Hace algunos d?as que tuvimos el fin de semana estupendo con el camionero Mauricio. Se fue prometiendo integrar a nuestros juegos a su mujer Soraya. Ella al menos por fotos es una verdadera diosa. Mi marido quedo impactado con su f?sico.
Tal como lo hab?a prometido Mauri, llego una encomienda paga con una caja sin membretes. Era la famosa Lousiana Lounger que me hab?a prometido regalar.
Me mor?a de intriga pero espere que llegara Vicktor a casa para abrirlo entre los dos.
Sacando el envoltorio se pod?a leer: ?El Sof? del Amor- con 3 Penes Intercambiables?
Si algo era inoportuno era que llegara visita. Efectivamente ten?amos visita, y eran nada menos que mi prima Elide con su marido Oscar mas el zafado de Jorge, otro primo.
No ten?amos mas remedio que recibirlos y atenderlos, pero a poco de estar Elide descubri? el paquete que est?bamos indagando por lo que procedimos a explicar que nos lo hab?an enviado de regalo y no sab?amos bien como funcionaba.
Fue f?cil inflarlo porque tiene una bomba de inflado incorporada dijo Jorge. Y en unos segundos estuvo el sof? en plenitud.
Color negro de agradable textura, enseguida me le puse encima, y supe que era muy c?modo.
A ambos lados tiene esposas para sujetar pies y manos, lo que implica algunas variantes de juego.
Vicktor lo primero que hizo fue atarme para ver que sent?a yo.
C?moda sonre?a sin saber lo que vendr?a.
Me abri? la blusa dejando mis pechos al aire
Atada de pies y manos acostaba boca arriba no pude defenderme, y menos evitar las miradas indiscretas de Oscar y Jorge.
Estaba yo c?moda, y tenia entre las piernas el adminiculo al que Elide y Vicktor buscaban el uso.
El adminiculo es donde se ponen los penen intercambiables. Esos penes son de tama?os, formas y texturas diferentes, 17, 14, y 12 ctm.
Pronto fue el mism?simo Oscar el que eligi? el m?s peque?o para probar. Cosa que me llamo la atenci?n, primero porque lo cre?a un tonto, y segundo de que si segu?an iban a presenciar algo que en su cabeza no estaba como admitido.
Y coloco el apartito.
Ya en ese punto yo como que me resist?, pero los tres me indujeron a que me lo acercara?? y tanto me le acerque que Vicktor corri? mi tanguita para dejar que penetrara en mi conchita un puntita del aparatito.
Oscar pronto descubri? que con el control remoto inal?mbrico el aparatito vibra.
La pucha, que cuando lo probo me sent? que me acercaba al rid?culo. Atada por mi propio marido, sintiendo la socarrona risa de Elide festejando la ocurrencia de su marido Oscar que ahora adem?s de hacerlo vibrar controlaba un sistema de movimiento de sube y baja que me estaba haciendo sucumbir en el deseo de aflojarme y enterrarme aquel vibrador reci?n conocido.
Fue mi marido el que se dio cuenta de que me estaba dejando llevar por el goce, y sin m?s, me levanto la pollerita, arranco mi tanga, dej?ndome con el pubis a la vista de los visitantes. El prolijo cavado de mi pubis dejaba ver que los labios vaginales se abr?an ante el invasor mec?nico, que jugos emanaban desde el interior de mi cuevita denotando que aquello me estaba llenando de placeres.
Me sujetaba en las ataduras que me apresaban par removerme a piacheri, no import?ndome yo que ellos se pusieran a festejar mi entrega al regalo reci?n recibido.
Note que Oscar estaba al palo, y se refugiaba detr?s de su mujer. Los otros dos tambi?n lo estaban.
Porfi, que me van a hacer explotar.
Si, que goce, dijo Oscar, en una actitud desconocida.
Hay, hayyy, si me van a hacer acabar denme dos pollas para tocar. Quiero la de Jorge aqu? y la de Oscar ac?.
Fue as? que los descoloque, y con un vamos, vamos?. Elide y Vicktor azuzaron a los hombres.
La de Jorge la conoc?a de mi juventud, era corta per gruesa como pocas, la de Oscar me sorprendi? por su buen tama?o. Liberadas mis manos mee aferre a ellas, pajeandolas suavemente mientras me dejaba llevar a un orgasmo mec?nico imparable.
Estaba en pleno apogeo cuando vi como Elide se sacaba la bombachita, se quitaba la remera dejando sus grandes pechos al aire decidida a suplantarme.
Oscar estaba irreconocible, porque se mov?a a mi ritmo y hasta acepto acercarla a mi boca. Se la chupe un poquito, mirando que mi marido se bajaba los lienzos, dejando su pijota al aire.
Se acerco, libero mis piernas. Yo me tire encima de Oscar, intuyendo lo que vendr?a.
Elide tomo mi lugar, le pusieron el de 14 cent?metros. Ella se acomodo solita, y Jorge comenz? a juguetear con el inal?mbrico. Mi marido ayudaba a acomodarla mientras yo continuaba chupando la dura verga del marido de mi prima.
Sin soltar el inal?mbrico Jorge vino por detr?s y me apoyo la polla. Elide acariciaba la pija de mi marido, por lo que sent? ganas de definir los tantos.
Me pare junto a Oscar, lo abrace, bese y le dije al o?do?.. C?geme por favor! C?geme.
Me arrodille d?ndole el trasero, para tomar la poronga gruesa de Jorge. Tardo algo en arrodillarse Oscar, quiz?s fue pidiendo permiso a su mujer, porque esta jadeando atino a decir?. C?getela mi amor! Que te tiene ganas.
Mire a mi marido que tenia una cara de satisfacci?n estupenda, sabiendo muy bien a donde estaba yo llevando las jugadas.
La pindonga que la tenia bien guardada a esa pijota el marido de Elide?. Me la mando adentro en dos o tres estocadas, par comenzar un pistoneo r?tmico y continuo.
Vi que incrementaba su ritmo hasta llegar a ser fren?tico, comprend? por que ese cambio cuando gire par mirar a Elide, que ya no estaba acostada en el sof?, sino de rodillas sobre el, bien abierta de piernas, jadeando como loquita mientras mi marido se la met?a hasta los huevos.
Eso era lo que hab?a producido en Oscar, tanta alucinaci?n, porque me lleno la vagina de leche bien caliente.
Se tiro sobre una silla, observando el panorama. Yo me acerque a Elide par acariciar su pelo, tetas y rostro mientras Jorge se dio el gusto de met?rmela en la h?meda concha caliente.
Mi marido llego a pleno. Y se retiro a limpiar. Lo que fue aprovechado por Elide para tirarse en el colch?n sof? de espalda, meti?ndose otra vez el juguetito en la conchita. Dejando su culazo al aire?. Donde fue precisamente su marido a intentar fornic?rselo.
Lo intentaba y no pod?a, pero luego de gran trabajo logro hac?rselo par el relamido gemido de su mujer que acabo como fuente surgente de plaza griega.
Que hab?a pasado con Oscar?
Porque aquel cambio tan radical?
Fue el mismo luego que nos recompusimos y dialog?bamos entretenidos.
Hab?a entrado en una pagina de Relatos de Intercambios, leyendo y leyendo se puso cachondo, caliente y comprendi? que lo que su mujer le hab?a insinuado era para la felicidad de ambos.
?!!Mira vos!!!
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