Desvirgada en un taxi

FECHA: 5/18/2013

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"Siempre fui una ni?a buena. Iba a la iglesia cada domingo, vest?a decentemente, obedec?a a mis padres y maestros, siempre hac?a mis deberes y procuraba acercarme solo a otras ni?as buenas de la escuela y de mi calle. Era virgen; mi pap? me dijo siempre que me cuidara, que me protegiera de los hombres. As? que me cuid?, me cuid? tan bien que a mis pocos novios no les permit?a ir m?s all? de los besos en la mejilla, no obstante que el "calor" comenz? a pegarme ah? abajo desde los 11 a?os. ?Tocarme yo misma? ?Ni pensarlo! Ni siquiera durante esas noches a solas en mi cuarto cuando el "calor" me atacaba con m?s insistencia, urgi?ndome a explorar lo que la naturaleza me hab?a prodigado. ?No y no! Yo soy una ni?a buena. Todo eso se acabo aquella noche, poco despu?s de cumplir mis 15 a?os.
Era Viernes, lo recuerdo bien, mis padres me hab?an dado permiso de visitar a mi abuelita por lo que al salir de la escuela me fui directo a su casa, a la que llegu? poco despu?s ya que se ubica a s?lo cuatro calles de distancia de mi colegio. Pas? ah? la tarde muy contenta esperando que mi pap? pasara a recogerme, sin embargo llam? para avisar que por una complicaci?n en su trabajo ya no podr?a hacerlo, pidi?ndole a mi abuelita que me mandara en un taxi. Eran ya las ocho de la noche cuando salimos. Mi abuelita insist?a en acompa?arme hasta la calle siguiente a tomar un taxi del sitio ubicado ah?, pero me sent?a mal de agobiarla con una marcha que a su edad ya era muy pesada, eso sin mencionar que el fr?o de la noche pegaba considerablemente, as? que sin escuchar sus reclamos le hice la parada al primer taxi que pas? y me sub? a ?l no sin antes despedirme de la abuela con el beso acostumbrado.
Una vez sentada en la parte posterior del veh?culo le indiqu? al conductor cu?l era mi destino, hecho lo cual me dediqu? a pensar en mis cosas y a mirar por la ventanilla sin ponerle mayor atenci?n. Pero en cierto momento not? que no segu?a la ruta indicada, tomando en su lugar un camino desconocido entre calles solitarias. Bastante inquieta le pregunt? sobre lo que hac?a, sin recibir respuesta de su parte, cosa que me puso a temblar como una hoja. Antes de poder decirle cualquier otra cosa detuvo el auto en un estacionamiento totalmente a oscuras y sin un alma a la vista; se baj? del auto y entrando por la puerta opuesta a donde me encontraba sentada se me fue encima sin darme tiempo de nada.
En la penumbra pude reconocer a un hombre bastante mayor de unos cincuenta, grande y fuerte, calvo en la parte de arriba y con panza, con un fuerte olor a cigarro. Quise abrir la puerta pero estaba trabada y con una sola de sus manos me somet?a mientras con la otra se quitaba el cintur?n y se bajaba los pantalones. Yo peleaba como pod?a tratando de salir de esta situaci?n, muerta de miedo por lo que me suced?a, pero nadie pod?a o?rme y mi cuerpo delgadito y delicado no era rival para aquel salvaje. Que con sus palabras como, vamos putita, no te resistas que te va ha gustar, aun me daba m?s miedo.
Los botones de mi blusa escolar llegan hasta el techo del coche cuando me la quita de un tir?n. Su mano, grande y ?spera cogen mi sost?n y me lo baja bruscamente hasta el ombligo. Mis peque?as tetas quedan desnudas, rectas, apuntando firmemente hacia el toldo, vibrando como gelatinas bien cuajadas por la excitaci?n y por el fuerte tir?n. Con sus dedos coge mis pezones hinchados y los pellizca,- que tiernecita estas putita Ahhh. gru?endo como un animal salvaje. Mete luego su lengua caliente y h?meda en mi boquita. Su barba sin afeitar por d?as me rasca el rostro y el cuello al tiempo que lame como pose?do ensaliv?ndome la cara como un perro.
Mi coraz?n late a mil por hora, mientras entre mis piernas siento tambi?n el palpitar h?medo de mi cosita, caliente como un volc?n listo a explotar.
- No! por favor no...ahh!
Suplico tenuemente, No me haga nada, pero me rindo. Intento cerrar las piernas pero no quieren, me siento d?bil ante su poder bestial. Al tiempo que succiona mis tetas que se pierden totalmente en su enorme boca jadeante, uno de sus dedos se engancha en el tirante de mi braguita y comienza a bajarlo sin miramientos. Siento como se desliza por mis nalgas y luego por mis piernas, para terminar arrugado y sin forma hasta el tobillo, ator?ndose entre las agujeta de en mi zapato.
No, no... por favor... ahhh... all? no! Soy una ni?a all? todav?a... ahhh... No soy una mujer a?n!.
Si zorrita si?. Que buena que estas. Te voy a follar hasta romperte. Aggg. Ahhh.
Intento hacer acopio de mis ?ltimas fuerzas, de controlar lo que siento pero de nada sirve. Mi pelvis se mueve en c?rculos lascivos por debajo de su cuerpo poderoso, pesado y peludo como un oso.
- Ahh... Pare!, eso no por favor?Pare ?ahhh,
Mis manos cogen su miembro, grande y gordo. ?C?mo lo quiero! El instrumento crece y crece quem?ndome la mano mientras gotas de l?quido preseminal mojan mis dedos y gotean hasta la las palmas de mis manos. Llevo una mano hasta mi boca y lamo mis dedos,. ?Oh!, s? que es malo, que una ni?a no debe hacer eso, pero lo necesito tanto, lo he necesitado desde hace tanto tiempo que me es imposible detenerme. ?Lo quiero ya!
Me agarra por las mu?ecas y me inmoviliza sosteniendo mis brazos por encima de mi cabeza. Mi inocencia, mi florecita adolescente est? abierta y totalmente a su merced. Entonces empuja su pelvis entre mis piernas y siento sus muslos fuertes y peludos rozando mis delgadas y suaves piernas. Con la otra mano toma la parte posterior de mi rodilla forz?ndome a abrir a?n m?s las piernas. La parte baja de mi pancita me duele al sentir su instrumento al rojo vivo empujando contra mi florecita, incandescente, fundiendo sus l?quidos con los m?os para favorecer la penetraci?n. La cabeza entra entonces abriendo los labios exteriores, aloj?ndose a gusto en mi interior, arranc?ndome un chillido que el sabe acallar con su lengua h?meda, succion?ndome el aliento. Se me pone la piel de gallina en los pechos y los brazos mientras la entrada de mi t?nel de amor es mancillado, lo que al cabo de algunos instantes produce en mi peque?a caverna un calor que se extiende por todo mi cuerpo como una droga de placer.
Mi orificio llora y llora, chorreando jugos de goce ba?ando esa cabeza de hongo que aguarda como reposando antes del ataque definitivo, palpitando fuertemente. Los labios de mi florecita se hinchan, se relajan y se contraen, como una boca chupando al vicio, expectantes. La primera embestida le prodiga un rico goce a mi cl?toris al restregarse el hongo en ?l. Siento espasmos de gran placer recorriendo mi piel, desde los dedos de mis pies aprisionados por los zapatos hasta la ra?z de mis cabellos. ?Me estoy viniendo? Nunca antes... jam?s he sentido algo como esto.
Mientras que ?l bramaba.
Ves como te iba a gustar zorrita, soy todas unas putas, pero ahora viene lo bueno, putilla.

Su cacho de carne a?n no ha pasado a los labios interiores. ?Es enorme! Entonces se deja de remilgos y comienza la estocada final, avanzando dentro, seguro de s? mismo, abri?ndolo todo a su paso. Siento un dolor virulento, tremendo, lo que indica que su rabo est? pasando. No est? dentro del todo a?n cuando siento las cuerdas sedosas de mi himen rompi?ndose, ese himen que tanto hab?a cuidado. Chillo otra vez ahora m?s fuerte. Dolor, calor, las sensaciones se agolpan confusas en mi cerebro. Abajo siento como si se me hinchara el abdomen. Arqueo la espalda sobre el asiento y empujo mi pelvis hacia la suya. ?Ahora ya est? dentro! Siento su palo de macho dentro de mi orificio, amold?ndolo a su gusto. Siento sus huevos pesados rasc?ndome mi chocho. Una ola de ese, mi primer orgasmo, recorre todo mi cuerpo tembloroso. El comienza a moverse con m?s rapidez, reptando como serpiente furiosa en mis adentros, entrando y saliendo, resoplando palabras vac?as, puta, zorra, te voy a romper, te voy a pre?ar, etc. agrandando mi cosita sin misericordia, romper? mi cuerpo con su fuerza, hendir? mis partes m?s delicadas. Me folla con su verg?n, me jode sin perd?n ni consideraci?n, matando con cada golpe un poco, la ni?a que todav?a llevaba dentro.
Mi cuevita engulle gustosa y hambrienta cada cent?metro de esa furiosa virilidad que la ataca sin cesar, al comp?s desenfrenado de su amo que entre bufa y bufa se da tiempo para lamer la frescura de mi rostro de colegiala. Sigo chillando con agudos quejidos de mi garganta que ahora ?l ya no intenta acallar pues parece que le excitan a?n m?s. La sangre sale de mis interiores, sangre de mi himen destrozado por su arma masculina. Me encanta, me vuelve loca, me hace sentirme dispuesta a todo, ?SOY SUYA! Le ofrecer? lo que quiera, cuando quiera, me siento feliz, me siento lasciva, voluptuosa, querida, deseada, usada. Siento placer, ?siento SU placer!...?ME SIENTO MUJER!
Entonces sucedi?. Un fuerte gru?ido sali? de su boca impact?ndose su vaho directamente en mi rostro.
Me corro Aggg me corrooo?te pre?o?? zorritaaa?. Agggg..uhmmm.
C?lida, me llena por dentrosonlos dos ?ltimos golpes de su miembro en mi vagina. Me siento plena. Segundos despu?s y sin mediar palabra se incorpora pesadamente liber?ndome de su cuerpo, sacando de mis entra?as su masa h?meda y m?vil como un p?ndulo, con un hilo viscoso que lo conecta a?n a mi hoyuelo. Resopla fuertemente como volviendo a recuperar el aliento, se sube el pantal?n y baja del auto para volver a tomar el mando del taxi, encendiendo n cigarro. Yo no sab?a que hacer, me qued? sentada, muda, pero secretamente satisfecha. Tom? mi braguita y me la puse arreglarme lo mejor que pude cerrando los botones de mi sweater sobre la blusa, pues ya no ten?a botones con qu? cerrarla.
Volvi? a arrancar el taxi y metros adelante alcanzamos una avenida bien iluminada y bastante transitada.
- B?jate aqu?, tu casa est? a cinco calles en esa direcci?n.
Sus fr?as palabras me hicieron sentirme m?s confundida, aturdida, decepcionada. No sab?a si reclamarle, gritar pidiendo ayuda o darle las gracias pidi?ndole vernos en otra ocasi?n. S?lo atin? a tomar mis ?tiles escolares y como un robot baj? del taxi como me ped?a. De inmediato se incorpor? al tr?fico y se perdi? entre los dem?s autos. Me qued? ah? parada por unos instantes, desconcertada, mirando c?mo se alejaba de mi vida el hombre que hab?a abusado de m?, que se hab?a llevado mi inocencia de ni?a entre sus piernas, que me hab?a convertido en unos minutos en mujer. Revis? mis piernas, no hab?a huella de lo sucedido ni de mi infancia rasgada. Camin? lentamente hasta mi casa sin mirar a nadie de frente, abr? con mi llave y me fui casi corriendo directamente a mi cuarto sin poner atenci?n a las palabras que mi mam? me dec?a desde la sala, pretextando que necesitaba con urgencia ir al ba?o.
Arroj? mis cuadernos sobre la cama, me encerr? en el ba?o y me mir? al espejo. Ya no me ve?a igual, la ni?a se hab?a ido a alg?n lugar desconocido junto con aqu?l sujeto. Al recordarlo mi florecita adolorida volvi? a palpitar inexplicablemente. Ahora lo recordar?a por siempre. Abr? la llave del agua para llenar la tina, mientras comenc? a desnudarme lenta, suavemente, dejando la ropa en el suelo cerca de la tina. Me introduje en ella y su calor acarici? mi cuerpo dulcemente, despoj?ndome de todo vestigio f?sico de lo sucedido. Pero en mi mente sucede lo contrario. Sentada ah?, acariciando mi cuerpo con el agua caliente, rememoro todo lo sucedido con un gran ?xtasis. Miro hacia mi ropa y descubro mi bikini. Estiro el brazo y lo tomo, lo observo cuidadosamente. Ostenta orgulloso y desafiante la prueba de mi transformaci?n. Lo acerco a mi nariz, lo olfateo con deleite. Huele a ambos, a mi dulce violador y a esa ni?a que ya no soy. ?JAMAS LO LAVARE!
FIN.

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