para amarla y disculpe mi atrevimiento.
Solo hizo que yo riera con ganas. No estaba errado en sus comentarios. Nunca había sido infiel, había sido mi primer novio y el único hombre en mi vida, solo tenía ojos para él y ahí estaba con un hombre desconocido que adivino lo que yo deseaba en mi interior. Había hecho que yo comenzara a mirarlo de otra forma.
- Tiene razón, él no me merece. Debería comenzar a mirar a mí alrededor. – dije mirándolo a él.
- Pues sí. Aquí me tiene a mí. Estoy libre para lo que guste.
Se veía fuerte, atractivo, trabajando duro y ensuciándose a esa hora solo para ayudarme. Empecé a alimentar esa fantasía de sentirme por un rato una chica mala e infiel y terminar por seducirlo. Estábamos solos, ¿porque no? , un hombre y una mujer…
- Me gustaría tomar algo ¿tiene algo aquí? – dije
- Si. Yo vivo aquí atrás. Que quiere ¿le gustaría una cerveza?
- Si claro, decime donde están y yo voy por ellas.
- Yo la acompaño. Así conoce el camino y mi humilde morada.
Cruzamos un patio y entramos a la cocina. Tomo de la heladera dos cervezas, las abrió y me acerco una.
- Brindemos – dijo – por vos… ¿no me has dicho tu nombre?
- Carla!
- Por la hermosa Carla y por ese neumático roto que la ha traído hasta aquí…jajá
Nos tomamos un par de cervezas mientras charlábamos. Era un tipo agradable, simpático, seductor.
- Bueno es hora de volver a trabajar – me dijo.
Mientras él continuaba yo subía a mi auto y puse música, como para ambientar. Lo mire a los ojos con una sonrisa y le dije – Esta noche quería ir a bailar ¿Te gustaría bailar conmigo? – y le extendí mi mano, invitándolo.
Quedo sorprendido mirándome. Extendí los brazos hacia él y lo mire a los ojos rogándole que acepte mi invitación. Sus fuertes manos tomaron las mías con delicadeza y sentí el calor de su cuerpo acercarse a mí, había química entre ambos. Como si ya nos conociéramos.
- Vamos abrázame.Te doy permiso de que hagas lo que quieras hoy conmigo.- dije Mientras bailábamos y nuestros cuerpos se rozaban.
El deseo iba creciendo. Sentí su aliento caliente en mi cuello y mi corazón comenzó acelerarse. Deseaba el calor de un hombre que me acaricie, mientras me dejaba llevar por el instinto. Sus manos ardían en mi espalda y un burbujeo se extendió por mi vientre haciendo que mi sexo comenzara a palpitar encendiendo mis ganas.
Yo tendría que tomar la iniciativa, necesitaba desahogar y estaba muy caliente para continuar reprimiendo mis ganas por un hombre. Puse mis manos en sus glúteos para acercar su sexo al mío y comencé a besarlo suavemente. No pudo contenerse así que fue tomando confianza y comenzó a besarme más. Dedicado era para el arte de los besos y que bien lo hacía, suavemente explorando mi boca, mis labios, Dios como me gustaba! Siguió por mi cuello y por mis orejas. Estábamos excitadísimos.
Se detuvo un instante y me dijo que espere, fue a cerrar el portón del taller, luego fue hacia un lavado a limpiarse las manos, volvió rápido y me levanto entre sus brazos para ponerme acostada sobre el capot del automóvil, ahora sí que estaba dispuesta a todo y el parecía querer dármelo. Comenzó a con suavidad a besar mis pies, después bajo lentamente por mis piernas, mis muslos y sabía lo que venía. Estaba ansiosa de sentirlo, lo hacía tan bien que me estaba enloqueciendo con su lengua. Llego hasta mi pubis y aparto la diminuta tela que tenía puesta y comenzó a besar mi sexo sin parar. ¡Oh me estaba matando de placer!! Comencé a sentir los espasmos y mis gemidos eran imparables. – Eres hermosa – me decía, mientras lentamente me quitaba la ropa. Me dejo desnuda solo con mis sandalias puestas.
- Así hermosa, te ves fantástica! – dijo mientras acariciaba mis senos entre sus grandes manos. Tenía destreza en sus dedos para tocar y me encantaba lo que arrancaba en mi cuerpo.
Yo estaba ya entregada para lo que el deseara de mi. Estaba ansiosa y quería ver lo que tenía para mí. Fui a su pantalón directamente, buscando sentirlo. Me dijo -¿quieres ver? - ¡Sí! – Conteste con ganas – ¿Quieres besarlo? - ¡Sí! – Volví a contestar, ansiosa por ver.
Se quito la camisa dejando su torso desnudo y lentamente comenzó abrir su pantalón. Debo decir que se veía…precioso…descomunal! Y fue lo que salto ante mi vista. Quede totalmente sorprendida con el tamaño de su miembro que brillaba ante mis ojos.
- ¿te gusta? – me dijo mientras yo solo lo miraba sorprendida.
Yo no tenía mucha experiencia con los hombres solo conocía uno y esto me parecía lo máximo. Claro que me gustaba lo que tenía frente a mis ojos, era hora de probar otros manjares. Mis manos ansiosas tomaron la delantera, suavemente mis caricias fueron bajando por su pecho hasta que su falo quedo entre mis dedos para sentirlo de tal forma, que la humedad de mi sexo se corrió entre mis muslos. Busque besarlo pero mi boca resultaba pequeña para todo ese pedazo. Pero lentamente fui adquiriendo habilidad hasta llegar a adaptar mis labios para no dejar nada sin devorar. Creo que hacía mucho tiempo que no lo hacía con tantas ganas como en ese momento, estaba alucinada con su forma, con su textura, con su sabor. Ese hombre estaba despertando a mi verdadera mujer, no dejaba de acariciarme y decir lo mucho que le gustaba lo que le estaba haciendo yo. Sus palabras me estimulaban a tal punto que no daba más de deseo de sentirlo todo dentro de mí. Me di vuelta y puse mis manos sobre el capot del auto, abrí mis muslos en clara señal de querer que me penetre, fue tan delicado al comenzar buscando sentir mi humedad que estaba preparada para recibirlo, al comienzo fue doloroso, que el tamaño importa en algunas ocasiones, pero fue tan fugaz porque el placer comenzó a subir por las fibras de mi cuerpo con cada centímetro que iba entrando. Aquel pedazo entraba y salía de mí arrancándome alaridos de placer con cada embestida que me llevaron al éxtasis en segundos varias veces, dejando mis piernas débiles y temblorosas. El era vigoroso y estaba dispuesto a darme más hasta dejarme completamente saciada.
Me alzo entre sus fuertes brazos y volvió a penetrarme como una estaca en mi interior hasta dejarme sin aliento. Y volvió a embestirme con fuerza, de una forma dura y sin parar hasta dejarme al borde de quedar desfallecida de tanto placer. No podía reponerme de aquella oleada de orgasmos que estaba teniendo. Volvió a colocarme sobre el capot del auto mirándolo a él para que vea como jugaba con su miembro en mi sexo que ardía, lo frotaba en mi clítoris para que siguiera gozando la sensación de no terminar jamás y volver nuevamente a darme otra batalla donde iba a darme hasta que volviera a quedarme sin aliento. Así me tuvo no se cuanto tiempo hasta sentir que estaba agotada de irme una y otra vez y esperar que él dejara su última gota sobre mí en un último arrebato que terminamos gritando de satisfacción.
Que mas voy a contar, aquella noche no volví a mi casa. Mi novio… es historia y cuando mi automóvil o yo necesitamos un service tengo donde encontrar lo que necesito…un buen mecánico.
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