
Termino temprano el trabajo en la oficina y era una hermosa tarde para disfrutarla. Pensó en pasar por su novio y sorprenderlo. Hacía tiempo que no tenían una salida especial y lo necesitan. En lo últimos meses las actividades de ambos no dejaban demasiadas horas para que estuvieran juntos. Estaban proyectando casarse a fin de año, a ella le parecía precipitado, pero les iba bien y eran una pareja aparentemente perfecta. Tenían todo.
Antes de ir a buscarlo paso por su casa a prepararse, lo llamo antes por teléfono para preguntar si estaría en la oficina, dijo que tenía un par de horas más, que no lo esperara temprano.
Sabía entonces en donde encontrarlo. Hizo la reserva en un restaurante del puerto para cenar, y luego se dio un baño de espuma para relajarse, quería lucir preciosa para él. Busco la lencería mas provocativa que había comprado, se puso un hermoso vestido que dejaba su espalda descubierta, estaba muy sensual, como esa noche primaveral en la que se daba todo para el romance.
Ya era hora de irse, quería sorprenderlo en su escritorio. Lo imagino ya cansado, frente al ordenador terminando ese informe del que le había hablado.
Cuando llego al edificio casi no había nadie, la atendió el custodio y dijo que su novio todavía no había bajado, así que le pidió que no le avisara quería sorprenderlo. Mientras subía en el ascensor se miro en el espejo, estaba radiante. Con ganas de tener una noche intensa de sexo y lujuria. Y fue eso lo que encontró.
Cuando la puerta del ascensor se abrió, el lugar estaba en penumbras. Solo se veía luz en una de las oficinas, camino hacia allí, sabía que él todavía estaba en el lugar. Fue lenta y silenciosamente, cuando estuvo a pasos de la puerta escucho los gemidos de una mujer y no eran de dolor… ella quedo inmóvil. Los gemidos eran cada vez más intensos, quería saber quiénes estaban allí haciéndolo. Pero no quería ser descubierta, fue despacio hasta ubicarse detrás de la puerta entreabierta. La sorpresa fue mayor al ver a su amado con aquella secretaria que la atendía tan cínicamente cada vez que lo iba a buscar. Su alma se rompió en pedazos, quería entrar a matarlos a los dos. Pero no iba a quedar como la cornuda despechada. No iba a darles el gusto de verla sacada y furiosa por la traición. Pero se quedo mirándolos sin perder detalle.
Aquella mujer estaba apoyada en el escritorio boca abajo, tenía las piernas separadas y la falda levantada, mientras él arrodillado por detrás estaba abriéndole los glúteos y lamiéndole la hinchada vulva. Se los notaba excitadísimos, él jugaba con la lengua y los dedos masturbándola, mientras ella se movía gimiendo desesperada, pidiendo más mientras le movía las caderas fregando su jugoso sexo en la boca de él. No paraba de chuparla y mordisquearla, la estaba haciendo retorcer de placer mientras ella se aferraba con fuerza al borde de la mesa intentando sostenerse, se notaba ya que sus piernas estaban perdiendo fuerza ante aquel embate de excitación al que la estaba llevando. Ella se incorporo para darse vuelta y poner la cara de él frente a su pubis obligándolo a continuar con el rito, muy obediente seguía chupándola, atrapando el clítoris y haciéndola retorcer de placer una y otra vez, hasta llegar a saciarla. Ella acabo por aflojarse del todo cayendo tendida sobre la mesa y él acabar con el rostro empapado de sus jugos.
Lo miro y le pidió que se levante, llevo sus manos a la cintura de él, para terminar de abrir el pantalón y liberar su miembro que estaba erecto y grueso. Se notaban las venas que parecían querer estallar ante la hábil lengua de ella, que jugaba con su boca empezando a chupárselo, entrando y saliendo hábilmente metiéndoselo hasta la profundidad de su garganta, lo hacía bien por la expresión de sus ojos, él no dejaba de acariciar su rostro.
-¿Te gusta? - decía ella casi ronroneando.
-Siiiiiiii… me encanta preciosa!
Ella más jugaba con su miembro chupándole todo, lo estaba enloqueciendo de placer. Continuaba mientras el terminaba por quitarle la blusa y tomar los senos entre sus manos para apretarlos, ella gemía mas pidiéndole que la penetrara.
-Claro que lo haré… ven.
Fue hacia su silla y se sentó, ella abrió sus muslos para dejar su sexo a disposición, él le mordisqueaba los pezones haciéndola delirar y con una de sus manos tomo el falo y lo paso por la humedad de la vulva hasta clavarlo todo adentro arrancándole un grito apretado entre los labios. Se besaban mientras ella se movía con más ritmo ayudada por los movimientos de él. Estaban dándole con todo frenesí un mete y saca en el que no se guardaban sus gemidos.
Ante la escena que tenía frente a sus ojos no pudo sentirse ajena, el corazón se acelero y un calor intenso invadió su cuerpo, sintió como el clítoris se endureció, y empezó a doler, su sexo se iba humedeciendo, estaba excitada mirándolos.
Los pezones erectos se notaban a través de la tela del vestido. Su cuerpo estaba pidiéndole de aquello de lo que estaba observando. No podía dejar de mirar ni un detalle, bajo su mano para tocarse, lo necesitaba. Suavemente frotando el clítoris a través de la tela de la braga, estaba completamente mojada, dispuesta para ser penetrada.
Ella tuvo un orgasmo intenso arriba de él, mientras el acallaba su grito con un beso. La levanto e hizo apoyarla nuevamente boca abajo sobre la mesa y abrió sus glúteos para penetrarla desde atrás. Despacio iba jugando, haciéndola delirar ante cada intento de penetración. Yo humedecía mis dedos en mi boca y bajaba nuevamente a mi botoncito sintiendo como el deseo se apoderaba de mí. Comencé a mover dos de mis dedos en mi vagina al ritmo de las embestidas que él le daba a ella, sin parar cada vez con más fuerza, gritaba pidiéndole más, más, más y le daba más con fuerza, salvaje, imparable. Estaba llevándonos a las dos al clímax. Apretaba su cuerpo contra la mesa y más le daba, estaba cogiéndola duro como no lo hacía conmigo… Verlos así deleitándose ante cada embestida hizo que termine por correrme solo mirándolos, tuve que apretar mis labios para no delatarme, aunque entre sus gemidos creo que no escuchaban nada de afuera.
Había gozado con aquella escena, respiro profundo, para reponerse, acomodo su vestido y salí rápido de ese lugar. Iban a terminar y tal vez ahí se dieran cuenta de que no estaban solos. Sigilosamente en puntas de pies fue hasta el ascensor y bajo. Ya había visto detrás de la puerta en qué consistía el trabajo extra de su novio en la oficina, ahora ella iba a emplear esa misma técnica…
porque no… se dijo!
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