Me llamo Anna, pronto voy a cumplir 46 años. No me satisface cumplir años…pero el tiempo es imparable. No puedo quejarme, a mi edad me considero afortunada por el fisico que mantengo y a pesar de anhelar tener veinte años menos, soy feliz y estoy agradecida por la vida que tengo. Mi marido es encantador y mis hijos unos soles. Pero en la vida de las personas pasan cosas, cosas que te vuelven del revés por un breve instante. Que te dejan como un calcetín cuando sale de la lavadora, del revés, húmeda, fresca, feliz, con una fragancia agradable y un tacto suave. Pero que cuando te tienden y te dan la vuelta del revés nuevamente, te relajas al sol y la brisa cálida…. y todo vuelve a la normalidad a lo cotidiano y el color gris se apodera de nuevo de ti Ese color gris que es la monotonía.
Mi marido trabajaba toda la semana y los niños estaban pasando unos días de sus vacaciones en casa de mis padres. Adoran a sus abuelos, y disfrutan mucho de la playa en compañía de ellos. Tienen un apartamento cerca de Altafulla y cada verano pasan unos días juntos. Días que yo aprovecho para dedicármelos Para hacer todo aquello que durante el año no puedo hacer, por el trabajo y las obligaciones familiares.
En fin, lo que ocurrió aquella semana, nunca se me hubiese pasado por la cabeza. Fue sorprendente en todos los aspectos y una experiencia brutal.
Era jueves, salí de casa sola, con mi maleta, mi bolso y mis gafas de sol. Aquella rambla no se acababa nunca. Iba de prisa porque el sol caía a plomo a esas horas de la tarde. Tenía que coger el autobús de las 15:00, si no tendría que esperar dos horas y media para el próximo , no me podría cobijar en ninguna parte. En aquel lugar no había ni un árbol lo suficientemente grande para dar algo de sombra, y el calor era sofocante. Por suerte, el autobús no se hizo esperar mucho, con dos minutos de retraso, hizo su aparición en la estación. Tenía una hora y media de viaje antes de llegar a mi destino. Mi hermana me esperaba en su casa para iniciar unas micro-vacaciones. Di un vistazo y en el primer asiento libre que encontré me senté.
Pasados unos minutos me di cuenta que algo no iba bien. Aquello parecía un horno. Unas gotas de sudor me empezaban a chorrear por el cuello y la frente abajo. Llevaba un abanico en el bolso y me puse a buscarlo, pero al abrirlo, me cayó al suelo del pasillo el libro que llevaba para leer en esos ratos libres. Entonces, al momento de agacharme a recogerlo, me topé con la mano de la persona que se sentaba a mi lado que había tenido la misma intención.
-Gracias, pero no hacía falta que…
-No pasa nada. Es interesante este libro? (“La sumisa insumisa” de Rosa Peñasco) estuve a punto de comprarlo, lo tuve en las manos, pero no me decidí.
-Bueno, apenas he leído diez páginas, pero sí que parece interesante. Hace mucho calor hoy, ¿no?
-Sí, y al parecer no funciona del todo el aire acondicionado de este autobús
-Que mala pata….seguro que es el único autobús que no funciona el aire y lo he cogido yo.
Me di cuenta que tenía los ojos azules y una sonrisa agradable. Los dientes blancos, perfectos y unos labios carnosos.
Estuvimos hablando un buen rato, de cosas intrascendentes, para ir haciendo tiempo y pasar un rato más agradable , olvidándonos del bochornoso calor que estábamos pasando.
Me dijo que estaba estudiando arquitectura y que le faltaban por terminar algunas asignaturas del último año y tenía que hablar con su tutor para preparar el proyecto de final de carrera. Quería aprovechar este año, porque con la crisis se había quedado sin trabajo, y era el momento de darle un empujón y sacarse la carrera.
Era un chico alto y apuesto, de piel morena y cabellos ondulados. Muy agradable en el trato. Me gusto desde el primer momento en que le vi
Pasó el rato, y del calor asfixiante estábamos todos sudorosos, las gotas de mi cuello descendían hacia mis pechos a través del canelillo que formaban. Me di cuenta que el chico de vez en cuando bajaba su mirada y se fijaba en ellos.
Yo, llevaba puesto un vestido veraniego de estos con el escote abierto y con unos delgados tirantes en los hombros. donde también podían verse los del sujetador azul que llevaba puesto. El vestidito de una pieza era más bien corto, me llegaba a medio muslo y al sentarme se había subido algo más arriba. Pero no llegaba a verse nada de mis braguitas azules que llevaba a juego.
De todas formas notaba que él, estaba atento a todos mis movimientos, por si podía alcanzar a ver algo más. Mis piernas perfectamente depiladas y bronceadas, brillaban por el sudor y el efecto de la crema que me había puesto antes de salir de casa.
A pesar del calor, estaba tranquila pues mi olor corporal era agradable y perfumado.
Habían pasado los minutos sin apenas percatarnos, y ya estábamos cerca de llegar al destino. El calor sin embargo había hecho mella en mí. Y me sentía cansada y algo mareada.
Bajamos en la misma parada. En la calle hacía un bochorno insoportable, mucho mayor que en el autobús y noté una sensación de mareo, como si fuera a perder el equilibrio. Por un instante perdí el mundo de vista. Y tuve que sentarme en una jardinera.
-Se encuentra bien?
-No sé que me pasa, es esta maldita calor. No sé que daría por un vaso de agua!
-Yo vivo muy cerca. Le puedo ofrecer agua, vaya, si quiere venir.
-Gracias, pero no quisiera …
-No se preocupe, no tengo ninguna prisa. Venga y cuando se haya recuperado, podrá irse.
Al volver a mirar esos ojos azules, esa boca y su voz tan amable, decidí hacerle caso. No tenía fuerzas para hacer el camino a casa de mi hermana, en esas condiciones. Eran unos veinte minutos de metro y tenía que cambiar de linea en Sants. Tenía la ropa empapada y todo el cuerpo mojado en sudor.
Cogió mi maleta con ruedas, donde llevaba la ropa y los enseres de aseo personal. Mi hermana, había dispuesto de unos días para nosotras sin maridos ni niños. Nosotras solas como cuando eramos solteras. Íbamos a pasar un fin de semana en Berlín Donde ella tenía una amiga de Valencia que vivía allí y nos iba a enseñar la ciudad.
Llegamos al piso, era un loft pequeño y acogedor. En una única estancia había una mesa , unas sillas de madera y un sofá rojo. Una gran estantería para libros ocupaba toda la pared, hasta llegar junto a la cristalera que daba a un balcón con vistas a la calle, frente a un parque. Puso el equipo de música, una música suave sonaba por toda la estancia. Me mostró el cuarto de baño, por si me apetecía asearme. Era pequeño pero no le faltaba nada. Una bañera con hidromasaje, un water y un lavabo con un original espejo encima, todo lacado en blanco y negro. Cuando me ofreció una toalla, nuestras manos se rozaron suavemente, y el aroma que desprendía me envolvió y noté una sensación agradable. Olía a canela y jazmín. Por el jabón de manos y el suavizante de la toalla.
-Tienes la ropa mojada. Te la puedes quitar y tenderla en el balcón. Te dejaré algo para ponerte mientras se seca un poco, al menos te irás más fresca.
-Gracias, pero siento causarte tantas molestias. Con un baso de agua y asearme un poco ya tengo suficiente.
Sin tener tiempo de pensarlo, sus manos me rodearon y me desabrocho los botones del vestido. Me giré y sus ojos azules me miraban con ternura. No opuse ninguna resistencia. Noté sus labios que se paseaban por mi cuello, por los hombros y brazos … nos quitamos la ropa mutuamente, me cogió en brazos, me llevó a su habitación y me dejó caer con suavidad encima de una cama grande, olí de nuevo el jazmín de las sábanas, estaban frescas y eran suaves. De hilo blanco. Toda la decoración del piso era muy sencilla pero agradable. Moderna y básica, sin excesos, muy nórdica. Las únicas notas de color aparecían en los cuadros y posters que colgaban de las paredes blancas.
Su profunda mirada me invitaba, a cruzar una puerta sin saber que había detrás, pero me atraía con tanta fuerza como un imán. Sin decir una palabra inició un recorrido por todo mi cuerpo con aquellos labios carnosos. Al pasar sus labios por mis pechos , se detuvo y olió profundamente. Acarició mis pechos por encima del sujetador y recorriendo mi torso con sus dedos por encima de la tela , llego hasta mi espalda y sin dificultad desabrocho el cierre.
Bajo con delicadeza los tirantes por mis hombros, y dejo al descubierto mis pechos blancos en comparación con el resto de la piel de mi cuerpo. Los pezones se erguían rosados y duros ruborizándose a cada lametón de su caliente y hábil lengua. En círculos iba trazando regueros de saliva rodeando mis aureolas. Y en ocasiones, cuando menos te lo esperabas, se lanzaba sobre ellos succionando los y mordisqueando los con una habilidad inhumana.
Sus dedos rápidos y ágiles, tecleaban mi vientre, rozando suavemente mis riñones y haciendo que todo mi cuerpo se estremeciese.
De mis labios salían apagados gemidos, y con mi lengua humedecía mis labios calientes que de vez en cuando mordía apasionadamente al sentir su lengua recorrer mi piel. Siguió bajando hasta mis caderas, rozaba mi vulva por encima de la tela de mis braguitas, con su nariz. Sentía como aspiraba el olor que salía de mi sexo…caliente, húmedo, y vivaz.
Notaba a través de la fina blonda su respiración, ese aliento cálido que salia de su boca y erizaba mi clítoris. Pasó su lengua por encima de la tela…su saliva traspasó la ropa y sentí su humedad en mi vulva. Otro escalofrío recorrió mi cuerpo y un ….. mm mm…se escapó de mis labios.
Pasó sus desos por debajo del elástico que rodeaba mi cintura y tiró de las braguitas suavemente pero con determinación de ellas. Mi cuerpo reaccionó instintivamente, levanté ligeramente mis caderas de la cama para facilitarle la labor. Se detuvo al llegar a la mitad del muslo y con sus dedos acarició mi monte de venus y descendió por las ingles hasta acariciar mis labios mayores.
Mi sexo estaba completamente mojado, estaba recién afeitado. Esa mañana me había pasado dos horas en el baño aseandome y depilandome todo el cuerpo. Olía a leche corporal y agua fresca de rosas. Continuó sin mediar palabra y me dejó completamente desnuda y abierta ante él. Estaba desnuda y a merced de un hombre extraño, al que apenas hacía dos horas había conocido.
Al llegar entre los muslos, experimenté un placer que nunca hasta entonces había sentido. Tumbada en la cama alcé mis brazos y los estiré hacia atás hasta alcanzar la almohada. La sujeté con fuerza y me la llevé a la cara para apagar el grito de placer que salía de mi garganta. Mis piernas se enlazaron en su cuello y lo apreté hacia mi para sentir su lengua mucho más adentro.
– Dios !!!…que me haces….no pares….mmm…no….pares
Me hizo el sexo con su lengua ….hizo que me corriera dos veces seguidas. Mi cuerpo se retorcía de placer , mi espalda se arqueaba como una caña en la que hubiese picado un pez y tirase del anzuelo. Me encontraba en otro mundo, y hubiera querido que esa sensación no se acabara nunca. En cuanto me relajé, recobre el sentido y la noción.
Yo también quería descubrir su cuerpo, y me puse encima acariciando su piel suave con las manos y besándole todos los rincones del cuerpo. Nos rebolcabamos dentro de aquel océano de placeres, nos abrazábamos, nos besábamos, y no teníamos freno. Descubrí partes de mi cuerpo que ni sabía que existían. No hacían falta palabras, nuestros cuerpos eran los receptores y los emisores de las mejores sensaciones que uno puede imaginar. Yo sólo soltaba algún gemido cuando me sentía saciada de placer hasta el límite.
Pero una vez, el pestillo del trinquete hizo “clac”…y la lujuria se apoderó de nosotros, ya no había retorno atrás. La rueda solo podía girar en un sentido.
Me agarró del pelo y el cuello, y arrastrándome fuera de la cama. Hizo que me arrodillara frente a él. Su capullo gordo y rosado tenía gotas de liquido seminal en la punta.
– Vamos golfa !!…empieza a chuparme los huevos ….
Y agarrándose la polla con la mano me dio un fuerte golpe en la mejilla con ella.
– Esto te va a gustar…quieres ser sumisa ¿verdad?
Yo no conteste …tenia uno de sus huevos en mi boca. Y quería seguir chupándole el escroto. No sabía porque, que es lo que me impulsaba a serle servicial, sumisa….tal vez me sentía en deuda de gratitud por el placer que hasta entonces me había dado. No se explicar que era lo que me impulsaba a querer ser su perra. Pero accedí a ello sin oponer resistencia ni quejarme. Solo le miré a los ojos y volví a ver esa mirada de ojos azules que me hipnotizaba. Pero esta vez tenia una mirada maliciosa y unos hoyuelos se marcaban a cada extremo de su sonrisa.
– Vamos sigue, sigue así mi putita !!! ….eres una esposa muy mala, vamos a ponerle unos enormes cuernos al capullo de tu marido. Te gusta chupar polla ….se nota. Necesitabas un buen rabo.
Cogiéndome nuevamente por el pelo me soltó una ostia con la palma de la mano y sujetándome del mentón se agachó acercándose a mis ojos y me dijo.
– Mirame …sabes lo que eres ?….una perra sumisa y obediente, ahora vas hacer todo lo que te ordene, y no quiero ver ni una mueca de rechazo ni nada parecido, como no hagas lo que te pido te vas a llevar un castigo.
– Abre la boca !! – obedecí de inmediato, y la abrí.
Escupió en ella y metió su lengua dentro, yo empece a chuparle la lengua como si se tratase de su pene. Hasta que se separó y sustituyó su lengua por su polla. Empezó entonces un movimiento de vaivén en mi boca en el que él marcaba el ritmo agarrando mi pelo y moviendo mi cabeza adelante y atrás.
Mientras trataba de no atragantarme,con su gruesa polla pude oír como me decía.
– Joder ,cómo la chupas cerda!
Me sorprendió, ese comentario me hizo comprender lo que estaba haciendo, estaba desnuda en casa de un desconocido, de rodillas al pie de su cama, agarrada a las piernas de un chico más joven que yo, mientras su polla entraba y salía de mi boca, desde luego me estaba comportando como una cerda. De mi boca salía un hilillo de saliva que cuando me apartaba de él colgaba hasta su polla. Su polla había alcanzado un tamaño muy considerable, era mucho mas gorda y larga que la de mi esposo.
Me empezaba a sentir culpable ?… porque pensaba en mi marido ?….plaasss!!!
Una ostia me devolvió a la realidad…
– Sigue mamando guarra !!!….aún no me la has puesto dura !!!
Ciertamente, su polla estaba hinchada y malva, y tenía casi un palmo de longitud….pero ni mucho menos estaba erecta aún. La cogí por la base y me auto flagelé con ella en las mejillas hasta que arranque una sonrisa de aprobación de mi amo.
– Bien perrita…bien, continua así y te voy a dar un premio !!!
Entonces me la metí entera en la boca y comencé a chupársela con fuerza, succionandola como si quisiera sorberle los cojones por ella.
– Mmmmm…..puta….joder como la estas mamando, sigue así y sacarás petroleo de ahí dentro !!….aaaaahhhh…..perra …puta perra….que bueno…..lo estas haciendo de puta madre !!!
– Ahhfff…ni las profesionales me han hecho una mamada tan buena….joder si pareces una actriz porno ….que golfa eres !!!….anda ven aquí !!!
Y cogiéndome del brazo me levanto y me puso de rodillas sobre la cama, me dio un empujón que me hizo caer de bruces sobre el colchón….tiró de mí por las caderas y me recolocó a su antojo abriéndome las nalgas del culo en par.
Para que no me moviese me aplasto la cabeza contra la cama con la planta de su pie derecho, su pie aplastaba mi cara evitando que me levantara.
Y haciendo equilibrios sobre su otra pierna, hurgaba con los dedos de su mano en mi coño. Primero uno y luego otro…hasta que metió cuatro en él. Me masturbaba fuerte, con destreza….frotando las paredes de mi vagina y arrancándome gritos de placer.
Mi sexo empezaba a estar muy mojado , me sentía muy excitada. Doblegada a la merced de aquel hombre joven, apuesto y amable. Que se había convertido en un diablo, dominador , autoritario , cruel, y amo de mi persona.
Pero me gustaba aquello, me sentía plena ….nunca nadie había conseguido arrancar de mi tanto placer , incluido mi esposo. Pero aún no era consciente de hasta donde podíamos llegar. Esa situación me excitaba ….me excitaba muchísimo.
Empezaba a estar tan alterada que de mi coño caían gotas de flujo vaginal sobre las sábanas , me estaba corriendo de nuevo, pero esta vez era una explosión de placer la que salia de mis labios vaginales.
Sentía como la yema de sus dedos acariciaba mi cuello uterino, y rozaba mi cervix. Y luego los sacaba para frotar mi clítoris…era un placer intenso, continuo y salvaje. Ese hombre era un experto masturbando coños. Tanto es así que estuve a punto de desplomarme de placer, mis rodillas me temblaban y no podía controlar las sacudidas de éxtasis que me recorrían el sexo y bajo vientre. Era indescriptible…nunca, nunca había sentido todo aquello que sentía
Cuando me tenía a punto , sacó su mano de mi sexo. Cogió su polla y la restregó por el exterior de mi coño, recorriendome los labios y presionando el glande sobre mi clítoris Yo me moría de ganas de ser penetrada , estaba deseando sentir su imponente verga dentro de mí.
No tardó en dirigirla y empujarla hasta el fondo.
– Aaaaahhh !!!…..joder!!!
– Te esta gustando esto , eh guarra ??….te voy a dar más polla en una hora de la que te han dado este año….lo vas a flipar perra !!!
Dios…su polla, su lenguaje , su actitud y destreza en el sexo, me estaban poniendo como una fiera, pero el era el macho, el dominante, un león en toda regla y hacia conmigo lo que quería. Me estuvo follando en esa posición un buen rato, y me agarraba los pechos pellizcándome en ocasiones y sacando de mi algún grito e insulto, entre un mar de jadeos de placer.
– Aaayy…hijo puta !!…cabrón !!…..aaaahhhh…aaahh…aaahh….más..ssiii….assiii…aaahhhh
– Tienes un culo de primera…. joder como me esta poniendo verte este culo….
El cabrón hacia rato que hurgaba en el con su dedo mientras me follaba….y eso me gustaba. Escupía en mi culo y esparcía las babas por mis nalgas lubricando mi ano, en el que iba introduciendo algún dedo.
Pero ahora, perseveraba con más interés, y separando mis nalgas, intruducia a la vez los dos pulgares y hacía presión para entreabrir mi ano. Me estaba haciendo un poco de daño, pero meneaba su polla en mi sexo, y me olvidaba por un momento de lo que estaba haciendo más arriba de mi cuerpo.
Su polla era vigorosa …había ganado mucho tamaño desde que la tuve en la boca, sentía como me abría a cada embestida, me sentía llena de carne. Con la cabeza apoyada sobre la sabana, solo podía ver lo que me hacía a través de las puertas de espejo del armario que había en un lateral de la cama.
Veía como una polla enorme entraba y salía de mi sexo y sus huevos se balanceaban a cada empujón. Veía su atlético cuerpo bronceado y brillante. Y su rostro lleno de placer, perlado de gotas de sudor cayendo por su frente sobre mi arqueada espalda.
Me veía a mi misma desde fuera de mi cuerpo, veía a una mujer, una hembra gozando. Solo podía ver eso, sentir eso. No había nada más delante de ese espejo, solo sexo en estado puro.
Cerré los ojos y me dispuse a disfrutar. Entonces sentí un azote en la nalga y una orden.
– Ábrete bien el culo …vamos separate las cachas ¡¡¡
– Nooo !!….por el culo noo!!!
– Plaasss!!! -me dio una fuerte cachetada en la nalga.
– Que te abras el culo joder !!!….o prefieres que te la meta de golpe !!!
– Nooo…no, no me hagas daño,despacio.
– Callate perra!!!….si no te dejas follar por el culo por tu marido, no es mi problema…pero hoy te lo voy a follar como Dios manda.
No era cierto que fuese virgen del ano, en ocasiones lo hacíamos con mi esposo, pero tenia que estar muy receptiva y excitada. Y el caso es que la polla de Joan, mi marido, era como una tercera parte que la de mi amante. Y eso me daba algo de pánico, aunque estaba super excitada y receptiva para tener sexo anal. Y de no ser por el temor a que esa cosa no me llegase a entrar, incluso yo misma lo hubiese buscado.
Pero la situación era otra, y yo no decidía si hoy tocaba sexo anal o no. La empezó a meter suave, la colocó encima de mi ano y vi como escupió un par de veces, en la entrada de mi recto. Empujo su gordo capullo con sus dedos indice y corazón, pero mi esfinter se resistía a dejarle entrar.
– Vamos relajate muñeca….esto te va a gustar.
Yo lo intentaba, pero a mi mente venía la imagen de un gran pepino, y era incapaz de asimilar la idea de que me cabía por el culo. Como me resistía un poco a dejar entrar semejante cosa en mi ano, instintivamente mis caderas se separaban de él.
Harto de tanto intento, me agarró por los riñones y me empujo con fuerza hacia abajo, liberándome el rostro de la presión de su pie.
Me abrió con rabia los muslos y volvió a poner la punta de su polla en mi ano. Pero esta vez no me dio opción a que me pudiese escapar y con un hábil y rápido movimiento. Tiró de mis riñones hacia su cuerpo al tiempo que el empujaba con fuerza su polla sobre mi esfinter, y sin poder hacer nada , su glande invadió mi recto y poco después entraba todo su mástil, hasta enfundarmela entera en el culo.
Un fuerte pinchazo en el bajo vientre me hizo quedar doblada y sin moverme.
Un par de lágrimas me recorrían las mejillas. Y mis manos arañaban las sabanas y las empuñaban con rabia contenida, mientras me las introducía en la boca para evitar gritar de dolor.
Dios que era eso que tenia metido en mi cuerpo. Poco a poco me fui relajando, su inmovilidad y sus palabras me tranquilizaron.
– Tranquila…ahora ya esta dentro…no me voy a mover, respira profundamente, relájate.
– Joderrr….eso a dolido, es demasiado grande…uuufff
– no te apures, verás como te acostumbras a ella, dale tiempo, relajate un poquito más…
– vale…. pero despacito y suave.
-Ok….perrita, lo estás haciendo muy bien, creo que no es la primera vez que te dan por el culo…jajaja
– ahhh…no, no lo es…uffff
Cuando me relaje un poquito y el dolor inicial fue disminuyendo de intensidad. Empezamos a movernos al unísono. Yo le ayudaba separándome las nalgas con ambas manos, mientras él, apoyado sobre mis caderas iba sacándola lentamente, retrocediendo e informándome de la situación.
– Muy bien perrita….así, tranquila. mira, ves ahora ya estamos a medio camino.
En esa situación me sentía llena y tensa. Mi ano sin embargo empezaba a asimilar aquella polla y ya no sentía ese dolor punzante que unos minutos antes me había hecho llorar.
– Quieres que empecemos ya ???….vamos relajate, cielo.
Podía verla mirando al espejo, media polla sobresalía de entre mis nalgas. Y ese trozo de carne bien podía tener 15 cm. Comenzó entonces a moverse suavemente, primero hacia atrás sacándola, pero manteniendo dentro de mi la punta de su verga. Estuvo un instante así, ralentizando el tiempo, disfrutando del momento, de su victoria, la invasión de mi culo.
Se observaba en el espejo mientras acariciaba mis nalgas.
-Joder que hembra más rica….te has visto ???…..mirate zorrita…mira que rica estas.
Me mire de nuevo, y me gusto lo que estaba viendo….me volví a excitar rápidamente, y rompí la escena yo misma, empujando mi culo hacia su vientre y viendo como desaparecía esa verga en mi ano.
– Me caguen diez!!!….pero que viciosa eres….si lo sabia yo, que te iba a gustar esto …más que un jardín de bambú a un oso panda…..bufff….que agujerito más vicioso que te dio tú madre…..vamos mueve ese culo nena…mmm
– Siiii…dámela toda….meteme ese pedazo de polla….mmm…..aaammmm….uuff..me encanta tuuu ….raaa…bb..oooohhh !!!
Me estuvo dando fuerte con su picha un buen rato….me agarraba del pelo y tiraba de mí hacia él , se apoyaba con su vientre en mi culo manteniéndose un rato así…con toda la polla clavada dentro, mientras me mordisqueaba la oreja y el cuello y yo llena de lujuria buscaba su boca y su lengua para besarle apasionadamente.
Cada mirada hacia el espejo era un efluvio de placer….verme así enganchada a un extraño, como una perra en celo, me excitaba más y más..cogida por detrás …cogida por el cabello…con el rostro desencajado por el placer, sudada, cachonda…..puta.
Me agarró del cuello con su fuerte mano, presionando mi garganta…al tiempo que recorría mis mejillas con su lengua. Con su otra mano cogió mi pecho izquierdo y tiró de mí hacia atrás. Nuestros cuerpos quedaron erguidos, torso con espalda.
Mi pecho libre, se reflejaba en el espejo del armario. La piel blanca …el pezón rosado y duro, afilado apuntando al techo, ambos de perfil. Me susurro al oído
– Te lo estás pasando bien …puta ???
Se hizo un silencio, esperando mi respuesta que se demoraba. Y volvió a preguntar, mientras me envestía tres veces seguidas con la polla metida en mi culo.
– Vamos contesta….perra, te lo estas pasando bieeenn ???
– Siiii, amo…..muy bien. -contesté como pude, entre gemidos de placer, gozando de esa maravillosa polla que me sodomizaba.
– Bien perra …bien, porque creo que la próxima vez serás tú quien me pida de rodillas que te reviente el culo….me equivoco ???
– Noooo, nooo, no te equivocas …-le conteste, con un hilo de voz que salia de mi garganta.
– Bien…muy bien….así me gusta mi perrita, ahora serás tú la que me vas a follar….te sentarás sobre mi rabo sin sacártelo del culo, y quiero que cabalgues como una loca hasta que vea como te corres ….y pobre de ti si no haces que me corra yo.
Sin sacar la polla de mí, me coguiopor la cintura y los muslos y me levantó de la cama. Nos colocamos entre la cama y el armario. Sé tumbo de espaldas en la cama, con sus piernas colgando. Y yo sentada en su vientre, puse mis pies sobre el colchón doblando las piernas como si estuviese meando de cuclillas.
Ahí estaba, de cara al espejo con el cuerpo desnudo, con el alma desnuda….ensartada en un palo de carne, una polla que no era la de mi esposo. Por mi mente, veía pasar la imagen de mis hijos, mi marido, mi hermana.
….no me importa …me dije para mi , para que lo escuchara mi conciencia,…. ¡¡¡ Solo deseo esta polla !!!
Y me puse a cabalgar como una amazona, subía y bajaba mis caderas, dando cada vez más velocidad a mis embestidas. Primero con reservas, pero así como iban avanzando las sensaciones por las paredes de mi recto y empezaban a mandarme mensajes de placer al cerebro, me desinhibía por completo.
Me vi envuelta en una lujuria de sexo….yo era esa que veía ante mí ???…..no, no podía ser yo misma. Esa mujer estaba poseída, tenia los ojos en blanco….apoyaba sus manos sobre el pecho de su amante ….sus cabellos alborotados y pegados a su frente y cuello por el sudor …su pelvis levantada …su ano enrojecido y brutalmente dilatado.
Vi la cabeza de mi amante aparecer por detrás de mi …vi su rostro reflejado en el espejo ….sonreía, me había vencido, sabía que ya no había vuelta atrás. Había caído rendida a su dominio.
Me agarró de los muslos y me levantó como una hoja de papel….sacó todo su pene de mi culo. Era como una rosa roja,…abierta, hermosa, ….mi esfinter dilatado era incapaz de cerrarse por si mismo …había perdido el control de mi ano. Lo veía abierto, oscuro y profundo. Igual que en esos videos porno, que a veces veía en Internet
Era yo ???…yo era esa ???….ese era mi ano ???
Mi amante metió dos dedos de cada mano en mi ano como si fueran garfios y me abrió más el esfinter. ….podía entrarme perfectamente un baso de cubata !!! -pensé.
– Lo ves cariño ….a tu culo le gusta mi polla, estas hecha para ser enculada…
Y sin necesidad de cogerse la polla me la metió de nuevo hasta los cojones. Ya no me dolía, sólo deseaba sentirla dentro….correrme y sentir su leche llenándome
Volvió a agarrarme de los muslos y apoyando los codos en la cama comenzó a moverla como un pistón ….arriba y abajo a gran velocidad, creí que pronto se iba a cansar, pero el ritmo era fuerte y no se cansaba, empezaba a escocerme el ano …lo sentía ardiendo …me palpitaba como si el corazón estuviese ahí….entré en éxtasis…enloquecí….gritaba…jadeaba …resoplaba …todo mezclado…sin pauta….estaba sin control.
Empece a tocarme el clítoris masturbándome muy rápido. Me deje caer sobre mi amante, estaba en un charco de sudor sobre su pecho. Mi cabeza desplomada hacia atrás….nuestras bocas buscando nuestras lenguas. Y cuando se encontraron, se enroscaron como serpientes en coito.
Sudor…babas….y el chapoteo de nuestros sexos. Era fantástico.
Y sentí su polla …un tremendo ariete golpeando y levantando mis caderas ….clavada hasta la base. Y luego un interminable chorro de lefa…y otro….y otro más, hasta seis veces descargó en mi recto con la polla clavada. Y me vino …me llegó un tremendo orgasmo que me hizo temblar de los pies a la cabeza. Me tensé como un arco…con los brazos en cruz, las palmas vueltas hacia abajo, las uñas rasgando la sabana y dando palmadas al colchón cada vez que me recorría una descarga de intenso placer.
Quede exhausta y moribunda sobre mi amante. Feliz , inmensamente feliz. Pasaron los minutos, minutos en los que me fui recuperando.
La polla de mi amante, flácida, salió de mi culo.
Me incorporé. Me dí la vuelta y cogiendo el rostro de mi amante con mis manos …le dí un profundo beso en los labios. Nos miramos…nos sonreímos Y apoye mi cabeza entre su pecho y cuello, que besaba con suavidad. Como si besara a un bebé. Oliendo su piel, impregnándome de su ADN.
Miré el reloj que había sobre la mesita de noche. Eran casi las seis y cuarto. Debía asearme y vestirme.
Estaba sedienta. Me levante y fui hacia la cocina. Descalza y desnuda. Abrí el armario que había sobre el fregadero. Tuve que ponerme de puntitas para alcanzar el baso. Abrí la nevera y llene el baso con agua fresca. Me lo bebí de un sorbo, con la mirada perdida por la ventana de la cocina que daba al parque.
Sentí que algo caliente y espeso me recorría el muslo. Toqué mi ano, aún estaba abierto. Metí dos dedos en él y cuando los saque un hilo de semen y sangre los impregnó. Me había hecho un pequeño desgarro en el ano y ni tan solo me había dado cuenta.
Fui al baño y me duché. Me limpié toda…el agua fría recorría mi cuerpo. Me sentía viva….muy viva. Nunca me había sentido tan bien. Estaba fresca, renovada, feliz.
Al cerrar el grifo, una mano me acerco una toalla. Nos miramos a los ojos, esos ojos azules, intensos, seductores, que me habían cautivado. me miraban de nuevo con deseo.
El sonido de un teléfono móvil nos devolvió, de manera repentina, a la realidad. Era el mio. No lo quería coger, pero no paraba de sonar y yo ya sabía quién me llamaba.
Me envolví con la toalla y lo cogí de mi bolso.
Mientras yo tenía el teléfono en la oreja, sus manos recorrían todo mi cuerpo y casi no podía hablar porque me estremecía de arriba abajo. Con gran esfuerzo, contesté.
-Sí, hola, no, no me pasa nada. He perdido el autobús de las tres y no he querido venir en tren, he cogido el siguiente de las cinco y media, llegaré en una hora más o menos, no te preocupes hermanita y perdona, se me olvido avisarte.
Tenía que irme, no me podía quedar más tiempo. A regañadientes, fui a recoger la ropa que ya se había secado un poco. Me vestí despacio. Delante de él, que me observaba atentamente.
– No, no te pongas las bragas. Dámelas, me las voy a quedar de recuerdo. Esperaré a que vuelvas a por ellas.
Me acompañó sin vestirse, y al volver a ver aquel cuerpo tan perfecto y mirar sus ojos, me puse a temblar. Me besó en los labios suavemente, con mucha pasión. Fue el último estallido de placer.
Antes de abrir la puerta, me dijo.
– Cuando vuelvas de Berlín, pasarás a verme.
Cuando estaba a punto de devolverle la respuesta, puso su dedo indice sobre mis labios. Y me dijo.
-Ya sabes donde vivo. Por cierto, no sé tu nombre.
– Anna, me llamo Anna.
-Yo Roger. Hasta pronto.
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